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EL SEñOR DE LOS ANILLOS
En este día, 15 de Marzo...
(15 de Marzo de 2005, a las 00:58)

Bien... a riesgo de ser repetitiva, quería dejar constancia de este día un año más en el foro

El año pasado os conté cómo me había comprado un dietario de ESdlA, había escrito la Cronología de la Tierra Media en sus páginas y, llegados al 15 de Marzo, quise dejar constancia de uno de mis fragmentos preferidos del libro (uno de tantos). Esto es lo que pone en los Apéndices que sucedió ese día: En horas tempranas el Rey Brujo irrumpe por las Puertas de la Ciudad. Denethor se incinera a sí mismo en una pira [momento épico en la saga pejotiana ]. Se oyen cuernos de los Rohirrim al cantar el gallo. Batalla de Pelennor. Muere Théoden. Aragorn levanta el estandarte de Arwen [esto fue lo único que hizo Arwen en todo el libro, aunque parezca que no ]. Frodo y Samsagaz escapan y emprenden el viaje al norte a lo largo del Morgai. Batalla bajo los árboles en el Bosque Negro; Thranduil rechaza las fuerzas de Dol Guldur. Segundo ataque a Lórien.

Sí... fueron muchos acontecimientos para un sólo día. Pero hay uno de tremenda importancia que puede llegar a pasar desapercibido leyendo esto la cual: la batalla de los Campos de Pelennor y la muerte del Rey Brujo. El año pasado copié (a mano ) este fragmento en este mismo foro, pero esta vez me váis a permitir que lo copie tal cual (me lo he ganado, este año me he acordado de memorieta ). Que lo disfrutéis... al menos tanto como yo

