La Liga Roja: Piedra y Huesos

31 de Julio de 2005, a las 18:41 - Aomer
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Piedra y Huesos

Pasaron varios meses desde que los aventureros salidos de la posada La Pinta Fría, ahora más bien conocidos como La Liga Roja, recuperasen el mineral de Esgaroth para ser así bien conocidos en la ciudad.
Ciudad del Lago volvió a recuperar su economía y el trayecto de caravanas entre la ciudad enana y la ciudad de hombres floreció de nuevo. Los altos hornos volvían a rugir de alegría.
No obstante, en una de las casas de la ciudad, aun existía preocupación, esa casa que aun seguía siendo burdel, el cuartel de La Liga Roja.

-“Sigo bastante preocupado por lo que ponía en el pergamino que le sustrajimos a aquel jefe de bandidos”.- Dijo el hechicero Ciren mientras oteaba el humo que producía su pipa ornamentada y una de las chicas le servía lo que parecía una infusión de hierbas.

-“¿Ahora vienes con esas, Ciren?, hace ya varias lunas que dejamos aquello atrás, ahora relájate y disfruta… Por cierto, qué es lo que ponía”.- Negrox´s se dirigió con entonación de hombre ebrio a Ciren a la vez que le pegaba un cachete en el culo a una de las damas que por aquella habitación de almohadas pasaba.

-“Tanto beber te está convirtiendo en un hombre penoso, Negrox´s. Apuesto que ni siquiera eres capaz ahora de blandir una espada”.- Flórin increpó desde una esquina de la puerta donde se apoyaba mientras daba un trago a una jarra de cerveza.- “Los humanos no saben beber y partir cráneos a la vez, jejeje”.

Ciren se incorporó dejando ver en plenitud la nueva túnica que se había comprado, era de color azul marino y su tacto era suave. Emitía un leve reflejo de la luz del candil que la habitación proporcionaba. Poseía un cinto con pequeñas bolsas donde poder guardar cosas. De las aberturas centrales de la túnica, unas misteriosas escrituras le caían hasta los pies.
Se dirigió hacia un pequeño cofrecito que había en una de las esquinas de una pequeña mesa de baja altura junto con varias baratijas. Lo abrió y de él sacó un pergamino manchado en sangre seca, que desenrrolló y procedió a leer:

-“Malavón………. el castillo ha sido………… demasiados muertos…….. Firmado Capitán Iolos’. Esto es lo que dice, lo demás lo ha borrado la sangre y es imposible transcribirlo, lo único que se puede ver más es una especie de sello bastante misterioso, es como un yelmo de hierro con forma como calavérica al cual le salen unas alas como de dragón negras”- Ciren terminó y volvió a enrollar el pergamino.

-“Se que lo has estado estudiando todo este tiempo desde que nos mudamos aquí, en su momento no le dimos importancia, ¿qué es lo que te ha hecho cambiar de opinión amigo mío?”- Thelanor preguntó a Ciren.
- “Veréis, si se trataba de bandidos, ¿cómo es que reciben una carta de un tal capitán Iolos, un rango claramente militar?, además ese símbolo tan extraño también estaba en una de las dagas que tenían uno de los bandidos. Sin olvidar el nombre de Malavón y la referencia que hace a los muertos…. Es todo tan extraño, a lo mejor no deberíamos haber metido las narices en todo esto, puede que hayamos fundido sólo la punta del iceberg, pero el resto de él podría congelarnos.”- Ciren respondió a modo de discurso.

-“Todo pasó ya mi preocupado amigo, recuperamos el mineral y también un buen botín, esos bandidos no iban descalzos, jejeje”- Habló Bern, que ahora comía un trozo de carne preparado con finas hierbas, sentado cerca de Thelanor en unos de los grandes cojines de la multicolor sala.

-“ Pues por eso mismo, pedazo de idiota, por el hecho de ser bandidos, es extraño que estuviesen tan bien organizados y armados, yo no lo quería decir, pero pienso lo mismo que Ciren, y al igual que él, tampoco me gusta lo que hemos descubierto… Si hemos descubierto algo, claro.”- Noé salía ahora de las sombras de un rincón de la sala envuelto en humo.

-“Bueno, yo digo que salgamos a investigar, tenemos dos nombres que a alguien le tienen que sonar así que….”- Hablaba  Negrox´s hasta que le interrumpió el sirviente de la recepción.

-“ Señores, discúlpenme, pero hay una señorita abajo que solicita veros de inmediato, creo que es la dama Layla Truestone, hija predilecta de la rica familia Truestone, le digo que pase a la sala reservada?.”- El sirviente terminó de decir.

-“Si, si, gracias Gerard, ahora mismo bajamos”.- Dijo Thelanor haciendo un gesto con la mano.

Los aventureros dejaron lo que estaban haciendo, algunos a mala gana, para arreglarse un poco y bajar a ver qué quería aquella dama.
Después de un pequeño rato, se presentaron todos en la sala reservada con unos atuendos más presentables de los que antes lucían, todos menos Ciren que aun llevaba su túnica reluciente.
La sala reservada era una sala donde sólo las visitas no interesadas en la mercancía que el burdel ofrecía entraban. Era una sala que estaba en la planta baja y poseía buenos sillones, una chimenea y una mesa a modo de escritorio.
La dama estaba de pie observando los tapices que adornaban las paredes de la sala, era una mujer delgada, de mediana altura y bastante bella, tenia una larga  negra melena trenzada en una gran trenza que le caía por atrás y  llevaba un traje color morado con un escudo, posiblemente el de la familia, bordado en la falda larga. Parecía un vestido muy caro. También iba adornada con algunas joyas tal como collares y anillos, pero no algo fuera de lo normal que hicieran también las mujeres de clase social media-alta de la ciudad.

-“Buenas tardes, mi lady, en qué podemos ayudarla, pero por favor, sentáos y explicadnos”.- Thelanor habló muy amablemente mientras los demás se sentaban también.

-“Buenas tardes caballeros, mi nombre es Layla, pertenezco a la noble familia de los Truestone. Verán, toda la ciudad sabe de vosotros, sobre todo por la sorpresa de la adquisición de este lugar, así que he venido por si podrían ayudarme en un cometido, que por supuesto seria recompensado”.- Layla dijo mirando a todos.

-“Procede a contarnos de que trabajo habláis, nosotros escucharemos con atención.”- Negrox´s le contestó muy educadamente.

-“Bien, no se cómo empezar, supongo que sois los aventureros más de fiar por la región… Bueno, vamos allá: Mi tatarabuelo Sindal Truestone fue un hombre a la vez que poderoso un hombre muy misterioso, pero siempre quiso a su familia y nunca la dejó de lado. Cuando murió mi tatarabuelo, fue enterrado en el antiguo cementerio de Ciudad del Lago situado un poco más al Sur que el cementerio actual, donde se le enterró en un mausoleo junto con varios hombres más de la secta a la que pertenecía. Algunas de sus pertenencias también fueron enterradas con él, una de ellas es la que busco yo, la espada consagrada de mi familia. Es tanto por motivos económicos como por motivos familiares por lo que mi familia y yo deseamos su espada, no me remitiré a detalles; y vosotros tenéis que conseguirme la espada.

-“Bueno no parece difícil, ¿por qué no fuisteis vos misma o cualquier miembro de vuestra familia a coger la espada de su tumba?, ya se que es bastante escalofriante abrir una tumba, pero la necesidad es la necesidad.”- Bern  habló.

-“He ahí el problema. La llave del mausoleo ha ido pasando de generación en generación hasta mi hermano… Pero hasta ahí llegó, pues mi hermano, oficial de la guardia de la ciudad, fue capturado junto con una patrulla a sus órdenes por un troll, lo se pues sólo uno de los soldados pudo escapar a duras penas y se me informo a mi de inmediato. Por lo que se el troll tiene la llave y sabe a que mausoleo pertenece, supongo que se lo habrá sonsacado a mi hermano… perdonad, es muy duro para mi…. Sin embargo la estúpida criatura no sabe utilizar la llave y se ha dedicado durante las ultimas noche a visitar el antiguo cementerio y a destruir parte de lo que hay allí. Necesitáis robarle a ese troll la llave para poder entrar en el mausoleo de mi tatarabuelo Sindal, una vez dentro ya no se indicaros más, supongo que será coser y cantar. La guardia de la ciudad no se hará cargo de esta abominación, sobre todo desde que ya nadie va al viejo cementerio porque dicen los ancianos que el lugar esta maldito… La única maldición real a la que tendréis que temer es a ese maldito troll…”- Layla terminó de hablar mientras perdía su vista en un punto aleatorio de la habitación. Se podían ver sus ojos empapados en lágrimas.

Al terminar de hablar los aventureros empezaron a cuchichear entre ellos, estaban algo inseguros de esta empresa a realizar, pues esta vez se trataba de enfrentarse nada menos que a un troll, lo del mausoleo les importaba menos, pero un troll era otra cosa distinta.
Sólo Thelanor había visto a uno de verdad y de muy lejos, pero aun así todos habían escuchado historias de tan temible criatura: tres metros de músculos y fiereza sin escrúpulo alguno, capaz de aplastar a varios hombres de un solo golpe… Algo terrible. No se veían apenas después de la caída del Señor Oscuro, pues la mayoría se internaron en las profundidades de la oscuridad que les protegía de convertirlos en piedra, sin embargo últimamente en los tres últimos meses habían tenido noticias de actividades de criaturas oscuras, como los orcos que se encontraron los aventureros en pleno bosque en su primera hazaña.

-“Será un honor ayudarla, dama Layla”.- Noé habló espontáneamente para sorpresa de sus compañeros.- “Iré preparando los enseres y tensaré mi ya aburrida ballesta”.

-“Esto… Bueno, supongo que aceptamos el cometido, mañana  al alba saldremos en su búsqueda, pues necesitamos prepararnos”.- Bern dijo.

Todos los aventureros asintieron y mientras terminaban de acordar las pesquisas del asunto con Layla, la iban acompañando a la puerta. “Id a verme a mi mansión cuando acabéis el trabajo”, les dijo antes de irse en una carroza tirada por dos caballos negros que la estaba esperando en la calle.
El grupo volvió adentro de nuevo a la sala de los cojines para hablar del asunto, pensando y repensando qué podrían hacer contra aquella criatura. Después de un rato decidieron ir a explorar el lugar, el antiguo cementerio, por si podían averiguar algo de importancia. No buscarían la madriguera del troll puesto que eso sería aun más peligroso que combatirlos en campo abierto.
Era hora de ponerse de nuevo en marcha, se ataviaron con sus nuevos enseres y armas que se compraron con lo que les sobró de la recompensa por el mineral y con lo que habían recaudado en el burdel; nuevas cotas de malla relucían, tensaban sus arcos de guerra y abrochaban bien sus botas y túnicas. Era hora de empuñar de nuevo el acero.

-“Da gusto verte metido en tu nuevo equipo, Negrox´s, no pareces el maldito borracho indigente que eras hace unas horas”.- Flórin le dijo con sarcasmo.

-“¡Gracias oh, señor de los enanos!”- Negrox´s le contestó con una reverencia, con una carga de ironía tal, que todos los demás, incluyendo Flórin, estallaron en carcajadas.

Parecía que ahora que volvían a tener aventuras estaban más alegres.

Y así fue como el grupo se dirigió hacia el cementerio de Ciudad del Lago, situado a media hora escasa de la ciudad en dirección Sureste. Sin embargo ellos iban incluso un poco más al Sur, al antiguo cementerio, que se encontraba a una hora del anterior, un lugar ya alejado de cuidados humanos puesto que por su antigüedad, se habían creado leyendas y cuentos para asustar a los niños e incluso a los mayores. En este antiguo lugar para los muertos, estaba enterrado hasta el gran Bardo, La Perdición del Wyrm, junto con otros héroes que participaron en La Batalla de los Cinco Ejércitos. Otros cuantos hablaban de que incluso los elfos habían erigido aquí antiguos templos, puesto que el nombre de Esgaroth fue dado por los elfos a la ciudad pues convivieron aquí  hace decenios hasta que se marcharon; pero nadie a osado remover la tierra que ahora sirve de lecho a los muertos…

Caminando llegaron al lugar, faltaba aun un poco para que anocheciese, así que debían de ser rápidos, pues no querían aun toparse con el troll. El antiguo cementerio era un lugar que los elementos habían tratado bien, sólo los mausoleos más viejos presentaban un desgaste mayor, todos los demás estaban recubiertos de una verdina y sólo algunas lápidas estaban rotas por quien sabe qué. El perímetro era semirrectangular y bastante grande, los muros que limitaban su perímetro aun estaban en pie menos por una parte que estaba derruida y además del arco de entrada, invitaba a entrar al siniestro lugar.

-“Este sitio me da escalofríos, debemos irnos rápido.”- Dijo Ciren mirando una lápida en la que estaba grabada un símbolo muy extraño.
-“Estas construcciones de piedra y mármol no han sido hechas por los míos, si no seguro que aun estarían en pie muchas de estas tumbas.”- Decía Flórin mientras se mecía la barba y observaba el lugar.
-“¡Mirad!, este es el mausoleo de Sindal, este hombre debió ser un tipo rico, sin duda”.- Dijo Negrox´s mientras señalaba un mausoleo donde ponía claramente, a pesar de que la verdina intentaba tapar el cartel dorado que lo anunciaba, el nombre del dicho noble.
La tumba de Sindal era un mausoleo de planta cuadrada y de mediana altura, poseía muchos adornos en tallas, y en los laterales de la puerta de metal oscurecido por el oxido había dos esculturas de tamaño natural como de monjes con sus hábitos a los cuales no se les podía distinguir el rostro pues tenían puestas las capuchas. La puerta tenía pequeñas bolladuras y ralladuras, parece que algo había intentado entrar o salir sin la llave que abriría la abertura que parecía ser la cerradura.

