Los Cuatro Guerreros Legendarios

01 de Junio de 2004, a las 00:00 - Órewen
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La hazaña de Yuriko

Repentinamente Yuriko se ve envuelta en oleadas de agua de un río. Intentaba mantenerse a flote pero el agua en momentos le hundía. Pidió ayuda pero nunca llegó, no había nadie cerca como para auxiliarla, hasta que el río terminó en una gran cascada en donde ella se precipitó.

-¿Te sientes bien?-preguntó alguien. Yuriko no sabía nada, seguía inconsciente y tirada a orillas del lago.
-Crees que te va a escuchar?. Está inconsciente-dijo otra vocecilla.
-Pero si está dormida, no inconsciente-dijo una tercera voz.
-Cállate, que la vas a despertar-dijo la primera voz.
-Pero si eso queremos, no?-preguntó la tercera.
-Ahora de veras cállense que se asustará si nos ve-dice la segunda.
-¿Dónde estoy?-preguntó Yuriko mientras comenzaba a moverse y abrir los ojos.
-En Syraethlim, el continente de los cuatro elementos-dijo la segunda voz.
-¿Syraethlim?. ¿No estoy en el planeta Tierra?-dice Yuriko sorprendida al ver los extraños seres.
-¿Tierra?-dice la primera.
-Ella...fue quien me trajo-.
-¿Quién?-preguntan al unísono.
-Alguien que no conozco y que me dijo que yo era...Eno...-.
-¿Enoeda?-preguntó la segunda.
-Sí, eso dijo que era-.
Los tres seres empezaron a susurrarse y consultar ya que les había sorprendido escuchar esa palabra.
-Entonces te dijo eso?-.
-Sí-dijo Yuriko.
-Ven, vamos a Lothenoavë-dijo la segunda, quien era líder del grupito.
-¿Es el lugar más cercano?-pregunta Yuriko.
-Tariqui lim tariqui!-dicen la primera y tercera.
Comenzaron a caminar mientras charlaban. El más pequeño(primera voz) es Arzu, el mediano era(tercera) Edelwen y el más grande era Sirio. Eran un tipo de duendecitos azules.
-¿Y cuál es tu nombre?-preguntó curioso Arzu.
-Yuriko-.
-Que lindo-.
-Sirio, ¿falta poco?-preguntó Yuriko.
-...-no contestó hasta unos siete pasos después-. Sí, ya llegamos-.
Frente de ellos se alzaba la gran ciudad que levantó Enoeda.
-Oye, Yuriko, ¿qué es lo que tienes ahí?-preguntó Edelwen.
-¿Qué cosa?-observa que lleva unas dagas hermosas con un brillo increíble-. No lo sé.
Entraron a la ciudad, donde habían elfos de agua y velgar, sirenas, que ayudaban en las embarcaciones a partir del cruce.
-Bienvenidos a Lothenoavë-dijo una elfa recibiéndolos cordialmente-. Soy Selaniel, su guía.
-Muchas gracias-dijeron todos.
-Aquí pueden pasar la noche o tomar un descanso en nuestras posadas que están por aquella dirección-les señala una pequeña población donde lo principal eran las posadas-. O si lo desean, les puedo proporcionar una excursión por toda la ciudad.
Mientras ella les explicaba todo eso, Yuriko queda encantada por el agua cristalina del lugar y como hipnotizada va a orillas del mar; mira por un momento su reflejo y las dagas que portaba caen y quedan bajo el agua lo que permite que Yuriko despierte de la hipnosis.
-Las dagas!-se dijo a sí misma al verlas.
Pero algo extraño sucedió: cuando las tomó, formaron una equis y el agua parecía hacerse a un lado de ahí pues radiaba alguna especie de magia sobre ella.
-Sorprendente...-.
-Yuriko!!-gritó Sirio.
-¿Qué sucede?-preguntó ella.
-Ven, ya tenemos un lugar donde descansar-.
Fue inmediatamente y buscaron el lugar adecuado donde pasar la noche. Cuando finalmente lo hallaron, no dudaron en descansar en ese mismo instante.
Yuriko estaba en su cama observando las dagas que eran iluminadas por la luna.
-Son muy especiales estas dagas...siento que algo ocultan-.
Al ver el reflejo de la luna en la hoja filosa, pasaron muchas cosas en su mente las cuales pretendían indicarle que algo iba a suceder ahí.
