Relatos de Anderian: Viaje de un heredero

17 de Octubre de 2012, a las 11:28 - Órewen
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10. El amanecer que ilumina el mar

Desde donde se encontraban hasta la habitación destinada para Ílhan, estuvo quejándose a cada paso que daba, en veces la princesa le causaba gracia y en otras llegaba a fastidiarse de lo lento que iba. El momento más difícil fue subir las escaleras, cada paso que daba era doloroso, trabajosamente Ílhan pudo volver a la cama, con la ayuda de la princesa que le sujetaba del brazo.


-Eres un quejumbroso-sentenció la princesa.


-Eso no es cierto-replicó él.


-Claro que sí, no te dolía cuando salimos-.


-Lo siento, princesa. Pero quería ver el amanecer que hay en Balfilias, es una de mis partes favoritas del día, además del anochecer-.


-¿Y qué tienes que decir al respecto?-.


-Sin duda es hermoso, esa imagen quedará grabada en mi memoria-dijo con una sonrisa.


-Seguramente es más hermoso que en tu reino-dijo sintiéndose orgullosa de su hogar, pues no conocía otro lugar más hermoso (además, nunca había visitado Veleryon).


-¿Veleryon? No, ambos amaneceres son hermosos. Allá en Veleryon a veces voy a pasear por la playa, la arena clara es suave y cuando amanece el sol acaricia con su luz las aguas del mar, haciendo centellear destellos dorados y la brisa del mar llega a tocar tu rostro con suavidad. No se pueden comparar-.


-Quisiera algún día ver ese amanecer-sonrió la princesa, imaginándose cómo podría ser aquella escena que le había descrito Ílhan.


Ílhan observaba a la princesa sonreír, aquella amplia sonrisa iluminaba el rostro tanto como el sol al mar, y entonces le pareció bueno compararla con un amanecer en la playa. La princesa entonces lo vio directamente a los ojos, no había notado el color miel que los teñía, no había visto antes un color así por lo que le fue fascinante poder admirarlo. Habrían permanecido un momento más de esa forma, pero un golpecito sacudió el cuerpo de la princesa, haciéndola voltear a su izquierda para ver de qué se trataba.


-Önder, ¿cómo estás?-saludó afectuosamente al pequeño que estaba a su lado.


Pero no hubo tiempo, el pequeño llevó su dedito índice a su pequeña boca e invitó a guardar silencio: ¡Shh! Acto seguido se movió graciosamente hasta llegar al lado derecho de la princesa, ocultándose bien inclusive usando el vestido como cortina. Ílhan y Nerethed se voltearon a ver con un gesto de sorpresa, para Önder eran caras graciosas así que no pudo evitar reír un poco, pero sólo un poco porque sino sería descubierto.


-Ya te escuché, mi pequeño travieso-era una voz femenina, se escuchaba desde el pasillo y se acercaba hasta la puerta de la habitación. Al entrar se percató que el lugar no estaba solitario, así que se dispuso a saludar a los presentes- Princesa, buenos días. Tú debes de ser el joven que trajeron en la noche, mi nombre es Mildein-.


-Me llamo Ílhan-.


-Es un placer-le sonrió la joven madre. Era de ojos grises y cabello castaño, sin duda una Meheri. Mildein intercambió una mirada cómplice con la princesa Nerethed, ya sabía dónde encontrar al pequeño fugitivo por lo que disimuladamente se fue encaminando hacia la princesa, cuidando de parecer que no veía a su pequeño a pesar de que éste se asomaba fugazmente creyendo no ser visto. Y en un descuido lo logró-¡Te tengo!-lo abrazó con ternura y luego le atacó con cosquillas.


El pequeño Önder no pudo contener las risas, así que estalló en carcajadas por la tortura que le hacía su madre. Tanto la princesa como Ílhan rieron ante la escena. Cuando se detuvo, Mildein se tomó un tiempo para tomar aire y cambió de un rostro alegre a uno serio.