A Thelanor le llamó más la atención la abertura del muro, pues según sus deducciones, el muro había sido roto no hace mucho, así pues se puso a rastrear por la parte exterior sobrepasando la dicha abertura y encontró grandes pisadas que se dirigían hacía el cementerio y hacia el interior de las colinas que bordeaban el lugar. No había duda de que el maldito monstruo había estado aquí hace pocas noches. A raíz de esto empezaron a encontrar evidencias de su paso, como árboles rotos y cosas destruidas. Bastante tranquilizante…
-“Me temo que no podremos entrar en la cripta sin la llave, y me temo que el troll será nuestra dama de llaves”.- Dijo Ciren.
-“Ese monstruo pasa por aquí de vez en cuando para intentar entrar en el lugar, pienso que deberíamos esperarle de alguna manera y sorprenderle.”- Thelanor añadió.
-“Y por qué no una trampa, podríamos construir un foso por el día en esta ruta que sigue el troll y atraparlo”.- Noé habló mientras se agachaba cerca de una de esas pisadas enormes.
-“Pero para encerrar a ese bicho enorme necesitaremos cavar un gran hoyo, nos llevaría semanas de trabajo.”- Bern  apuntó.
-“Iremos a la ciudad a pedir o a comprar ayuda, así podremos hacer una bonita trampa que de seguro al troll gustará”.- Ciren decía mientras comenzaba a andar hacia la ciudad.

Los aventureros estuvieron de acuerdo con la idea, pues no se veían con fuerzas para enfrentarse al troll, así pues se dirigieron hacia Ciudad del Lago de nuevo a por la ayuda necesaria; además estaba ya oscureciendo y no era seguro quedarse por esos parajes tan escalofriantes.
Al llegar a la ciudad era ya de noche y la actividad se había apagado casi en las calles, por lo que pensaron que lo mejor sería continuar por la mañana.
Volvieron a entrar en su casa, y allí les recibieron las señoritas preguntándoles cómo les había ido. Entonces a Ciren se le ocurrió que ellas podrían ayudarles.

-“Eh, perdonad, ¿os importaría ayudarnos mañana a cavar un hoyo cerca del antiguo cementerio? Os pagaremos bien, os lo aseguro”.- Dijo Ciren con un poco de vergüenza.
-“Todas sabemos lo que  os han enviado hacer, jiji, es que Myla pegó el oído en la puerta mientas hablabais con la señorita Layla, jjijiji”.- Habló una de las señoritas y las demás, unas 10, rieron por lo bajo también con signo de complicidad.
-“Estaremos encantadas de ayudaros, pero nos pagareis el doble de lo que ganamos, es que eso de cargar tierra nos puede estropear las  manos, ¿lo comprendéis no?”.- Dijo una de ellas cuyo pelo rojo largo la hacia muy atractiva.
-“ Escila y yo estamos dispuestas además a ayudaros con el tema del troll, las dos somos buenas con el arco, y no somos tan blandas como las demás, ambas antes de estar aquí trabajamos en el cuartel de la guardia, de sirvientas, así que imaginaos si tuvimos que aprender a manejar una espada”.- Habló otra de las damas.
Los aventureros no pudieron rechazar la oferta, pues a pesar de que intentaron disuadir a la bella dama, con excusas de que no pondrían su vida en peligro, después de una demostración de toque de espada, incluso Flórin quedó impresionado. Al parecer tuvieron que defenderse muy bien en aquel cuartel, que había convertido a sus dulces señoritas en damas de hierro por dentro. Estas dagas tenían funda de terciopelo.
La que habló era Nessa Nenmacil, una joven mujer con unos rasgos muy atractivos, un pelo negro que le caía hasta la cintura, un cuerpo delgado pero atlético y unas orejas, que a pesar de que casi nadie veía, eran puntiagudas. Su pasado es extraño, nunca ha contado realmente de donde procede, siempre ha hablado de mil sitios donde ha estado, pero nunca de su verdadero origen; Thelanor, Ciren y Flórin saben que sin duda es una semielfa, sin embargo prefieren que esto no se revele, pues desde que los elfos abandonaron la Tierra Media partiendo hacia Aman, no se ha vuelto a tener noticias de ellos, y obviamente no quieren curiosos pesados que pregunten por Nessa y la molesten. Los Dúnadan y los Enanos siempre han respetado el linaje inmortal.
Escila Bosquegris posee un carácter similar al de su amiga Nessa, sin embargo, aunque no posea los rasgos de belleza élfica que posee Nessa, su belleza humana no deja nada que desear. Su pelo es más corto y rizado y le llega por debajo de los hombros, y su rostro, con una tez más blanca que la de Nessa y con unas pequeñitas pecas, encierra unos ojos brillantes que poco dirían que son capaces de matar a alguien.
Ambas llevaban un traje largo de buena costura, aunque Nessa prefiere el azul caro y Escila el verde, sin embargo ninguna llevaba alguna arma visible.
Escila Bosquegris había vivido durante casi toda su infancia en una pequeña casita perdida el campo, ella tenia que ayudar a su padre a cazar y a su madre a cocinar, pues no tenia hermanos, sin embargo un día decidió escapar de casa pues vio una vez a un hombre de ciudad ataviado con bonitas ropas, y ella quiso tener dinero y vestir bonitos trajes, sin embargo esto hizo que se perdiera en el bosque durante 4 días hasta que la recogieron unos soldados de Ciudad del Lago, y al verla hambrienta, decidieron acogerla en sus cuarteles, nunca volvió a tener noticias de sus padres.

-“Bueno, pero para tal empresa no pensareis luchar con vuestros peines, ¿no? ¿O intentareis atontar al enemigo con vuestros perfumes?”.- Dijo Negrox´s con total sarcasmo.- “No penséis que vamos a compraros armas y armaduras… No sabemos vuestra talla, jajaja”.
-“No pedimos nada de eso, esperad aquí unos instantes, nosotras hemos estado ahorrando para este tipo de ocasión”.- Decía Nessa mientras aun seguían riendo el grupo de aventureros.

Las dos damas salieron de la habitación y se dirigieron hacia sus aposentos, al rato volvieron a cruzar la puerta de la habitación donde los aventureros se encontraban, el silencio se hizo por parte de todos, incluidas las demás damas que allí estaban.
Estaban totalmente cambiadas, Nessa vestía una armadura de cuero endurecido, debajo de él una camisa de color blanco de bastante grosor y llevaba una especie de mallas acolchadas muy ceñidas y unas grandes botas negras, en el cinto se podían distinguir una daga, una espada corta envainada y portaba en la mano un arco con su respectivo carcaj. Su negro y largo pelo lo llevaba recogido en una gran trenza al estilo élfico de antaño.
Escila también cambió su femenino atuendo por una camisa verde oscuro acompañada de un chalequín de cuero, y una falda de media altura acompañada de unas botas marrones que le llegaban hasta la rodilla, portaba las mismas armas que Nessa.

-“¿Sorprendidos?, pues lo mejor es que sabemos utilizarlas también”.- Dijo Escila mientras la sala aun no salía de su asombro.
-“Creo que mejor que babear podríamos empezar a urdir un plan para mañana, ¿no?”.- Nessa dijo con ironía.

Los aventureros salieron de su asombro y algo avergonzados empezaron a tratar de empezar organizar las cosas para cavar el hoyo. Hicieron una lista de cosas que comprar como palas y picos, unos a otros se asignaron tareas como la de ir a alguna posada a contratar trabajadores robustos por un buen precio… Tanto dinero gastado les iba a suponer la ruina pero ellos esperaban obtener una buena recompensa luego.

A la mañana siguiente al alba, todos despertaron, incluidas las damas Nessa y Escila, ya preparadas antes de que los aventureros estuviesen listos. Partieron cada uno hacia su cometido: Flórin fue con Bern a comprar palas y picos en las forjas, Negrox´s con Noé a comprar unos caballos, Ciren con Thelanor a buscar trabajadores y Escila y Nessa fueron al mercado a buscar sogas y algo de utilidad para sus planes.
Quedaron tras esto en las puertas de la ciudad, Ciren y Thelanor traían consigo a 5 hombres fuertes que habían aceptado el trabajo, y los demás habían conseguido lo que buscaban sin esfuerzo. Tras esto se pusieron en marcha cargando los caballos con los enseres del trabajo a realizar, y todos los aventureros menos Flórin, iban a caballo mientras los demás los seguían por detrás a un paso bastante rápido. Les explicaron con más detalle a los trabajadores contratados de que tipo de trabajo se trataba, sin mencionar lo del troll, por supuesto.
Después de pocas horas, llegaron al lugar, y sin mediar palabra todos ya sabía que tenían que hacer; se pusieron los trabajadores a cavar, ayudados por  Flórin y Bern, mientras los demás cargaban la tierra sacada y la amontonaban en un lugar lejos del hoyo. Esta trampa, según Ciren, debía de ser al menos de 4 o 5 metros de honda y tener un radio al menos de 3 metros… Les llevaría más de un día terminarla.
Cavaron y escarbaron durante todo el día, y como se predijo, haría falta más de un día, así pues ocultaron con una pericia asombrosa el boquete medio empezado y partieron de allí algún tiempo antes de que anocheciese.
A la mañana siguiente y durante otras 4 más, el equipo se dirigía al viejo cementerio a terminar lo empezado. Y efectivamente al cuarto día acabaron de hacerlo, y el resultado fue un hoyo más o menos tal como pedía Ciren, sin embargo se les ocurrió añadir al fondo unos maderos cilíndricos sacados punta; estaban muy orgullosos del trabajo realizado. Pagaron a los trabajadores y a las damas del burdel lo que les debían y, así pues, se marcharon ellos de nuevo a la ciudad. Los aventureros se disponían a acampar en el lugar para descansar, pues esa misma noche tendrían que vérselas con el troll…

Descansando y preparando las armas para dar caza al monstruo, se sentaron ya cuando empezaba a caer el Sol, alrededor de un pequeño fuego que habían hecho en un promontorio desde donde se podía ver la trampa, ahora ocultada con ramas y vegetación, para discutir de cómo se prepararían:
-“ Debemos apagar el fuego cuando termine de caer el Sol, no podemos dejar evidencias de que hemos estado, si no el troll podría percatarse y desviarse de la ruta que preveamos. No olvidemos poner la carnaza en ella para que lo atraiga”.- Dijo Thelanor.
-“ Pienso que la carnaza debería ser yo, se dirigirá con mucho más ahínco  hacia la trampa si tiene algo vivo que matar, no carroña con la que no poder disfrutar torturándola”.- Noé apuntó.
-“No hace falta que te juegues el cuello, pondremos un caballo en el extremo opuesto  del hoyo, así que cuando vaya a cogerlo…”- Volvió a decir Thelanor en respuesta.
-“Lo haremos así, y mientras nosotros debemos escondernos cerca para poder darle a ese maldito despojo una fiesta sorpresa al estilo de los enanos.”- Flórin habló empuñando su hacha arrojadiza.
-“Una vez que caiga deberemos rematarlo, si no podría intentar salir”.- Escila dijo a los demás.
-“Con que lo mantengamos ocupado hasta que salga el Sol, será suficiente”.- Ciren contestó.
-“Nos dispondremos escondidos en esos falsos llanos con nuestros arcos”.- Noé dijo muy decidido.
-“Esa distancia no es segura, nos pondremos detrás de esos montículos.”- Bern apuntó.
-“¡Pues por eso, más emoción!, si nos ponemos donde dices a lo mejor el troll apenas nos ve…”- Noé dijo con entusiasmo.
-“Bueno… Haremos todo lo contrario a lo que Noé diga, no quiero tener como compañero de juegos a un troll de media tonelada”.- Negrox´s ironizó mientras empezaba a apagar el fuego.
Los aventureros, después de borrar evidencias de su estancia de descanso allí, acabaron escondiéndose detrás de unos montículos cercanos a la trampa, pusieron a uno de los caballos en un extremo del hoyo, dejando bajo una pesada piedra las riendas del animal para que no pudiese escapar al ver al monstruo. El paisaje era poco arbolado, quizá un árbol aquí y allá que parecía que se saludaban a lo lejos cuando el viento mecía sus hojas, todo lo demás eran rocas y pastos, aun verdes por la  abundante anterior época de lluvias.
Allí permanecieron en absoluto silencio durante horas hasta que Noé habló en voz baja:
-“¿Se puede saber que os hace pensar que el troll aparecerá esta noche?”- Noé dijo con tono burlón.
-“Pues a menos que esa sea tu madre que viene para que te comas la cena, creo que por esa mole que se acerca”.- Negrox´s le dijo con un leve temblor al hablar.

Al centrar su mirada donde apuntaba el brazo de Negrox´s, vio a lo lejos, gracias a que había Luna, una figura humanoide que no presentaba, según las características aparentes, ninguna cosa extraña, hasta que esa figura se encontró en su camino con un pequeño árbol de tronco grueso y unos metros de altura, pues fue derribado como si de un pequeño palo se tratase. A los troll les encantaba destrozar por el mero hecho de hacerlo.
A medida que el monstruo se acercaba a la trampa incitado por el encabritado cebo equino debido al miedo que el pobre noble animal estaba experimentando, podían verse mejor las facciones que el troll presentaba, tan horribles eran que hasta Bern tuvo que tapar la boca a Escila para que no se le escapara un grito o un suspiro… Quién sabe.
Ahora los aventureros estaban tan en silencio que ni se les oía respirar; no podían echar el costoso plan  a perder, el troll debía seguir la ruta pensada sin ser distraído por nada.

Ahora el troll podía verse en toda su magnitud, bañado por la luz de la Luna que parecía que también molestase al monstruo: Tres metros y poco medía, de hombro a hombro podían contarse dos hombres en estatura, un cuerpo fuerte y a la vez rechoncho que escondía unos enormes músculos capaces de triturar huesos; su piel era de un color grisáceo igual al de las rocas perdidas de las profundidades del mundo las cuales nunca han conocido el Sol, su gran cabeza carente de pelo escondía hundidos unos ojos rojos de odio hacia todo lo vivo y unos dientes que sobresalían de su enorme boca de su mandíbula inferior que lo hacían mucho más terrible a los ojos. Sólo poseía un elemento que atisbaba que el monstruo tenia algún sentimiento humano, llevaba un taparrabos de piel que le cubría sus vergüenzas, en él podía verse un garrote enorme colgado, toscamente fabricado por manos torpes.

