Acción

Por fin llegaron los viajeros. Como esperaba, todos me miraban extrañados, seguramente no acostumbraban a ver mujeres guerreras, y mucho menos si con sus ropajes honraban a Gondor. De seguro nuestra nación se sentiría avergonzada de ver a sus mujeres luchando como guerreras rebeldes, muchas mercenarias, pero, ¡qué importa el "qué dirán"!
Mucho más debió de llamarles la atención mi altura, cosa que no es extraña, pero pese a ello se comportaron con educación, saludándome muy educadamente, sobre todo los llamados Inglor y Serke.
Yo no podía evitar mirar con timidez y admiración a Gandalf. Siempre me hablaron de mi parentesco con Mithrandir... ¿sería el mismo del que dicen que heredé su mal genio? ¿el mismo del que dicen a veces muestro sabiduría? La curiosidad me podía... pero la vergüenza frenaba las preguntas que deseaba hacerle a aquel individuo...
Después de muchas presentaciones e informaciones, tuvimos que marchar de nuevo. Acampamos y decidimos los turnos de las guardias. Como no me tocaba el primero, me acomodé para descansar, pero no podía. Me asaltaban las dudas con Gandalf tan cerca.. ¿qué clase de parentesco tendríamos, si de verdad era él? ¿habría alguno o serían meras leyendas?
Me quedé despierta, aunque fingiendo estar dormida, intentando conciliar el sueño y dejar de pensar...

Saludos desde Gondor