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Ver tema#509 Respondiendo a: Entaguas
NARRACIÓN 11ª - (GRUPO 1º)
Serke se frotó los ojos confuso y molesto, y los abrió para intentar ver donde se encontraba. Cansado su cara torció el gesto al ver que solo tenía ante él una creciente oscuridad, nada más. La oscuridad envolvía el lugar y no lograba ver nada. Pudo notar con el tacto q...
Acción - (GRUPO 1º)
Una gota en mi frente interrumpió mi sueño. Todo era oscuridad, opté por no mover ni un músculo y permanecer inmóvil por si algún sonido pudiera revelarme mi paradero. Lo último que recordaba era la mirada del dragón, postrado, sin vigor, casi abatido. Fue entonces cuando comenzó a sisear de nuevo en lengua negra. Pero esta vez, confiados, todos nos encontrábamos próximos a él, creyendo haber vencido del todo a un enemigo aún letal. Me desplomé en el suelo, el olor de la sangre del dragón me asfixiaba, las manos y el pecho me dolían y en el suelo retumbaban decenas de pares de botas. Alaridos, estocadas, rugidos… Mis sentidos se fatigaron y sucumbieron al desmayo.
No conseguía recordar nada más. Deduje que me hallaba en una caverna por el eco de alguna que otra gota de agua filtrada. El suelo era duro y frío, a pesar de que me hallaba envuelto en mantas, el tórax no me dolía y las manos las tenía vendadas, la sangre del dragón me debió provocar quemaduras. Pero ya me encontraba recuperado, respiré hondo y me deshice de las mantas y las vendas. Advertí movimiento no muy lejos a mí y avance hasta él, con la esperanza de que fuera algún camarada.
[quote]- ¡Inglor! [/quote]
En efectivo, era Serke. Se incorporaba tan confuso como yo y, accidentalmente, caí sobre su espalda.
[quote]- ¡Serke! Discúlpame, no alcanzo a ver nada esta oscuridad tan densa- Le ayudé a incorporarse, también estaba arropado y con vendas.
- ¿Dónde demonios estamos, Inglor?
- No lo sé, parece una especie de caverna ¿Dónde pueden estar los otros? [/quote]
Un sudor gélido me recorrió el rostro. Poco a poco me iba dando cuenta del gran peligro que corríamos a oscuras en aquel lugar. La rápida respiración de Serke me delataba que, al igual que yo, el agobio y el desánimo le invadían por momentos.
[quote]- Serke, procura no moverte demasiado rápido, deberíamos tantear el suelo, podemos terminar despeñados por alguna sima.
- ¡He pisado algo!- Serke recogió lo que parecía ser una antorcha. –Encendámosla. [/quote]
Mientras Serke sacaba su yesca yo sujetaba la antorcha, y en ese preciso instante un fogonazo azulado iluminó toda la estancia. Por fin contemplé a mi camarada, y le examiné de arriba a bajo. Observé algunos vendajes que cubrían sus heridas, pero no parecía ser nada grave. Pudimos comprobar que la estancia no era sino una celda, el techo era bajo y rugoso, con algún que otro saliente. El suelo estaba poblado de cacharros de hierro, oxidados, que parecían viejos instrumentos de tortura, y también de restos humanos. Cepos sosteniendo huesos de piernas, manos y pies amputados, calaveras y cadenas esparcidas por el suelo…Acongojado, me di la vuelta y descubrí que en el centro de la celda había dos camas de piedra y en ellas, inertes, Abârmil y Dimas. Nos acercamos temiendo que ya fuera demasiado tarde pero un sonoro ronquido nos sacó de dudas.
[quote]- ¡Hola compañeros!- dijo Abârmil, parecía encontrarse en buen estado, incluso parecía feliz, pero al cabo de mirar el habitáculo, su actitud se torno más sombría- ¿Eh… dónde estamos?
- ¡Muere maldito orco! ¡Soltadme!¡Ah…! ¿Compañeros? ¿Qué demonios hago aquí? Yo estaba luchando con un dragón…-Dimas también se despertó.