Este era el momento crucial, el troll se acercaba a grandes pasos hacia el caballo, que parecía que le iba a dar un infarto al animal. Pero algo hizo que el troll parase a pocos centímetros del hoyo; paró y observó alrededor como olfateando el ambiente, incluso a este estúpido monstruo le parecía extraño que el animal no huyese.
-“Vamos avanza maldito cabrón, por Tulkas que si no te empujaré yo mismo”.- Dijo apretando los dientes Negrox´s.

Como si el mismo dios le hubiese escuchado, el troll dio un agigantado paso, garrote en mano, para atizar al animal que hizo que cayera como un tronco de árbol derribado en el hoyo. El estruendo que hizo y el rugido de dolor al clavarse algunas de las estacas puestas en el fondo resonaron en todo el lugar como una maldición. Los aventureros salieron gritando con las armas empuñadas gritando hacia la trampa para terminar con la vida del troll.
Al llegar vieron al torpe monstruo intentando salir de la trampa, sin embargo las estacas clavadas en la pierna derecha y en un hombro del troll le hacían la tarea casi imposible. El troll no paraba de rugir y gritar como de dolor.
Ya estaban apuntando Noé, Thelanor, Escila y Nessa con sus arcos y ballesta para agujerear al troll con sus virotes, cuando a lo lejos escucharon un rugido parecido al que del hoyo provenía… Sus miradas se dirigieron con velocidad hacia el mismo lugar de donde había venido el troll esperando no ver lo que todos sabían que verían: otro troll.
-“No se por qué, pero sabía que ocurriría esto”.- Dijo Ciren.
- “¡Rápido, tenemos que neutralizar a este troll mientras viene el otro!”.- Dijo Bern nervioso.
-“No, dediquémonos al otro enteramente, no creo que el herido de más problemas…      ¡Mirad, ya está ahí el otro!”.- Dijo Noé.

Miraron hacia donde les señalo Noé y divisaron una figura terrorífica similar a la de antes, esta levantaba los brazos rugiendo. Los había visto y ahora iba a por ellos a pasos enormes.
Antes que nadie hiciera nada, Ciren se subió al caballo anteriormente usado como cebo, que ahora estaba más tranquilo, y instó al caballo a galopar veloz en dirección al otro troll que se acercaba.
-“¡Ahora seré yo su cebo!, ¡Matadlo antes de que me mate a mi!”- Gritó Ciren mientras se alejaba.

Los demás se aproximaron a distancia de tiro al troll, Negrox´s se dirigía hacia él junto con Flórin para entablar un combate cuerpo a cuerpo contra en monstruo, pero Thelanor les frenó. –“Esperad que le debilitemos a flechazos, si os enfrentáis a eso ahora, os destrozará.”- Dijo Thelanor mientras Negrox´s y Flórin asentían.

Ciren empezó a dar vueltas al galope alrededor del troll  con un radio que le separaba de él de unos treinta metros aproximadamente, el monstruo al ver que no podía alcanzar al veloz oponente optó por moverse hacia una roca grande cercana y con una sola mano la arrancó de los brazos de la tierra y se disponía a lanzarla al blanco móvil que era Ciren.
Al ver como peligraba la integridad de su amigo, Thelanor, Escila, Nessa y Noé dispararon al troll.
De los virotes lanzados sólo dos impactaron cerca del muslo, el troll se rascó las heridas y sin pensarlo dos veces lanzó la roca, que tenia el tamaño de un barril de cerveza, con una fuerza enorme, contra los aventureros que ahora volvían a tensar sus arcos.
Esto les vino de improvisto e hizo que tuvieran que tirar sus armas y lanzarse a un lado antes de que la roca les impactase. Además de brutal, este troll era una criatura con puntería. Flórin, que no tuvo que apartarse, no lo pensó más y cargó a por el troll, con su hacha arrojadiza en mano y el escudo en la otra. –“¡Khazad häi menu!, ¡ Baruk khazad!”.- Gritaba en lengua enana mientras corría a enfrentarse con la criatura.

Escila, Nessa y Noé se disponían ahora a levantarse y recoger de nuevo sus armas; sin embargo Thelanor y Negrox´s ahora se dirigían corriendo, muy por detrás de Flórin, hacia el troll con sus espadas desenvainadas y sedientas de sangre negra troll.
Al ver que Flórin se acercaba a la criatura, Ciren intentó distraer al troll para que  el enano pudiera asestar su primer golpe con facilidad; y así fue como el troll dirigió su atención al humano montado en el caballo y Flórin lanzó su hacha arrojadiza dando a impactar cerca del cuello, cosa que hizo que el troll gritara de dolor y se girase hacia su nuevo objetivo.
El enano empuño a la carrera el martillo de guerra y se disponía ahora a atizar un golpe con él; Thelanor y Negrox´s aun estaban muy atrás, tendría que aguantar hasta entonces.
Nuevas flechas cortaron el aire y el enano vio como impactaban en la escamosa y dura piel del troll antes de asestarle un duro golpe en la rodilla, que pareció que le desestabilizó, sin embargo la gran mole estuvo a punto de mandar lejos al duro guerrero con un garrotazo si no llega  a esquivarlo.
Negrox´s y Thelanor estaban ya cerca del troll cuando la criatura, al estabilizar su posición de nuevo, con un puñetazo dado con la mano que no agarraba el garrote, hizo que el enano  cayera de espaldas y sangrara por la nariz del brutal impacto; Thelanor iba a lanzar una estocada a su brazo, pero inesperadamente la criatura era más rápida de lo que él creía, pues golpeó de izquierdas a derechas con el garrote a modo pasante e hizo que tanto Thelanor como Negrox´s recibieran el impacto y los dos salieran despedidos unos pocos metros cayendo con gran dolor.
El troll se disponía a pisar al enano con una sonrisa, si a eso se le podía llamar sonrisa, en el horrible rostro, mientras Flórin intentaba levantarse dolorido, pero volvieron a silbar las flechas y esta vez impactaron en el cuello del monstruo que hizo que retrocediese con un alarido. El troll, fijando sus ojos en los molestos arqueros, agarró otra roca y se dispuso a lanzarla con toda su fuerza hacia Nessa, Escila y Noé, pero de repente Ciren pasó raudo a lomos del caballo y proyectó su hechizo de luz sobre los ojos del troll, que hizo que éste, al ser deslumbrado y a temer tanto a la luz, soltara la piedra y se llevase las manos a la cara.
En ese momento, Bern, que había estado rodeando al troll para flanquearlo, asestó una estocada penetrante al troll que le atravesó de lado a lado el muslo, pero el monstruo no se quedó impasible y asestó también una patada que hizo retroceder al fornido Beórnida, quedando éste desarmado pues su arma estaba clavada en la criatura.

Mientras tanto, en la trampa, algo se retorcía de dolor; una mano enorme y grisácea asomó por el exterior del hoyo, y ya empezaba a arrastrar con su fuerza a lo que precedía después, el troll estaba escapando. Ya se veía su enorme cabeza salir con una sonrisa de odio infernal; los aventureros no podrían resistir otro troll más, sólo uno ya les estaba causando demasiados problemas, eran monstruos muy resistentes a las heridas, el otro había recibido muchos golpes, que cualquier humano no hubiese resistido, y el troll aun seguía en pie luchando como si nada. Otro más sería la perdición.
Sin embargo, a pesar de que los aventureros no se dieron cuenta de las intenciones del troll entrampado, no les hizo falta, pues la torpe criatura cayó de espaldas, al resbalar con la húmeda tierra, de nuevo en el suelo del hoyo lleno de estacas, lo cual hizo que se volviera a escuchar un alarido terrible de dolor.

Los aventureros pasaron de este alarido, ya que el otro troll les estaba distrayendo demasiado.
La criatura volvía a ver con normalidad y volvió a agarrar una roca que lanzó con rapidez a pesar de que Flórin, ya en pie y más rabioso que nunca, asestara un golpe en la cadera del monstruo; la roca siguió una trayectoria parabólica y a una velocidad tal que su objetivo no pudo hacer nada para impedir el impacto inevitable. Ciren salió despedido por los aires y su caballo cayo al suelo al alcanzarle la roca en una de sus patas traseras; el hechicero gritaba de dolor, una herida abierta sangrante posiblemente hecha al caer al suelo, se podía ver en su muslo, no se podía mover o se desangraría.
El troll, contento por su hazaña agarró ahora al enano como si fuera una muñeca, y se dirigió  ahora a por el herido Ciren. Flórin hizo todo lo posible para zafarse, incluso escupió al troll, pero no pudo escapar. Bern cargaba junto a Negrox´s y Thelanor ahora con sus escudos chocando con el troll, lanzando estocadas o intentando clavar una daga en su dura piel, pero era como si no le estuviesen haciendo nada.
En ese momento Noé dejo la posición de tiro donde estaba y salió corriendo en dirección a Ciren, el troll llegaría antes que él sin duda. –“ ¡Disparad sin parar al monstruo!, ¡distraed su atención!, ¡Ahora!”- Gritó Noé mientras corría como el diablo.

Nessa y Escila empezaron a disparar flechas y mientras volvían a cargar una flecha se acercaban para no perder la distancia de tiro certera. Una y otra vez los guerreros asestaban tajos al troll y este no se inmutaba, aun tenia agarrado a Flórin, las flechas que el troll tenia ya es la espalda le hacían parecer un erizo, hasta que una de las flechas, lanzada por Escila, después de apuntar ya con el corazón en un puño, se clavó más honda que las demás, que hizo que el troll soltara al enano y gritase de dolor. El monstruo se llevaba las manos a la espalda para poder quitársela del dolor que le hacia; en ese momento Noé rebasó al troll y llegó al asustado Ciren que ya creía que moriría.
-“ ¿ Qué, has venido a morir conmigo?, muy honorable por tu parte pero, ¡No solucionas nada!.”- Dijo Ciren nervioso.
-“Calla, y deja que haga mi trabajo… ola sou el noe ave que no “.- Noé dijo
terminando con una lengua extraña.
-“ Pero qué demonios estas…”- Ciren calló al ver como al terminar de hablar en esa lengua vio que debajo de las manos de Noé, su herida había dejado de sangrar y dolía menos.
-“Ahora vámonos de aquí si no quieres que el troll nos aplaste la cabeza.”- Noé dijo mientras sonreía y ayudaba  a poner en pie a Ciren.

El troll, al acabar de arrancarse la flecha de la espalda, y al ver que su objetivo, Ciren, había salido corriendo y que ya no le era posible alcanzar, rugió de rabia y fijó sus ojos en los objetivos más cercanos que tenía: Flórin, Bern, Thelanor y Negrox´s.
Pero algún Valar debió decidir que la vida del troll había llegado a su fin, pues al levantar con las dos manos el troll el garrote para aplastar a Bern, éste clavó su puñal hasta la empuñadura en su panza, Flórin asestó un golpe enorme con el martillo en la rodilla que hizo que se destrozaran todos los huesos, esto hizo que el troll se arrodillara apoyándose en la rodilla que le quedaba; Thelanor aprovechó esto para encaramarse a la gran criatura ayudándose con Negrox´s y clavarle la espada en la nuca. El troll ya casi paralizado por la cantidad de estoques mortales se quedó en esa posición que dio tiempo a Negrox´s de rodearle hasta ponerse cara a cara con el, el troll arrodillado era de alto como un hombre de gran estatura; empuñó el guerrero su espada con las dos manos…   -“ Esto es de parte de todos los componentes de La Liga Roja, ¡ Prueba el dulce sabor de mi acero!”.- Mientras decía esto último Negrox´s asestó un espadazo con todas sus fuerzas a la garganta del monstruo que hizo que la sangre negra manase como un manantial, degollándolo y haciendo que se desplomara como un tronco sin vida, matándolo definitivamente.

El cuerpo enorme sin vida yacía sin remedio allí en medio, aun derramando sangre negra maloliente, los aventureros suspiraron, algunos tuvieron que sentarse pues le dolían algunos miembros, -“ Creo que me he roto algo”.- Se escuchó en un par de ocasiones.
Casi todos estaban algo magullados, la batalla había sido dura. Bern arrancó su espada del muslo del troll toda ella manchada de la negra sustancia líquida pestilente.
Se reunieron como pudieron todos de nuevo alrededor del hoyo y vieron que aquel troll habia seguido los pasos de su compañero, una estaca le había atravesado el estómago y se había partido en el proceso, una muerte horrible que sin duda se merecía la criatura.

-“ ¡Bien hecho¡, ¡ jodidamente bien hecho!”.- Gritó orgulloso Bern.

-“ Ahora debemos buscar entre los dos troll a ver quien tiene la llave, o a lo mejor puede que la tengan en su guarida”.- Dijo Negrox´s.

-“ Lo mas probable es que la tengan entre sus cosas, si no para qué venían por aquí”.- Ciren apuntó.

Buscaron entre los asquerosos trapos que el segundo troll tenia por ropas, pero no estaba la maldita llave, así pues Ciren, que era el que pesaba menos, ayudado por sus compañeros bajó hacia donde estaba el  primer troll muerto en la trampa, allí busco y encontró colgada por una cadenita plateada, una llave dorada muy adornada, ésta estaba colgada en una de las estacas de la trampa. Luego haberla encontrado, sus amigos lo volvieron a subir ayudados por una soga que Bern tenía en su mochila.

-“ Estoy derrotado, deberíamos descansar y sanar nuestras heridas, mañana será otro día”.- Dijo Bern.
-“ No, sigamos el rastro del los trolls hacia su guarida, mañana podría desaparecer el rastro”.- Thelanor dijo muy seguro.
-“ Mirad, curémonos todo lo rápido que podamos y vayamos enseguida a seguir el rastro, según se cuenta los trolls guardan un gran tesoro en sus guaridas”.- Escila apuntó.
-“ ¿ Y si hay más trolls en esa guarida?, ¡sería nuestro final!, no estamos ni recuperados, además creo que tengo una pierna rota.”- Ciren dijo enojado.
-“ A ver… No, esto no está roto, pero será mejor que te la entablille o se te pondrá peor.”- Noé examinó la pierna ensangrentada de Ciren mientras rasgaba unos trapos y se disponía a buscar un pequeño tocón de madera.
-“ Descansaremos un poco y nos pondremos de camino enseguida, la curiosidad me corroe”.- Thelanor terminó de decir.