-Mejor me duermo, creo que ya estoy alucinando-.
Cayó en un profundo sueño el cual la transporta a un mundo de agua y donde haya algo.
-¿Quién es?-preguntó al ver una silueta lejana.
La silueta se levanta y descubre su identidad: Era una doncella quizás. Su cabello era azul y sus ojos color turquesa pero algo le cubría su vestimenta.
-Ahora soy parte de ti-dijo aquella persona.
-Pero, cómo, no entiendo-.
-Existieron muchos tiempos de angustia, tristeza y pérdida, y en uno de ellos caí en un profundo sueño en donde te vi a ti: Yuriko. Eres la persona perfecta en donde pueda nuevamente despertar-.
-¿Tu eres Enoeda?-.
-Claro que sí, la Guerrera del Agua o mejor dicho Poder del Agua-en ese momento, lo que le cubría(que resultaron ser como alas) lo apartó descubriendo que era una sirena-. Cuando comenzaste a hipnotizarte por la belleza del agua, fue porque yo constantemente te llamaba. Las dagas que tienes, fueron mis armas y mi protección contra el mal en tiempos antiguos-.
-Pero, por qué me escogiste?-.
-Porque, tu me recuerdas a mi cuando era joven-dijo con melancolía.
En eso, Enoeda pierde el equilibrio y Yuriko vuelve a ver aquellas imágenes.
-¿Qué sucedió?-preguntó Yuriko después de lo sucedido.
-Lo que viste en las dagas...se empieza a volver realidad. Ellas te advirtieron de lo que está pasando ahora-.
-¿Qué?. No puede ser-.
Las imágenes eran de una catástrofe hecha por una gran ola que hundiría la ciudad.
-Tengo que ir ya-dijo Yuriko desesperada.
-Recuerdas el efecto que hicieron las dagas en el agua?-.
-Sí, ¿por qué?-.
-Podrán detener la ola-.
-Entonces me tengo que ir ahora-dijo Yuriko y despertó.
Al levantarse se dio cuenta que lo visto en el brillo, se estaba haciendo realidad: Gritos desesperados y advertencias de una gran ola. Salió de la habitación y vio que los huéspedes estaban corriendo de un lado al otro sin saber qué hacer.
-¡Yuriko!-gritó Sirio.
-¿Qué pasa Sirio?-.
-Selaniel, nuestra guía, nos espera afuera para dejarnos lejos de esto-.
-Primero tengo que hacer algo!-.
-No hay tiempo-le toma del brazo-, ya se aproxima la ola-.
Sirio se la lleva sin escuchar que ella podría detener la ola y que la soltara.
Llegaron en la parte exterior de la posada y se encontraba Selaniel junto con Arzu y Edelwen quienes ya tenían todo empacado.
-Tengo que llevarlos a un lugar seguro-dijo Selaniel viendo que se resistía Yuriko.
-¡Pero es que no entienden!-dijo por fin después de tratar amablemente-. Yo puedo detener la ola con estas dagas!-desenvainándolas.
Cuando Selaniel las vio, quedó sorprendida: Son las dagas de Enoeda!-.
-Sí, y con esto detendré todo el alboroto-dijo mientras se dirigía a la costa.
-Es peligroso que vallas!-.
Yuriko no escuchó la advertencia de Selaniel y fue directo al lugar donde se impactaría el desastre. Cuando llegó se detuvo, las juntó formando una equis y frente a ella aguardando el momento preciso.
-Iria Ilag!-.
Era la voz de Enoeda que le había dado órdenes a las dagas a actuar.
Ya estaba cerca y las dagas se convirtieron en espadas las cuales hicieron un escudo en toda la ciudad mientras hacían su trabajo. Todos se habían dado cuenta de lo que estaba pasando y vieron con mirada sorprendida que las espadas estaban obligando al agua a retroceder.
-Sólo un poco más-se dijo Yuriko, cuando se dio cuenta que ella estaba perdiendo terreno gritó- Vamos!!, ¡Iria, Ilag!-.
Y con esto, las espadas se llenaron de más poder el cual destruyó a la ola y el agua se agitó, después se calmó.
Desapareció el escudo, las espadas volvieron a ser dagas y se escuchó el clamor de los habitantes celebrando la victoria mientras el sol se levantaba para dar un nuevo día.

