Yo ponía todo mi empeño en escalar la aprupta pared, Burzumgad ascendía a mi lado, presto pero prudente. Sin niebla era más fácil saber a qué roca se aferraba uno, pues muchas amagaban caerse y otras cedían y se precipitaban por la ladera. Por más que lo intentara, no conseguía igualar la maestría del orco trepando, y más me hubiese valido seguir a mi ritmo, pues en un vano intento de imitar al orco, terminé ascendiendo con torpeza y demasiada prisa. Burzumgad se precató y me dijo entre risas:
- Relájate Inglor, y fíjate en dónde te apoyas, pues esa roca a la que estás a punto de agarrar está medio suelta...
-¡¡Por todos los Valar!! Gracias por el aviso maese orco, no se en qué estaría pensando...- dije con disimulo, quizá insuficiente.....
-¡Jajaja! Tal vez deberíamos aminorar el paso, pues hemos dejado algo atrás a los nuestros.
Y era cierto, metros más abajo avanzaba en fila el resto de la compañía. Gandalf, seguido de Sárelle, avanzaba sin aparente complicación. Abârmil había recuperado movilidad y se valía de sí mismo para trepar, aunque me pareció divisar cierta ausencia en sus ojos.
Así pues, aminoramos la marcha el orco y yo.
Comencé a reflexionar, era más que evidente que Thranduil ignoraba un ejercito de esas dimensiones tan cerca de sus fronteras. Y aun menos que combatieran bajo los estandartes de Isengard, Mordor, Harad y otros enemigos ya derrotados en el pasado. ¿Bajo la egida de quién combatiría tamaño ejército?
Al poco de ponerme a pensar, topamos (¡al fin!) con el bendito llano. Un llano triste, silencioso, abrumador, como si mil almas errantes pasearan por allí, si percibir otro sonido que el del viento azotando la ladera. Algo avisaba que aquel no era buen lugar y el sepulcral silencio era tal, que pude llegar a oir la respiración y los latidos de mi compañero Burzumgad, quien esperaba la llegada del resto para llegar a un acuerdo (había mucho de qué hablar).... Un poco más arriba, asomaba otro llano, del que salían dos senderos.
-Ambos huelen a muerto y a pútrido- Dijo Burzumgad una vez que toda la compañía se hallaba presente.
-La noche se cierne, y la escalada a mermado notablemente nuestras energías, es menester reposar, durante la noche cualquier cosa podría salirnos al paso y al amanecer podríamos estar todos criando malvas para los restos. Hemos de advertir sobre ese éjercito y si morimos los elfos del bosque no llegarían a saber nada, ahora es el momento de enviar a Alion a Thranduil. Yo propongo pasar aquí la noche y mañana temprano partir. Me ofrezco para hacer la primera guardia... ¿Qúe opinais?
Mientras mis camaradas daban su opinión, el velo negro de la noche nos envolvía...algo en el aire me hacía estremecer....
-Si, es cierto- dijo la primera Voz. -Creo que deberíamos dar un nombre a esa comarca. ¿Cual sugiere?
- El Maletero se encargó de ello hace ya algún tiempo- dijo la segunda voz. - El tren de Niggle-Parish está a punto de salir: eso es lo que ha venido gritando durante años. Niggle-Parish. Les envié un mensaje a los dos para comunicárselo.
-¿Y qué opinaron?
-Se rieron. Se rieron, y las Montañas resonaron con su risa.
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