Acción

La noche hacía su habitual aparición invitándonos a descansar de nuestros continuos y arduos esfuerzos. Me sentía bien, mejor que bien, mi mente vovía a estar clarividente mientras que notaba como mi cuerpo había recuperado casi todas sus fuerzas. Tal era mi ánimo que me puse a contar chistes a mis camaradas, aunque rápidamente fui interrumpido por Burzumgad haciéndome notar que había retrocedido demasiado en el tiempo:

[quote]- Reconozco que el chiste es viejo, pero eso demuestra que ando bien de la memoria ¿no? – dije esbozando una sonrisa.[/quote]

Entre risas seguimos combatiendo el frío que cubría la acampada, mi propuesta de hacer una pequeña fogata fue rechazada razonablemente, aunque yo seguía creyendo que era posible hacer fuego sin delatarnos en aquellas alturas, tal vez la extraña sensación que albergaba me inclinaba a buscar el calor de unos maderos encendidos sin dejarme ver el peligro de mi sugerencia. Meditaba sobre ese oscuro presentimiento cuando Gandalf y yo cruzamos miradas de complicidad, el Peregrino Gris delataba bajo sus níveas tupidas cejas una preocupación similar a la mía, durante un instante logramos compartir nuestros pensamientos sin necesidad de palabras, de repente se levantó y dijo en un tono suave a la vez que solemne:

[quote]- Bueno, creo que es menester reposar mañana creo que será un día largo, y tenemos que decidir algunas cosas. Además, nuestros enemigos también se van a dormir.[/quote]

Tras esto me sentí inmediatamente muy cansado y no tardé casi nada en caer en los brazos del Sueño como si fuera víctima de un encantamiento.

“Despierta montaraz”, dijo una voz a mi oído derecho mientras me agitaba el hombro. Me incorporé trabajosamente y con la cara llena de legañas, “He dormido como un tronco”, me dije a mi mismo, “quizás la voz del viejo mago haya tenido algo que ver en ello”. Noté como mis energías estaban absolutamente recuperadas, es más, me sentía mejor que en muchos años. Me asomé a ver al ejército enemigo y comprobé que únicamente los vigías se mantenían despiertos, por lo que apenas podía escucharse nada salvo el canto ocasional de la naturaleza viva. Empecé a caminar alrededor de nuestro campamento, me encontraba colosal, alegre y esclarecido.

[quote] - ¡Espero tener tiempo para gastarles una broma a Burzumgad, Dimas y el Peregrino Gris, como ellos me hicieron a mí!- dije esbozando una sonrisa cómica para sí- Sí, con Rúmil y con Inglor, a ver si se me ocurre algo... quizás los someta a un monólogo de chistes de los míos, no, sería demasiado cruel por mi parte.[/quote]

Buscando recordar alguno me perdí por entre las ya claras nubes del rosáceo amanecer y logré ver el rostro anhelado que marcaba mis pesares, una clara mancha inmaculada en lo más alto del cerúleo éter. Alejé la nostalgia de mi mente y me puse a hacer unos ejercicios físicos para entrar en calor. Fue en ese momento cuando la compañía se levantó, quedándose atónitos ante mi portentosa recuperación. Comentamos la eficacia de la medicina élfica y las artes curativas de Rúmil, aunque pude fijarme en el rostro jocoso que tenía Burzumgad ante cada elogio, “Conozco demasiado a ese orco maquinador como para saber que algo ha hecho el condenado, nunca dejará de sorprenderme”, me dije para mis adentros.

Nos pusimos en marcha hacia la encrucijada de caminos, escuché las opiniones de mis compañeros mientras escudriñaba ambos lugares. El olor que bañaba el ambiente me recordó mis antiguos andares por el Brezal Seco treinte años atrás, olor a quemado, carne quemada, me estremecí al pensarlo:

[quote]- Aquí hiede a muerte, camaradas, ya he olido esta peste en otro tiempo, nunca me he topado con un dragón, mas creo que esa es la amenaza hacia la que nos acercamos, yo opto por tomar el camino de la izquierda, por elegir uno y por no desestimar las intuiciones del preclaro Burzumgad. Vayamos cuanto antes, tomad a Alión y enviarle las aciagas noticias a Thranduil, esperemos que sirva de algo y que nuestra querida paloma pueda regresar con nosotros.[/quote]