-Un tercer ciclo sería el de Lemminkäinen: Athi Lemminkäinen, llamado también
Kaukomieli “el que suspira por largos viajes”, es un joven y apuesto guerrero,
muy ligado a su madre y de carácter impetuoso y aventurero. Lemminkäinen
creció grande en virtudes pero en cambio poseía un defecto que desvirtuaba su
figura: era un mujeriego incorregible.
El joven Kaukomieli recibe noticias de la belleza de la doncella Kylliki que
vive en la isla de Saari, y pese a los consejos de su madre, parte a pedir su
mano. Al llegar a Saari es rechazado pero decide quedarse en la isla aceptando
un empleo de pastor. Durante la estancia en la isla Lemminkäinen se dedica a
guardar los rebaños de día y a frecuentar a las muchachas de noche. Así al
poco tiempo, ha seducido y ha compartido el lecho con todas las mozas de
Saari: solo queda la bellísima Kylliki por sucumbir a sus encantos, pero la
moza seguía rechazándole: la fama de promiscuo que se había labrado provocaba
el rechazo de la joven. Ante su negativa, Lemminkäinen decide raptarla.
Consumado el rapto, la bella accede a ser su esposa intercambiando ambos
sendos votos: Kaukomieli nunca más irá a la guerra y Kylliki (en una alegoría
sobre la fidelidad) nunca frecuentará los corros de las muchachas. Así, ambos
regresan a Kalevala ante la alegría de su madre que ha recuperado un hijo y
ganado una nuera.
Un día Lemminkäinen salió de caza y tardó varios días en regresar. Pensando
que su esposo había roto su promesa y partido a la guerra, Kylliki paso las
noches yendo al corro de las muchachas. Cuando Athi volvió y supo lo que había
ocurrido se empezó a preparar para partir para la guerra. A pesar de los
ruegos de su mujer, quien había tenido un terrible sueño al respecto,
Kaukomieli partió abandonando a su esposa.
Tras un viaje de tres días llega por fin a Laponia y penetra en una tienda
donde los tietajat (chamanes) de Pohjola están cantando sus runas.
Lemminkäinen los hechiza a todos excepto a un viejo tietaja al que
humilla y ofende gravemente. El viejo hechicero lleno de cólera marcha de la
tienda y se esconde en los matorrales junto al río de Tuoni.
Mientras, Lemminkäinen llega a las mansiones de Louhi para reclamar la mano de
la Doncella de Pohjola. La señora del norte le increpa y le invita a marcharse
con su esposa, pero Lemminkäinen renuncia a Kylliki en favor de la Doncella de
Pohjola. La pérfida Louhi le manda entonces a realizar un prueba matando de un
solo tiro, de un solo golpe al cisne del río de Tuoni, el río que lleva al
reino de los muertos. El joven Athi se apresta pues a cumplir su cometido pero
entonces el viejo tietaja que acechaba entre los matorrales agarra una
serpiente venenosa y a modo de lanza se la arroja al héroe. El joven guerrero
es atravesado por la serpiente y cae herido al río. En el fondo del torrente
es cuando uno de los hijos de Tuoni, en pago por su intento de sacrilegio al
querer matar el cisne del río, le ataca con su lanza y secciona su cuerpo en
cinco partes, dándole muerte.
Enterada de su destino, su madre se dirige a Pohjola para saber de su hijo.
Louhi le cuenta del encargo que le impuso y finalmente el sol le descubre la
verdad sobre la suerte de Kaukomieli. Con el corazón destrozado pero
firmemente decidida a recuperar a su hijo, le pide a Ilmarinen que le forje un
rastrillo mágico con el cual peinar el río. Tras una ardua labor la dolorida
madre consigue rescatar todos los fragmentos del cuerpo de Lemminkäinen, lo
recompone y mediante una runa de la vida consigue despertarle de su sueño
mortal. Una vez recuperado por completo, su madre le convence para que se
olvide de sus amoríos con la Doncella de Pohjola, y el héroe regresa a
Kalevala donde vuelve con su esposa Kylliki y dedica sus días al cuidado de
sus campos.