- Si, como todos, antes de despertarnos en esta celda- le dije- creo que el dragón lanzo otro de sus hechizos pero esta vez nos embrujó a todos, aunque falta más de la mitad de nuestro grupo. Ojalá consiguieran huir.
Dimas recorrió las paredes y pareció encontrar una especie de runas, al pedirme luz para leerlas, me preguntó cómo había encendido la antorcha.
- Se ha encendido sola maese enano, la verdad es que no me da muy buena espina.- arrimé el tizón a la pared y las runas quedaron visibles. El enano se aproximo a la pared a pocos centímetros de la escritura.
- Para salir… encontrar… esto no lo entiendo… a ver… para salir… encontrar… ¿Celda con vida? ¿Secreto? ¡Arg! ¡Malditos trasgos! ¡Ellos deben de haber profanado esto y utilizarlo como mazmorra para sus prisioneros! ¡Por eso el lugar está tan desgastado y no parece enano! Desde luego, este lugar no tiene la pinta de ser un calabozo enano… esto debió de ser la cámara de los…- Dimas calló – No es posible…no puede ser…
- ¿Dimas, que pasa?- Pregunté yo, alzando la voz sin poder contener los nervios. [/quote]
A continuación, Dimas relató una leyenda sobre los enanos mezquinos descendientes de Mîm. También mencionó la “cámara de los sacrificios” (en la que, por cierto, nos hallábamos) y los macabros propósitos para los que fue construida. Una historia plagada de crueldad, malicia, masacre…Todos los allí presentes, exceptuando Dimas, cruzábamos miradas de asombro y miedo. Tal fue la impresión que me causó el tétrico relato que me parecía oír los llantos de los bebés antaño masacrados retumbando en las paredes del calabozo…
[quote]- Son solo leyendas. Hasta ahora, jamás la hubiera creído. Pero la descripción, las runas enanas… todo parece estar a favor. De todos modos, debemos apresurarnos a encontrar la salida.
- ¿Y dónde…?- No terminé la pregunta, pues el enano se apresuraba hacia una puerta. Al ver que esta no cedía a los empujones, optó por derribarla de un puntapié y, acto seguido, apartó lo que parecía una pesada tapa del suelo, dejando al descubierto un esqueleto humano. Su teoría pareció confirmarse del todo: el lugar había sido tomado por orcos.
- ¡Rápido, buscad por el resto de las celdas! ¡No tenemos mucho tiempo! [/quote]
Dejé la antorcha en medio de la caverna, para que los demás también tuviesen lumbre, y me dirigí a un túnel no muy distante. Al fondo se oían susurros, al menos de tres voces, en lengua común y con tono de preocupación.
[quote]- No temáis, no somos vuestros captores- les dije yo- también estamos encerrados.
- ¿Inglor?- Dijo una de las voces que se me hizo familiar.
- ¿Le conoces?- Repitieron los otros dos.
- ¡Haldamir!- Tras unos segundo de duda, reconocí aquella voz que me llamaba mientras se aproximaban las tres figuras hacia mí. [/quote]
Haldamir era un montaraz del norte, yo conocía a la mayoría de ellos, pero él era con quien yo había compartido más viajes. Solíamos coincidir en Bree y allí, acompañados de alguna pinta, intercambiábamos anécdotas y datos sobre otros pueblos. Sentí como el agobio y la congoja de mi corazón se disolvían en un mar de regocijo al haber encontrado una vieja cara conocida entre tanta negrura. Le di un abrazo a mi camarada y les conduje hacia el resto de la compañía.
Alrededor de la antorcha se hallaban Abârmil, Serke, Dimas, Gandalf, un elfo y una mujer de aspecto salvaje que parecía estar realmente aterrada.
[quote]- ¡Farahir!- Abârmil y Dimas parecían conocer a uno de los montaraces.