Dicho y hecho los aventureros sanaron en la medida de lo posible sus heridas, aunque alguno tuvo que ir ayudado del brazo del otro. Habían partido con demasiada premura.
Encontraron de nuevo el rastro de los trolls, que los llevaban un poco más allá de las suaves colinas que ahora poblaban el paisaje.
Después de una larga caminata, Thelanor vio que el rastro se adentraba en una gruta que se abría en la misma tierra, en un desnivel, como si la hubiesen cortado con un enorme cuchillo, grande y ancho. Esta entrada estaba tapada con una roca del tamaño de un caballo de guerra, y no había duda de que sin duda era la gruta de los trolls, pues además de el fétido olor que emanaba de dentro, los árboles y vegetación que rodeaban la cueva, estaban todos destrozados; una buena manera de advertencia que ponía a raya a los insensatos.

Todos intentaron mover la roca, pero fue imposible, tuvieron que ayudarse del remolque que un corcel les podría prestar. Nada más terminar de mover la roca todos se dispusieron en formación por si a algo se le ocurría moverse dentro. Nada se movió, nada gruñó, el sol ya empezaba a salir por el horizonte. Buena señal.
Noé fue quien dio el primer paso adentrándose en la cueva como si fuera su casa, confiado de que nada ya habitaba el cubil… Y así era, nada vio dentro, encendió una antorcha y pudo contemplar lo que los malditos trolls llamaban hogar.
El cubil se ensanchaba a medida que uno se alejaba de la hendidura, dando a topar con una especie de habitáculo en forma semicircular bastante grande y alto como para que dos trolls uno encima de otro no tocasen el techo.
Para bajar a él unas toscas escaleras ayudaban en la tarea, terminando en un suelo frio y manchado de pieles y huesos de especies desconocidas o irreconocibles de lo mascadas que estaban. Una roca solitaria del tamaño de un hombre les daba la bienvenida al fondo de la gruta.
El resto de aventureros entró tal como Noé lo había hecho, y se dispusieron a registrar la gruta. Después de un rato buscando, sin dar no más que con ropas andrajosas y restos pútridos de carne, Thelanor vislumbró la posibilidad de mover aquella roca, pues es poco común entre los trolls no tener un tesoro almacenado después de siglos y siglos de vil y cruel pillaje.
Así fue como se dispusieron a moverla, con gran esfuerzo entre los más fuertes, pues pesaba como mil dragones a pesar de no era demasiado grande. así fue como poco a poco se iba descubriendo un boquete en el suelo, dentro de él no se veía nada aun, por supuesto, pero esto alegró los avariciosos corazones de los aventureros, sobre todo a Flórin : no hay nada más que le guste a un enano que acabar con un troll o un orco y luego saquear sus tesoros celebrándolo con una buena cerveza.
Así pues incitados por el sabor del tesoro, fueron bajando de uno en uno, el primero portando una antorcha encendida.
A medida que sus ojos se adaptaban de nuevo a la tintineante luz que proporcionaba la antorcha, se iban sorprendiendo uno a uno de lo que veían: La pequeña gruta a la que habían ido a parar era, como suponían, la sala del tesoro de las bestias, un pequeño cubículo, pero lo suficientemente grande como para albergar a todos .
Podía observarse un pequeño cofrecillo adornado y unas tres ánforas de tamaño no más que dos cuartas rebosantes de monedas de todo tipo. A su lado reposaba un esqueleto vestido con unas ropas que en su día debieron de ser muy vistosas y que le daban al portador clase y prestigio. Sobre ellas un peto de acero abollado por muchas partes; al esqueleto le faltaba un brazo.

-“ Posiblemente tomaron un tentempié de este pobre hombre antes de encerrarlo aquí abajo, una desgracia. Puedes descansar en paz amigo, tus asesinos están siendo ahora castigados por el  firme brazo de Mandos”.- Dijo Nessa, mientras hacia una pequeña reverencia y cantaba una pequeña oración en voz baja.

-“ Hace mucho que murió este desgraciado, estas ropas que lleva no son ni de este reino ni de esta época, quizás estemos ante los restos de un hombre que vivió en la 2ª edad, quizás antes de la guerra de la  Última Alianza, puede que fuese un embajador o noble del reino de Arnor”.- Thelanor habló examinando los restos.

-“ Mirad esto…”.- Noé acercó la luz de la antorcha a una esquina que antes estaba en tinieblas.

allí donde ahora podía verse, apoyadas en la esquina, unas espadas, yelmos, arcos, flechas medio podridas, y un buen puñado de armas más se encontraban.
Un escudo con la insignia de la guardia de Ciudad del Lago: una flecha negra apuntando hacia arriba superpuesta a un dragón con las alas y las fauces abiertas, yacía también allí. Por lo que aquello querría decir que la suerte del hermano de Layla, y de los hombres que le obedecían, no fue mejor que la del pobre que ahí descansaba.
Escila se fijó en un arco distinto a los demás; tenía símbolos élficos entramados en todo el contorno que le subían como una serpiente enroscada, sus dos extremos terminaban en una cabeza de águila de plata, desde donde se tensaba la blanca cuerda.
Ciren se prestó a intentar examinarlo para saber su procedencia.

-“ Su naturaleza es mágica, puedo sentirlo, magia élfica antigua concretamente; quizás los Sindar la fabricaron, puede que pertenezca a la 2ª Edad, a algún reino élfico como Nargothrond. Se puede leer en los símbolos: ‘ Este es Lanrredil, Arco Poderoso’. Muy buen arco te llevas, Escila.”- Concluyó Ciren entregándole de nuevo a Escila el arma mágica mientras ella lo agarraba con un cuidado como si se fuera a partir.

Thelanor y Negrox´s  cogieron cada uno una espada de buena talla y forjado, y antes de que Ciren fuera a prestarse a examinarlas, Thelanor se adelantó a decir:

-“ Estas son espadas fabricadas en el antiguo reino de Arnor, han sido forjadas con mucho esmero, y debieron defender bien a sus antiguos amos, mala suerte que se toparan con estos trolls.”- Thelanor acabó de decir.

Noé por su parte se dedicó a examinar las ánforas con las monedas y algunas piedras preciosas, estimó una buena cantidad de riquezas; debajo de ellas encontró además un trozo de tapiz rojo con un dibujo bordado en oro: una especie de piedra tetragonal agarrada por un puño. Sin decir nada se la guardó dentro de la túnica.
Más objetos de gran valor fueron apareciendo entre mientras más buscaban, como puñales exquisitamente decorados.
Pero como siempre ha ocurrido, ocurre y ocurrirá hasta el fin de los tiempos, el dinero corrompe los corazones, y desata por medio de la avaricia y la envidia la discordia.
Al principio los aventureros empezaron a repartirse muy a la ligera los beneficios, pero viendo después del reparto que el otro obtenía algo mejor que él ( a sus ojos, claro), empezaban las primeras disputas:

-“ Este arco que se lo quede Escila, yo me quedaré con las dagas, el dinero ya hablaremos luego”.- Ciren habló.

-“ ¿ Y por qué se va a tener que quedar ella con el arco?, lo quiero para mi, a cambio le daré este bonito yelmo revestido de cuero aun muy bien conservado”.- Bern dijo.

-“ Se lo queda porque me sale de la runa, ella se merece también buena parte de este tesoro y el arco pertenece a mi parte, ¡ así que cierra el pico, peludo !”.- Ciren contestó duramente a Bern mientras la pobre Escila no sabía que hacer o decir.

-“ Thelanor se ha quedado con un yelmo, una espada y un escudo, qué pasa, que aquí los que llegan antes se sirven como quieren, ¿no?.”- Negrox´s ahora recriminaba al Dúnedain. –“ Propongo lo que dice Bern, que se vuelva  a hacer un reparto de riquezas, ¿o es que tengo que desenvainar mi espada?.”-

-“ Eso es, aquí los que siempre peleamos nos merecemos más que tú, escuchimizado… ¡así que trae para acá!”.- Decía Bern mientras estiraba el brazo para agarrar el arco de Escila.

-“ Quita tus belludas manos antes de que te las corte, no tengamos un disgusto por tu tozudez.”- Al decir esto Ciren agarró una espada de la pared y la interpuso entre Bern y escila con tono amenazante.

Al hacer esto Negrox´s y Thelanor sacaron también sus armas, y formando un círculo todos ahora permanecían callados haber quien era el gracioso que movía un dedo mientras entre ellos se apuntaban la garganta con sus filos. A la vez Nessa intentaba poner un poco de concordia pero como también desenvainó su espada, no creyeron su intento pacífico.

Noé, que ya no seguía absorto en las pequeñas gemas de las ánforas, empezó a hartarse de la actitud de sus compañeros, y vislumbró una manera poco ortodoxa de paliar la reyerta, obviamente no le importaba en absoluto la certeza de que saliera bien o no.
Así pues mientras los demás aun se proferían insultos y seguían con armas en mano, el siempre imprevisto Noé, pasó detrás de ellos sin que se le tuviera en cuenta, disponiéndose a subir por el boquete para ir a salir a la gruta principal de los trolls.
Una vez hallado arriba, empezó a mover la piedra con todas sus fuerzas para encerrar allí sus compañeros, estaba ya un poco harto de esa pelea, así pues, que se quedaran ellos uno o dos días (o quien sabe si volvería alguna vez) allí encerrados.

Abajo seguía la discusión; el ruido que producía la roca al arrastrarse por el suelo era casi inaudible comparado con el bullicio formado por el resto de compañeros de Noé.
Sin embargo, Ciren, se paró por un momento a ver donde estaba su extraño amigo animista, pues sabía que había que tenerlo siempre controlado. Al ver que no estaba, eso significaba una cosa: problemas.
Efectivamente Ciren empezó a buscarlo, y al desgajarse de la bronca con sus compañeros, escucho el ruido de la roca y empezó a ver como el agujero por donde habían bajado comenzaba a taparse. El hechicero comenzó entonces a subir con todas sus fuerzas hasta que sacó al exterior la mitad superior de su torso, y viendo que ya tenía casi la roca encima, empezó a gritarle a Noé:

-“¡ Maldita sea tu estirpe, Noé!, ¿¡Qué balrogs estás haciendo!?”.- Ciren gritó.

Noé cesó en su intento, pues ya parecía que todo volvía a la normalidad, bueno, menos que ahora todos irían contra él, además él pensaba para dentro que ya estaba cansado de mover aquella roca; absorto en sus pensamientos miraba a Ciren que le gritaba no se qué, pero ahora no tenía tiempo de atenderle.
Los demás aventureros empezaron a salir también de la gruta de los tesoros, debido principalmente a los gritos e injurias que Ciren prefería a Noé. Habían dejado la discusión que tenían pues pensaban que algo más grave ocurría en la gruta principal de los trolls.
Al terminar de subir Nessa, ya no quedaba nadie abajo, y Ciren empezó a explicarles en modo acusador hacía Noé, lo que había intentado su compañero:

-“! Este…. Este… Esta chusma numenóreana , ha intentado sepultarnos ahí abajo ¡,
¿! Es que querías quedarte con todo cuando nuestros pútridos huesos estuviesen a la vista?¡”- Ciren dirijió duramente las palabras hacia Ciren.

-“ Nada de eso, sólo me empezaba a hartar de vuestra discusión y… Bueno, parece ser que he conseguido mi objetivo de silenciaros.”- Noé respondió con calma y sosiego.-“ Yo no quiero a alguien como tú en mi grupo, maldito perturbado; desde hoy pienso hacer lo que me venga en gana, y por supuesto no cuentes con mi espada.”- Thelanor decía mientras pasaba cerca de Noé disponiéndose a salir de la cueva troll.

-“ Por las runas de la tumba de mi abuelo Throrin que si vuelves a hacer algo así, vas a desear no haber conocido a Flórin Martillo de Forja de Erebor.”- Decía el enano señalando con su martillo de guerra hacía el impávido humano vestido de negro con tonos dorados.

Noé se encogió de hombros y se dispuso a ayudar al resto de sus compañeros a cargar con el botín obtenido en la cueva troll.

Cuando cada uno hubo cojido el peso que cada uno podía, comenzaron a andar de nuevo en dirección al cementerio, con algo de prisa pues no querían que les anocheciera de nuevo a la intemperie. Cargaron sus menesteres en el caballo que cerca estaba atado y partieron de nuevo.

-“ Deberíamos ir a descansar a casa, estoy muy cansada y a vosotros aun os duelen esas magulladuras.”- Dijo Nessa mientras sacaba de una bolsita de cuero un poco de cecina.- “ ¿Queréis un poco de esto? No está muy sabroso, pero al menos engaña al hambre.”-

-“ No, gracias, con lo sucedido con Noé se me ha quitado el apetito”.- Dijo Thelanor, que encabezaba el grupo, sin mirar hacia atrás.

-“ Deberías saber que el mundo se rige por el caos y el azar, Thelanor, y que lo mismo os hubieseis matado entre vosotros allí abajo si yo no hubiese hecho nada… Yo sí tomaré un poco de cecina, Nessa.”- Dijo Noé mientras extendía la mano y recibía de Escila la carne reseca por sazonación que Nessa le había dado para Noé.

-“Aun nos queda entrar en el mausoleo del tal Sindal, espero que lo peor haya pasado.”- Decía Negrox´s al repasarse las heridas que aun le escocían.

En ese instante, como si alguien hubiese abierto las puertas de una mazmorra ya olvidada, les recorrió a todo el grupo una ráfaga de viento extremadamente helada que hizo que todos ellos se encogiesen de hombros y se aferrasen a sus ropas. Nessa  pensó: “Mal augurio”.

