Johan de Meij. Sinfonía nº1

SINFONÍA NÚM 1 “THE LORD OF THE RINGS”
JOHAN DE MEIJ

Tenía 14 años cuando alguien puso en mi atril la partitura para flautín de la Sinfonía número uno de Johan de Meij, un compositor al que yo no había oído nombrar hasta ese momento.
Traduje el nombre de dicha sinfonía con mi inglés de instituto, y leí: “El Señor de los Anillos”.
Ahí comenzó mi gran aventura. La curiosidad me llevó a sacar el libro de la biblioteca de mi pueblo, un libro poco demandado, poco gastado, en comparación a los demás libros que había tomado prestados de la biblioteca.
Lo leí casi al par que la banda montaba el primer y el último tiempo de la sinfonía (tal vez los más adecuados a la por entonces pequeña banda a la que pertenecía), y descubrí un mundo más allá de cualquier cosa que hubiera leído o imaginado hasta entonces.
Aquella obra me abrió las puertas a una nueva forma de vivir la literatura, y por esta razón he querido haceros llegar un análisis sencillo de la obra en cuestión, para que la disfrutéis tanto como yo lo hice y sigo haciendo unos cuantos años después.

La Sinfonía Número Uno “The Lord of The Rings” fue interpretada por primera vez en 1.988, a cargo de la Banda holandesa “Koninklije Militaire Kapel”, (Royal Military Band), dirigida por Pierre Kuijpers, el día Dos de Junio de dicho año, durante un campeonato Mundial de Música celebrado en Bruselas.
Esta obra, inspirada en el fantástico mundo creado por JRR Tolkien, consta de cinco tiempos descriptivos sobre diversas etapas o episodios de “El Señor de los Anillos”:
- Gandalf
- Lothlórien
- Gollum
- Un Viaje en la Oscuridad
- Hobbits

Este primer tiempo nos describe al Mago Gris, su personalidad es retratada a través de la música en diferentes partes de la obra: por un lado su nobleza y sabiduría, por otro, su poder. Este tiempo comienza con un forte apropiado al enorme poder contenido en el personaje, para llevarnos, pocos compases después, a un piano cargado del simbolismo y del misticismo que el personaje despierta.
El comienzo del allegro vivace nos lleva al galopar de Sombragris, así como a la descripción de la maravillosa Tierra Media.
El tiempo termina con un fortísimo que contrasta con el comienzo en piano del siguiente, Lothlórien, el bosque encantado.

Con un solo de clarinete De Meij nos introduce en el maravilloso mundo de los Elfos de los bosques.
A partir de ahí irá jugando con los diferentes timbres de la cuerda de madera de la Banda.
Trinos de flautas, arpegios de los clarinetes… nos hace pensar en los árboles y plantas del Bosque Dorado.
Tras este tema místico, nos lleva al encuentro de Frodo con la Dama Galadriel, a través de un cambio de tempo a Allegreto, y nos muestra las visiones de Frodo en el Espejo de la Dama.

Una maravillosa descripción de uno de los personajes más controvertidos de la Trilogía.
Gollum, la criatura más triste de toda la obra, a veces malicioso, a veces compasivo, unas veces sisea, otras balbucea, gime, llora…
Todo un mundo de sensaciones llevadas al timbre del Saxofón Soprano, que nos describe en cada momento el anhelo enfermizo de Gollum por poseer el tesoro.

Retrata el paso de la Compañía del Anillo a través de las Minas de Moria.
Encabezados por Gandalf, la compañía se mueve a través de Moria con pasos cuidadosos y silenciosos, representados por la monotonía rítmica de los metales graves, piano y percusión, melodía que se irá engrosando con la entrada de diferentes instrumentos de madera, conforme se van adentrando en las profundidades de la mina de los Enanos.
Después de la persecución de los Orcos por la Mina, la compañía huye hacia el Puente de Khazad-Dûm, donde Gandalf lucha contra el Demonio de las profundidades: el Balrog.
Esta lucha es fielmente descripta a través de escalas ascendentes-descendentes llevadas a cabo por la madera aguda, y que nos recuerda al movimiento del látigo del Balrog.
Tras una última escala, se inicia un fortísimo que va decreciendo poco a poco, hasta convertirse en un murmullo: Gandalf ha caído en las Sombras.
Termina éste cuarto movimiento con una melodía claramente basada en la que se dedicara a Gandalf en el Primer movimiento, esta vez en forma de marcha fúnebre, que acompaña a los personajes en su ascenso hacia la puerta Este de Moria.

El último movimiento nos lleva a la Comarca, dónde habita el maravilloso pueblo Hobbit.
Con una entrada que nos hace recordad al Mago Gris, De Meij nos introduce en una melodía alegre, un himno de vitalidad propio de los Hobbits.
Este himno se transforma en una danza lleva de acordes mayores que nos van transportando al mundo de los Medianos.
Finalmente, llegamos al final de la obra.
Este final, incluido en este quinto tiempo, es un tranquilo viaje hacia los Puertos Grises, dónde Frodo y Gandalf se despedirán de sus compañeros para embarcar en un navío blanco, y, poco a poco, van desapareciendo en el horizonte…

Liwen