Acción

Me encontraba aún meditando con mi pipa en la mano, cuando oí a Burzumgad y a Dimas, hablando entre susurros de asustar a Abârmil. “¿Por qué no?”, me dije. Me acerqué a ellos y les animé a continuar. En ese instante, surgió de sus gargantas una voz que erizó el vello del pobre centinela, que agarró el mango de su espada.
Ante esa visión, orco y enano, estallaron en una unísona carcajada, que despertó a los pocos que aún dormían. Viendo el desconcierto de Abârmil, me acerque a él riendo y le dije:

[quote]- Excusa a los amigos, Abârmil y ve a descansar, que ya es hora de la guardia de Inglor. Despertémoslo...[/quote]

Pero, en ese momento el medio-elfo, con cara de no haberle gustado la broma, se acercaba a nosotros, maldiciendo por su sueño perdido. Dimas, fue al encuentro de Inglor y palmeándole en la espalda le dijo:

[quote]- Las risas harán más liviana la carga que nos espera.[/quote]

Como una especie de premonición, fue esta frase para lo que ocurrió después, pues justo en ese momento, un grito de Abârmil, se elevó por encima de las risas de los demás, e instantes después una voz gritó:

[quote]-¡Espectros![/quote]

Tras unos instantes de confusión, cientos de espectros se encontraban ya entre nosotros. En ese momento, las flechas comenzaron a surcar el cielo, silbando entre nuestras cabezas. Pero, ni espadas ni flechas, lograban alcanzar a nuestros fantasmales enemigos.
En ese momento, mi mente retrocedió años atrás en el tiempo, y recordé mi lucha contra los Nazgûl en Amon Sûl, y en ese instante a mi mente vino una sola palabra: “¡Fuego!”.
La voz grave de Burzumgad, me devolvió a la batalla.

[quote]-¡Hay una especie de dólmenes de los que están saliendo los espectros!. Gandalf, quizás tu magia pueda hacer algo al respecto.[/quote]

Rápidamente, con un ágil movimiento, de mi vara comenzaron a salir bolas de fuego que golpeaban con los dólmenes haciéndolos caer. Sin embargo, el número de éstos parecía aumentar. Levanté mi voz sobre el ruido de la batalla y del estruendo de las piedras y grité:

[quote] -¡Yo solo no puedo! ¡Apuntad los que tengáis arcos! En tanto ¡alejad a los espectros con las antorchas![/quote]

En ese momento la noche se iluminó, con las flechas en llamas que iban a impactar en los dólmenes. El fuego de las antorchas, hacía retroceder a los espectros, por lo que pronto el último dolmen cayó y todos nos dedicamos a perseguir a los últimos espectros hasta hacerlos desaparecer.
Tras unos fuertes gritos de entusiasmo, todos cayeron agotados en el suelo, pues la batalla había sido muy dura. En ese momento observé que Sáralle me miraba furtivamente, como queriendo decirme algo, pero sin atreverse. Ensimismado estaba yo en estos pensamientos, cuando una suave claridad comenzó a aparecer por el este.


(Namarië)