Ver publicación (NUEVO ''PLAY BY POST'')
Ver tema#480 Respondiendo a: Abârmil
Acción
La tarde clara caía sobre nosotros cuando comenzamos la nueva escalada que ahora se presentaba más sencilla que en la anterior ocasión, lo cual era de agradecer dado mi actual estado. Tras unos pocos metros decidí prescindir de la inestimable ayuda de Serke y Maelor, ya que en una escalada e...
Acción.
Inglor subía apenas unos pasos por detrás mío y con genuina agilidad. Su entusiasmo, sin embargo le valió tomarse de alguna roca suelta y peligrosa. Más abajo venían Peregrino Gris (saltando como un gamo a pesar de su aspecto venerable) y la dama Sárelle, esta última tan callada y ausente como siempre. Detrás subía Abârmil, sostenido por Serke y Maelor y aún debilitado, y más abajo estaban los otros, a los que ya no divisaba bien.
Es que un viento frío había despejado el cielo, librándolo de la mortaja de la neblina, y el plomo de unas nubes bajas refulgía iluminado desde arriba por un sol poderoso, y mis órquicos ojos se confundían con aquella claridad creciente. Sonidos lejanos llegados desde la llanura indistinta, muchos metros por debajo nuestro y colmada de enemigos (bien que invisibles a nuestros ojos tanto como nosotros a los de ellos) nos hablaba de la premura de nuestra ascensión. Oí que Peregrino Gris sugería algo acerca de notificar a Thranduil de la presencia de tan numerosas huestes, y me dije que urgía tomar una decisión.
Al fin dimos con una hilera de curiosas piedras de vivos colores las que precedían a una maseta extensa y desguarecida sobre la que el viento ululaba en forma tan lastimera que me recordó al hálito invernal sobre Morgul cuando la ciudad estaba aún en manos del Mal.
Ayudé a trepar a Inglor, y él a los siguientes, y cuando al fin todos estuvimos arriba dije a los compañeros:
[quote] – Propongo acampar, pues creo que esto no es más que un pequeño descanso. [/quote]
Antes de que yo hubiese terminado de hablar los compañeros ya se habían sentado o tendido en el suelo duro. Rúmil buscó un reparo del viento para atender a Abârmil, quién parecía estar mejor, a pasar de la palidez de su rostro, excesiva en un humano.
Yo me hallaba en extremo cansado, pero una sensación difícil de determinar me impedía estarme quieto, de modo que luego de beber algo de agua, interesarme por el herido y charlar con Dimas mientras fumábamos del tabaco con que yo los convidé a él y a Gilford, descubrí una pendiente. Como no era escarpada, decidí subirla.
[quote] -¿Dónde vas, Burzumgad? [/quote]
Me preguntó Peregrino Gris, y ante mi gesto, aceptó seguirme.
A poco nos hallamos sobre una nueva meseta, más alta y mucho más exigua, de la que partían dos caminos divergentes.
[quote]- Vaya- dijo el istar – creo que estamos en un sitio más transitado de lo que pensábamos. Mira, amigo orco...creo advertir alguna pista, y no buena...
Yo me incliné sobre el pedrusco, ceniciento y dilapidado.
-Este sendero huele a humo...y a muerte...y este otro...también...
Peregrino Gris se rascó la cabeza por debajo del sombrero.
-Indeseables personajes han puesto sus plantas en estos sitios...volvamos con los otros...esto no me gusta nada...[/quote]
En el campamento nos recibió Dimas, la pipa aún entre los dientes.
[quote]- ¿Novedades?- preguntó el enano, Peregrino suspiró pesarosamente y se alejó algo a meditar, y yo pase mi brazo por sobre los hombros de Dimas.
-Novedades si, pero aprecio que no buenas; hay allá arriba otro rellano del que parten dos caminos...los dos huelen igual: a quemazón y a muerte...
- ¿A muerte?
- Si, Dimas, como a algo pútrido, desagradable...y a fuego.
-¡Por Aulë¿un...balrog...? – preguntó el enano en un susurro.
- No me aventuraría a decir eso- (suspiré) y en esos momentos miré a Gandalf, y su actitud si que me preocupó: estaba sentado sobre una roca, con el sombrero en la mano y los ojos enturbiados por alguna visión interior. [/quote]
Algo más allá Barin y Rúmil atendían a Abârmil. Sacudiéndome de entre los cabellos los malos presagios, me acerqué a ellos, Dimas me siguió, y al fin el mago también lo hizo.
En esos momentos el montaraz se hallaba del todo lúcido, aparentemente mejorado por las artes curatorias del elfo. Luego de regocijarse por mis buenos augurios, Abârmil habló algo acerca del actual estado de inestable paz y de nuestra acción, y todos nos pusimos a debatir al respecto de si comunicar a Thranduil de la presencia de tan enorme ejército cerca de sus fronteras.
[quote]- Enviad e Alión si os place- dije yo – ya os he dicho lo que pienso del rey del Bosque, pero su ayuda nos será indispensable si todo esta compañía de uruks y soldados menores se pone en movimiento...me guste o no, es el único soberano que respaldará nuestras acciones en este momento. En cuanto al descanso, creo que deberemos tomarlo nos guste o no...pero a dormir con un solo ojo...yo me ofrezco para una guardia cualquiera, la que vosotros decidáis [/quote]
Allí el convaleciente Abârmil me sugirió que una hoguera (a pesar de los riesgos del humo y el resplandor) sería nuestra única salvaguarda en la fría noche que se avecinaba, y yo fui por algo de leña, escasa en ese lugar árido. Dimas se ofreció para hacer el fuego.