-¿Podemos hablar?-le preguntó a la princesa.


-Sí-respondió un tanto intrigada al cambio que tuvo Mildein.


Ambas se fueron hasta el pasillo dejando a Ílhan y a Óender solos, entonces Ílhan observó con detalle al niño: los ojos del pequeño eran grises como los de su madre y tenía cabello oscuro, pero lo que resaltaba a la vista eran sus orejas terminadas en punta, era algo nuevo para el joven de cabellos dorados.


-Hola- dijo el pequeño, hablaba muy bien para su corta edad.


-Hola-.


-¿Qué tienes?-.


-Me caí-.


-Aquí te vas a curar-dijo el pequeño Önder, con intenciones de animar a Ílhan quien se sintió conmovido y se le dibujó una sonrisa.


-Estoy seguro que sí, gracias-.


Entonces la madre del pequeño volvió a la habitación, se inclinó para que su vista estuviera a la altura de la de su pequeño y le habló con una sonrisa-Önder, mami tiene que hacer unas cosas así que te quedarás con Ílhan-después volteó a ver al antes mencionado-¿Puedo encargártelo?-.


-Sí, no hay problema-.


-Gracias-sonrió y se despidió de su hijo con un beso en la frente.


El joven de cabellos dorados volteó entonces a ver a la princesa, quien había permanecido en el pasillo todo el tiempo, ahora su rostro tenía un gesto de preocupación y su sonrisa ya no estaba. Ella se dio cuenta que estaba siendo observada y posó su mirada en la de él, después le dedicó una pequeña sonrisa que le dificultaba hacerse notar, ése era su intento de decir que no sucedía nada grave pero en lugar de ello preocupó ahora al muchacho, sin embargo y a pesar de lo que vio en su rostro, le respondió con otra sonrisa una que tratara de animarla. Mildein se reunió con la princesa y acto seguido desaparecieron de la vista de Ílhan, dejándolo intranquilo por cómo la princesa se había retirado.


Mildein le señaló la habitación de sus padres, el lugar donde ahora se encontraba la reina Thraniziel, la princesa entonces vio con tristeza y preocupación la puerta entreabierta pero tenía el deber de ir con su madre. Llegando a la estancia que dividía el pasillo, Mildein descendió por las escaleras para ir a preparar el desayuno junto con la reina Nyvare, ambas se habían ofrecido a hacerlo después de haber visto a la reina Thraniziel, por su parte el rey Ellfhrinel la acompañó a su habitación.


Ahora sola la princesa Nerethed se encaminó hacia la habitación de sus padres, con cierto temor de descubrir qué es lo que había ocurrido, Mildein no le había dicho nada revelador, sólo una sugerencia de ir a verla. Tocó la superficie de la puerta, aún con la duda en su mente de qué es lo que sabría al cruzar, entonces la empujó suavemente fijando su vista en la mano con la que movía la puerta, una vez abierta levantó la mirada y vio al rey Ellfhrinel y a su madre; conversaban o eso hacían antes de que ella entrara, su madre estaba sentada a la orilla de la cama y el rey Ceredyv estaba en una silla situada frente a la reina.


El rey Ellfhrinel se puso de pie e hizo una reverencia a la princesa que acababa de llegar, acto seguido dejó tanto a madre e hija solas. La princesa entonces se sentó donde había estado el rey y con la inquietud en su corazón vio el rostro de su madre, su mirada estaba nublada por el agua salada contenida en sus ojos, el brillo de estrellas era apenas una ilusión. Había llorado.


-¿Nuestro huésped ha despertado?-preguntó ella desviando su mirada y ocupándose en cosas insignificantes, como arreglar los pliegues de su vestido.


-Sí, está ahora en su habitación acompañado de Önder-respondió su hija.