Siguieron avanzando por las colinas hasta encontrarse con el antiguo cementerio cara a cara; le dedicaron una sonrisa sin alegría alguna, y se dispusieron a cambiar el rumbo hacia el Nordeste, rumbo a Esgaroth.

Y así se hubieron encontrado frente a las puertas de Ciudad del Lago, cayendo ya casi el Sol, y los guardias apostándose ya en las almenaras de la muralla de la ciudad, preparándose para el turno de noche, que no era menos tranquilo que el de día.
Los aventureros saludaron a los soldados mientras ellos les correspondían y a la vez  alguno de ellos soltaba algún piropo a Nessa o a Escila, pues a pesar de estar poco femeninas y algo sucias por el viaje, las ropas se les ceñían al cuerpo  mostrando un cuerpo atlético con unas curvas que poco podían disimular. Aun así a ellas les encantaba que algún varón les dijese frases bonitas de vez en cuando.

Las calles de la ciudad estaban ya casi vacías, aun no todos los candelabros de las calles estaban encendidos, y sólo el calor y la luz de las posadas que permanecerían abiertas toda la noche, se podía contemplar. Pasaron por la Calle del Jubón pues sabían que allí había un herbolario, pero como algunos suponían, estaba cerrada la tienda.
Así pues se dirijieron ya sin pausa hacia su casa, la casa de La Liga Roja.

Al llegar al hogar, todos entraron y se apresuraron a entrar en sus habitaciones, sin hablar con nadie, ni siquiera saludaron al mayordomo que salió a recibirles.
Pero no todos, a pesar de que así lo parecía, estaban ya en sus lechos, pues Ciren, Nessa y Noé se encontraban en el tejado de la casa, como hacían casi todas las noches antes de acostarse, y unas simples heridas no les iban a quitar la bonita costumbre de ser contemplados por el firmamento como contemplara también muchos otros grandes héroes que desgraciadamente no pisan ya estos reinos.
Se sentaban con las rodillas abrazadas, en una zona del tejado que no presentaba problemas ni peligros para allí permanecer; ellos se encaramaban en ese lugar saliendo por la ventana de la habitación del tercer piso de la casa, y se quedaban hablando un buen rato. Quizá ellos contemplaban las cosas de otra manera, quizá Nessa aun poseía esa cualidad de los Primeros Nacidos de sentir las cosas bellas que Ilúvatar por medio de los Valar había creado; quizá Noé y Ciren, descendientes de una alta y noble raza de humanos que también tenían cierto parentesco con los eldar, palpaban la esencia de toda Arda. Fuese por lo que fuese, el hecho es que en ese lugar permanecían.

Desde aquella posición elevada, se podía contemplar casi toda la ciudad, debido a que la mayoría de los edificios de Esgaroth no tenían demasiada altura, a excepción de algunos edificios importantes como el Gremio del Temple o el templo dedicado a Aulë, cuya aportación de los enanos a su construcción fue esencial.
Una de las cosas que se podían observar aquella noche, gracias a la luz que irradiaba la Luna, era las ruinas de la antigua Ciudad del Lago, emplazada dentro del mismo lago y construida en su mayoría con madera, que, después de la destrucción que sembró Smaug el Dorado, fue difícil volver a reconstruirla. Además la creciente población necesitaba más espacio para habitar, y no era muy recomendable instalar grandes fraguas en una ciudad de madera.
El comercio con los elfos de los bosques había desaparecido, además de eso sólo se acordaban aquellos ancianos que vivieron en esos días, pues ya se decía que los elfos abandonaron La Tierra Media para nunca volver. Aunque nunca se supo si realmente todos la abandonaron, pues algunos aun aseguraban que el rey Thranduil todavía gobernaba el Bosque Negro, pero que se había vuelto solitario después de la partida de su hijo Légolas Hojaverde hacia Aman.

De la antigua Esgaroth sólo quedaba ya su esqueleto, pues se aprovechó la madera que la componía para construir la nueva ciudad.

-“ Me hubiese gustado vivir en una edad pasada, aun veríamos elfos andar sobre Arda y lucharíamos codo con codo contra gigantes y orcos… Por no hablar de que aun existirían objetos maravillosos creados con magia élfica…”- Dijo Nessa en tono melancólico.

-“ Quizás te hubiese gustado menos si hubieras tenido que combatir en amargas batallas y ver caer a amigos tuyos sin poder hacer nada por ellos… Por muchos objetos mágicos que llevaras encima…”- Dijo Noé mirando al horizonte.

-“ No seas aguafiestas Noé, aunque tengas razón… De todas formas Nessa, aun existen muchos artilugios mágicos perdidos, sólo hay que saber buscar, y nosotros con nuestra nueva profesión de aventureros, nos toparemos con unos pocos; ejemplo: el arco de Escila.”- Ciren respondió.

-“ Ciren y yo hemos estudiado historia antigua, Nessa, y te aseguro que sabemos de lo que hablamos… De todas formas no desesperes, cada edad de este mundo promete grandes gestas y grandes catástrofes… Es la voluntad del caos y el azar la que nos gobierna a todos.”- Terminó Noé de decir.

-“ Por cierto Nessa, sabemos de tu parentesco racial con los Primeros Nacidos, y que sabes más de lo que hablas… ¿ Cuál es tu edad verdadera? , pues a mis ojos tienes sólo veintiun años, aunque claro, esa sería tu edad humana.”- Ciren le preguntó a la ves que Noé esperaba también respuesta de la semielfa.

-“ Bueno… Yo… Jeje… Pues unos… No muchos… Ochenta y cuatro años creo…”- Nessa dijo avergonzada.

-“ No te preocupes, por ahí indagábamos Thelanor  y yo que tú tendrías esos años… Es algo normal para los de tu raza. Además tanto Noé, como el montaraz y yo también somos gente longeva, así que no te preocupes que el secreto está con nosotros.”- Ciren terminaba con un guiño y Noé asentía a su vez. Nessa les devolvió una bonita sonrisa.

Pasó poco tiempo antes de que se fuesen a sus habitaciones a descansar, pues al día siguiente les esperaba un día gris.

No hubo tiempo de conciliar el segundo sueño cuando Gerard comenzó a despertar a los aventureros uno a uno, estaban muy cansados, pero las heridas ahora les dolían menos.
Tomaron un buen desayuno, un buen baño de agua caliente, y comenzaron a prepararse para la siguiente fase de su misión; vendándose bien las heridas y aplicándose ungüentos recuperadores.
Una vez dispuestos, armados, y con el estómago lleno, partieron de nuevo hacia el viejo cementerio. Escila agarraba fuerte la dorada llave que les daría paso a su  nuevo destino.

Era media mañana y a pie iban los aventureros hacia, de nuevo, el viejo cementerio. La ciudad ya se había despertado hace ya buen rato, y mujeres y hombres con grandes sacas iban de acá para allá; y bueno, qué voy a contar del enorme bullicio de una ciudad por la mañana.
Salieron ya el grupo de Esgaroth hacia ya rato cuando empezaron a vislumbrar su objetivo; el camino se les había hecho más corto. Luego de acercarse al mausoleo, que estaba igual que como se lo encontraron antes de lo sucedido con los trolls, se pararon ante la gran puerta de metal que custodiaban aquellas dos estatuas tan inquietantes.

Escila introdujo la dorada llave en la cerradura correspondiente, girándola luego en sentido antihorario, escuchándose a su vez un sonido mecánico como si de engranajes se tratara, finalizando con un ‘click’. La puerta se abrió.

Instintivamente todos sacaron sus armas, hasta Ciren agarró con fuerza una espada corta que llevaba en el cinto, la cual se la había regalado Thelanor.
Negrox´s empujó la puerta con la mano libre del escudo, que ahora portaba en la espalda, para dar a ver unas escaleras de piedra que descendían a una oscuridad casi sólida. En seguida Nessa encendió, al igual que Noé, una antorcha cada uno; Flórin, martillo de guerra en mano, empezó a bajar por las escaleras con extrema precaución. Los demás le siguieron amparados bajo la luz que producían sus antorchas.

Siguieron bajando por aquellos escalones peldaño a peldaño, y a cada paso que daban, parecía como si la oscuridad se fuera a comer la luz que portaban; sin embargo a Flórin no pareciese que le molestara la oscuridad. Una vez el enano tocase suelo liso, después de muchos escalones bajados, se volvió a sus compañeros y dijo: “ Ya he tocado fondo”. Su vozarrona retumbó en el lugar.

-“! Shhhhh ¡ , ¿es que quieres que nos descubran?”- Dijo Negrox´s en voz baja.

-“! Jajaja ¡ , aquí sólo hay tumbas, amigo; y si una vez hubo enemigos a quien temer, ahora están descansando en paz. Mi miedo era más a las posibles trampas que hubiera podido haber, pero podéis bajar tranquilos, me he cerciorado de que el camino está despejado.”- Volvió a hablar el enano y su voz volvió a retumbar.

Una vez todos hubieron bajado, empezaron a alumbrar el lugar para ver donde se encontraban: Una habitación rectangular se abría ante ellos, de unos cincuenta metros de ancho por ochenta de largo al menos; dos filas de cuatro columnas la recorrían a lo ancho en sus laterales. Tanto suelo como columnas estaban hechas de un fino mármol, que ahora no dejaban ver su esplendor, tanto por la falta de luz como porque una finísima capa de polvo acumulado envolvían cada uno de los elementos.
Unos seis sarcófagos de piedra con relieves de formas a modo de adornos se disponían en la sala longitudinalmente a izquierdas y derechas tres a tres, con respecto a los aventureros. La visión de los sarcófagos y el inquietante sonido del silencio de los muertos le heló la sangre al grupo.

Poco a poco se fueron adentrando en la cripta, separándose en dos grupos con una antorcha cada uno; investigando los sarcófagos, a algunos apartando su fina capa de polvo con la mano para intentar descifrar de quién era aquel lecho de descanso eterno.
Observaron todas por encima, pero no pudieron sacar nada en claro.

-“ Mirad ahí arriba, hay pequeños candelabros que cuelgan de las columnas, podríamos utilizarlos.”- Decía Bern mientras señalaba a la vez que alumbraba a lo que se refería. Esto a su vez dio una visión del techo del lugar: tosca piedra excavada, al parecer era lo único de lo que no se habían preocupado en tallar.

Dicho esto el fornido Bern cojió en hombros a Ciren, éste portando ahora la antorcha, y consiguió encender, añadiendo un poco de aceite que él portaba, con algo de dificultad el candelabro mencionado; la luz que regalaba era tenue pues después de algunos siglos sin ser utilizado, había perdido un poco la utilidad para lo que fue hecho. Ciren repitió junto al Beórnida la acción en seis candelabros más.
El resultado fue lo contrariamente esperado, pues si la cripta daba pavor sin ninguna iluminación, ahora, cientos de extrañas sombras bailaban al son de la luz creada, y aunque se arregló el problema de la visibilidad, creó un ambiente más tétrico y misterioso.

-“ No he visto señal alguna de ese Sindal en ninguna de las tumbas… Me temo que tendremos que empezar a dar los buenos días a los muertos que en ellas descansan.”- Negrox´s dijo golpeando suavemente con la espada uno de los ataúdes de piedra.

-“ No, mirad, hay una entrada ahí en esa esquina de la sala.”- Thelanor apuntó y señaló a una esquina situada a su izquierda, en la que un arco de entrada se abría e invitaba a pasar a su interior, como si diera pie a otra sala.

Se acercaron todos, y, iluminando con las antorchas, vieron que efectivamente el arco de entrada daba a una nueva sala, antes de dar ninguno algún paso, Thelanor se adelantó, se tumbó panza abajo, mirando con un ojo guiñado a ras del frío suelo de piedra ,y sopló.
Al hacer esto, la fina capa de polvo que cubría el suelo, salió volando en la zona soplada, dando a ver, en su posición, que una de las grandes losas de mármol de las que estaba hecho el suelo, estaba algo levantada; algo que seguramente, como intuía el Dúnadan, no era por casualidad. Thelanor se levantó, y dirigiéndose hacia el grupo dijo:

-“ Me temo que la cripta tiene un seguro contra invitados no deseados, creo que esa gran losa es el desencadenante de alguna trampa; pero no se que podría ser.”-

Los aventureros se asustaron un poco, y comenzaron a intentar averiguar el mecanismo que la hacía funcionar, sobre todo el enano, que de eso sabía mucho.
Flórin fue el único que pudo intuir de qué se trataba, pues tal como estaba hecha dejaba poco para poder investigar más.

-“ Sólo se que se acciona por el peso, no creo que se accione con menos de cincuenta kilos… Una cosa es segura,  por ahora mejor no activarlo; como dice un dicho enano: ‘mecanismo no conocido, activarlo no será agradecido’.”- Flórin terminó de decir mientras se acariciaba la abundante y espesa barba roja.

-“ Podemos intentar saltar la losa, no creo que suponga ningún problema para mí.”- Dijo Escila.

Así fue como la exploradora cogió carrerilla y dio un salto grande, pasando bajo ella la losa-trampa; el salto tuvo que ser bastante pronunciado, pues unos tres metros era lo que medía. Thelanor la acompañó en la acción.

Los demás vieron como sus dos amigos se adentraban en la habitación y doblaban una esquina hacia su derecha, sólo podían intuir ahora que estaban bien por la luz que producía la antorcha que Thelanor se llevó consigo, pues el nuevo lugar, a oscuras permanecía.
El Dúnadan y la mujer. Se encontraron ante una sala al menos la mitad de grande que la principal, sin embargo en ella no había absolutamente nada, sólo algunos grabados decorativos en la pared y la ya familiar capa de polvo gris. Buscaron y buscaron tocando cada grieta, pero nada parecía ocurrir.

-“¿Qué ocurre por ahí?, informadnos”.- Dijo Bern en un tono bajo.

-“No hay nada en esta sala, ni siquiera una rata muerta.”- Ahora Thelanor y Escila empezaron a acercarse hacia donde el resto del grupo se encontraba.