-Has salvado nuestra ciudad y te lo agradecemos-dijo Nieldred, la reina de Lothenoavë.
La ciudad entera estaba alrededor de Yuriko y de Nieldred, muy animados y agradecidos.
-Y por eso, de parte de toda la ciudad, te damos esto- Nieldred mira a Selaniel y ésta le da unos obsequios a Yuriko-. Una capa mágica y esta flauta: La capa mágica te permitirá ocultarte en cualquier superficie, pues toma su forma y color. La flauta es un tesoro poderoso que sus notas debilitan hasta el más malvado enemigo y es conocida como Veneis-.
-Le agradezco mucho los obsequios, reina de Lothenoavë-dijo Yuriko.
Selaniel vuelve a acercarse para darle algo más, una mochila con cosas dentro.
-Toma, es mi obsequio por avernos salvado. Contiene comida para tu viaje, ya que sé que los guerreros se reunirán en la montaña más alta donde está la ciudad Celagariarn. Y no te preocupes, las dagas te indicarán el camino-.
-Gracias. Y te quiero pedir un favor, cuida a Sirio, Edelwen y Arzu-.
-Esta bien-.

Yuriko se despidió de todos y partió a Celagariarn, la Unión del Sol y la Luna, y en donde supuestamente se encontraría con los demás guerreros y descifrar el misterio del por qué fue llevada a ese planeta.
 
 



Namirlim, la ciudad del Despertar del Bosque.

La chica a quien le habían nombrado viathlimda, estaba en el suelo rodeada de pasto fresco y bello. Despertó del sueño y a su lado derecho vio que estaba una espada con un mango hecho de forma de hojas, y la filosa hoja era delgada y ligera.
-Es bonita-dijo al verla.
Ella cuando vio el paisaje de árboles y campos de flores que le rodeaba, se hipnotizó y todo lo relacionado con plantas y le era más hermoso de lo que pensaba.
-Viathlimda, Poder del Bosque-dijo una voz.
Sara, la chica, viró al lado izquierdo con rapidez. La voz provenía del espíritu que le ayudó a escapar!, pero apenas se podía ver pues aún no era muy fuerte.
-Tú, quien eres?-preguntó Sara.
-Viathlimda-contestó ella.
-¿Qué hago aquí?-.
-Tienes que ir a Namirlim, Despertar del Bosque. Toma la espada, te servirá-.
-Pero...no sé donde queda esa ciudad ^^U-.
-La espada te dirá-dijo apuntándola-. Y una cosa más-.
-Qué cosa?-.
-Si quieres una protección, piensa en cómo sería siempre y cuando sea de plantas o árboles. Y cuando la tengas lista, nombras a la espada y la clavas en donde quieras que inicie el escudo-.
-...Y cómo se llama la espada?-.
-Nësthlim, Espada de Bosque-.
Dicho esto, desaparece y queda sola Sara con Nësthlim.
-Bien, te llamas Nësthlim. Indícame el camino a Namirlim-.
Sara tiene imágenes de la ciudad, como si ya estuviera ahí. Instintivamente conoce el camino y se dirige a Namirlim.
En el camino, ve a un pequeño: parecía como un duende o un pickmin de bosque y estaba paralizado.
-¿Qué sucede, pequeño?-pregunta Sara, pues no la estaba mirando, sino que en un lecho donde no se veía nada.
-Pe-li-gro-dijo dificultosamente el pequeñín porque estaba tembloroso.
Sara le siguió la vista hasta el lecho y supo que algo se escondía. Al querer dar un paso más, salió algo del escondite: Un lobo de pelaje oscuro y con propósito de atacar.
-Ahh!!!-gritaron los dos pero Sara reaccionó y atacó al lobo con la espada, dando tiempo de escapar.
-Tenemos que ir a la ciudad más próxima-dijo Sara al duende que traía cargando porque estaba demasiado asustado como para moverse (-_-U).
-Namirlim-dijo el duendecito.
Cuando Sara ya empezaba a desanimarse, un centenar de árboles se levantaban frente a ellos, habían llegado a Namirlim.
-¡Casa!-.
-Bien...-Sara se voltea, imagina un muro de árboles espinosos y dice-. ¡Nësthlim!-y clava la espada.
Con una extrema rapidez, del suelo salen tallos que empiezan a ser árboles con espinas hasta formar un gran muro. El lobo no pudo evitarlo a tiempo y en su costado derecho se le clavaron muchas espinas y le fue doloroso al darse cuenta.
-Lo logramos!-gritó de alegría Sara.

