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Ver tema#50 Respondiendo a: Entaguas
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Pues más o menos sobre la mañana o el mediodía.
Un saludo Inglor![]()
PD: Ya esta seguro, escribiré mañana la narración para que ya la aventura pueda empezar y entrar en acción...![]()
NARRACIÓN
Todos los presentes en aquel lugar estaban allí por la misma razón. El bosque verde invitaba a una magnífica fiesta, y todos comían apeteciblemente. Thranduil, el que los había invitado al banquete y les quería dar órdenes de la nueva misión no decía nada y por el momento parecía tranquilo, observando a los aventureros que había seleccionado ¿Llegarán a sobrevivir a tal dura misión?- Pensó.
Hacía poco que Serke estaba tan feliz alistado de soldado rohirrim. Sin embargo, pronto por una extraña carta, y órdenes de su superior, se vio enfrascado en una marcha hacia el bosque verde, para cumplir una misión. Le habían dicho que él era el soldado valiente que necesitaban allí, para una misión en el norte. La carta que había recibido del bosque verde no había sido más esclarecedora, y no le había dicho mucho más. Pero ahora no era eso lo que más le importaba, pues aunque el banquete élfico estaba distrayéndolo y apartando todas sus dudas, la visión de un orco en aquel lugar nublaba sus pensamientos. ¿Qué hacía un orco ahí? Había oído algo de un orco mercenario, pero debido a su xenofobia solo podía mirarlo de manera asesina y tajante, también había un medio-elfo, algo muy extraño…
También había venido su primo, a quién lo abrazó, hacía tiempo que no lo veía. Pero ese no era él único encuentro en el banquete…
Barin estaba dando botes de alegría. Hace poco había recibido una carta de una extraña misión en el norte; al principio no le había mostrado mucha atención, pero al informarse más y darse cuenta de que muchos de sus antiguos compañeros también iban a ir, no pudo evitar sonreír y prepararse para la aventura. No sabía mucho sobre la misión, pero el volver a verlos, le llenaba de felicidad, hacía mucho tiempo que no luchaba codo con codo con ellos. Vio a Abârmil, el montaraz, también a burzumgad el orco, a Rúmil también. Todo iba ‘’exelente’’…
- Aikanáro no ha podido venir- dijo Rúmil- esta muy ocupado, aún así, nos desea mucha suerte en esta aventura, compañeros.
Rúmil había recibido también como los demás la carta, y no había tenido muy claro el poder ir a la misión como su amigo aikanáro. Pero finalmente se decidió, aunque luego se tuviera que echar atrás. Nadie le quitaría al menos el gusto de volver a ver a todos reunidos otra vez. Escuchó de Abârmil la carta que este recibió de Gandalf, pero también vio a un antiguo compatriota suyo élfico; Elder, más bien solo parecía que venía para desearles suerte:
- Me temo que no podré unirme a esta misión. Otros asuntos me urgen en mi tierra, pero nadie me ha impedido el venir aquí y desearos suerte.
Burzumgad notaba la mirada asesina que aquel humano le estaba lanzando. Lo ignoró, pues a pesar de la caída de Sauron, los orcos seguían siendo un pueblo incomprendido y perseguido, pero Burzumgad, tenía sus razones para ser recordado entre los orcos…
Se había despedido de su mujer y de su hijo en cuanto recibió la carta. El volver a luchar con sus compañeros en lugares alejados de la mano de Eru, es algo que no hacía hace mucho tiempo. Estaban todos, pero solo Lanceloth, Elder, Dimas y Adan habían aparecido para desearles suerte y encontrarse con ellos, pues le urgían otros temas más importantes. No tardaron en despedirse con mucha prisa.