-“ Me temo que tendremos que pasar a la opción de empezar a abrir tumbas… Qué poco me gusta esto”.- Ciren se quejaba y se remangaba las mangas de su túnica.

-“Que los valar nos perdonen por lo que vamos a hacer… Espero que el alma de estos desgraciados esté ya muy lejos de sus esqueletos…”- Nessa decía cabizbaja.

-“!Vamos¡, seguro que tienen baratijas que ya no les hace falta, digamos que será un extra por nuestros honorarios.”- Negrox´s dijo mientras se frotaba las manos.

Así pues empezaron a abrir, con las espadas a modo de palanca, los pétreos féretros uno por uno. En cada ataúd había un esqueleto cuyos huesos ya estaban negros por la descomposición , y los rostros de las calaveras mostraban un gesto de dolor agonizante; no sabían si era por el paso del tiempo, o si fueron sepultados vivos, pero una cosa era cierta, la agonía se quedo grabada en sus rostros calavéricos para toda la eternidad. Todos portaban unas túnicas negras, hechas jirones y harapos, como las que aparecían en las estatuas de la entrada a la cripta. Con mucho cuidado como si se fuesen a despertar los muertos, registraron cada una de ellas.

Encontraron algunas monedas y una especie de poción azul envuelta en un paño mohoso; todo ello fue bien recibido en las bolsas de los aventureros, pero nada había de noticias o señas de la espada de Sindal.

-“Me da a mi en la cabeza que el tatarabuelo de la señorita Layla Truestone no se encuentra en estos sarcófagos… Puede que el hombre no fuese aquí enterrado después de todo.”- Bern concluyó.

-“No puede ser… Hasta en la entrada al mausoleo pone bien claro el nombre del que buscamos… Y si… Podría ser una posibilidad… Absurda… Pero podría ser.”- Ciren dijo cavilando.

-“Di eso que piensas, mago, ahora creo que estoy abierto a cualquier posibilidad con tal de acabar con el trabajito este”.- Flórin se dirigía hacía Ciren.

-“ Veréis… ¿Y si el mecanismo de la losa anterior, en vez de ser una trampa, nos abre un pasadizo hacia otra nueva sala?.”- Ciren concluyó mientras con una mano se atusaba la perilla.

-“Es una posibilidad un tanto remota… Muy peligrosa… Y además tiene poco sentido… Me gusta.”- Noé dijo.

-“Estoy de acuerdo con Noé, menos en lo de que me gusta la idea, claro; pero es que no se me ocurre nada mejor, así que por mi, podemos activar eso ya.”- Negrox´s opinó.

-“Veamos como sale esto...”- Thelanor dijo desesperanzado.
-“Que pase lo que tenga que pasar.”- La semielfa decía en tono de suspiro.
Noé se ofreció voluntario para la tarea, cosa que a los demás no les extrañó. Así pues se acercaron él, Escila, Nessa, Bern y Thelanor; mientras que Ciren y Flórin se apartaron hacia atrás; Ciren, sin saber a ciencia cierta porqué, dirijió su mirada a las tumbas de fría piedra silenciosa.
Con esto el aventurero Noé no se lo pensó dos veces cuando puso el pie derecho sobre la enorme losa negra de mármol, todos pudieron ver que Noé llevaba bajo la ornamentada túnica negra unas botas de piel negra con remaches a juego con ella. La losa empezó a sentir el peso del animista, y a medida que él ejercía más presión sobre ella con cautela, más bajaba ésta. Se paró unos instantes, miró a los demás como pidiendo aprobación (cosa que hacía muy poco), y al no recibir ni un pestañeo de parte de ellos, terminó por ejercer toda la fuerza que ejercía su peso sobre la losa.

Muchas cosas y muy rápidas sucedieron entonces: primero se escucho un ruido mecánico que parecía que provenía de toda la sala, inmediatamente se escuchó un estruendo enorme, y antes de que pudieran siquiera girarse a mirar, vieron como el marco de piedra y el pequeño pasillo que llevaba a la sala secundaria vacía empezaba a resquebrajarse a un ritmo alarmante y seguidamente empezó a derrumbarse toda esa parte.
Los que estaban más cerca de Noé no tuvieron tiempo de pensar hacía que lado saltar, si al de la sala de los sarcófagos o a la otra sala, pues los reflejos era lo único que en ese momento les podía salvar la vida, así que cada uno saltó como pudo hacia un lado con las manos extendidas como queriendo alcanzar cualquier sitio en donde estuviesen a salvo de la avalancha.
Una espesa y gran nube de polvo hizo que se escuchara toser fuertemente.  Este sonido y el de las pequeñas piedras ordenándose en pendiente era el único que se escuchaba ahora en tal recóndito lugar.
Flórin, que se encontraba en la sala principal, se quitaba el polvo y las pequeñas piedrecitas que tenía en todo su cuerpo, aunque ni él ni Ciren tuvieron que maniobrar mucho para escapar de la caída de rocas, pero la nube de polvo se esparció por toda la gran sala.
-“ En mis ochenta y cinco años de enano, he visto muchos derrumbamientos accidentales más grandes que éste, pero no tan estúpidos… ¿¡Estáis bien por ahí!?.”- Decía mientras agitaba la mano para poder ver a través de la nube de polvo que poco a poco se condensaba. Con ello se acercó a Ciren que estaba en el suelo y lo ayudó a levantarse.
Thelanor se levantó algo magullado, había caído sobre su espada y se había clavado el pomo de ésta en el abdomen, mañana tendría un buen moratón, pensó. Estaba  algo aturdido y no veía nada, tuvo que llevarse las manos a la boca para no respirar el maldito polvo de roca, que ahora lo cubría como una segunda piel, y se quedó acuclillado esperando que la nube se dispersase, miró a su alrededor pero no podía ver aun ni dónde estaba ni quién estaba a su lado intentando también levantarse, quizás fuera Bern por sus anchas espaldas. Suerte que una antorcha tirada por alguno de sus compañeros al saltar aun permanecía encendida, sino estaría en una oscuridad aun más espesa.

Una vez se dispersó la asfixiante nube, todo se aclaró un poco más. Flórin y Ciren se encontraban en la sala principal, solos, frente a un muro de escombros grises que tapaban la entrada a la sala secundaria, alrededor todo parecía tranquilo, nadie se había despertado por el abrumador ruido…
-“ ¡La puerta principal esta sellada!, ¡ estamos atrapados en esta tumba!”- Ciren le gritó a Flórin quien pudo comprobar que su amigo se encontraba ahora en la escalera que conducía al exterior.
-“ ¡ Ya solucionaremos eso luego, ayúdame a mover piedras para que puedan salir los que quedaron atrapados allí dentro!”- Contestó el enano remangándose.
-“ Qué dolor de cabeza… Esto… ¡Mierda!”- Noé salia ahora de detrás de una columna todo lleno de pequeños escombros. Andaba como un borracho acabado de salir de la taberna; se llevo una mano a la nuca y vio como la sangre la empapó.
-“ Estupendo, ven aquí y ayúdanos Noé. No creo que se te salgan las tripas por ese chichón de la cabeza; quizás lo mismo el golpe te vino bien  poniéndote el cerebro en su lugar”.- El mago decía con una sonrisilla ala vez que ayudaba a Flórin a quitar escombros.
-“ ¿¡Me escucháis!?, ¡ por Aulë que os sacaremos de ahí!, ¡Ayudad a sacar escombros también, de la parte superior del muro, así crearemos una vía!”- El enano cojía piedras que ni entre Ciren y Noé podrían.
-“ ¡Te he escuchado amigo, hacemos lo que nos dices!, ¡Aquí estamos los demás; Negrox´s tiene el brazo izquierdo inutilizado!”- La voz que provenía del otro lado parecía ser la de Escila.
Siguieron quitando piedras del muro que los separaba, a una velocidad tan rápida como les permitían sus entumecidos músculos, hasta que Ciren se quedó un momento paralizado, soltando el pedrusco que portaba, miraba al infinito.
-“ Qué balrogs te pasa, no es el momento de descansar.”- Flórin seguía arrancando peñascos.
-“ Esta habitación… Algo en ella está cambiando…”- Respondió.
-“ Los hechiceros son capaces de sentir y transformar la esencia mágica de Arda, así que, amigo guerrero, no te tomes esto en broma.”- Noé palideció al hablar mientras miraba alrededor suyo. - “Nosotros los animistas y sacerdotes sólo canalizamos esta energía por gracia de los Valar.”-
En ese momento los candelabros se apagaron  tan pausadamente, que los aventureros no se dieron cuanta de que la luz desaparecía hasta que se quedaron sin ella. El fuego de la antorcha de la otra sala imitó en acción a los candelabros de la principal. La preocupación alcanzó su cúspide en las dos partes del dividido grupo.

Un silencio sobrecogedor ensordeció a los aventureros, que permanecieron inmóviles durante unos segundos sin saber qué hacer.
Un leve susurro envolvió el aire que llenaba la sala de los sarcófagos de piedra, el susurro de una voz apagada, misteriosa, malvada… Palabras extrañas que entonaban un rezo, un cántico, una maldición… Seis pequeños focos de color rojo intenso del tamaño de una cabeza de alfiler aparecieron a mediana altura en la lejanía, donde la oscuridad era más intensa, donde las tumbas se hallaban. Flórin tembloroso empuño con fuerza su martillo de guerra; él era el único entre los tres quien era capaz de ver en la más intensa oscuridad.
Ciren no lo pensó y con unas palabras provocó un estallido de una luz pura, con ello pudieron observar con mayor nitidez aquello que les acechaba: Tres figuras humanoides, esqueléticas, medio encorvadas, con harapos colgando de los huesos e incluso algún trozo de putrefacta carne. Las cuencas de sus ojos estarían totalmente oscuras si no fuera por un lejano resplandor rojizo que se perdía en el fondo de su inmunda y lastimera alma. Andaban a una velocidad lenta, pero fija en rumbo, hacia ellos.
Noé no lo pensó y lo primero que hizo fue agarrar la ballesta y disparar sin precisión ninguna, pero a pesar de ello, el virote fue a dar en el mismísimo cráneo de una de las criaturas, incrustándose en él. La abominación ni se inmutó en su acción.
Ciren se adelantó obstaculizando el paso a los tres no-muertos, con el corazón a ritmo de infarto, y levantando el cayado con su mano izquierda y con su derecha al frente con la mano abierta en símbolo de pararlos dijo:
-“ ¡ No podéis pasar!, ¡volved a la oscuridad a la que pertenecéis, ya no tenéis poder entre los vivos!”-  Las criaturas pararon en su avance debido a la mágica luz que proyectaba la mano derecha del hechicero allí apostado. Ciren sintió como el ritmo de su corazón, debido al alivio, menguaba en velocidad, pero no le duró mucho cuando observó cuando los esqueletos, al vencer el miedo que le tenían a la luz, siguieron avanzando, pero esta vez hacia el mago, y estaba demasiado cerca de ellos.
Uno de los esqueletos levanto su huesuda mano y dio un zarpazo a Ciren, que gracias a sus reflejos consiguió esquivar a medias el rápido golpe, sin embargo no pudo evitar que parte de su túnica quedase rasgada. A pesar de lo penosos que parecían, estas criaturas eran más fuertes y rápidas de lo que aparentaban, pero la fuerza de estas criaturas no residía en su habilidad en la batalla como él bien sabía, sino en la maldición que portaban: El Soplo Negro, una enfermedad quizás no tan potente como la que podía portar un tumulario ancestral, pero de seguro que nada bueno haría en ninguno de ellos.
Antes de que la criatura tuviese oportunidad de lanzarse sobre el cuello de Ciren, un enano rabioso apartó de un empujón al humano, y de un solo martillazo veloz y contundente que fue a parar al tórax, reventó a la huesuda bestia e hizo que su osario fuera a parar a todos los rincones de la sala.
-¡ Aaahrg!, ¡ Por el Martillo de Dúrin que ninguno aquí caerá mientras exista enano bajo tierra!.”-
Uno de los esqueletos intentó agarrar un brazo del bravo enano, pero éste consiguió hacer una finta y golpear con la empuñadura del arma al otro esqueleto, que ya veía la oportunidad de atacar con la ventaja numérica. Este fue golpeado en lo que en vida debería haber sido su hombro, haciendo que su brazo derecho se desmembrase del resto del cuerpo. Noé y Ciren se disponían con cierto recelo, por el miedo, a ayudar a su amigo, sin embargo éste les instó a no hacerlo:
-“ ¡Ayudad al resto a poder salir de su prisión!, ¡Si os metéis en combate no tardaran mucho en mataros estas viles criaturas, soy el único que ve bien con esta oscuridad!”.- Decía mientras esquivaba un golpe y paraba otro embiste con su arma.- “¡ Bern y Negrox´s serán mucho mejor bienvenidos a esta pequeña fiesta!, ¡Aaaaarhg!.”- Cargó con el cuerpo a uno que le quería sacar los ojos con sus huesudas manos, pero no logró derribarlo.
Inmediatamente, tal y como Flórin les había dicho empezaron a seguir quitando escombros del muro accidental, ya se podía ver un poco del otro lado gracias a la luz que el mago Dúnadan creaba.

Desde el otro lado, los demás pudieron ver la luz que como antorcha de luz blanquecina resplandecía de las manos de su compañero, y esto les animó a seguir haciendo el homólogo trabajo que hacían sus amigos del otro lado con mas ansias. Debían darse prisa.
Flórin, en su furia de combate, se subió a una de las pétreas tumbas para contar con una privilegiada posición elevada, una de las criaturas de ultratumba dirigió un zarpazo a los pies del guerrero, que saltó en vertical para esquivarlo, y al caer, como si de un juego de cricket se tratase, golpeó el enano con el martillo  el cráneo del esqueleto con el virote incrustado, que salió disparado y rebotó una vez en la pared para ir a yacer al suelo junto a Ciren y Noé; el cuerpo decapitado aun se movía arrastrándose por el suelo buscando su preciada cabeza pero cesó a los pocos segundos. “Uno menos”, pensó el enano.

