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El Corazón del Orco & Pozo de Horror
10 de Mayo de 2003, a las 00:00 - Conde Daeránen
Poesía - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]
EL CORAZÓN DEL ORCO
Tú Le odias, yo Le sirvo, a pesar de que Es mi peor Enemigo. Más que nadie en el mundo Su maldad he sufrido. Con Su ira y Su odio Él me ha retorcido. Soy Su obra corrupta, y mi padre, y mi hijo, generaciones enteras que sirven a Sus designios, tropas, enjambres, hordas de los Hijos del Maldito.
Todo oscuro. Torbellino de luz negra arrastrando mi alma al furor de la tormenta. Rojo y negro, fuego y guerra, sangre y muerte en las tinieblas que cubren con su mortaja la resquebrajada tierra y con ella mi alma.
Nací para ello, (¡No quiero!) para ello Le sirvo. (¡No lo he elegido!) Soy brutal, repugnante, (¡Me odio!) un cobarde asesino. (¡Le odio!) Nací en las entrañas (Le sirvo) del más negro abismo. (¿Por qué yo?) No ha esperanza, (En ningún sitio) no hay más destino (¡No es justo!) que envidia y venganza. (Te odio. Maldito.) ¡MALDITO!
Pues ves mi alegría, cruel, retorcida. Es una mentira, me mantiene con vida. No ves mi dolor, mi miedo, mi envidia, no ves las razones de mi negra malicia, no ves que mi alma se retuerce, agoniza, sin que sepa el por qué.
Ves el daño que causo. No ves el dolor que sufro. ¡Estás sordo, estás ciego! Es normal, no te culpo. Pero guardo un rencor desgarrado y profundo al verte feliz en tu idílico mundo. Pues el mío es horror, mi mundo es oscuro. Me niegan la luz. Me llaman inmundo. Me niegan lo digno. Me arrojan lo impuro. Me arrojan maldad y hambriento, la engullo, pues llena el vacío por unos segundos. Después busco más.
Tú Le odias, yo Le sirvo, a pesar de que Es mi peor Enemigo. Con Su ira y Su odio ÉL me ha retorcido. Soy Su obra corrupta, y mi padre, y mi hijo, generaciones enteras que sirven a Sus designios. Tropas, enjambres, hordas de los Hijos del Maldito.
POZO DE HORROR
Cientos de soles enfermos, cientos de velas dementes, derritiéndose dan luz al negro infierno, llamas afiebradas y trémulas, como estrellas leprosas, y así el horror es mayor, desnudado y expuesto ante sí mismo, el reflejo reflejado en el espejo ante el espejo de los ojos ajenos, los ojos del Maldito, satisfechos.
Bosques de cieno. Se extienden más allá del horizonte de la visión nublada de unos ojos rezumantes de dolor y miedo, y lágrimas. Praderas de muertos en vida. Cuerpos con gotas de alma que claman, gritan, chillan, lloran. Pandemónium in crescendo, los trinos en este bosque son aullidos, carcajadas enloquecidas, arrastradas hasta el borde del reino de la demencia. Cuerpos con la mente devorada, en frenesí calmo cantan y pulsan acordes en un coro horrísono. Dulce coro de pesadillas. Dulce como la sangre en los labios del vampiro. Babean, se arrastran, y unos brazos asquerosos atrapan y ahogan la carne, transformándola en pulpa y luego en carne corrupta, chapoteando en el lodo. Paredes de piedra muerta que insensible, imperturbable, contempla la obra de muñecas destrozadas, desmembradas, la piel blanca es una llaga cancerosa, abrazada por el cieno, abrasada por su veneno.
La sangre, pues, se derrama, (los cuerpos lloran lágrimas de sangre), ríos carmesíes que mueren en un océano de alquimia burbujeante, embrujada. Se retuerce, humeante, devora cosas que sollozan.
Primavera en un campo condenado, con muerte fertilizado, vomita sus frutos maduros y amargos, prole de semillas sangrientas que el barro enterró en su abrazo, erizado de espinas agudas y cadenas.
Pozo de horror y perversión, miembros retorcidos, descoyuntamiento del alma.
El útero de Morgoth, su putrefacto seno, preñado de horrores y muerte que parece vida, que parece muerte. Sirviéndose de un falo de indescriptible repugnancia violó con rabia ciega a las hermosas razas que no pertenecían a la habilidad de su mano. Los vástagos de esta unión monstruosa, concebidos en la danza macabra de la noche de bodas ya descrita, se abren camino al mundo. Una nueva casta maldecida, que brota del hoyo de los sueños corrompidos del Caído, que brota del pozo de horror y perversión.
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