Después de acordar que nos aventuraríamos por el sendero y decidir que lo conveniente sería que un pequeño grupo se adelantase para explorar el camino. Gandalf, Burzumgad y Rúmil se ofrecieron voluntarios para dicha encomienda, mientras que los demás los seguiríamos un poco más atrasados. Los tres exploradores se pusieron en camino, a los pocos pasos ya apenas se les podia ver nítidamente debido a la ventisca.
- Ya apenas se les ve - observó Dimas.
- Es por esta maldita ventisca que no deja ver claramenteni a los agudos ojos élficos- soltó Inglor cansadamente tras la dura escalada.
- Cuanto menos los ojos de los hombres- dije yo un tanto decepcionado, pues envidiaba la vista de los elfos.
Mientras Gandalf y compañía avanzaban o eso suponíamos, los que quedamos atrás nos dedicamos a hacer otras cosas. Barin y Sàrelle, a la cual se le notaba un poco ausente) intentaban abrigar a la paloma mensajera para que no muriera de frío, Inglor estaba sentado en una roca decansando de la subida, Dimas y Gilford conversaban entre ellos, Serke maldecía a la ventisca una y otra vez y Abârmil observaba el horizonte algo preocupado por lo que pudiera pasar. De repente se escuchó un ruido no my agradable, inmendiatamente todo el grupo salimos corriendo como alma que lleva el diablo hacia la dirección de la que provenía ese ruido, atravesamos la niebla y subimos por un camino que nos llevó a la cima. Ya en la cima pudimos ver mejor que había otro camino en picado el cual nos condujo a nuestros compañeros de la avanzadilla. Allí nos encontramos con lo que parecía ser la puerta de una celda.
-¡¿qué ocurre?!, hemos oído un ruido y hemos venido corriendo- dijo apresuradamente Abâmil-
- Nada salvo que cuando nos hemos topado con esta puerta se ha abierto sola - repuso Burzumgad.
- ¿Sería conveniente pasar el umbral o por el contrario, peligroso?- preguntó un poco desconcertado Barin.
- No lo sabremos si no entramos, ¿verdad Gandalf?- preguntó esta vez Rúmil.
- ...Si, pero sería conveniente que no bajáramos la guardia- contestó el mago al elfo.
- Entremos pues- dijeron los dos enanos al unísono.
Entonces entramos esta vez todos juntos a la oscura habitacion, era redonda y pequeña, aunque el techo era alto y las paredes podían escalarse.
- ¿Qué lugar es este?- dejé escapar de mis labios.
Al momento de decir esas palabras se oyó un fuerte y estridente sonido que hizo que echáramos mano a las armas, a continuación el ruido se multiplicó y se le sonó el de un cuerno, aqueyo fuera lo que fuere cada vez estaba más cerca de nosotros. Se escucharon las diferentes ideas, unos decían de esperar y luchar otros decían de salir por una de las grietas de la habitación. Yo personalmente me quedaba con la idea de salir de ese lugar pues no podríamos contener al enemigo o lo que fuera.
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