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burzumgad
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Desde: 11/10/2005

#500 Respondiendo a: Entaguas

NARRACIÓN 10ª

Garchôt rugió con todas sus fuerzas, enfurecido, lleno de rabia por el osado ataque de Abârmil. Su ojo parecía consumirse en el fuego, y con toda su furia la criatura dejo que la rabia le controlara y fuera de control, lanzó miles de llamaradas, a la vez que se retorcía para inundar e...

Acción.

El dragón escupió fuego por doquier, incendiando el bosque circundante. Era indudable que quería amedrentarnos, pero la compañía estaba hecha de dura madera. Los más logramos esquivar la llamarada pero Abârmil, quién se le había acercado algo imprudentemente, resultó alcanzado de pleno.
El montaraz tuvo el tino de girar sobre si para no recibir la bocanada en pleno rostro, pero su capa de tela reseca por la intemperie ardió de inmediato.
Mientras Abârmil luchaba contra las llamas, Dimas y Serke intentaron distraer a la bestia, ya con gritos de desafío, ya con puntapiés a la cola del monstruo. Entonces Garchôt se volvió hacia ellos mientras los hijos del dragón revoloteaban cantando con voces roncas y graves lo que parecía ser una blasfema y discordante letanía , quizás conjuro, quizás canción de guerra en una forma tan arcaica de Lengua Negra que yo mismo desconocía. Todo fue un instante: el monstruo dirigió a nuestros compañeros una mirada acerada, y Serke y el enano se quedaron tiesos como estatuas.
[quote] – Un hechizo- dije yo, y me adelante para ir al rescate, junto con Inglor y Gilford. [/quote]
Los arqueros dirigidos por Rúmil lanzaron una andanada de flechas que, abriéndose en abanico, cribaron el vientre de Garchôt. El monstruo aulló de nuevo, diríase con más ira que dolor, pero al cabo se acurrucó, cansado.
Entones fueron sus hijos quienes atacaron. Eran más pequeños que su padre y tenían la cabeza armada por un cuerno rojo y amenazante. Rápido, Mealor se lanzó contra el más cercano.
[quote] - ¡El cuerno! – le grité- ¡Algunos de estos seres tienen allí gran parte de su poderío! [/quote]
Mealor arremetió y, sin dar tiempo a la bestia, le cortó el gran cuerno.
Fue un alarido y un estallido de sangre oscura y verdosa: la criatura cayó a tierra, agonizante, mientras nuestro amigo se sacudía la sangre maloliente y pringosa de las ropas.
Pero no era cosa de perder tiempo: Abârmil había logrado, rodando, sofocar en fuego que lo amenazaba y combatía, solo, contra los hijos de Garchôt sobrevivientes.
[quote] -¡Vamos por él! – grité, y otros me siguieron. [/quote]
La guerra solitaria emprendida por el montaraz era temeraria, pues ambos lo atacaban por un flanco y otro.
[quote] -¡Por Minas Morgul Libre! – grité yo, [/quote] y logré cercenar el cuerno del dragón más cercano, mientras Abârmil hería gravemente al otro, que era velozmente rematado por nuestros camaradas. El terrible hedor de la sangre de las criaturas parecía inundarlo todo, asfixiante como un lago espeso en medio de aquel claro.
A todo esto Garchôt había montado en cólera al ver a sus hijos muertos y soltó tales flamas que el bosque entero comenzó a arder, en enorme pira. Con grandes manotazos nos volteó, a Inglor, Gilford y a mí. Luego miró a Abârmil y, sindicándolo seguramente como culpable de aquellas muertes, se dirigió a él con las narices flameantes. El Peregrino Gris alzó entonces su vara, y una luz intensísima pareció cegar temporalmente a la bestia, quién sacudía la cabeza aturdida.
Yo intenté ayudar en la medida de mis posibilidades. Me hallaba agotado, quizás herido por el manotazo de Garchôt y completamente mareado por el olor sulfuroso de la sangre de los dragones, la que se parecía a lava candente de volcán.
De pronto y a pesar del estado de confusión en el que me hallaba sumido advertí que los arqueros se habían abierto en grupos, y que disparaban desde todos lados, acribillando a ese enemigo al que en un principio habíamos juzgado excesivo para nuestras fuerzas. Garchôt apoyó un codo en tierra, luego otro, debilitado pero aún poderoso. Escupió humo y maldijo en algún idioma olvidado. Luego y en Lengua Común dijo con su voz de sepulcro:
[quote] – Miserables criaturas...no podréis conmigo ni aunque seáis mil...... [/quote]
Y lanzó una nueva llamarada de la que me libré a duras penas.
Rúmil, saltando desde la espesura, y aún la callada Sárelle se acercaron a rematarlo, pero el monstruo era todavía de cuidado, y alcanzó a alzarse y voltearlos de un golpe...exponiendo su estómago desguarecido de armadura. Yo salté hacia delante y alcancé a clavé mi cimitarra, haciendo una brecha de sangre volcánica cuyos efluvios apenas pude evitar. Serke y Dimas, ya parcialmente restablecidos, se acercaron a ayudar....
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...