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Crónicas de Rhûn
30 de Enero de 2006, a las 19:48 - Eldaron de Eldamar
Relatos Tolkien - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasÃa y poesÃas :: [enlace]
Me dirijo a los fenómenos: De cómo surgió el proyecto
Esta serie de narraciones y relatos que aquà y ahora empiezan forman parte de un proyecto antiguo. A riesgo de parecer pedante (¡espero que no!), quiero comentar un poco de dónde viene todo esto. Creo que fue hace unos tres años cuando en el foro, aún único, de elfenomeno.com apareció una petición formulada por una fenómeno de nick "Thirvia". Thirvia pedÃa un argumento para poder hacer un cómic basado en la obra de Tolkien, puesto que ella estudiaba para ilustradora (ahora creo que ya ha terminado). Podéis ver algunos de sus -magnÃficos - dibujos en el apartado correspondiente en la sección Tolkien de elfenomeno. Casualmente yo tenÃa un argumento dándome vueltas por la cabeza y me puse en contacto con ella. Nos pusimos de acuerdo y empezó un proceso de preparación y preproducción del cómic. Lamentablemente, y después de varios meses, este proceso no prosperó por diversas circunstancias. Una de ellas, probablemente, fue mi idea de dar a mi argumento para el cómic un trasfondo histórico para hacerlo creÃble, un poco como Tolkien mismo. Esta idea provocó que se pospusiera indefinidamente la construcción del guión del cómic para dar tiempo a la preparación de un "Silmarillion" particular (con perdón por tal metáfora desafortunada), y con ello todo el proyecto se volvió un monstruo que agotó un poco nuestros ánimos. Hace tiempo que Thirvia y yo hemos perdido el contacto, asà que aprovecho desde aquà para mandarle un cálido saludo si es que todavÃa nos lee a todos nosotros, y de paso añadir que para cualquier duda, petición, saludo (o reproche), mi mail es emore_007@hotmail.com. Por el aniversario de la web, el año pasado, envié al Equipo a modo de disculpa (por no poder asistir a la fiesta-reunión) dos relatos que pertenecen a toda esta visión particular mÃa de la Tierra Media. Uno de ellos, Ekaloy, ya está colgado en la sección, aunque queda un poco apartado de la narración principal; por esta razón se ha colgado antes. La cuestión es que la gente de elfenomeno me animó a publicarlo todo, puesto que parecÃa que lo del cómic quedaba aparcado definitivamente. Y ahora me propongo hacerlo.
Una vez aclaradas estas cuestiones, deseo remarcar que lo que aquà sigue son las páginas que conforman mi "Silmarillion" particular (otra vez perdón por la metáfora, es para entendernos). Más adelante, con suerte, pueda conformar un relato-novela con el argumento del (en apariencia) difunto - no nato cómic. La narración que sigue no es una continuación de la obra de Tolkien, ni tampoco es un conjunto de historias basadas directamente en personajes inventados por Tolkien. Utilizo, eso es verdad, personajes creados por él, y con frecuencia, pero el espacio en el que se mueven es (mayormente) alejado del Oeste de la Tierra Media. En estas Crónicas descubro mi particular visión de las tierras Orientales (y algunas del Sur), que Tolkien dejó (casi a propósito) sin descripción, y de su papel (paralelo) a la historia ya conocida por todos. Tolkien querÃa dar una sensación de realidad al lector, al evitar tales descripciones, y lo hacÃa hablando de lugares lejanos que existen, pero que no han estado explorados y por tanto ni el narrador nos sabe decir qué hay en esos territorios. QuerÃa dejar la descripción de esos lugares para la imaginación del lector. Yo, precisamente, estoy a punto de destruir esta intención (un poco como Peter Jackson ha hecho al hacer las pelÃculas, aspecto por otro lado inevitable), pues aquà pongo mi visión particular de esos territorios. Pero consciente de ello, he intentado dejar los suficientes espacios inexplorados para que esa sensación de enormidad de la Tierra Media no desaparezca. Ojalá lo haya conseguido.
Solamente me queda desear de corazón que os guste como me ha gustado a mà hacerlo e imaginarlo. De todas formas, estoy abierto a crÃticas de todo tipo (pero que sean constructivas, ¿eh?). Incluso estoy abierto a posibles cambios en el argumento (que dejarÃa para una revisión posterior de todo ello), si es que hay errores demasiado grandes. Por último, comentar que si he resultado pedante (a pesar de mi intención de no serlo) al presentar de esta forma este conjunto de relatos, que no son más que unos relatos cualesquiera, pido perdón por ello. Simplemente, me gusta verlos publicados después de haber dedicado tanto tiempo a ellos (y el que dedicaré aún). Espero que mi estilo sepa estar a la altura de los otros relatos, porque hay algunos que, en mi opinión como colaborador en la sección relatos de elfenomeno.com, son pequeñas obras maestras, que incluso merecerÃan estar publicadas en rústica por una editorial. De la misma manera, pido un poco de comprensión para las licencias que me he tomado al escribirlos (bastantes) y que sepáis perdonarme las numerosas imprecisiones. Gracias.