-La reina Nyvare y Mildein se están encargando del desayuno, asegúrate de llevarle al muchacho-.


-Sí, madre-se hizo un silencio entre ellas, sentía que debía hacer esa pregunta que quería brotar de sus labios pues así estaría un poco más tranquila, o eso se imaginó ella- ¿Qué sucede?-.


Su madre dejó aquella actividad poco productiva, miró directamente a los ojos de su hija y vio cómo se encontraba ella, su rostro estaba lleno de ansiedad por saber qué es lo que le ocurría, también pudo ver una pizca de tristeza al verla en ese estado. Tomó sus manos y las estrechó suavemente, tomó un poco de aire y le habló.


-Hija, cuando vino el joven Ílhan viste el comportamiento de tu padre. Parecía sólo molesto, pero el señor Ellfhrinel sabía bien lo que le ocurría, algo que yo sospechaba desde que volvió de visitar al rey Táerhan. Pero quiero que sepas que ahora se encuentra en un estado que no le puedes reconocer, te pido que tengas cuidado si llegas a encontrarle aunque no lo creo muy probable por ahora, ha salido-.


-¿Te hizo algo?-preguntó bruscamente, la posibilidad de eso le aterraba.


-No, aunque estuvo a punto de hacerlo. Por eso te pido que seas cuidadosa, y no sólo de él sino de ti, lucha contra eso hija mía-acarició la mejilla izquierda de su hija.


-Lo haré-prometió ella. El aroma de un delicioso té llegó hasta la habitación, era una mezcla de té verde y jazmín, seguramente era el indicativo de que el desayuno estaba listo.


-Sírvele al joven Ílhan, antes de que se enfríe-apresuró la reina Thraniziel.


Nerethed asintió y se retiró de la habitación, sin escalas se dirigió hasta la cocina donde se encontraban la reina Nyvare y Mildein sirviendo en platos el desayuno ya listo. También estaba la princesa Lahan, quien esperaba su turno para llevarle el desayuno a la reina Thraniziel.


-Llevaré uno a nuestro huésped-dijo la princesa, a lo que Mildein de inmediato tomó el cucharón y depositó en un plato hondo la sopa humeante que habían preparado. Le extendió el plato a la princesa, y después una taza de té acompañado de una pieza de pan-Gracias-.


Como pudo volvió en sus pasos, primero saliendo de la cocina para encontrarse en el comedor, lugar en el que había estado aquella noche celebrando la reunión con la familia real de Ker Mirren, ahora lucía limpio y pulcro pues de eso se había encargado la princesa Lahan. Al dar vuelta a la derecha se encontraba ya en la recepción, a su izquierda estaba la puerta que daba al exterior y a la derecha las escaleras, subió con sumo cuidado para no derramar líquido en su intento.

Finalmente logró llegar a la habitación, al entrar se dio cuenta que tanto Ílhan como Önder habían estado jugando.


-Espero que tengas hambre-.


-¿Qué es? Huele bien-dijo Ílhan haciéndosele agua la boca.


-No preguntes, toma-le alcanzó el plato con el líquido humeante-Provecho-le sonrió.


-Gracias-comenzó a comer, soplando primero para enfriar un poco su sopa-Önder, ¿no irás a comer?-.


-Quiero seguir jugando-dijo con los ánimos por los cielos, estaba demasiado entretenido jugando con su nuevo amigo que el comer era lo de menos.


-Está bien, te toca a ti entonces-dijo Ílhan mientras comía otro poco.


-Veo un color,-sus ojitos grises pasearon por toda la habitación, curioseando y tratando de encontrar aquél objeto que pudiera resultar difícil de adivinar- es gris y brillante-soltó una risita mientras estaba viendo a Nerethed.


-Eso fue sencillo-rió Ílhan, quien vio a los ojos de Nerethed-Son los ojos de la princesa-.


