Acción

Parecía que Abârmil controlaba su asunto con Garchôt bastante bien dada la diferencia de peso, estatura y fuerza. No obstante era el único que luchaba de frente con él esquivando llamas y dentelladas. Garchôt enfureció y escupió con todas sus fuerzas un infierno de llamas contra el montaraz del que parecía que no se iba a librar, no fue así esta vez. El montaraz dio un salto y afortunadamente logró esquivar las llamas, aunque su capa estaba ardiendo y rápidamente tuvo que quitársela rápidamente antes de caer al suelo.

Al ver esto Dimas y Serke corrieron hacia la cola de Garchôt y le dieron una patada para entretenerle y dar tiempo a Abârmil. La bestia se giró y miró con un odio tremendo al enano y al rohir, de repente sus ojos se volvieron blancos y habló en una malévola lengua oculta, a continuación una espesa y oscura nube escapó de su boca y avanzó hacia Dimas y Serke, aquella nube impidió a nuestros amigos que huyeran e hizo que se quedaran completamente paralizados. La nube avanzaba y avanzaba cada vez más hasta que finalmente cubrió los cuerpos del enano y el rohir. Estos cayeron al suelo tendidos sobre la tierra.

Entonces Rúmil, Inglor y Barin lograron darse cuenta de que sus amigos indefensos ante el dragón corrían peligro de ser devorados y lanzaron una andanada contra éste. Garchôt pareció no inmutarse mas continuaron lanzando una flecha detrás de otra sin respiro alguno. Unas acertaban en su vientre y otras rebotaban en las partes duras de su cuerpo.

Los vástagos de Garchôt volaban en torno a nosotros cuales aves carroñeras observando la ocasión de atacar a quien no se diera cuenta de su presencia.

Y fue entonces cuando decidí entrar en acción y ocuparme de esos pequeños monstruos alados. Posé mis ojos en el más próximo a mí y eché a correr como nunca lo había hecho.

[quote]-¡¡ Ha llegado la hora de demostrar el valor de los hombres de Gondor!! – grité espada en mano al cielo. [/quote]

La pequeña bestia que volaba muy bajo no se dio cuenta de mi presencia hasta que tomando yo impulso sobre una roca me lancé gritando:

[quote]- ¡¡¡Por Gondor!!!
-Verás ahora bicho estúpido como vas a acabar- le dije a aquella criatura inmunda mientras lograba garrarme a su cuerpo. [/quote]

El dragón no paraba de zarandearme con la intención de hacerme morder el polvo. Con alguna dificultad alcé mi espada y le dije:

[quote]- ¡Esto es por Dimas y Serke! [/quote]

Y le rebané el cuerno rojo de su cabeza del que salió un gran chorro de sangre negra, la criatura comenzó a chillar y a dar convulsiones, me acordé entonces de lo que alguien había dicho de su sangre y empecé a marearme. El dragón y yo caímos al suelo sin ninguna piedad y desesperadamente intenté quitarme la sangre que había impregnado mi ropa, pero estaba tan mareado y cansado que no pude hacer más y me quedé tendido viendo como Garchôt furioso al ver a uno de sus hijos muerto se lanzaba contra los demás miembros de la compañía, los cuales se dividieron en dos grupos. Unos fueron prestar su ayuda a Abârmil mientras que los otros se quedaban a luchar contra Garchôt. Inglor, Burzumgad y Gilford aguantaban valerosamente el ataque de la criatura esquivando sus garras. Entonces se oyó un fuerte chillido, Gatchôt se dio la vuelta y pudo ver como Abârmil y los demás mataban al último de sus hijos. Èste, más furioso que nunca derribó a los tres con que combatía y corrió raudo dispuesto a matar al montaraz, fue entonces cuando Gandalf reaccionó agitando su vara lanzó una potente luz que cegó al dragón. Y por si fuera poco una andanada de saetas salió de varios sitios a la vez e impactaron en la panza de Garchôt. Pero éste aún se resistía a morir y había llegado el momento de acabar con él de una vez y por todas.

Mientras yo seguía tirado en el suelo, eso si, atento siempre a todo lo que ocurría.