El primo de Serke veía su espada de Minas Tirith con orgullo y vigor. Estaba sentado al lado de su primo Serke, que masticaba con dificultad una comida élfica. El primo de Serke siempre había tenido la duda de cuál era su nombre, esperaba poder llegar a averiguarlo algún día. Pero lo que más le inquietaba era los extraños que estaban en aquel lugar (Un orco, un elfo, un medio-elfo y 2 humanos). Se preguntó si había hecho bien enfrascándose en aquella misión, de la que poco sabía. Pero ahora Thranduil les daría explicaciones, y detalles sobre la misión…
Abârmil intentó entablar conversación con el humano que no parecía mirar bien a Burzumgad. Supo que se llamaba Serke, pero no logró sacar nada más pues parecía muy callado y desconfiado al igual que el de al lado, pero estaba seguro que con el tiempo todos estarían unidos en el combate. El ver a todos reunidos le había dado un alegrón. Lástima que Elder, Adan, Lanceloth y Dimas no pudiesen unirse. Incluso apareció Farahir para desearles suerte también. También intentó hablar con el medio-elfo, con el que obtuvo una conversación más fructífera…
Inglor miró con su penetrante mirada a los reunidos en aquella mesa. Todos parecían disfrutar, algunos con alguna preocupación. Observo a los humanos, algunos eran rohirrims, un montaraz (Abârmil, muy simpático) y un gondoriano. También estaba un orco (lo cuál le sonaba muy raro) y un elfo (al que no se había dirigido, pero tenía intención en hablar). Pronto observó que todos estaban hablando y se formaba un gran bullicio, y como Thranduil gritaba desesperado hasta que al final se le oyó:
- ¡BASTA!
El silenció en todos fue abrumador, y expectantes vieron a Thranduil hablar despacio y moviendo los brazos:
- Supongo que todos querréis saber para lo que habéis venido. También se ve que muchos os conocéis. Pero sabed que estar unidos es lo mejor que podéis hacer en la misión que os toca.
‘’Bien, como todos sabéis la misión será en los territorios del norte, Ered Mithrin y puede llegar a las montañas de Angmar. Allí, orcos y nuevas bestias se multiplican con ferocidad alarmante, que ha alarmado tanto a elfos, como a enanos. Así que tened cuidado. Hemos sabido también de un gran tesoro en la montaña, interrogando a varios de los orcos y mercenarios enemigos que allí se encuentran. No sabemos quién o qué esta provocando esto en el norte así que tenéis una misión muy importante para ayudarnos. Consistirá en conseguir información sobre el qué o quién esta provocando esto, y por supuesto, esto es lo más importante, llegar al tesoro escondido en la montaña más alta de Angmar y traérnoslo de vuelta. Es de vital importancia, un tesoro muy importante, gemas y algunos amuletos y objetos mágicos es lo que puedo deciros, recibiréis vuestra parte para que os la repartáis. Os aseguro que lo podréis cargar entre todos, pues mis espías me han informado de que está en varios baúles. También han sido tomados prisioneros y prisioneras elfos, humanos, enanos e incluso hobbits, y si os lo encontráis, será vuestro deber rescatarlos. Es una misión dura, en laberintos montañosos y cuevas oscuras y penetrantes. El terreno es muy duro, seguro que hagáis más de una escalada, pues es preferible que evitéis los caminos. Hemos recibido noticias de que incluso dragones y espectros vigilan las montañas. Así que tened cuidado. Ah, para volver, tomad la ruta que os plazca. Bien, ¿Alguien desea no unirse?
Nadie se levantó.
- Bien. Salid ahora mismo de aquí, ya que estáis preparados todos para la aventura. Os hago encargo como último de pan de lembas a todos, que lo necesitaréis, unas cuerdas élficas auténticas y una paloma mensajera, que en caso de que tengáis información esencial, podréis escribir un mensaje en el pergamino que tiene en la pata para que lo sepa. Como sabéis que en el bosque verde no hay ningún peligro, podréis iros de aquí tranquilamente. Si seguís el Río del Bosque hasta su comienzo en Ered Mithrin no tendréis dificultades, y en el camino, encontraréis una posada en la que algunos espías míos os informarán más a fondo…
Y pronto todos estaban en camino, saliendo del bosque verde con dirección a Ered Mithrin siguiendo el cause del Río del Bosque en contracorriente, ya empezaba a anochecer y pocos habían hablado o abierto la boca…
Un saludo
Todos los presentes en aquel lugar estaban allí por la misma razón. El bosque verde invitaba a una magnífica fiesta, y todos comían apeteciblemente. Thranduil, el que los había invitado al banquete y les quería dar órdenes de la nueva misión no decía nada y por el momento parecía tranquilo, observando a los aventureros que había seleccionado ¿Llegarán a sobrevivir a tal dura misión?- Pensó.