-¡Ay!-se quejó Önder, en todas las veces que le había tocado Ílhan siempre adivinó a todas, ¿cómo es que era tan bueno? Pero eso no importaba tanto, se divertía con él-Ahora te toca-.


-No lo creo-intervino la princesa-tu madre seguro estará esperándote allá abajo-.


-¡No! Yo quiero seguir jugando-alegó el pequeño.


-Jugaremos más tarde-le dijo Ílhan.


-¿Ves? Él ya te prometió jugar más tarde, ahora ve a comer-.


-Está bien-dijo un tanto desanimado por no poder jugar más en ese momento.


-¿Comemos juntos?-era otra voz, una infinitamente familiar para el niño el cual volteó a ver hacia la puerta con un gesto de sorpresa. Su carita se iluminó con una sonrisa de oreja a oreja al ver al recién llegado.


-¡Papi!-corrió con los brazos abiertos y fue levantado por su padre con un gran abrazo. Ílhan ahora recordaba haberlo visto en la noche, era aquél que junto con el muchacho que le trajo había salido en busca de Marduk y Argoreph. Entonces eso podría significar sólo una cosa.


-Hola, no nos habíamos presentado como era debido-dijo el recién llegado al ver a Ílhan- Me llamo Ossmeth, príncipe de Nacelthora-.


-Y yo soy Dulanthir, príncipe de Balfilias-dijo apareciendo detrás del príncipe de Nacelthora.


-Soy Ílhan-había tanta sangre real que ya se estaba sintiendo abrumado.


Detrás de ellos pudo ver que se asomaba Argoreph y después Marduk, se sintió feliz al verlo y el sentimiento fue mutuo, sin embargo antes de entrar Marduk volteó repentinamente hacia su derecha.


-¿Sucede algo?-preguntó Ílhan, conteniendo la emoción de verlos.


-Creí que alguien me veía-dijo algo confundido, sin embargo eso pasó a segundo plano al ver a su amigo ya despierto-¡Qué gusto verte! Nos tenías muy preocupados. ¿Cómo te sientes?-.


-Estoy bien, algo adolorido pero bien-contestó sin poder borrar esa amplia sonrisa, algo que había notado la princesa y se sintió contagiada por ello.


-¿Estás feliz de verme hermanita?-preguntó Dulanthir al verla tan feliz.


-¡En tus sueños!-.


-Ya van a empezar ustedes dos-dijo Ossmeth, a lo que el pequeño Önder rió.


-¿Qué es ese aroma tan delicioso?-preguntó Argoreph, percibiendo los deliciosos aromas que inundaban el ambiente.


-Venga señor, acompáñenos a comer-sugirió Ossmeth llevando al pequeño Önder en sus brazos.


-¡Mis modales!-gritó preocupado Argoreph al notar a la princesa-Argoreph, a su servicio-le hizo una reverencia a lo que ella se sintió sonrojada de tanta atención.


-Y mi nombre es Marduk-le siguió el muchacho.


-Soy Nerethed-sonrió ella-Pero no se diga más, deben de estar hambrientos-.


-En seguida regreso-le dijo Marduk a Ílhan.


-Aquí estaré-.


Y entonces tanto Ossmeth, Önder, Dulanthir, Marduk y Argoreph se retiraron para degustar de la deliciosa comida que les había abierto el apetito. De nuevo Ílhan y Nerethed se quedaron solos.


-Creo que debería ir a comer también, princesa-le aconsejó Ílhan-Si necesita saber dónde estoy, sólo búsqueme aquí-rió él, a lo que también le causó gracia a ella.


-Nos veremos más tarde-dijo con una sonrisa, dejó el resto del desayuno en la mesita junto a la cama, a continuación se retiró de la habitación.


-Aún creo que esa sonrisa es por que me extrañaste-dijo su hermano, quien la había estado esperando en el pasillo.


-Deja de molestar-trató de ocultar su rubor empujando a su hermano, quien se reía por su actitud.



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