Relatos de Anderian: Viaje de un heredero

6. Sensaciones e infusiones

Y entonces vio cómo el muchacho abrió los ojos y dio una bocanada de aire, también cómo veía el cielo nocturno y él se tranquilizaba por la vista. En su rostro pudo ver dibujada una sonrisa de alivio, se preguntaba qué es lo que le había ocurrido mientras parecía dormir profundamente, eso le intrigó un poco. Por un momento pensó en lo que había hecho sólo hace unos instantes, sus intenciones de no ayudarlo siguiendo las órdenes de su padre; además de eso, también pensó seriamente en lo que el rey de Ker Mirren había dicho, sobre la aversión que se alojaba en el corazón de su padre y que se extendía hacia ella.

-Tranquilo, ya estás a salvo-le dijo Ellfhrinel al muchacho.

Nerethed se dio cuenta que buscaba a quien le había hablado, y por su expresión pudo entender que su mirada no lograba definir la figura del señor Ellfhrinel. Aquél hombre movió la cabeza en dos direcciones una hacia su hermano Dulanthir y la otra hacia Ossmeth, y haciendo una seña con la mano, ambos se acercaron para alzarlo de los brazos. Sintió volverse invisible en ese momento, todos estaban colaborando para ayudar a ese foráneo. Entre Dulanthir y Ossmeth fue guiado al interior de la casa dirigidos por la reina Thraniziel.

La princesa de Balfilias se quedó en el jardín, observando cómo se alejaban prontamente de ella y se internaban a su hogar, tenía una congoja en su corazón que no podía entender. Una mano tocó suavemente su hombro, entonces vio que se trataba de la princesa Lahan que la miraba tranquila y con una pequeña sonrisa en su rostro.

-¿Quieres conversar un poco?-fue lo que preguntó Lahan, a lo que Nerethed no pudo negarse y asintió, ambas buscaron un lugar adecuado en el jardín para conversar sin problemas.

-Deberías descansar-sugirió la reina Thraniziel, mientras encendía la última lámpara.

-No, no pienso cerrar los ojos de nuevo-dijo Ílhan.

-Comprendo que no quieres volver a esa pesadilla que viviste, pero te aseguro que ya no regresarás a ese lugar-explicó Ellfhrinel.

Eso no le convencía del todo y se le notaba en la expresión, entonces recordó a sus acompañantes-¿Dónde están?-preguntó con esperanzas de verlos entrar a la habitación.

-Te traje lo más rápido que pude, ellos tuvieron que quedarse atrás-argumentó Dulanthir, el cual volteó a ver a su amigo Ossmeth-Hay que ir a buscarlos-.

-Está bien, iré contigo pero necesito prepararme-le respondió el príncipe de Nacelthora.

-En cuanto estés listo, partiremos. Me adelantaré y te esperaré en la entrada -dicho esto tanto Dulanthir como Ossmeth salieron enseguida del cuarto, quedando las reinas Nyvare y Thraniziel, y el rey Ellfhrinel

-Enseguida regreso, te traeré algo de beber-le dijo Thraniziel a Ílhan, y salió a paso veloz de la habitación dejándolo con los reyes de Ker Mirren.

La habitación era iluminada por cuatro lámparas de aceite colgadas en las cuatro esquinas, su luz cálida iluminaba suavemente los rostros de los monarcas, y fue ahí donde Ílhan pudo ver a detalle el rostro de quien lo liberó. Era de cabellera castaña clara hasta los hombros, su mirada era igualmente castaña y con un toque de profundidad, y sus ropas eran de lino blanco con un poco de dorado. En cuanto a la reina, era una mujer de cabello rojizo –algo que no había visto antes- y ojos de color castaño, y al igual que su esposo vestía de lino resplandeciente; de la misma manera ambos compartían algo que él estaba comenzando a notar, en ellos parecía que irradiaba una luminosidad sobrenatural, no como una luz física sino algo más espiritual, que tal vez sólo su raza podía alcanzar.

-¿Cuál es tu nombre?- preguntó ella.

-Mi nombre es Ílhan-le respondió.