CRÓNICAS DE RHÛN
Prólogo
Un suave viento del Oeste acariciaba los pendones de la Torre. El sol brillaba en lo alto, y en todo momento y lugar se oÃa la algarabÃa de la muchedumbre, que disfrutaba de la Fiesta. Era casi mediodÃa, un dÃa espléndido de principios de primavera. Viajeros de todas partes llegaban sin cesar a la Ciudad: del Oeste, claro; del Norte y del Sur, por supuesto. Y, esta vez, también del Este. Por primera vez. Por fin esta palabra recibÃa su correcto significado, después de tanto tiempo. Todos ellos paseaban por las calles, compraban en los mercados, reÃan y dejaban a los niños correr y jugar.
HacÃa dos dÃas que la Fiesta habÃa empezado, y para aquel dÃa habÃa preparado algo especial. Justo después de las abundantes comidas, todos los participantes estaban invitados, con toda libertad, a asistir a un gran encuentro durante el cual los bardos contarÃan historias de tierras lejanas hasta el atardecer. La gente estaba tan a gusto como preparada para escuchar cualquier cosa. Si habÃa aventuras, las disfrutarÃan. Si habÃa romances, con ellos se emocionarÃan. Si habÃa peligros, los enfrentarÃan. Si habÃa tensión, el corazón quedarÃa satisfecho, como siempre ocurre en tiempos de paz y prosperidad. La gente que, una generación atrás, habÃa temido constantemente por su vida y su libertad, podÃa ahora encontrar diversión en aquellos hechos trágicos. ¡Qué tan diferentes son los tiempos prósperos de los oscuros! Aquella tarde, en los prados delante de las Puertas, una muchedumbre venida de todas partes esperaba con despreocupación a los bardos, sus canciones y sus relatos. En el centro de la descomunal rueda de asistentes, un grupo de ellos se preparaba ya para la larga disertación. Pero antes que sus miradas se posaran en la multitud, un hombre con atuendos reales se aproximó a ellos, miró a su alrededor y habló a la multitud. La gente se fijó entonces en el hombre. Era el escriba del Rey, y las risas menguaron, los murmullos se perdieron y su silencio dejó paso al viento, que pudo oÃrse por fin. A diferencia de la mañana, ahora soplaba levemente del Este. - Unas pequeñas consideraciones antes de empezar - declaró el escriba - Lo que esta tarde habéis tenido el gusto de venir a escuchar, y que viene a continuación, son unas Crónicas, agrupadas a partir de los escritos de diferentes autores, reunidos después de varios años de búsqueda. Han sido recopiladas en una serie de tomos, y en sus páginas se habla de la vida y de la muerte, de la felicidad y la tristeza, de hechos heroicos y hechos cobardes, del bien y del mal. Se trata de historias como las que sabéis, iguales en emociones, virtudes y defectos a las vuestras y las de vuestros antepasados, pero diferentes en un punto. Pertenecen a hombres y mujeres, ancianos y niños que no viven en nuestras tierras. Son historias lejanas, aunque próximas; extrañas, aunque comprensibles. Provienen todas ellas de las tierras al Este del Gran Mar, más allá del antiguo Mordor y el Mar de Rhûn. Se cuentan en sus palabras los hechos de los cuales la memoria conserva recuerdo. La intención es, como siempre, no olvidar nada de nuestro pasado. Pero esta vez "nuestro pasado" es el de todos, el de toda persona humana que habite nuestra amada Tierra Media. Porque muchos de nuestros enemigos fueron hombres, y no orcos o trolls. Muchos de ellos fueron reclutados, y no preguntados. Muchos de ellos fueron engañados, y no instruidos. Y ellos también tienen su Historia. Y el mismo derecho a recordarla. Y el mismo derecho a compartirla. Con todos. AsÃ, pues, declaro abierto las narraciones. ¡Que den comienzo los relatos! El escriba se alisó el vestido de tejido suave y lentamente se alejó hasta un punto determinado del cÃrculo. Luego, uno de los bardos se aclaró la garganta y, con voz solemne, empezó su narración que, a veces cantada y a veces hablada, se extendió por toda la campiña silenciosa. El viento se habÃa calmado. Â
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