¡Insensata!

No empieces con el lugar común de llamarme así... a ver si te das cuenta de que jamás perseguí otra cosa que la justicia, que los Valar fueron arbitrarios e injustos conmigo, que me aplicaron mayor rigor a mí que al mismo Melkor/Morgoth (lo dejaron libre, eso causó todo el mal), que fui el primer huérfano, de ambos padres para colmo... que el amor a mi padre fue el mayor de la historia (esto lo dice Tolkien)... lee de nuevo mi historia a ver si no puedes comprender mi ira y mi sed de venganza contra el peor enemigo del mundo. Los errores del camino, fruto de la vehemencia y el fervor de la batalla, no fueron de tal entidad en comparación con lo que estaba en juego. A mi determinación e irascibilidad, lo reconozco..., se suman la cabezonería de los Teleri, mezquinos a la hora de una empresa tan trascendente; la traición de los seguidores de Fingolfin (que maldijeron mi nombre, y por eso quemé los barcos, léelo y verás), y sobre todo lo dicho, el inexcusable error de los Valar (odio a Námo y me da lástima Manwë, tan iluso) de liberar al abominable y dejarlo actuar. ¿Por qué no cuidaron mejor sus árboles, si eran tan valiosos? No, no me vengas a decir que yo soy el causante de los males, el mal ya estaba, yo fui la víctima.
Saludos desde Vê.
Ah, Beregond, ya deja de difamarme tú también (algo has dicho en un acertijo, sobre mí, como "estandarte del mal", je je je, te vi).