-Yo soy Nyvare y él es mi esposo Ellfhrinel, reyes de Ker Mirren-dijo la reina, a lo cual el joven intentó una apresurada reverencia hacia ellos- No es necesario-rió ella-Además debes relajarte, no tensionarte con abruptas cortesías-.

-¿Usted fue quien me hablaba en mis pesadillas?-preguntó finalmente Ílhan al rey Ellfhrinel, necesitaba confirmar que era él a quien había escuchado.

-Así es, usé la lengua nativa de mi gente para poder librarte de ese hechizo. Y debo decir que tuviste una gran fortaleza al resistir, es un encantamiento poderoso-respondió el rey Ellfhrinel.

-Es admirable de ti, joven Ílhan- agregó la reina Nyvare con una sonrisa en sus labios.

La reina Thraniziel apareció, esta vez cargando algo en sus manos que parecía estar caliente por el vapor que desprendía. Ésta se acercó al muchacho y le dio en sus manos un recipiente con un líquido verdoso, tenía un aroma delicioso y al sorber un poco sentía un efecto indiscutiblemente relajante. La reina de Balfilias no le quitaba la mirada, algo que lo ponía incómodo por lo que siguió tomando la infusión; sus ojos eran grises pero eran muy singulares puesto que parecían contener todas las estrellas del cielo, y por un momento se imaginó que por ella esa noche fuera tan oscura, sus cabellos eran castaño oscuro y su vestimenta era de un verde olivo y además un poco de marrón.

-¿Cómo te sientes ahora?-preguntó ella.

-Me siento…bien-respondió éste, ya sintiendo los efectos de aquella bebida.

-Lo olvidaba, no nos hemos presentado-dijo la reina y continuó- Yo soy Thraniziel, reina de Balfilias-.

-Soy Ílhan, su majestad-se presentó de nuevo y también hizo una reverencia, esta vez más suave que la anterior por el efecto de la infusión y porque podría tirarla si no tenía cuidado. La reina con gusto respondió a la reverencia y en lo que sucedía esto, el señor Ellfhrinel permanecía sentado y con la mirada en un punto fijo, parecía pensar detenidamente algo que le interesaba, la reina Nyvare estaba a su lado y con delicadeza hizo que saliera de ese trance y le viera.

-¿Qué sucede?-preguntó dulcemente la reina.

-Me pregunto dónde puede estar Adanthir, quisiera hablar con él para arreglar las cosas-le respondió sereno, tomando la suave mano de su compañera y volviendo al lugar que veía.

-Podrías ir a buscarlo, mas él sabe bien sus propios terrenos y estaría en cualquier parte-.

-He de intentarlo, esto no puede esperar más-y habiendo dicho eso se retiró.

Una vez ya retirado el señor Ellfhrinel, la señora Nyvare le dedicó una sonrisa a Ílhan y después habló- Creo que debemos irnos, Thraniziel-.

-Es verdad, te dejaremos descansar joven Ílhan. Nos veremos mañana-se despidió la reina de Balfilias.

Finalmente estaba solo en la habitación, había sido algo abrumador estar rodeado de tanta gente con títulos reales, aun cuando él ya tenía el título de heredero al trono no era algo que uno podía acostumbrarse de la noche a la mañana, y menos después de haber estado bajo un hechizo casi mortal.

Tomó otro sorbo, se detuvo a sentir el dulce aroma de la infusión, había quedado encantado con la dulzura de su perfume y la delicia de su sabor, por lo que se estaba lamentando un poco el que ya se terminara. Depositó el recipiente en la mesita que estaba a un lado de la cama, sus manos se posaron sobre la superficie de la cama, estaba cubierta de telas suaves y de preciosos colores. La habitación era cálida y ya no sentía el frío terrible del encantamiento, sonrió ante eso; miró hacia el techo por unos momentos, y a cada instante sus párpados se fueron volviendo más pesados además de su cuerpo que se relajaba. Finalmente se dejó llevar por el sueño, y cayó perezosamente en la cama, atravesado y dejando colgadas sus piernas.