El resto de aventureros aun seguían quitando rocas, y ya habían conseguido crear un acceso semicircular en la parte superior de la pared de escombros, tal y como les había dicho su amigo enano. Escila probó suerte metiéndose en él y consiguió a duras penas pasar, pues ella era las más delgada entre ellos; pero para Bern y Negrox´s, hombres más anchos y fuertes habría que seguir insistiendo.
Ciren y Noé ayudaron a Escila a salir del tunelcillo, y nada más ponerse en pie, vio contra qué estaba enfrentándose su compañero de aventuras; una vez superado el miedo agarrando fuertemente la espada ( pues sabía que con flechas no haría nada a un ser esquelético), se dirigió hacia él gritando y agitando el arma.
El guerrero enano, que aun seguía en pie encima del ataúd, arma empuñada, permaneció impasible a los hechos que alrededor ocurrían; el no-muerto que quedaba, al ver como su “compañero” era decapitado, se separó de donde el enano se apostaba, y , cogiendo su antes amputado brazo como maza, ahora descargaba rápidos golpes, alejándose con presteza después de cada asalto , con lo que a Flórin no le costaba mucho esquivarlos, pero se veía imposibilitado en contraatacar; volvió a pensar en su hacha arrojadiza, sin embargo volvió a recordar que la perdió con el derrumbamiento sin recordar cómo.
Así pues no lo pensó más y se lanzó a la acción. Saltó con el arma empuñada con las dos manos acompañándolo con un grito de guerra típicamente de los de su raza hacia la criatura para descargar lo que sería sin duda un golpe demoledor; sin embargo la confianza del enano se quebró cuando al dar el golpe mortal en la caída, la maldita criatura retrocedió justo en el mismo momento con una velocidad endiablada, dejando al enano en una postura indefensa.
Escila corría tan rápido como sus pies la dejaban, viendo la fallida estrategia del enano.
El esqueleto descargó un duro golpe con el brazo mutilado que fue a impactar, en el duro hombro derecho del enano, haciendo que el brazo de la vil criatura estallase en miles de pequeños pedacitos blancos; sin embargo este golpe no estuvo exento de dolor, e hizo que el golpeado guerrero soltara por reflejo el arma, y se llevara una mano al hombro dolorido. Este movimiento desafortunado dejó al guerrero más indefenso aun, cosa que aprovechó la oscura criatura, para descargar su brazo huesudo sobre el desprotegido abdomen del gran guerrero enano, atravesándolo como si de una hoja afilada se tratase; ni siquiera la cota de mallas pudo evitar la misteriosa y maligna fuerza que descargó el no-muerto sobre su adversario.
Flórin, que no podía imaginar lo que estaba pasando, sintió como su pesado cuerpo se desplomaba al suelo, la oscuridad empezó a ser mayor en la sala, y el frío mármol que ahora le congelaba la espalda, ahora empezaba a desaparecer. Extendió un brazo como si quisiera coger algo mientras balbuceaba palabras en su lengua natal.
Escila se quedó petrificada al ver como la maligna criatura, asesina de su compañero, extraía su único brazo del cuerpo del enano, impregnado en sangre, y sin sentimiento alguno ni expresión se dirijía ahora a por ella.
Sumando la congoja, rabia e impotencia que ella sentía ahora mismo, envainó su espada y se preparó para cargar su arco élfico; toda la acción la hizo temblorosa e insegura, quería ser rápida pero sus músculos medio paralizados se lo impedían, hasta que consiguió cargar una flecha, tensó el arco en dirección al monstruo y… ¡Tanch! Se partió la cuerda del arco, la había tensado demasiado. “!No puede pasarme esto a mi!” pensó ella. El esqueleto estaba ya muy cerca, y ella estaba paralizada de miedo y sin saber qué hacer. Presa fácil.
Noé y Ciren junto con los demás crearon por fin un buen hueco en la pared, donde ya empezaron a salir sus amigos del otro lado, empezando por Negrox´s que ya empuñaba una espada en la mano.
-“¡ Por todos los monos!, ¡Flórin está en el suelo!”.- Sin mediar más se dispuso a ir hacia él sin cavilaciones.
-“ Primero deja que te despeje el camino.”- Dijo Negrox´s mientras apartaba a Noé para salir él primero en la carrera, pero con una dirección muy diferente; ya portaba el escudo y blandía la espada para la carga.
-“ Nessa o Bern, encended una antorcha, el hechizo de luz no durará mucho más, ¡daos prisa!.”- El mago ahora intentaba iluminar el próximo combate.
Negrox´s vio a Escila paralizada, con el arco roto en la mano, ella no dejaba de mirarlo, era como si no se hubiese percatado de la muerte que se acercaba. Cuando el guerrero ya pudo ver mejor la criatura a la que se enfrentaría, un escalofrío le recorrió el cuerpo que casi estuvo a punto de provocar la misma parálisis que tenía su amiga, sin embargo la triste visión de su amigo enano tirado en el suelo, calentó sus músculos con un odio legendario, y cargó con toda su rabia sin importarle su vida; un grito de rabia nació de su garganta y levantó su espada. El brazo derecho le dolía como mil infiernos, pero cegado por la ira, no había herida ahora que lo parase; “el dolor no duele”, como a veces solía decir el padre de Negrox´s para que dejara de quejarse y siguiera trabajando.
Noé corrió a por el guerrero caído, mientras, podía observar como su compañero, con el escudo empuñado y la espada en alto cargaba sobre la inmutable vil criatura.
Se centró sobre lo que había venido a hacer, agarró a Flórin por la nuca en pos de incorporarlo un poco, y observó sus heridas. Sangraba mucho por el estómago, pero ya no había nada que hacer; se lamentó por no saber más de secretos de curación, pero aquello de todas formas estaba fuera del alcance de muchos curanderos… Una lágrima le recorrió la mejilla, agachó la cabeza mientras lo volvía a dejar en el suelo y entonaba un rezo antiguo en el idioma de los señores del oeste.
Negrox´s se preparaba ya para la estocada, según se podía prever, parecía como si el golpe fuese a ir dirijido de arriba abajo, y el no-muerto se preparó para este ataque, sin  embargo el atacante cambió con una finta la dirección del golpe, y fue a pegar en las piernas esqueléticas, que derribaron al monstruo; sin pausa, el guerrero empezó a golpear una y otra vez cada hueso como queriendo hacerlos papilla, tuvo que venir Bern y parar su demencia, él aun se resistía  a parar y seguía mirando el destrozado osario de su enemigo ya acabado, y si no fuera porque el brazo derecho ya no le respondía, se hubiese quitado a su amigo Beórnida de encima fácilmente.
Ya estaban todos en la sala principal, pero antes de que alguno pudiera siquiera fijarse en su amigo caído, aparecieron de las sombras otros tres cadavéricos seres animados. Se escucharon sonidos de armas saliendo de sus vainas.
Estaban ahora todos cerca de la pared opuesta a la entrada a la cripta, a su izquierda como a unos treinta pasos estaba su amigo enano en el suelo sin vida; Bern, Negrox´s, Thelanor, Nessa y Escila estaban enfrente de los esqueletos esperándolos con las armas empuñadas y listos para cargar, Ciren intentaba buscar una manera de salir de allí pues no haría nada en combate y así sería de más ayuda a sus compañeros.
Noé que aun seguía cerca de su amigo, noto un bulto en su túnica, metió la mano y encontró que era algo sedoso, textil; lo sacó y vio que era el trozo de estandarte o tapiz que encontró en la gruta de los trolls, vio el escudo que portaba bordado en oro.
Por probar no perdería nada, así que cojió la tela con una mano y levantándola en alto con una mano se acercó dubitativo hacia las criaturas:
-“ ¡Atrás, éste es el alto escudo de los Truestone!, ¡ Mostrad respeto hacia él, insolentes!”.-  Los demás no se creían lo que Noé estaba haciendo, aunque estaban acostumbrados a verlo haciendo cosas que escapan a la razón.
Sin embargo los esqueletos, pararon su avance, observando al portador del símbolo y a éste mismo. Se quedaron parados y firmes sin más.
-“ ¡Que vuestras impías almas vuelvan al abismo del que provienen, yo os libero por el poder que me confiere La Piedra Verdadera!”.- Noé no tenía ni idea de qué decir, así que buscaba las palabras más arrogantes posibles. Lo último lo sacó del apellido de la familia en cuestión y quedó bastante bien.
No pasó nada de inmediato, sin embargo los no-muertos no se movían, y cuando Negrox´s se disponía a aprovechar esta situación, los esqueletos empezaron a contorsionar con gestos de dolor y comenzaron a hacerse polvo mientras un alarido horrible impregnaba la sala que hizo que los aventureros allí presentes se llevasen las manos a los oídos.
Una vez se apagó el grito infernal, no hubo alegrías ni celebraciones, pues todos fueron alrededor del enano que yacía en el suelo; se vieron más lágrimas correr y algún que otro grito de rabia colérica, pero para nada servían.
-“ Que Aulë el Hacedor acoja en su gran banquete a este gran guerrero que cayó en honroso combate.”- Decía Nessa con la cabeza en reverencia mientras los demás alrededor hacían lo mismo, Negrox´s no podía dejar de llorar y pego con fuerza su puño derecho sobre su pectoral izquierdo a modo de saludo.
-“ Tendrá una sepultura digna de los más grandes señores enanos, sin duda, pero antes tenemos que averiguar cómo saldremos de aquí, pues la puerta principal está sellada, si no nos movemos compartiremos sepultura con él”.- Ciren dijo con sangre fría debido al dolor que le suponía haber perdido a su amigo.
-“ ¡ Dónde encontraste ese maldito tapiz rojo!, ¡si nos hubieras dicho algo quizás esto no hubiera pasado, por El Gran Oso que haré retorcer tu cuello!”.- Bern le gritó a Noé enseñándole su enorme y belludo puño.
-“ Lo encontré en la gruta de los trolls, sin embargo me percaté de él por mera casualidad ( que poderoso es el azar, pensó). No te sulfures tanto, amigo belicoso, a mi me duele tanto o más que a ti su pérdida, pero si no hubiese sacado el tapiz a tiempo ahora quizás tu estarías muerto.”-
-“ Mi arco está… Está roto, no puede ser…”- Escila miraba su preciado con cara de desesperación.
-“ No te preocupes, amiga, en Esgaroth conozco a un amigo que a lo mejor tiene los conocimientos para decirnos como repararlo”- Ciren la tranquilizó, al menos eso vio en sus ojos.
El Beórnida le dio la espalda a Noé no sin antes echarle una mirada de recelo y soltar un gruñido de cierto inconformismo.
Nadie comentó nada más sobre ello, el dolor reciente no les dejaba hablar, mejor era no crear culpables de lo sucedido, mejor echarle la culpa a la suerte.

Se pusieron de inmediato a buscar una forma de salir, ya con varias antorchas encendidas que guardaba Thelanor; rebuscaron de nuevo en las tumbas, alguno volvió de nuevo ala sala secundaria, pero nada, no había salida ni mecanismo.
Bern se apoyaba en la pared cerca de la esquina derecha al fondo de la sala principal, los demás estaban sentados en el suelo o apoyados en la pared. Al caído Flórin se le había puesto una capa por encima para ocultar su cadáver.
-“ ¡Maldito sea!”.- Con esto Bern le pego un puñetazo a la pared, y para su sorpresa un boquete creó.
El derrumbamiento había debilitado una pared falsa, más fina y débil que las demás, que ocultaba un pasadizo; Bern llamó a todos, que corrieron raudos a observar.
El resto de pared estaba resquebrajada y no sería difícil resquebrajarla, así que con la empuñadura de sus armas empezaron a quitar rocas y ladrillos; como resultado dio una apertura de un pasadizo que se encontraba a un metro y medio sobre el suelo, cuya forma rectangular podía dar cabida a cualquiera de ellos. Se internaba hacia la oscuridad en un pasillo estrecho que habría que pasar a cuatro patas.
Había que salir de allí, y la única vía de escape posible era meterse en ese lugar, así pues fueron entrando uno a uno, primero fue Bern con una antorcha, y se quedó para vigilar Ciren que ya no tenía más ganas de sorpresas y por si acaso la nueva entrada se sellaba.