Saludos desde Bolsón Cerrado.
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Mas he aquí que de súbito, en la plenitud de la gloria del rey, el escudo de oro empezó a oscurecerse. La nueva mañana fue quitada del cielo. Las tinieblas cayeron alrededor. Los caballos gritaban, encabritados. Los jinetes arrojados de las sillas se arrastraban por el suelo.
-¡A mí! ¡A mí! -gritó Théoden-. ¡De pie, Eorlingas! ¡No os amedrente la oscuridad! -Pero Crinblanca, enloquecido de terror, se había levantado sobre las patas, luchaba con el aire, y de pronto, con un grito desgarrador, se desplomó de flanco: un dardo negro lo había traspasado. Y el rey cayó debajo de él.
Rápida como una nube de tormenta descendió la Sombra. Y se vio entonces que era una criatura alada: un ave quizá, pero más grande que cualquier ave conocida; y parecía desnuda, pues no tenía plumas. Las alas enormes eran como membranas coriáceas entre dedos callosos; hedían. Una criatura acaso de un mundo ya extinguido, cuya especie, escondida en montañas olvidadas y frías bajo la luna, había sobrevivido incubando en algún nido horripilante esta progenie última y maligna. Y el Señor Oscuro la había adoptado, alimentándola con carnes putrefactas, hasta que fue mucho más grande que todas las otras criaturas aladas; y como cabalgadura la había entregado a su servidor. Descendió, descendió, y luego, replegando las palmas digitadas, lanzó un graznido ronco, y se posó de pronto sobre Crinblanca, y le hincó las garras encorvando el largo cuello implume.
Una figura envuelta en un manto negro, enorme y amenazante, venía montada en aquella criatura. Llevaba una corona de acero, pero nada visible había entre el aro de la corona y el manto, salvo el fulgor mortal de unos ojos: el Señor de los Nazgûl. Llamando a su corcel antes que se desvaneciera otra vez la oscuridad, había retornado al aire, y ahora volvía a atacar, trayendo consigo la ruina, transformando la esperanza en desesperación, y la victoria en muerte. Blandía una gran maza negra.
Pero Théoden no había quedado totalmente abandonado. Los caballeros del séquito yacían sin vida a su alrededor o habían sido llevados lejos de allí, arrastrados por la locura de sus corceles. Uno, sin embargo, permanecía junto al rey: el joven Dernhelm, fiel más allá del miedo, y lloraba, pues había amado a su señor como a un padre. Durante la batalla, y hasta que la Sombra bajó, Merry se había mantenido a salvo en la grupa de Hoja de Viento, pero de pronto, el corcel aterrorizado había arrojado al suelo a sus jinetes, y ahora corría desbocado a través de la llanura. Merry se arrastraba en cuatro patas como una alimaña aturdida; se sentía ciego y enfermo de terror.
-¡Paje del rey! ¡Paje del rey! –le gritaba el corazón dentro del pecho-. Tu obligación es seguir junto a él. Seréis como un padre para mí, dijiste. –Pero la voluntad no le obedecía, y el cuerpo le temblaba. No se atrevía a abrir los ojos ni a levantar la cabeza.
De improviso, en medio de aquella oscuridad que le ocupaba la mente, creyó oír la voz de Dernhelm; pero le sonó extraña, como si le recordase la de alguien que conocía.
-¡Vete de aquí, dwinmmerlaik, señor de la carroña! ¡Deja en paz a los muertos!
Una voz glacial respondió: - ¡No te interpongas entre el Nazgûl y su presa! No es tu vida la que arriesgas perder si te atreves a desafiarme; a ti no te mataré: te llevaré conmigo muy lejos, a las casas de los lamentos, más allá de todas las tinieblas, y te devorarán la carne, y te desnudarán la mente, expuesta a la mirada del Ojo Sin Párpado.
- Haz lo que quieras -dijo Dernhelm-, mas yo te lo impediré, si está en mis manos.
- ¡Impedírmelo! ¿A mí? Estás loco. ¡Ningún hombre viviente puede impedirme nada!
Lo que Merry oyó entonces no podía ser más insólito para esa hora: le pareció que Dernhelm se reía, y que la voz límpida vibraba como el acero.
- ¡Es que no soy ningún hombre viviente! Lo que tus ojos ven es una mujer. Soy Éowyn hija de Éomund. Pretendes impedir que me acerque a mi señor y pariente. ¡Vete de aquí si no eres una criatura inmortal! Porque vivo o espectro oscuro, te traspasaré con mi espada si lo tocas.
La criatura alada respondió con un alarido, pero el Espectro del Anillo quedó en silencio, como si de pronto dudara. Estupefacto más allá del miedo, Merry se atrevió a abrir los ojos: las tinieblas que le oscurecían la vista y la mente se desvanecieron. Y allí, a pocos pasos, vio a la gran bestia, rodeada de una profunda oscuridad; y montando en ella como una sombra de desesperación, al Señor de los Nazgûl. Un poco hacia la izquierda, delante de la bestia alada y su jinete, estaba ella, la mujer que hasta ese momento Merry llamara Dernhelm. Pero el yelmo que ocultaba el secreto de Éowyn había caído, y los cabellos sueltos de oro pálido le resplandecían sobre los hombros. La mirada de los ojos grises como el mar era dura y despiadada, pero había lágrimas en las mejillas. La mano esgrimía una espada, y alzando el escudo se defendía de la horrenda mirada del enemigo.
Era Éowyn y también era Dernhelm. Y el recuerdo del rostro que había visto en el Sagrario a la hora de la partida reapareció una vez más en la mente del hobbit: el rostro de alguien que ha perdido toda esperanza y busca la muerte. Y sintió piedad, y asombro; y de improviso, el coraje de los de su raza, lento en encenderse, volvió a mostrarse en él. Apretó los puños. Tan hermosa, tan desesperada, Éowyn no podía morir. En todo caso no iba a morir a solas, sin ayuda.
El enemigo no lo miraba, pero Merry, no se atrevía a moverse temiendo que los ojos asesinos lo descubrieran. Lenta, muy lentamente, se arrastró a un lado; pero el Capitán Negro, movido por la duda y la malicia, sólo miraba a la mujer que tenía delante, y a Merry no le prestó más atención que a un gusano en el fango.
De pronto, la bestia horripilante batió las alas, levantando un viento hediondo. Subió en el aire, y luego se precipitó sobre Éowyn, atacándola con el pico y las garras abiertas.
Tampoco ahora se inmutó Éowyn: doncella de Rohan, descendiente de reyes, flexible como un junco pero templada como el acero, hermosa pero terrible. Descargó un golpe rápido, hábil y mortal. Y cuando la espada cortó el cuello extendido, la cabeza cayó como una piedra, y la mole del cuerpo se desplomó con las alas abiertas. Éowyn dio un salto atrás. Pero ya la sombra se había desvanecido. Un resplandor la envolvió y los cabellos le brillaron a la luz del sol naciente.
El Jinete Negro emergió de la carroña, alto y amenazante. Con un grito de odio que traspasaba los tímpanos como un veneno, descargó la maza. El escudo se quebró en mucho pedazos, y Éowyn vaciló y cayó de rodillas: tenía el brazo roto. El Nazgûl se abalanzó sobre ella como una nube; los ojos le relampaguearon, y otra vez levantó la maza, dispuesto a matar.
Pero de pronto se tambaleó también él, y con un alarido de dolor cayó de bruces, y la maza, desviada del blanco, fue a morder el polvo del terreno. Merry lo había herido por la espalda. Atravesando el manto negro, subiendo por el plaquín, la espada del hobbit se había clavado en el tendón detrás de la poderosa rodilla.
-¡Éowyn! ¡Éowyn! –gritó Merry.
Entonces Éowyn, trastabillando, había logrado ponerse de pie una vez más, y juntando fuerzas había hundido la espada entre la corona y el manto, cuando ya los grandes hombros se encorvaban sobre ella. La espada chisporroteó y voló por los aires hecha añicos. La corona rodó a lo lejos con un ruido de metal. Éowyn cayó de bruces sobre el enemigo derribado. Mas he aquí que el manto y el plaquín estaban vacíos. Ahora yacían en el suelo, despedazados y en un montón informe; y un grito se elevó por el aire estremecido y se transformó en un lamento áspero, y pasó con el viento, una voz tenue e incorpórea que se extinguió, y fue engullida, y nunca más volvió a oírse en aquella era del mundo.



