El señor de los Anillacos – Los dos Turros

22 de Mayo de 2006, a las 13:06 - Matías Eim Pina
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Fe de ratas:

Dada las circunstancias de embriaguez y festicholas descontroladas en la que me he obligado a estar entre los últimos 15 años, años en los que escribí la “no tan” celebre obra “El señor de los Anillacos – La comunidad del gatillo”, mientras el señor Gandulfo me relataba su desopilante y delirante historia sobre anillos, elfas en tarlipes y gente de baja estatura que intentaba tocar sus partes, y yo transcribía la misma a mi humilde maquina de escribir de forma no tan certera, he decidido volver a narrar el ultimo capitulo.

Sepan disculpar las molestias que les pueda llegar a ocasionar el volver a leer esta cosa denominada... Bueno en fin el volver a leer “esta cosa”.


1. MUCHOS SECUESTROS

Froto despertó y se encontró tendido en una cama. Al principio creyó que había estado en una gran fiesta con pito, matracas, bonetes y papel picado, pero solo había estado bebiendo vino en cartón con Zam. Pero el techo de la habitaciónsucha le parecía extraño: choto, y con unas manchas de humedad mas grandes que Perón, muy escupidas por cierto. Se quedó recostado todavía un momento, mirando las telarañas en la pared, que seguramente debían estar allí desde el nacimiento de Gandulfo (que muy joven no es) y escuchando el rumor de unas viejas chismosas que hablaban de que tan guapo era el macho de la telenovela de la tarde.

-¿Dónde estoy y a qué hora morfamos? -le preguntó en voz alta y ronca a un gato que pasaba por allí, quien desconcertado y con la mirada desencajada, lo único que supo decir fue -¡miau!-.

-En la casa de El-Rón, y hoy no se come -dijo una voz-. Es la mañana del veinticuatro de octubre, y es San Epitetito del No Morfes, por eso HOY NO SE COME.

-¡Gandulfo! -exclamó Froto, medio tambaleándose (recordemos que el vino en cartón no es muy saludable).

Allí estaba el viejo amargo, sentado en un cajón de manzana junto a algo que simulaba ser una ventana abierta, pero más bien era una grieta en la pared.

-Sí -dijo Gandulfo -, ya se que soy amargo. Pero eso es porque aún no me has visto “enpedo”.

Froto se acostó de nuevo. Era obvio que, ni el salame de Froto, quería oír a un pobre viejo con mas años que la injusticia y mas canas que una comisaría. Ya la resaca se le había pasado. Estaba casi completamente despabilado ahora y recordaba los acontecimientos de la anterior noche y del viaje hasta allí: el desastroso vino que bebieron en el Bosque Viejo, la buena cerveza en la Poppis Pisadora y la tontería de haberse comprado un energizante en lugar de un buen vino. Mientras pensaba todas estas cosas, tratando en vano de recordar cuanto dinero le quedaba y qué había ocurrido luego y cómo había ido a parar a Revenden, hubo un molesto y largo silencio, interrumpido sólo por las desesperadas bocanadas de la pipa de Gandulfo, que lanzaba por la “ventana” anillos de humo de un color inestable.

-¿Dónde está Zam? -preguntó Froto al fin-. ¡Me debe cinco pesos! ¿Y los otros, cómo se encuentran?

-Sí, por supuesto, hoy es domingo -respondió Gandulfo haciéndose el boludo.

-¿Hoy juega Boquita? -dijo Froto-. Tengo ganas de ver algo de Fuból (refiérase a deporte jugado con las gambas de unos señores que corren tras una pelota aproximadamente una hora).

-Sí, creo que si. Pero acá no tienen televisor -respondió Gandulfo-. Los ratas no pagan ni la luz ni el gas.

-Parece que fuera una casa ocupada por indigentes -dijo Froto.

-Si claaaro, PARECE -dijo Gandulfo muy sarcásticamente-. Creo que deberías dejar de hacer preguntas, si no quieres aparecer en un zanjón con un balazo en la cabeza.

-Okeeeey… -dijo Froto un poco asustado-. Mejor te hago caso.

-Juajuajua…-rió Gandulfo -. ¡Como te cagas fácil vos! ¿Eh?

-Tu nieta no dijo lo mismo cuando le dije de ir a un hotel.-murmullo Froto-

-¿Eh?, ¿Qué dijiste? ¡No te oí un carajo!