Tiempo después se celebran los esponsales de Ilmarinen y la Doncella de
Pohjola a los que Lemminkäinen no ha sido invitado. Herido en su orgullo el
joven héroe se engalana con lo mejor de su guardarropa, se ciñe sus mejores
armas y pese a los consejos de su madre, parte hacia Laponia. Tras superar
diversos obstáculos Lemminkäinen llega a los salones de Pohjola en donde
irrumpe de manera irrespetuosa y con malos modos. El señor de la casa le
emplaza a no molestar y a sentarse en el umbral, donde lo hacen los mendigos,
pero Kaukomieli ofendiendo aún más al anfitrión, se sienta en la presidencia
de la mesa. Intentan envenenarle, amedrentarle con hechizos pero es inútil, la
única alternativa para deshacerse de él es el combate. El desenlace del mismo
es fatal, y Lemminkäinen da muerte al señor de Pohjola cortándole la cabeza y
clavándola en una lanza. No contento con su acción, exhorta a Louhi para que
le hospede y le proporcione agua para purificarse, pero la dama de Pohjola lo
que hace es desatar toda su furia y mandar a sus huestes contra él. El joven
héroe tiene que hacer uso de su magia para poder escapar y transformado en
águila regresa a Kalevala, pero su vuelta fue solo para preparar su exilio:
las huestes de Pohjola avanzaban hacia su patria buscando venganza y
Kaukomieli decide huir para alejar la guerra de su pueblo. Su madre le indica
una isla más allá de los nueve mares, a mitad del décimo, donde su padre se
escondió muchos años atrás, durante las antiguas guerras, y el héroe recibe la
orden de exiliarse en ella por diez estíos.
Lemminkäinen navega hacia su destino, pero resulta que en su camino se
encuentra la isla de Saari, escenario de sus correrías de mozalbete y en donde
las doncellas le recuerdan con agrado. El bello Kaukomieli decide hacer un
alto en el camino que dura tres años, y en los cuales se acuesta con casi
todas las mujeres de la isla: vírgenes, casadas, solteras y viudas. El
resultado es que, enterados de la deshonra, los hombres de la isla queman su
barca y le persiguen para cortarle la cabeza. El joven héroe se salva de
milagro, de nuevo, invocando a una runa mágica con la que consigue una nueva
embarcación y con lágrimas en los ojos abandona Saari.
Cuando regresa finalmente a su patria se encuentra que su casa ha sido
arrasada y quemada. Internándose en el bosque encuentra a su madre, la que le
refiere que el pueblo de Pohjola ha arrasado sus tierras como venganza por la
muerte de su señor. El joven intenta reconstruir su hacienda, pero los campos
no crecen como antaño, el suelo quemado está casi estéril y apenas produce
fruto.
Un día, mientras está construyendo una nueva embarcación, divisa en el
horizonte un navío que se dirige hacia allí. Son Väinämöinen e Ilmarinen que
se dirigen a Pohjola para raptar el Sampo que traiga la prosperidad a su país.
Ante los más grandes héroes de Kalevala, Lemminkäinen ofrece su espada para
ayudar en la misión y el Runoya le acepta como tercer compañero. Durante la
travesía tienen un enfrentamiento con un esturión gigante. Lemminkäinen está a
punto de caer por la borda pero Ilmarinen le agarra por los cabellos
salvándole la vida. Finalmente, Väinämöinen mata al pez y con su quijada
fabrica el primer kantele. Lemminkäinen trata de hacerlo sonar pero
solo Väinämöinen es capaz de sacar música de él. Cuando reemprenden el viaje y
llegan a Pohjola, Väinämöinen usa el kantele para hechizar a sus
habitantes. Con estos neutralizados, los tres héroes arrancan las tres patas
que tenía anclado el Sampo a Pohjola, lo cargan en su navío y emprenden el
regreso a Kalevala con Lemminkäinen a los remos. Todo va viento en popa hasta
que Kaukomieli, a pesar de los consejos del Runoya, decide cantar una runa de
victoria. Pero en vez de un sonido armonioso y bello, su garganta despide un
graznido espeluznante que atraviesa los mares, llega hasta Pohjola y despierta
a Louhi y toda su gente. Cuando se da cuenta del robo del Sampo, la bruja
fleta una armada en pos de los ladrones. Finalmente Louhi alcanza a los tres
compañeros y transformada en gigantesca águila, con todos sus guerreros a sus
lomos, libra una tremenda batalla por el molino mágico. Lemminkäinen y su
espada acaban con buena parte de los guerreros de Pohjola e incluso hiere a la
bruja en una garra, pero en el fragor de la batalla el Sampo es destruido y
Louhi solo puede rescatar un fragmento con el que vuelve derrotada a su reino.
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