Acción

El sol salio y los espectros al fin se retiraron, estábamos a salvo. La batalla fue dura, para unos mas que otros. Me acerque a Gandalf para hablarle sobre que dirección coger ya que quedarnos allí no parecía seguro.
[quote]-Gandalf, no creo que sea acertado quedarnos a descansar por aquí más tiempo, estamos rodeados de túmulos y dólmenes y podría aparecer cualquier enemigo cuando menos lo esperemos.- dije al Peregrino Gris. [/quote]
Tras debatir con el mago un corto periodo de tiempo sobre si reposar o no, decidimos partir hacia Ered Mithrin, ya que estábamos cerca. Gilford y Dimas estaban gozosos de pisar suelo abrupto, para ellos era una semejanza a la de sentirse como en su hogar. Avivadamente la compañía recogió todo el equipaje y nos dispusimos a marchar hacia nuestro objetivo, la cordillera de Ered Mithrin.
Solo un pequeño bosque quedaba ya entre nosotros y las faldas de la sierra. Al atravesarlo descubrimos un pequeño manantial en el cual nos suministramos de agua para el camino, otros aprovecharon para limpiarse las manchas de la anterior batalla. Tras el breve, pero agradecido alto en el camino, continuamos la marcha hasta abandonar el pequeño bosque. Así pues ya nos encontrábamos al pie de una de las montañas que formaban la cadena abrupta.
[quote]-Ahora llega el camino difícil, amigos.- dije a todos mis compañeros.[/quote]
Como bien nos recordó Serke, no podíamos usar los caminos, así que deberíamos escalar como pudiéramos hasta llegar a la cumbre. Abârmil fue el primero en sacar una de las cuerdas élficas que nos regalaron en el Bosque Verde, a constancia de ello todos hicimos lo mismo. Para aquel trabajo eran como bien dijo el montaraz. Él y Burzumgad se dispusieron a ir al frente, atándose una de las cuerdas cada uno para que los demás siguiéramos su mismo camino. Al comienzo de la subida las pendientes eran suaves, poco a poco el terreno era cada vez mas escabroso y arduo de transitar, hasta tal punto que muchos tenían pequeños resbalones. Inglor y yo decidimos ir en la cola de la caravana, mientras tanto nos comentábamos entretenidas anécdotas sobre viajes por las montañas. No tardamos mucho en ver como el clima iba cambiando a nuestro pasó hacia la cima, el aire era más frío y la visión menos clara, incluso para mis ojos de élfo.
[quote]-Parece ser que el tiempo esta enturbiando, tendremos que estar atentos ahora.- dije a Inglor.[/quote]
La nieve comenzaba a caer ya en nuestros rostros y le sugerí a Barin que cubriera la jaula de Alion con algún trapo, debido a que el pájaro no aguantaría tal frío… Cada vez el viento y la cantidad de nieve eran mayores. Gandalf dijo algo que no logre a entender a Abrâmil y Burzumgad. Continuamos la escalada como mejor pudimos hasta que, Inglor y yo que íbamos los últimos, nos dimos cuenta que nadie mas iba arriba de nosotros. De pronto entre la blanca nieve salieron unos brazos, eran nuestros compañeros, habían encontrado un lugar algo llano en el que parar. La escalada ya era prácticamente imposible. Allí decidimos tratar de buscar una solución, ya que descansar tampoco nos era posible, acabaríamos ocultados por la nieve. El terreno donde habíamos parado parecía ser un camino, pero nadie estaba seguro.
[quote]-No sabría que deciros amigos, ni mis ojos de élfo ven mas halla que los vuestros, la intensidad de la nevisca es tal que nubla hasta mi vista, no puedo saber si es camino o solo un llano en la montaña…- dije a todos mis compañeros cubriéndome como podía con mi capa.[/quote]
Entonces se propuso la idea de explorar mas adelante para saber donde nos encontrábamos, realizamos una votación en la que yo apoyé la exploración como la mayoría de mis amigos. Burzumgad y el peregrino gris se ofrecieron para ir delante y yo me uní a ellos por si mi vista élfica, aunque nublada por la ventisca, servia de algo.
[quote]-Bien toda ayuda es poca, yo os acompañare en la exploración.- dije a Burzumgad.[/quote]
Mientras el resto pensaba si seguirnos o esperarnos allí hasta volver de la pequeña exploración. Sárelle y Barin, no hacían más que intentar abrigar a la pobre Alion que estaba pasando un frío colosal. Mientras que los dos enanos soportaban mejor que los demás el frío de la montaña, ya que ellos estaban algo habituados a este tipo de travesías. Así pues Gandalf, el orco y yo nos dispusimos a examinar el lugar.