Ver publicación (NUEVO ''PLAY BY POST'')

Ver tema

burzumgad
burzumgad
Desde: 11/10/2005

#179 Respondiendo a: Gilford

Acción

En mi morada de las colinas de hierro, recibí un mensaje del rey elfo Thranduil. Debía ir a cierta posada para reunirme con unos aventureros para cumplir una mision.de rescatar a unos prisioneros en las montañas. Llegué a la posada y allí me encontré a un enano, una guerrero gondoriana y , p...

Acción:

A la salida de aquel bosque al que los elfos habían logrado limpiar de Maldad, Abârmil comenzó a guiarnos, dado que sus pies inquietos de montaraz sabían de senderos evidentes u ocultos, y (de seguro) ya había transitado por los mismos alguna vez.
La caminata a través de aquellas regiones desoladas y sin más interés visual que la de su inmensidad barrida por la brisa fría del norte nos incentivó a la charla, y todos coincidían en el punto de que Thranduil parecía ocultar algo. Los más estaban de acuerdo en censurar su ambición, y al respecto yo solo dije:
[quote]- No soy devoto del rey del Bosque, pues no olvido la manera en que los soldados a sus órdenes me trataron cuando llegué por primera vez a sus dominios...en realidad os revelo que no habría movido un pie de no saber que la aventura me valdría reencontrarme con viejos amigos y no de no saber que el propio Gandalf está detrás de todo esto [/quote]
Algún camarada habló conjeturando que el sharkú Gandalf nos había encomendado esta misión como obra postrera de su parte, pues luego de la Guerra había partido en viaje sin retorno hacia occidente.
[quote]- pensar que ese ser notable se halla ahora gozando del fulgor de las Tierras Bendecidas [/quote]
Digo Rúmil, y la marcha prosiguió, sobrevolada por nuestras reflexiones y teniendo como piso las llanuras sin contornos.
Ni Inglor el medio-elfo ni tampoco Sarke o su Primo conocían mi historia, de modo que un poco para que la supieran y depusiesen desconfianzas (si aún las tenían), otro para distendernos relaté mientras caminábamos esa vieja saga familiar que mi padre me legase antes de ser convocado a una misión sin retorno. Exhibí ante los compañeros la empuñadura de mithril de mi cimitarra, obsequio a cierto ancestro mío de parte de un bravo soldado enano al que mi antepasado había perdonado la vida.
[quote] – Esta bella arma pasó de mano a mano en el seno de mi familia, y cada uno que la legaba a su hijo (o hija, ya que entre nuestras mujeres hay notables campeonas) refería la historia al nuevo depositario, incluyendo entre los consejos acerca de su uso los de la prudencia, y (aunque os cueste creerlo) los concernientes a la clemencia... [/quote]
Mis antiguos camaradas volvieron a sonreír, emocionados, ante la historia; pero yo no estaba seguro de haber convencido del todo a los nuevos. Si al menos mi amigo Dimas, quién era capaz de leer las runas de aquella arma, estuviese allí para ayudarme...
Al fin nuestro andar nos sacó de los llanos baldíos para internarnos en un terreno quebrado en el que unos bosquecillos torcidos se perfilaban dentro del ocaso de tonos indistintos.
Alguien habló de cierta posada en la que elfos enviados del rey nos revelarían nuevos detalles de nuestra misión, y yo me pese al frente del grupo alegando mi excelente visión nocturna, no se trataba de un alarde, pero mi actitud me valió las bromas de Abârmil.
Al fin divisé algo en medio del paisaje que aún para mí se borroneaba de sombras.
[quote]- Una posada- indiqué con mi índice esa extraña construcción de dos pisos, construida de madera desde la veredilla a la cumbrera.
-¿Será la indicada?- preguntó El Primo.
- ¿Cómo se llama? ¿puedes leer a ese cartel distante? –inquirió Barin.
Agucé la vista.
- Si, allá dice: “La Jarra Agradecida”...
- Vaya nombre! – rió Barin.[/quote]
El interior de la hostería era peor aún que la parte de afuera, y el viento ullaba entre las tablas de las paredes de una manera lastimosa. El mesonero tenía las barbas brunas y prietas de un salteador de caminos.
El hombre nos miró uno a uno. Corroborando al fin que éramos aquellos a quienes esperaba, habló casi sin mover la boca, como temeroso aún en aquel lugar sin testigos:
[quote]- Os esperan en la habitación Nº 13- dijo. [/quote]
Y se volvió dándonos las espaldas, temeroso de implicarse en aquel asunto, de seguro riesgoso.
Subimos al piso alto, y no más Serke golpeó, una voz interior dijo:
[quote]-Pasad [/quote]
Y por cierto que se trataba de una voz familiar: allí estaba el viejo Gandalf, fumando tranquilamente su pipa y rodeado de personajes de la más diversa laya.
Luego de nos hubiésemos repuesto del asombro el Peregrino Gris (tal parecía que gustaba de ser llamado ahora) nos presentó a esa gente, de la que dijo que se nos uniría.
El primero no necesitaba de presentación, pues se trataba de Dimasalang, y si que me alegré de que se contara entre los nuestros.
Con él estaba otro enano más joven y menos hablador, llamado Gilford, y una muchacha vestida a la usanza de Gondor, de rasgos enérgicos y mirada dura. No era más alta que mi esposa, y yo me pregunté si sería fiera en el combate a pesar de su pequeña talla. La saludé con una profunda inclinación, por respeto, pero también para que aquella mujer de Minas Tirith supiese que los orcos también somos capaces de cortesías.
Algunos elfos de extraño aspecto nos dieron detalles acerca de rutas y botín, pero por sobre todas las cosas nos recomendaron premura. Al fin todos convinimos en marcharnos de inmediato, aún despreciando el dulce cobijo del fuego.
Anduvimos algo más en el seno de la noche creciente, pero los árboles de los bosquecillos contenían sombras y susurros arteros que quizás no procediesen todos de las ramas, por lo que al fin nos decidimos a acampar. Abârmil se haría cargo de la primera guardia. Yo tardé en dormirme, aprovechando para gustar del humo de mi pipa mientras veía a los otros (sombras vacilantes a la luz de la hoguera que Dimas encendiera) tenderse en sus mantas ¿Qué nuevos peligros nos acecharían? ¿Qué tan cerca estaban de nosotros?
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...