http://groups.msn.com/munezGaladwen_Baggins (Hobbit)

Capitán (921 mensajes)


«Cuando llegó al hogar, su hija corrió a su encuentro y lo recibió con alegría: había vuelto antes de lo esperado, aunque nunca es demasiado pronto para el que espera. «¡Papá!», exclamó, «¿dónde has estado? Tu estrella brilla mucho».». “El Herrero de Wootton Mayor”, J.R.R. Tolkien

«Mi risa es mi espada, y mi alegría, mi escudo.» Martín Lutero

Nerte

Regente de El Dragón Verde junto a Kirka, Eärwen y La Estrella Sol.

Lado de la Luz
Desde el 22 de Julio de 2003
 

 
En este día, 15 de Marzo... - Galadwen_Baggins (15/03/05 00:58)
    En este día, 15 de Marzo... - Xaverium (15/03/05 13:51)
    Ese mismo día... - Nólë (15/03/05 13:53)
      Maldita marea verde - Nashildur (15/03/05 16:34)
        y en Angmar... - Nólë (15/03/05 19:21)
          Estos nazgûl... - nashildur (16/03/05 00:06)
    si, 15 de marzo, pero... - Javis Felagund (16/03/05 19:08)
      Ese Javis...!! - Durin III (17/03/05 09:47)
        ni tanto ni tanto :P - Javis Felagund (18/03/05 06:06)
 


 
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