Acción

Tras tomar una decisión el grupo esperó ansiosamente las nuevas de Burzumgad en su escalada en aquellas endemoniadas paredes. Cada vez eran más próximos las voces de los uruks, y cada vez mayor la impaciencia. Dimas perdió de vista por un instante al orco, quien reapareció inmediatamente con gesto complaciente dando la noticia de haber encontrado un túnel.
[quote]- ¡bravo!, túnel o no salgamos de aquí inmediatamente. Presiento que no podremos frenar por mucho tiempo a los uruks- dijo Dimas con tono de preocupación mientras observaba a Gilford, quien parecía no temer el griterío de la caverna. [/quote]
Uno a uno fueron subiendo con la mayor presteza. Primero Burzumgad, oteando las paredes en la oscuridad con el objeto de tomar constancia de la galería, después el resto, y por último Rúmil, presto a usar su arco.
[quote]- ¡Malditas todas estas piedras!- se quejó el peregrino gris mientras trastabillaba sobre unos pedruscos inoportunos. [/quote]
La repentina oscuridad jugó una mala pasada a Abarmil, que salió malherido del encuentro con una piedra aviesa. Dimas se sorprendió al ver el rostro del dunadan bañado por la sangre. Pronto Inglor y Serke acudieron en su auxilio.
[quote]- Calma, compañeros, la oscuridad toca a su fin- afirmó Dimas mientras señalaba unos cegadores haces de luz que penetraban como lanzas de fuego en el túnel. [/quote]
Serke se hubo de tapar las manos ante el fulgor del sol, al paso que había cesado la ventisca. Abarmil miró unos metros adelante y constató que de haber salido precitadamente del interior podrían haberse despeñado por un inmenso precipicio que seccionaba casi verticalmente la montaña. El paisaje que se dibujaba ante ellos era verdaderamente desolador. No hubo siquiera tiempo de tomar conciencia de lo desgarbado del terreno, una especie de suerte de viejo caudal seco y mortecino, presagio de mal agüero. Frente a ellos miles de orcos caminaban al unísono, atronando con sus pisadas y algazara los inmensos desfiladeros de las Ered Mithrin, que así parecían despertados de un sueño milenario. Varios pendones ufanaban al viento cortante la gloria y las armas de las linajudas casas nobiliarias de aquella raza despreciable fiel al dueño de Isengard.
[quote]- ¡Aprisa!, ¡huyamos al túnel!- terció ahora Serke ante la paralización de todos. [/quote]
Tomó ahora la iniciativa Gandalf, quien parecía seguro de lo que hacía. Dimas, también creyó que lo más conveniente era escalar en dirección a la cima. Quizá habría tiempo para poner a buen recaudo sus frágiles vidas, o venderlas cara si la ocasión se terciaba.