Hacía poco que Serke estaba tan feliz alistado de soldado rohirrim. Sin embargo, pronto por una extraña carta, y órdenes de su superior, se vio enfrascado en una marcha hacia el bosque verde, para cumplir una misión. Le habían dicho que él era el soldado valiente que necesitaban allí, para una misión en el norte. La carta que había recibido del bosque verde no había sido más esclarecedora, y no le había dicho mucho más. Pero ahora no era eso lo que más le importaba, pues aunque el banquete élfico estaba distrayéndolo y apartando todas sus dudas, la visión de un orco en aquel lugar nublaba sus pensamientos. ¿Qué hacía un orco ahí? Había oído algo de un orco mercenario, pero debido a su xenofobia solo podía mirarlo de manera asesina y tajante, también había un medio-elfo, algo muy extraño…
También había venido su primo, a quién lo abrazó, hacía tiempo que no lo veía. Pero ese no era él único encuentro en el banquete…
Barin estaba dando botes de alegría. Hace poco había recibido una carta de una extraña misión en el norte; al principio no le había mostrado mucha atención, pero al informarse más y darse cuenta de que muchos de sus antiguos compañeros también iban a ir, no pudo evitar sonreír y prepararse para la aventura. No sabía mucho sobre la misión, pero el volver a verlos, le llenaba de felicidad, hacía mucho tiempo que no luchaba codo con codo con ellos. Vio a Abârmil, el montaraz, también a burzumgad el orco, a Rúmil también. Todo iba ‘’exelente’’…
- Aikanáro no ha podido venir- dijo Rúmil- esta muy ocupado, aún así, nos desea mucha suerte en esta aventura, compañeros.
Rúmil había recibido también como los demás la carta, y no había tenido muy claro el poder ir a la misión como su amigo aikanáro. Pero finalmente se decidió, aunque luego se tuviera que echar atrás. Nadie le quitaría al menos el gusto de volver a ver a todos reunidos otra vez. Escuchó de Abârmil la carta que este recibió de Gandalf, pero también vio a un antiguo compatriota suyo élfico; Elder, más bien solo parecía que venía para desearles suerte:
- Me temo que no podré unirme a esta misión. Otros asuntos me urgen en mi tierra, pero nadie me ha impedido el venir aquí y desearos suerte.
Burzumgad notaba la mirada asesina que aquel humano le estaba lanzando. Lo ignoró, pues a pesar de la caída de Sauron, los orcos seguían siendo un pueblo incomprendido y perseguido, pero Burzumgad, tenía sus razones para ser recordado entre los orcos…
Se había despedido de su mujer y de su hijo en cuanto recibió la carta. El volver a luchar con sus compañeros en lugares alejados de la mano de Eru, es algo que no hacía hace mucho tiempo. Estaban todos, pero solo Lanceloth, Elder, Dimas y Adan habían aparecido para desearles suerte y encontrarse con ellos, pues le urgían otros temas más importantes. No tardaron en despedirse con mucha prisa.
El primo de Serke veía su espada de Minas Tirith con orgullo y vigor. Estaba sentado al lado de su primo Serke, que masticaba con dificultad una comida élfica. El primo de Serke siempre había tenido la duda de cuál era su nombre, esperaba poder llegar a averiguarlo algún día. Pero lo que más le inquietaba era los extraños que estaban en aquel lugar (Un orco, un elfo, un medio-elfo y 2 humanos). Se preguntó si había hecho bien enfrascándose en aquella misión, de la que poco sabía. Pero ahora Thranduil les daría explicaciones, y detalles sobre la misión…
Abârmil intentó entablar conversación con el humano que no parecía mirar bien a Burzumgad. Supo que se llamaba Serke, pero no logró sacar nada más pues parecía muy callado y desconfiado al igual que el de al lado, pero estaba seguro que con el tiempo todos estarían unidos en el combate. El ver a todos reunidos le había dado un alegrón. Lástima que Elder, Adan, Lanceloth y Dimas no pudiesen unirse. Incluso apareció Farahir para desearles suerte también. También intentó hablar con el medio-elfo, con el que obtuvo una conversación más fructífera…
Inglor miró con su penetrante mirada a los reunidos en aquella mesa. Todos parecían disfrutar, algunos con alguna preocupación. Observo a los humanos, algunos eran rohirrims, un montaraz (Abârmil, muy simpático) y un gondoriano. También estaba un orco (lo cuál le sonaba muy raro) y un elfo (al que no se había dirigido, pero tenía intención en hablar). Pronto observó que todos estaban hablando y se formaba un gran bullicio, y como Thranduil gritaba desesperado hasta que al final se le oyó:
- ¡BASTA!