Continuaron unos veinte pasos mas o menos hasta que el pequeño túnel desembocó en otra sala, ésta más pequeña, pero de geometría similar a las anteriores. Estaba muy decorada con antiguas runas de color negro sobre un fondo de pared grisáceo, éstas ascendían en varias columnas que rodeaban toda la pequeña sala hasta encontrarse en el techo; algunas vasijas, antiguo mobiliario carcomido por el tiempo y varios pergaminos yacían cerca de un sarcófago tallado sobre la roca.
El gran sarcófago de piedra tenía talladas en las paredes laterales grandes águilas con las alas extendidas, y sobre la tapa la figura talla de un hombre vestido con armadura descansando con los ojos cerrados, aferraba una espada con las dos manos al estilo de la típica tumba de un adulado caballero.
Nessa se acercó, y pasando la mano sobre la tapa para quitar el polvo que tenía, leyó en alto: “ Aquí yace Sindal Truestone, Recio Guardián de la Piedra”.
Sin darle mucha importancia al título que se le daba, pasaron a lo que estaban esperando todos aunque no lo dijesen en voz alta: a descubrir el botín.
Así pues entre todos ayudaron a quitar la pesada tapa de piedra que guardaba la tumba del noble, y con algo de estruendo y sin modales, la depositaron en el suelo como si cualquier cosa. Con caras de repugnancia y asombro, algunos de codicia, se quedaron al ver dentro de la tumba: Un cuerpo ya decrépito cerca de quedar sólo el esqueleto, yacía con un mandoble negruzco debido al óxido, tenía unas túnicas mohosas y hechas jirones que en su día debieron ser una túnica blanca de la tela mas exquisita, y lo que más llamó la atención, fue que el lecho estaba hecho de gemas preciosas, que resplandecían con mil colores a la luz de las antorchas; muchas de ellas eran rojas y rubíes.
Lo primero que fue a agarrar Thelanor fue el mandoble, acercándose con sumo cuidado, despacio y sin prisas, algunas gotas de sudor frío aparecieron en su frente, pero siguió acercando sus brazos a la mugrienta arma; no pudo cogerla a pulso con una sola, así que la agarró de la empuñadura con las dos manos, intentando no tocar el cadáver allí presente.
De suma sorpresa, las verdosas y semihuesudas  manos del cadáver agarraron, antes de que Thelanor pudiese siquiera tirar del arma para afianzársela, las muñecas de éste; el montaraz lanzó un gemido de sorpresa y pánico mientras veía como el cuerpo que yacía convulsionaba a la vez que asía con más fuerza sus muñecas; un verdor que superaba la penumbra, empezó a aparecer, y antes de que Bern intentara sacar de su vaina su espada, las tétricas manos del muerto apagaron su fuerza, lo único que permanecía era ese verdor que iba aumentando a ritmo alarmante mientras dibujaba sobre el cadáver una silueta clara: la de un hombre espectral.
Los aventureros se separaron de inmediato del sarcófago, Thelanor aferraba la espada que saqueó, y observaron como aquella luz verdosa iba incorporándose y saliendo del féretro para así erguirse; pudieron ver ya con más claridad como un hombre bastante alto, de complexión media ataviado con una túnica encima de lo que parecía una armadura de cuero los observaba en silencio, sin expresión. Aferraba una espada espectral.
-“ Quinieeeeen… Quinientoooos….Años… Ha pasado mucho tiempo…”.- Una voz cavernosa habló con dificultad.
-“ Hemos venido a llevarnos algo que no os hará falta en el más allá”.- Negrox´s dijo muy decidido.
-“ Muchos hemos caído defendiéndola… Pero ella es más fuerte, el Oscuro lo sabe… No tardará en enviarnos alguien poderoso a arrebatárnosla… Cuando ya no seamos una amenaza…”- El espectro deliraba mirando al infinito.
-“ ¡ Lord Sindal Truestone, vuestra espada pertenece ahora a vuestra tataranieta Layla, no oses oponerte a tu destino!.”- Ciren gritó.
-“ No… El poder ahora no nos deja descansar… Ya se ha olvidado todo… Sólo somos polvo y vagos recuerdos… Mi familia no recuerda sus apellidos…”- El fantasma seguía cavilando.
-“ ¡Vuelve al limbo, espectro!, ¡Aaah!”- Con esto el asustado Bern lanzó una estocada con toda su alma para el asombro de sus compañeros que no se esperaban ni deseaban esta reacción.
La espada atravesó al espectro de lado a lado, y como una nube de humo de tabaco que se dispersa con una pequeña ráfaga de aire, así se dispersó la imagen del fantasma.
Ni se lo pensaron al salir de allí todos corriendo como podían , pues en el ambiente se quedó un sonido de fondo de una risa grave y maligna que hacía palpitar con mayor velocidad los corazones de los aventureros; ni la avaricia es capaz de vencer al poderoso miedo, y sólo consiguieron llevarse de allí la espada porque Thelanor la llevaba encima, casi sin darse cuanta de lo que pesaba.
Al llegar a la salida vieron que estaba la puerta sellada, se les había olvidado… Una voz cavernosa proveniente de la oscuridad surgió:
-“ ¡ Que la oscuridad sempiterna os ate al destino que me llevó a la muerte, la elección a sido vuestra!.- La voz calló y todo fue otra vez  silencio.
La puerta de salida, milagrosamente ya no estaba sellada, el enorme bloque de piedra que bloqueaba la escalera, se disolvía en un extraño humo verdoso, pudiendo ver al fin, la esperanzadora luz del astro Sol casi en su cenit; una pequeña corriente de aire inundó de aire los torturados pulmones de los aventureros, que agradecieron a Manwë Súlimo, Señor de los Vientos, con una profunda inspiración de aire  acompañada con una sonrisa.
-“ Tenemos que ir a por Flórin, debemos llevarlo a Erebor para que lo sepulten, no podemos dejarlo ahí”.- Negrox´s decía con pena.
-“ No, amigo… No. Tu desconoces esto, pero, aquellos que mueren a manos de espectros y tumularios, acaban por convertirse en uno de ellos… No podemos llevar su cadáver a La Montaña Solitaria, pues estaríamos llevando un mal mayor que el de la noticia de su muerte…”- Nessa dijo mirando al cielo con los ojos impregnados en lágrimas.
-“ ¡Pero… Pero… Ciren y Noé conocen la magia y las artes de curación!, ¡seguro que conocen algún lugar donde le puedan quitar ese mal!”- Volvió a insistir el guerrero.
-“ Me temo que sólo unos pocos en Arda podrían hacer eso, pues es magia muy poderosa la que desata la maldición, y ninguno de ellos está por aquí cerca, es más, desconocemos el paradero de alguien tan poderoso… Sería una fortuna tener amigos así para estos casos”- Noé respondió al llanto de Negrox´s.
-“ Cierto… Pero con respecto a lo que has dicho… ¿Quién o qué ha maldecido estas tumbas?, pues, cuando los mayores nigromantes que jamás ha habido cayeron,  Sauron y su capitán El Rey Brujo de Angmar, el oscuro hechizo que azotaba a los muertos desapareció.”- El mago indagaba sin obtener respuesta.
Aun después de lo dicho, Negrox´s bajó raudo a coger algunas pertenencias del enano que yacía en mitad de la oscura cripta, y poniendo una mano sobre su frente, le inspiró su último adiós; los demás se giraron desde donde estaban e hicieron un gesto cada uno de despedida: unos se llevaron el puño derecho al pecho y otros  bajaron la cabeza en símbolo de respeto. “… Y así fue como Flórin Mata- Trolls, Azote de Tumularios acabó sus días…” Se escuchó para siempre en la posada de La Pinta Fría de boca de los trovadores locales, y la historia cogía más realismo cuando Testyr enseñaba a los embobados clientes las armas  pertenecientes al enano caído expuestas en su honor.

Los aventureros se dieron prisa al salir de la cripta, y volviendo a cerrar la pesada puerta con la llave dorada, se dirigieron de nuevo hacía su ciudad; a pesar de que obtuvieron un buen botín y habían cumplido la misión, para ellos hubiera sido mayor recompensa que hubieran vuelto todos, por ello apenas hablaron durante la caminata bajo el Sol.

Sin pasar por otro lugar antes, pusieron , una vez puestos sus pies dentro de la ciudad, rumbo a la mansión Truestone a recibir su premio. Ya era media tarde y ni siquiera habían parado para comer algo.

Luego de que el mayordomo de la casa señorial les acompañara a una sala bien acomodada para huéspedes, con algunas frutas dulces y algunos pasteles de miel para acompañar a la buena estancia del lugar, la dama Layla hizo aparición y se apresuró a sentarse para recibir las noticias que traían.
-“ Si estais aquí es ora habéis cumplido la misión ora ha sido un desastre.”-
-“ Más bien lo primero… Si me concedéis vuestro permiso… También tenemos tristes noticias del grupo que comandaba su hermano…”- Decía Thelanor mientras sacaba algo envuelto en una capa y lo mostraba a la noble dama, ella hizo un desdén de asentimiento y el Dúnadan destapaba el obsequio mostrando la empuñadura de una espada; él lo ofreció con las dos manos a la antigua usanza.
-“ Oh… Ya no me quedan más lágrimas para llorarle… Yo le daba ya por muerto aunque parezca algo atroz…Pero lo habéis conseguido sin duda, esta es la espada de Sindal, concuerda con las descripciones del libro de mi familia. Vosotros no entenderíais la importancia de esta espada para esta casa, porque son cuestiones de heráldica que ahora no me pondré a explicaros.
Lo que si puedo es contaros un poco de la historia que rodea a esta espada: Veréis, mi tatarabuelo, como mi hermano, perteneció a la guardia de esta ciudad; cuando aun se sostenía sobre el lago y poco después de la llegada del rey bajo la montaña.
Días duros fueron aquellos, no sólo por el dragón, o la batalla contra las hordas de trasgos, sino porque en años posteriores, la sombra fue creciendo, y ni siquiera los elfos del antes seguro Bosque Negro sabían que pasaba… Se sucedieron ataques en años posteriores de trasgos venidos del Norte y de hombres provenientes de Este, y, aunque algunos enanos provenientes de las Montañas de Hierro acudieron a salvaguardar la zona, la región se convirtió en un sitio peligroso, aunque la situación no se decantaba para ningún bando.
Un explorador de la ciudad, que se aventuró a recorrer sendas más alla de donde se atrevía nadie, avisó  de que se acercaba un grupo numeroso de gigantes junto con una horda de trasgos provenientes de la parte Sur del Bosque Negro… Ésto según las crónicas, sucedió ya en la época de la Guerra del Anillo contra el Enemigo.
Sabiendo que los gigantes eran una carta decisiva en la batalla que acontecía, mi tatarabuelo abandonó la ciudad para internarse en lo profundo de los bosques del bosque maldito para encontrar la ayuda de los elfos que otra veces tan útil fue. Pasó muchas penurias, pero al final el rey Thranduil aceptó gustoso mostrar la ciudad de los silvanos a un humano con tanta valentía. Sindal les explicó su situación, sin embargo el rey no pudo hacer lo que pedía, pues los elfos también estaban siendo acosados por orcos y arañas gigantes que amenazaban con destruir su reino. Dicen que en cada encuentro con un elfo, uno no se va con las manos o el corazón vacío, y así fue; pues el rey de los silvanos le hizo forjar una espada que los gigantes temiesen por encima de todo, y una vez entregada partió con la bendición de los elfos.
La batalla fue dura, pero mi tatarabuelo hizo estragos entre los gigantes con su filo relampagueante… Después en tiempos de paz no se a qué se dedicó, pues como ya os dije creo que estuvo metido en una extraña secta secreta… Y bueno, esa es la historia de esta espada. ¿Emociona verdad?.”- Layla acabó su historia con una bonita sonrisa.
-“ Sin duda una historia heroíca… Pero hablemos de nuestras heroicidades… hablemos de nuestra… Esto… Cómo se dice… Recompensa.”- Obviamente Negrox´s sabía muy bien a qué se refería.
- “ Eso sin dudarlo.”- Dio un par de palmadas y otro mayordomo trajo un saco de terciopelo azul oscuro con el sello de los truestone. De él salieron algunas piedras preciosas, un broche en forma de ojo de águila, una daga muy ornamentada y brillante gracias a las gemas incrustadas y al oro que cubría su mango, y un anillo de oro.
-“ Como pago creo que está bien… Mirad, a este broche, se le llamó el Ojo Avizor, os darán un buen precio por él, aunque para los que crean en la magia, dicen que descubre sendas ocultas en los bosques… Fue un obsequio que le entregaron a mi hermano y sólo  lo usaba de adorno… Espero que el uso que le deis sea en buen beneficio y en honor a él. Ésta daga fue un encargo de mi padre para una ceremonia que hubo hace unos meses y la verdad que no le salió barata; que no os engañe su pomposidad, el maestro armero que la forjó también la dotó de una filo peligroso… Y esto de aquí es el sello de mi familia… Es el anillo que llevamos todos los miembros de los Truestone, aun no se el por qué de esa tradición, y bueno… Quisiera que como símbolo de agradecimiento de parte de mi familia os lo quedaseis.”-

-“ Ha sido un honor, dama Layla, si alguna vez necesita algo, ya sabe donde encontrarnos, La Liga Roja prestará espada y cobijo a su merced”.- Escila terminó con una reverencia.
Los aventureros, recogieron su ganado premio, y con corteses despedidas, marcharon a descansar a su casa.
Alrededor de una buena lumbre, en el salón principal de la planta baja, estaban todos; sostenían o apoyaban cerca suya una jarra de cerveza o vino según gustos, ya no portaban las armaduras ni las armas, habían pasado a llevar ropas más cómodas y agradecidas al tacto. Las heridas ya habían sido curadas con algunos ungüentos que paliaban el dolor, aunque había uno que ningún ungüento podría paliar, aun así, intentaron no mostrar más tristeza, e intentaron disfrutar del momento:
-“ Cada vez hay mas niebla en el camino… No sé dónde nos llevará todo esto…”- Ciren cavilaba mientras sostenía en alto una copa de vino.
-“ ¡Donde quiera que nos lleve, allí entrechocará mi espada!”- Negrox´s soltó, de pie frente a la chimenea.
-“ No debemos estar ociosos mucho tiempo, auguro tiempos sombríos...”-  Noé, que se entretenía ahora echando un leño al fuego, habló.
-“ ¡Ese es el espíritu del aventurero, tenaz cual árbol frente a la tempestad, frío como el hielo de las altas montañas  ante las penurias, y con la ira de un oso frente a sus enemigos!, ¡nosotros hemos elegido esta vida, no demos un paso atrás!, ¡sólo los cobardes son presas  de los lobos!”.- La vozarrona de Bern inundó los corazones de sus compañeros.
-“ Qué de verdad tiene eso, amigo. ¡Si hemos ofendido a algún poder mayor, que venga aquí a quejarse!”.- Escila bromeó.

Mientras los demás seguían haciendo grandes alusiones de valentía o bromas que hacían carcajear a todos, Ciren seguía enfrascado en sus pensamientos, él observaba como poco a poco el vino y cervezas iban haciendo efecto a cada jarra o copa que terminaban; desvió su mirada a Noé, y vio como el leño con el que jugaba ya estaba en brasas, y ahora se disponía a unirlo, ayudado con unas pinzas de chimenea, a un tapiz que colgaba de la pared hasta el suelo. “!Por las barbas de Ulmo, Noé, qué haces!”, le gritó el mago al endrino compañero mientras que de una patada le quitó el leño ardiente.
Y así, desde la lejanía de la ciudad, un jinete ataviado de negro que portaba un catalejo cobrizo, observó el final del día de los aventureros que vigilaba; guardó el artefacto en un jubón que portaba su también negro corcel, y espueleándolo duramente, salió a gran velocidad alejándose de Esgaroth hacia la espesura. Empezaban a cerrarse las mandíbulas de la bestia.

Continuará…


  
 

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