[quote]- especialidad de enano- rió. [/quote]
Inglor subía apenas unos pasos por detrás mío y con genuina agilidad. Su entusiasmo, sin embargo le valió tomarse de alguna roca suelta y peligrosa. Más abajo venían Peregrino Gris (saltando como un gamo a pesar de su aspecto venerable) y la dama Sárelle, esta última tan callada y ausente como siempre. Detrás subía Abârmil, sostenido por Serke y Maelor y aún debilitado, y más abajo estaban los otros, a los que ya no divisaba bien.
Es que un viento frío había despejado el cielo, librándolo de la mortaja de la neblina, y el plomo de unas nubes bajas refulgía iluminado desde arriba por un sol poderoso, y mis órquicos ojos se confundían con aquella claridad creciente. Sonidos lejanos llegados desde la llanura indistinta, muchos metros por debajo nuestro y colmada de enemigos (bien que invisibles a nuestros ojos tanto como nosotros a los de ellos) nos hablaba de la premura de nuestra ascensión. Oí que Peregrino Gris sugería algo acerca de notificar a Thranduil de la presencia de tan numerosas huestes, y me dije que urgía tomar una decisión.
Al fin dimos con una hilera de curiosas piedras de vivos colores las que precedían a una maseta extensa y desguarecida sobre la que el viento ululaba en forma tan lastimera que me recordó al hálito invernal sobre Morgul cuando la ciudad estaba aún en manos del Mal.
Ayudé a trepar a Inglor, y él a los siguientes, y cuando al fin todos estuvimos arriba dije a los compañeros:
[quote] – Propongo acampar, pues creo que esto no es más que un pequeño descanso. [/quote]
Antes de que yo hubiese terminado de hablar los compañeros ya se habían sentado o tendido en el suelo duro. Rúmil buscó un reparo del viento para atender a Abârmil, quién parecía estar mejor, a pasar de la palidez de su rostro, excesiva en un humano.
Yo me hallaba en extremo cansado, pero una sensación difícil de determinar me impedía estarme quieto, de modo que luego de beber algo de agua, interesarme por el herido y charlar con Dimas mientras fumábamos del tabaco con que yo los convidé a él y a Gilford, descubrí una pendiente. Como no era escarpada, decidí subirla.
[quote] -¿Dónde vas, Burzumgad? [/quote]
Me preguntó Peregrino Gris, y ante mi gesto, aceptó seguirme.
A poco nos hallamos sobre una nueva meseta, más alta y mucho más exigua, de la que partían dos caminos divergentes.
[quote]- Vaya- dijo el istar – creo que estamos en un sitio más transitado de lo que pensábamos. Mira, amigo orco...creo advertir alguna pista, y no buena...
Yo me incliné sobre el pedrusco, ceniciento y dilapidado.
-Este sendero huele a humo...y a muerte...y este otro...también...
Peregrino Gris se rascó la cabeza por debajo del sombrero.
-Indeseables personajes han puesto sus plantas en estos sitios...volvamos con los otros...esto no me gusta nada...[/quote]
En el campamento nos recibió Dimas, la pipa aún entre los dientes.
[quote]- ¿Novedades?- preguntó el enano, Peregrino suspiró pesarosamente y se alejó algo a meditar, y yo pase mi brazo por sobre los hombros de Dimas.
-Novedades si, pero aprecio que no buenas; hay allá arriba otro rellano del que parten dos caminos...los dos huelen igual: a quemazón y a muerte...
- ¿A muerte?
- Si, Dimas, como a algo pútrido, desagradable...y a fuego.
-¡Por Aulë¿un...balrog...? – preguntó el enano en un susurro.
- No me aventuraría a decir eso- (suspiré) y en esos momentos miré a Gandalf, y su actitud si que me preocupó: estaba sentado sobre una roca, con el sombrero en la mano y los ojos enturbiados por alguna visión interior. [/quote]
Algo más allá Barin y Rúmil atendían a Abârmil. Sacudiéndome de entre los cabellos los malos presagios, me acerqué a ellos, Dimas me siguió, y al fin el mago también lo hizo.
En esos momentos el montaraz se hallaba del todo lúcido, aparentemente mejorado por las artes curatorias del elfo. Luego de regocijarse por mis buenos augurios, Abârmil habló algo acerca del actual estado de inestable paz y de nuestra acción, y todos nos pusimos a debatir al respecto de si comunicar a Thranduil de la presencia de tan enorme ejército cerca de sus fronteras.
[quote]- Enviad e Alión si os place- dije yo – ya os he dicho lo que pienso del rey del Bosque, pero su ayuda nos será indispensable si todo esta compañía de uruks y soldados menores se pone en movimiento...me guste o no, es el único soberano que respaldará nuestras acciones en este momento. En cuanto al descanso, creo que deberemos tomarlo nos guste o no...pero a dormir con un solo ojo...yo me ofrezco para una guardia cualquiera, la que vosotros decidáis [/quote]
Allí el convaleciente Abârmil me sugirió que una hoguera (a pesar de los riesgos del humo y el resplandor) sería nuestra única salvaguarda en la fría noche que se avecinaba, y yo fui por algo de leña, escasa en ese lugar árido. Dimas se ofreció para hacer el fuego.
[quote]- especialidad de enano- rió. [/quote]
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...