-Nada, nada... Algo sin importancia que acabo de recordar -dijo Froto- Ya estoy bastante despierto y quiero morfar algo, ¿posta que hoy no se come?

-Por supuesto, hoy no se cena pero vamos a hacer una gran merienda -dijo Gandulfo -. Tendremos lo que los Elfos seudo-nerds encubren bajo el nombre de “un Concilio”, pero eso es solo mentiras de los Elfos para que la gente no se entere que son unas mariquitas que se juntan a tomar el té y hablar de telenovelas.

-¿Y que me dices tú? -exclamó Froto.- ¡Yo no me olvido de tu época marica en la que escuchabas a Cristian Castro!

-¡Juro por dios que solo me compre el primer disco!, como que me llamo Gandulfo el Casi negro -dijo el amargo mago solemnemente-. Hay muchos poderes en el mundo, para el bien y para el mal. Y creo sinceramente que el primer disco de Cristian Castro se encuentra dentro del bien. Contra otros, todavía no me he medido. Pero mi tiempo se acerca en el que se me agravie el cáncer de pulmón. Pero el Señor de Morcillogurt y los Jinetes Grises han dejado sus trincheras. ¡La guerra está próxima!

-Ehhhh… y ¿que me decías del concilio?

-¡Ah!... si, ¡el concilio!.. Es así como una gran merienda en la que nos juntamos todas las razas para revisar el programa de las telenovelas próximas a venir y hoy, como una gran excepción, también hablaremos sobre como resolveremos la salvación de la tierra media boba, ante la inminente destrucción y azotamiento de las fuerzas oscuras de Saulon.

-Ah -dijo Froto- Creí que era algo mucho mas importante.

Gandulfo sonrió. -NO -dijo-. Son solo estupideces. Nada importante.

-Me alegra -dijo Froto-, ¿Sabes? Me haces acordar a ese tal Señor Troncos. Aunque a veces es raro y torvo, él nunca se peina, ni trata de ser mejor, porque sabe que nunca lo va a lograr. Yo no sabía que hubiese alguien así entre la Gente Grande. Pensaba, bueno, que sólo eran grandes y bastante estúpidos; amables, estúpidos y con la piel blandita como Mantecosa; o estúpidos y malvados como Saulon. Pero es cierto que no sabemos mucho de los hombres en la Comarca, excepto quizá las gentes de Äbrí.

-Sabes de veras muy poco si crees que el viejo Cebollita es estúpido -dijo Gandulfo -. Es bastante sagaz en su propio terreno. Piensa menos de lo que habla y más lentamente; sin embargo puede catar una botella de vino sin tener que abrirla (como dicen en Äbrí). Pero pocos quedan en la Tierra Media Boba como Agarrón hijo de Maracthorn. La raza de los Reyes del Más Allá del Mar está casi extinguida. Es posible que no llegues a perder tu virginidad.

-¿Quieres decir realmente que El señor Troncos pertenece al pueblo de los viejos chotos que se la dán de Reyes? -dijo Froto, asombrado-.

-¡IDIOTA! -exclamó Gandulfo -. Quiero decir que estas en tierras donde las mujeres desnudas brotan de la tierra como pasto y se entregan como propaganda en mano… ¡y que debes darle maza a una!

-¡Pos haberlo dicho antes! -dijo Froto-, hasta ahora mis únicos pensamientos era llegar aquí, y darle mashita a alguna aventurera Elfa. Y despreocuparme por la inminente hecatombe de la Tierra Media Boba. Simplemente echarme en una cama, engordar 50 kilos, dejar de cuidarme el pelo hasta quedarme pelado, convertirme en Are-Krishna y vender sahumerios en las esquinas.

-¿Are-Krishna? -exclamó Gandulfo-. ¿Cómo es eso de que te quieres hacer Are-Krishna?

-No sé -dijo Froto-. Solo se me ocurrió hacerme Are-Krishna y vivir a base de cereales.

-¿Cereales? –Cuestiono desconcertado Gandulfo-. ¡No permitiré que te conviertas en un neo-hippie seudo natural! Pronto estarás curado del todo. ¡Esperemos por tu bien que lo estés!

-¿Qué sucede? -pregunto Froto sin entender el repentino cambio de actitud de Gandulfo.