Los árboles parecían estar en la estación de otoño siendo apenas primavera y el ambiente era algo triste. Al poner un pie dentro de la ciudad, Sara notó que todo comenzaba a renovarse y que los árboles volvían a ser jóvenes.
-Mamá!-gritó el duendecito al ver que, entre la multitud de más duendecitos que se acercaban a ver, estaba su mamá esperándolo.
Todos vieron la espada y llamaron al más sabio.
-Hola pequeña-dijo el sabio.
-Hola-dijo Sara.
-Así que nos has devuelto la primavera de este bosque, gracias a la ayuda de Nësthlim-.
-...-
Comenzaron a caminar por toda la ciudad.
-Sin embargo...tengo una duda-.
-¿Cuál?. Quizá pueda ayudarle-.
-¿Ves esa isla?-apunta en dirección al mar y efectivamente había un pedazo de tierra habitada.
-Sí, qué tiene-.
-Quizás con Nësthlim puedas ver lo que hace que peligre la ciudad-.
-Y cómo hago eso-.
-En su brillo te indica lo que le inquieta y pone en peligro la ciudad que edificó su dueña-.
Sara intenta ver lo que decía el sabio, pero la espada no le reflejaba nada de peligro, sólo veía su rostro reflejado en la hoja.
-No puedo ver nada-dice decepcionada.
-Oh...entonces estaba equivocado. Ven, los habitantes te haremos un banquete y podrás quedarte el tiempo que tú quieras-.
-Se lo agradezco mucho ^ - ^-.
Entraron a un salón donde estaban todos los duendecitos, incluso el que salvó. Estaban esperando la comida que era de hierbas y frutos.
-Increíble, es el salón más grande que he visto-dijo Sara con un brillo de admiración a los duendecitos.
El salón estaba bajo las raíces del árbol más grande y viejo. Todas las raíces eran mesas o sillas y el techo también. Era muy precioso y en la entrada eran escaleras con un pasamanos adornado de flores.
La comida...exquisita, era de esos que le dan gusto al paladar más exigente, de sabor delicioso pero sencillo y era bueno y todos lo disfrutaron.
Empezó a caer la noche y el pequeñín fue a acompañar a Sara.
-¿Qué sucede pequeño?-preguntó Sara después de que él le jalara su ropa para que le viera.
- No nos hemos presentado. ¿Cómo te llamas?-dijo el pequeño.
-Es cierto. Me llamo Sara, y tú?-.
-Me llamo Meldek-.
-Qué lindo nombre ^ ^ -.
-Me encargaron a que te guíe a tu habitación-.
-Esta bien. ¿Por dónde es?-.
Le empezó a conducir hasta su habitación: Estaba en un árbol, con una puertita redonda en la parte superior. Dentro tenía todas las comodidades que uno se espera de un extraño mundo.
-Aquí es. Espero que te guste. Nos vemos mañana en la mañana-dijo Meldek y se fue.
-Ok J-.
Sara se acomodó en su habitación, desamarró su cabello y se durmió cayendo en un profundo sueño.
En su sueño, vio que las hojas de los árboles se mecían cada vez más fuerte, y de esa escena pasa a otra donde el punto de atención es la misteriosa isla que le contó el sabio. A unos metros encima de ella, estaba una luz de la que provenían los fuertes vientos. Una ráfaga mas fuerte que las demás hace que todo sea destruido a su paso.
Despertó súbitamente y escuchó el viento fuerte meciendo las hojas...se empezaba a cumplir su sueño, pero no lo permitiría.
Salió de su habitación y se dirigió en donde se podía ver la isla. Tomó la espada.
-Nësthlim!!-la clavó.
Cuando la clavó, empezaron a salir plantas que pronto se convirtieron en un gran muro de gigantes y fuertes árboles y eso evitó que el aire destruyera a la ciudad.
Al amanecer le agradecieron con comida y ella, sintiendo una gran atracción y curiosidad por una montaña, sale de Namirlim para dirigirse a aquella montaña.


Pd: Opiniones, sugerencias o comentarios a galadriel_hojaverde@hotmail.com, hantale ^^



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