- Amigos, este otro es Haldamir, un viejo amigo- dije presentando al montaraz. [/quote]
El elfo se llamaba Entaguas, aunque herido, se encontraba dispuesto para buscar una salida. Por lo que hablaron, debieron ser ellos los que arremetieron contra el dragón e intentaron rescatarnos, con resultado poco exitoso, evidentemente.
Gandalf tomó la antorcha de mis manos y la lanzó contra una pared aparentemente sólida, pero, para asombro de todos, esta se deshizo como una gran telaraña ardiendo. Entaguas y Farahir se aproximaron en primer lugar y tras hacernos señas de que no había peligro, el resto comenzaron a cruzar el hueco. Haldamir forcejeaba con la mujer:
[quote]- ¿Qué hacemos con esta, Inglor?- Me preguntaba mientras inmovilizaba a la muchacha.
- La llevaremos con nosotros, está asustada, no la trates con demasiada fiereza, Haldamir.- Le rogué al montaraz.
- Si no la amordazamos me arrancará un brazo de un mordisco.- Dijo el otro montaraz mientras Haldamir se disponía a sacar la mordaza.
- Te lo arrancará si te considera un enemigo, y amordazándola no lograrás caerle mejor.- Dije alzando ligeramente la voz. [/quote]
Observé con detenimiento a la chica, harapienta, desnutrida, salvaje…no obstante, sus ojos poseían un brillo guerrero. Sentí pena por la mujer, no cabía duda de que en algún tiempo fue una guerrera valiente y de gran fortaleza, a lo mejor fueron las macabras escenas que pudo haber visto en el calabozo las que le hicieron sucumbir a aquel estado. Me incliné hacia ella mirándola fijamente a los ojos.
[quote]- ¿Tienes nombre, brava mujer?- Tan solo me respondió con un pequeño gruñido, parecía intimidada- No te haremos daño alguno.
Haldamir puso su mano en el hombro de la chica y esta le respondió con un mordisco. La paciencia de mi camarada se vio agotada y amordazó a la guerrera.
- ¿Va todo bien ahí atrás?- preguntaron desde el otro lado del agujero.
- Sí, ya vamos. [/quote]
A continuación comencé un animada charla con Haldamir (ahora llevaba sujeta por el brazo a la mujer) sobre la misión de Thranduil.
[quote]-Amigo Inglor Númenessë, si te soy sincero, no me ha extrañado encontrarte cuando supe que Thranduil prometió una recompensa a unos…- Pero la conversación se vio interrumpida pues centenares de voces resonaron en el abismo al que descendíamos. [/quote]
Una gota en mi frente interrumpió mi sueño. Todo era oscuridad, opté por no mover ni un músculo y permanecer inmóvil por si algún sonido pudiera revelarme mi paradero. Lo último que recordaba era la mirada del dragón, postrado, sin vigor, casi abatido. Fue entonces cuando comenzó a sisear de nuevo en lengua negra. Pero esta vez, confiados, todos nos encontrábamos próximos a él, creyendo haber vencido del todo a un enemigo aún letal. Me desplomé en el suelo, el olor de la sangre del dragón me asfixiaba, las manos y el pecho me dolían y en el suelo retumbaban decenas de pares de botas. Alaridos, estocadas, rugidos… Mis sentidos se fatigaron y sucumbieron al desmayo.
No conseguía recordar nada más. Deduje que me hallaba en una caverna por el eco de alguna que otra gota de agua filtrada. El suelo era duro y frío, a pesar de que me hallaba envuelto en mantas, el tórax no me dolía y las manos las tenía vendadas, la sangre del dragón me debió provocar quemaduras. Pero ya me encontraba recuperado, respiré hondo y me deshice de las mantas y las vendas. Advertí movimiento no muy lejos a mí y avance hasta él, con la esperanza de que fuera algún camarada.
[quote]- ¡Inglor! [/quote]
En efectivo, era Serke. Se incorporaba tan confuso como yo y, accidentalmente, caí sobre su espalda.