-¡NADA! - Gritó Gandulfo -. Simplemente me he acordado todas las imprudencias y dolores que me has ocasionado durante esto últimos años ¡y no permitiré que disfrutes de una muerte feliz! ¡Irás a salvar a la Tierra Media Boba! ¡CUESTE LO QUE CUESTE!

-Ouh… -se lamentó Froto- ¿Y contra quienes tendré que enfrentarme para salvar a la tierra media boba?

-Mmm... Veamos… Porcos y Trolis, Wargos y Pícantrompos… El pitufo enrique y pitufo gruñón… Gargamel y Azrael… Digamos que contra unos miles y millones de asesinos dispuestos a degollarte por conseguir el anillo único.

¡Plop! (ruido de desmayo de Froto)

-¿Y Revenden y los elfos? ¿Está Revenden en venta?

-Sí –dijo Gandulfo-, al fin se dignan a vender esta pocilga. Los elfos son famosos por ser coditos y ahorrar hasta el último e ínfimo centavo.

-Jajaja -rió Froto-, por cierto, creí ver una figura blanca que brillaba y que decía “Les traigo amoooor”. ¿Era entonces Glorfaivel?

-No, estabas demasiado enpedo seguramente… Hoy, a la mañana, encontramos rastros de orín en la fuente del jardín lateral oeste e innumerables cantidades de botellas y cartones de vino »Sin embargo -continuó Gandulfo, incorporándose de pronto, acomodándose los dientes y hurgándose de una forma muy asquerosa su nariz, -, Algunos afirman haberle visto los senos. ¡Melones resplandecientes! ¡MELONES RESPLANDECIENTES!-gritaba con una gran sonrisa Gandulfo, mientras se le escurría un gran chorro de baba por su barba-

-Guuuuaaaauuu… -dijo asombrado Froto- ¡Hoy a la noche saldré a buscarla!

Gandulfo acercó la silla a la cabecera del lecho y miró con atención a Froto. El color le había vuelto a la cara; tenía una sonrisa de oreja a oreja, los ojos parecían dos huevos duros y tenía una mirada desconcertada y lúcida.

-Tienes un aspecto espléndido -dijo en voz alta-. Me arriesgaré a contarte una breve historia, sin consultar a El-Rón. Pero muy breve, recuérdalo, y luego dormirás otra vez.

Una vez la maestra estaba escribiendo en la pizarra y se le cae la tiza. Se agacha a recogerla y, como tiene una mini-falda, los alumnos atinan a ver lo mas que pueden. La risa de ellos llama la atención de la profesora.

La maestra dice: - ¡Quien haya visto algo estará suspendido!.

Mira a uno y le pregunta: - Tú, ¿qué has visto?

- Yo vi sus pantorrillas.

- ¡Un mes suspendido! ¡Fuera!

A otro estudiante: - Tú, ¿qué has visto?

- Yo le ví los muslos.

- ¡Dos meses suspendido! ¡Fuera!

A otro estudiante: - Tú, ¿qué has visto?

- Yo vi una parte de su nalga.

- ¡Tres meses suspendido! ¡Fuera!

A Jaimito: - Y tú, Jaimito, ¿qué has visto?

- Bueno... Muchachos, ¡nos vemos el año que viene!

Jajaja… ¿y, Froto, que te ha parecido la historia?- cuestionó Gandulfo.

-Y… nose, ¿Jaimito se iba de vacaciones? -preguntó Froto.

-¡Ay! ¡Eres un idiota! -exclamó Gandulfo -

-¿Tu eras Jaimito? -interrogó Froto mas desconcertado.

-Ay, ya… ¡Déjalo ahí! -respondió Gandulfo desganado-.

-Ahhh... ¡ya se! -exclamó Froto…

Gandulfo echó una rápida mirada a Froto, el Bobbit había cerrado los ojos. Parece ser que pensar mucho lo dejo inconsciente.

Froto se despabilo prontamente – ¿Es cierto que acá en Revenden son todos unos amargados y aburridos?

-No, todo lo contrario pronto habrá una fiestonga para celebrar la victoria en el Vado del Barneyn y allí estaréis todos vosotros ocupando sitios de honor. O sea, con un vale por una cerveza gratis.

