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Ver tema#505 Respondiendo a: Maelor
Acción
Parecía que Abârmil controlaba su asunto con Garchôt bastante bien dada la diferencia de peso, estatura y fuerza. No obstante era el único que luchaba de frente con él esquivando llamas y dentelladas. Garchôt enfureció y escupió con todas sus fuerzas un infierno de llamas contra el monta...
Acción
Abârmil acertó al dragón en el ojo, lo que provocó que este rugiera enfurecido y se moviera descontroladamente en todas direcciones expulsando grandes bocanadas de fuego, que arrasaba el bosque circundante. Mientras tanto en el aire sus hijos se movían de un lado para otro esquivando la lluvia de flechas que hacia ellos se dirigía.
Nuevas llamaradas amenazaron con alcanzar a nuestra compañía pero en un ágil movimiento todos nos apartamos salvando nuestra integridad, aunque alguna capa quedó maltrecha por el fuego. Garchôt se irguió en las patas traseras retorciéndose de dolor a causa del ojo dañado y unas cuantas flechas se le dirigieron al vientre quedándosele clavadas. Sus hijos viendo que el cansancio y el dolor de su padre aumentaban, se lanzaron en picado sobre nosotros emitiendo fieros rugidos. Maelor se subió en la grupa de uno de ellos en el momento que alcanzaba tierra y burzumgad le gritó:
[quote]-¡El cuerno! ¡Esa puede ser la fuente de su poder![/quote]
El dragón se sacudió para deshacerse de su indeseado acompañante, pero justo en el último instante el gondoriano seccionó el cuerno de la bestia en dos por lo que comenzó a manar una viscosa sangre negra que olía como el azufre y el dragón se precipitó contra el suelo y junto a él cayo Maelor, recubierto de esta sustancia.
El calor aumentaba y el terrible olor invadía el ambiente provocando una sensación de asfixia. Burzumgad logró cortar el cuerno a otro de los dragones y yo hice lo mismo con otro hermano suyo, mientras algunos más caían abatidos por las flechas.
Un enorme rugido estremeció el lugar y todos nos giramos hacia Garchôt que viendo a sus hijos muertos temblaba de ira y lanzaba llamaradas cada vez mayores. El dragón se dirigió hacia nosotros y tumbó de un golpe a Inglor, burzumgad y Gilford que cayeron al suelo heridos. Me acerqué a ellos para comprobar su estado cuando vi al dragón dirigiéndose hacia Abârmil que se encontraba solo. En ese momento me acerqué lo más rápido que me permitieron las piernas hacia el lugar y levanté mi vara, lo que provocó que una luz blanca intensísima cegara al dragón. Las flechas lo golpeaban desde varios puntos y el dragón parecía a punto de sucumbir, pero en ese momento pareció recobrarse misteriosamente y empezó a proferir maldiciones contra nosotros.
[quote] – Miserables criaturas...no podréis conmigo ni aunque seáis mil...... [/quote]
Alzó su cabeza hacia el cielo y una llamarada mayor que todas las anteriores salió de su boca.
“Quizá hayamos subestimado a nuestro enemigo”, pensé. “Creo que tendré que utilizar mejores recursos para vencerlo”
Todos nos preparamos para atacar de nuevo. El dragón nos miró desafiante y pareció que una siniestra sonrisa aparecía en su boca. En ese momento alcé mi vara hacia el cielo dispuesto a terminar con esa criatura.
Abârmil acertó al dragón en el ojo, lo que provocó que este rugiera enfurecido y se moviera descontroladamente en todas direcciones expulsando grandes bocanadas de fuego, que arrasaba el bosque circundante. Mientras tanto en el aire sus hijos se movían de un lado para otro esquivando la lluvia de flechas que hacia ellos se dirigía.
Nuevas llamaradas amenazaron con alcanzar a nuestra compañía pero en un ágil movimiento todos nos apartamos salvando nuestra integridad, aunque alguna capa quedó maltrecha por el fuego. Garchôt se irguió en las patas traseras retorciéndose de dolor a causa del ojo dañado y unas cuantas flechas se le dirigieron al vientre quedándosele clavadas. Sus hijos viendo que el cansancio y el dolor de su padre aumentaban, se lanzaron en picado sobre nosotros emitiendo fieros rugidos. Maelor se subió en la grupa de uno de ellos en el momento que alcanzaba tierra y burzumgad le gritó:
[quote]-¡El cuerno! ¡Esa puede ser la fuente de su poder![/quote]
El dragón se sacudió para deshacerse de su indeseado acompañante, pero justo en el último instante el gondoriano seccionó el cuerno de la bestia en dos por lo que comenzó a manar una viscosa sangre negra que olía como el azufre y el dragón se precipitó contra el suelo y junto a él cayo Maelor, recubierto de esta sustancia.
El calor aumentaba y el terrible olor invadía el ambiente provocando una sensación de asfixia. Burzumgad logró cortar el cuerno a otro de los dragones y yo hice lo mismo con otro hermano suyo, mientras algunos más caían abatidos por las flechas.
Un enorme rugido estremeció el lugar y todos nos giramos hacia Garchôt que viendo a sus hijos muertos temblaba de ira y lanzaba llamaradas cada vez mayores. El dragón se dirigió hacia nosotros y tumbó de un golpe a Inglor, burzumgad y Gilford que cayeron al suelo heridos. Me acerqué a ellos para comprobar su estado cuando vi al dragón dirigiéndose hacia Abârmil que se encontraba solo. En ese momento me acerqué lo más rápido que me permitieron las piernas hacia el lugar y levanté mi vara, lo que provocó que una luz blanca intensísima cegara al dragón. Las flechas lo golpeaban desde varios puntos y el dragón parecía a punto de sucumbir, pero en ese momento pareció recobrarse misteriosamente y empezó a proferir maldiciones contra nosotros.
[quote] – Miserables criaturas...no podréis conmigo ni aunque seáis mil...... [/quote]
Alzó su cabeza hacia el cielo y una llamarada mayor que todas las anteriores salió de su boca.
“Quizá hayamos subestimado a nuestro enemigo”, pensé. “Creo que tendré que utilizar mejores recursos para vencerlo”
Todos nos preparamos para atacar de nuevo. El dragón nos miró desafiante y pareció que una siniestra sonrisa aparecía en su boca. En ese momento alcé mi vara hacia el cielo dispuesto a terminar con esa criatura.
Mithrandir, Mithrandir, cantaban los elfos, ¡oh Peregrino Gris!. Pues así les gustaba llamarlo.
Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo qu...
Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo qu...