El silenció en todos fue abrumador, y expectantes vieron a Thranduil hablar despacio y moviendo los brazos:
- Supongo que todos querréis saber para lo que habéis venido. También se ve que muchos os conocéis. Pero sabed que estar unidos es lo mejor que podéis hacer en la misión que os toca.
‘’Bien, como todos sabéis la misión será en los territorios del norte, Ered Mithrin y puede llegar a las montañas de Angmar. Allí, orcos y nuevas bestias se multiplican con ferocidad alarmante, que ha alarmado tanto a elfos, como a enanos. Así que tened cuidado. Hemos sabido también de un gran tesoro en la montaña, interrogando a varios de los orcos y mercenarios enemigos que allí se encuentran. No sabemos quién o qué esta provocando esto en el norte así que tenéis una misión muy importante para ayudarnos. Consistirá en conseguir información sobre el qué o quién esta provocando esto, y por supuesto, esto es lo más importante, llegar al tesoro escondido en la montaña más alta de Angmar y traérnoslo de vuelta. Es de vital importancia, un tesoro muy importante, gemas y algunos amuletos y objetos mágicos es lo que puedo deciros, recibiréis vuestra parte para que os la repartáis. Os aseguro que lo podréis cargar entre todos, pues mis espías me han informado de que está en varios baúles. También han sido tomados prisioneros y prisioneras elfos, humanos, enanos e incluso hobbits, y si os lo encontráis, será vuestro deber rescatarlos. Es una misión dura, en laberintos montañosos y cuevas oscuras y penetrantes. El terreno es muy duro, seguro que hagáis más de una escalada, pues es preferible que evitéis los caminos. Hemos recibido noticias de que incluso dragones y espectros vigilan las montañas. Así que tened cuidado. Ah, para volver, tomad la ruta que os plazca. Bien, ¿Alguien desea no unirse?
Nadie se levantó.
- Bien. Salid ahora mismo de aquí, ya que estáis preparados todos para la aventura. Os hago encargo como último de pan de lembas a todos, que lo necesitaréis, unas cuerdas élficas auténticas y una paloma mensajera, que en caso de que tengáis información esencial, podréis escribir un mensaje en el pergamino que tiene en la pata para que lo sepa. Como sabéis que en el bosque verde no hay ningún peligro, podréis iros de aquí tranquilamente. Si seguís el Río del Bosque hasta su comienzo en Ered Mithrin no tendréis dificultades, y en el camino, encontraréis una posada en la que algunos espías míos os informarán más a fondo…
Y pronto todos estaban en camino, saliendo del bosque verde con dirección a Ered Mithrin siguiendo el cause del Río del Bosque en contracorriente, ya empezaba a anochecer y pocos habían hablado o abierto la boca…
Un saludo

¡Oh Orofarnë, Lassemista, Carnimirië!
¡Oh hermoso fresno, sobre tu cabellera qué hermosas son las flores!
¡Oh fresno mío, te vi brillar en un día de verano!
Tu brillante corteza, tus leves hojas, tu voz tan fresca y dulce:
¡qué alta llevas en tu cabeza la corona de oro rojo!
Oh fresno muerto...
¡Oh hermoso fresno, sobre tu cabellera qué hermosas son las flores!
¡Oh fresno mío, te vi brillar en un día de verano!
Tu brillante corteza, tus leves hojas, tu voz tan fresca y dulce:
¡qué alta llevas en tu cabeza la corona de oro rojo!
Oh fresno muerto...