-¡FFFF…ormidable! - dijo Froto -. Es maravilloso que El-Rón y Findelgord y tan grandes chabones, sin hablar de El señor Troncos, con lo coditos que son se molesten en regalarnos cerveza.

-Bueno, hay muchas razones para que así sea -dijo Gandulfo, sonriendo y guiñándole un ojo-. Tu formidable estado físico. Tu cabello castaño claro, tus ojitos color miel.

- ¡JE!, que suerte que acá son todos bien machos, ¿no Gandulfo? –dijo Froto sintiéndose medio incomodo.

- Ehhh… si, claro… por supuesto – respondió Gandulfo mirando para todos lados y con un tono bastante dudoso.

- Ejem!… bueno, mejor dejarlo ahí… ¿y Bulbo donde anda? El hijo de puta me dejo sin morfi, y con unos pocos vinos que prontamente desaparecieron… - dijo Froto.

Luego de decir esto, se durmió repentinamente, no se supo bien porqué, pero muchos dudaron de que quizá, muy probablemente, se durmiese a causa de unas pastillitas que le habían sido suministradas por El-Ron hace unas horas.

Froto estaba ahora dudosamente a salvo, pero al fin y al cabo A SALVO, aunque muy a salvo no estaba, mejor digamos que por lo menos ESTABA (y eso es lo importante) en La Ultima Casa más derruida al este del Mar. Esta casa era, como Bulbo había informado en estado de ebriedad hacía tiempo, “una choza”. Bastaba estar allí para darse cuenta que Bulbo borracho es más sincero que sobrio.

Ante la caída de la noche, Froto despertó de nuevo y descubrió que ya no sentía necesidad de dormir o descansar y que en cambio tenía ganas de comer y beber, y quizá cantar, volver a beber y contar luego alguna historia que revocara esas cosas que se decían por allí en la Tierra Media Boba, de que él era homosexual y que Zam le daba por la cola. Salió de la cama y descubrió que podía utilizar el brazo casi como antes, la masturbación no lo había deteriorado tanto como él pensaba. Encontró ya preparado una zunga de leopardo y una musculosa que tenía la leyenda “EL QUE NO BEBA VINO SERÁ UN ANIMAL”.

Mientras se toqueteaba frente al espejo mientras se decía “¡sexy!” a sí mismo, golpearon a la puerta y entró Zam. Corrió hacia Froto y le tomó la mano izquierda, torpe y tímidamente. La acarició un momento con dulzura y luego enrojeció y se volvió en seguida para irse.

-¡Hola, Zam! -dijo Froto.

-¡Estás caliente! -dijo Zam muy sensual (si tan solo lo hubiesen escuchado, se caerían de culo)-. Quiero decir la mano, papi… ¡digo: SEÑOR FROTO!. Ha estado tan fría en las largas noches. ¡Pero victoria y trompetas! -gritó, dando otra media vuelta con ojos brillantes y bailando-. ¡Es maravilloso verlo de pie, con la zunga de leopardo, recuperado del todo y con esa mano traviesa rehabilitada, señor! Gandulfo me pidió que viniera a ver si la zunga te quedaba bien.

-Más que bien -dijo Froto-. ¡me queda genial!, vamos a que la vean los demás.

-Puedo llevarlo hasta ellos, señor -dijo Zam-. Es una casa grande ésta y muy hecha mierda, das dos pasos y yá le quitaste 10 kilos de cemento. A cada paso descubrís un pozo nuevo y nunca se sabe qué encontrará uno a la vuelta de un corredor. ¡Y elfas, señor Froto! ¡Elfas por aquí y elfas por allá! ¡Algunas se regalan, otra te encajan una cachetada, pero todas se regalan al final! ¿no es increíble?

-Sé lo que has estado haciendo, Zam -dijo Froto, tomándolo por el brazo y con el dedo de la otra mano sobre la boca-. Pero tienes que estar contento esta noche y prestar oídos a la alegría que te llega del corazón. ¡Vamos, muéstrame lo que hay a la vuelta de los corredores!

El autor del relato no quiere incriminar a los señores Zam y Froto en una escena porno homosexual, por lo tanto ha decidido censurar los siguientes 15 minutos. Continuamos con el relato…

Zam, como muy inocente que es, le mostró su nuevo Yo-yo, el cual muy cariñosamente le regaló a Froto. Lo llevo a donde los demás se encontraban

-Hurra –dijo desanimado y sarcástico Porrón-. Aquí tenemos al que todos alaban y le dan todos los créditos, cuando lo único que hace es mandarse cagadas que después nosotros tenemos que compensar.

