Se trata del puñal con el que El Rey Brujo intenta atravesar el corazón de Frodo. Este era un cuchillo largo y delgado y cuya hoja tenía un brillo frío y que, cuando Aragorn lo coge ante la luz creciente del día, la hoja comienza a fundirse y desvanecerse en el aire como una humareda.
La empuñadura, tal y como dice Glorfindel, tenía inscripciones malvadas, invisibles a los ojos de simples mortales y una herida causada con este puñal era capaz de hacer pasar a un mortal al mundo de las Sombras. Su daño maléfico sólo podía ser curado por unos pocos, como fue, afortunadamente para Frodo, el caso de Elrond.
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