-¡Calla! -dijo Gandulfo desde el fondo sombrío del pórtico donde se podía presentir una humareda muy espesa, digna de un pedo de viejo-. Se lleva el crédito porqué fue el único idiota de Bobbiton que se le ocurrió llevar el anillo hasta el mismo culo del mundo, y no hablo literalmente, para destruirlo cuando se viene la hecatombe más grande que se haya visto después de la Guerra de las Galaxias.

-¡Yá calla Gandulfo!, y sigue fumando tus hierbas raras -dijo Porrón-. Me viene hablando de una Guerra de las Galaxias hace horas, yá ni sabe lo que dice el muy drogadicto.

-¡Hey, y que tal si hacemos una fiesta! -dijo Morrón en un contexto de COMPLETO COLGADO-. Total, lo que más sobra en Revenden es alcohol y mujeres fáciles.

- Y DAAAAAAAAAAALE- dijeron todos a coro.

Apenas habían acabado de hablar cuando unos golpes de la improvisada “campana” de Revenden, lo que hoy en día vendría a ser una cacerola siendo golpeada por un cucharón, los convocó al salón de la casa.


El supuesto “salón” de la supuesta “casa” de El-Rón estaba supuestamente “colmado” de supuesta “gente”, pero, hablando en criollo, en la choza del Pelado con Flequillo había seres inmundos esperando a que se sirva la comida: elfos en su mayoría, aunque había un par de colgados más. El-Rón estaba sentado en un cajón de Manzanas de Río Negro, al cual él, sin perder esperanzas, le decía Sillón, a la cabecera de una mesa larga (también improvisada, todo en Revenden es improvisado, no lo olviden) sobre el estrado; a un lado tenía a Findelgord y al otro a Gandulfo, ambos esperando que El-Rón rebanase el Pavo con papas que habían preparado.

Froto lo observó maravillado, pues nunca había visto a El-Rón... ¡a punto de rebanar semejante Pavo!.

Gandulfo era el más enano del trío, el que podríamos considerar el Curly de Los Tres Chiflados, pero con el hambre que tenía se veía realmente amenazante.

Findelgord era alto, erguido, muy buen mozo y con una jubilación de privilegio, un buen partido para cualquier jovencita de veinte años que quiera heredar mucho dinero.

El rostro de El-Rón no tenía edad, pero si el documento, el cual no le favorecía nada. A nadie le importa como o quien carajo era el señor El-Rón, a todos lo único que les importaba era que iba a rebanar el Pavo con papas más grande que los Elfos habían comprado en todos los tiempos, lo que vendría a ser… digamos, estemmm… unos 350 gramos.

En el centro de la mesa, apoyada en los carteles de venta que colgaban del muro, había una silla, la única en 100 metros a la redonda, y allí estaba sentada una hermosa dama –por suerte nada que ver a El-Rón-, pensó Froto, -esperemos que sea una pariente lejana-. Con una cara de depresión terrible, con más maquillaje que vieja de 65 yendo a un velorio, y con el pelo realmente lacio.

Así vio Froto a Arghgüen, hija de El-Rón, a quien pocos mortales habían visto hasta entonces y de quien se decía que había traído un cargamento de Vinos nunca antes visto, y otros ebrios decían que había traído de nuevo a la tierra la imagen viva de Púthien; y la llamaban Úntomiel, pues fue el único piropo no guarango que a los Elfos se les ocurrió. Había estado mucho tiempo en la tierra de la familia de su madre, en Norríen, más allá de la pobreza de Revenden, y había regresado hacía poco a Revenden, a la casa del padre, a cobrar unas deudas que este tenía con ella. Pero los dos hermanos de Arghgüen, Aellaledan y Elrojito, llevaban una vida de joda y a menudo, cuando se pasaban de copas, amanecían muy lejos junto con los Montaraces del Norte; y jamás olvidaban las jodas que ella se había mandado en los antros de los porcos y lo que siempre les decía –Su padre, es el Elfo más cornudo de la Tierra Media Boba-.

 


  
 

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