[quote]- ¡Serke! Discúlpame, no alcanzo a ver nada esta oscuridad tan densa- Le ayudé a incorporarse, también estaba arropado y con vendas.
- ¿Dónde demonios estamos, Inglor?
- No lo sé, parece una especie de caverna ¿Dónde pueden estar los otros? [/quote]
Un sudor gélido me recorrió el rostro. Poco a poco me iba dando cuenta del gran peligro que corríamos a oscuras en aquel lugar. La rápida respiración de Serke me delataba que, al igual que yo, el agobio y el desánimo le invadían por momentos.
[quote]- Serke, procura no moverte demasiado rápido, deberíamos tantear el suelo, podemos terminar despeñados por alguna sima.
- ¡He pisado algo!- Serke recogió lo que parecía ser una antorcha. –Encendámosla. [/quote]
Mientras Serke sacaba su yesca yo sujetaba la antorcha, y en ese preciso instante un fogonazo azulado iluminó toda la estancia. Por fin contemplé a mi camarada, y le examiné de arriba a bajo. Observé algunos vendajes que cubrían sus heridas, pero no parecía ser nada grave. Pudimos comprobar que la estancia no era sino una celda, el techo era bajo y rugoso, con algún que otro saliente. El suelo estaba poblado de cacharros de hierro, oxidados, que parecían viejos instrumentos de tortura, y también de restos humanos. Cepos sosteniendo huesos de piernas, manos y pies amputados, calaveras y cadenas esparcidas por el suelo…Acongojado, me di la vuelta y descubrí que en el centro de la celda había dos camas de piedra y en ellas, inertes, Abârmil y Dimas. Nos acercamos temiendo que ya fuera demasiado tarde pero un sonoro ronquido nos sacó de dudas.
[quote]- ¡Hola compañeros!- dijo Abârmil, parecía encontrarse en buen estado, incluso parecía feliz, pero al cabo de mirar el habitáculo, su actitud se torno más sombría- ¿Eh… dónde estamos?
- ¡Muere maldito orco! ¡Soltadme!¡Ah…! ¿Compañeros? ¿Qué demonios hago aquí? Yo estaba luchando con un dragón…-Dimas también se despertó.
- Si, como todos, antes de despertarnos en esta celda- le dije- creo que el dragón lanzo otro de sus hechizos pero esta vez nos embrujó a todos, aunque falta más de la mitad de nuestro grupo. Ojalá consiguieran huir.
Dimas recorrió las paredes y pareció encontrar una especie de runas, al pedirme luz para leerlas, me preguntó cómo había encendido la antorcha.
- Se ha encendido sola maese enano, la verdad es que no me da muy buena espina.- arrimé el tizón a la pared y las runas quedaron visibles. El enano se aproximo a la pared a pocos centímetros de la escritura.
- Para salir… encontrar… esto no lo entiendo… a ver… para salir… encontrar… ¿Celda con vida? ¿Secreto? ¡Arg! ¡Malditos trasgos! ¡Ellos deben de haber profanado esto y utilizarlo como mazmorra para sus prisioneros! ¡Por eso el lugar está tan desgastado y no parece enano! Desde luego, este lugar no tiene la pinta de ser un calabozo enano… esto debió de ser la cámara de los…- Dimas calló – No es posible…no puede ser…
- ¿Dimas, que pasa?- Pregunté yo, alzando la voz sin poder contener los nervios. [/quote]
A continuación, Dimas relató una leyenda sobre los enanos mezquinos descendientes de Mîm. También mencionó la “cámara de los sacrificios” (en la que, por cierto, nos hallábamos) y los macabros propósitos para los que fue construida. Una historia plagada de crueldad, malicia, masacre…Todos los allí presentes, exceptuando Dimas, cruzábamos miradas de asombro y miedo. Tal fue la impresión que me causó el tétrico relato que me parecía oír los llantos de los bebés antaño masacrados retumbando en las paredes del calabozo…
[quote]- Son solo leyendas. Hasta ahora, jamás la hubiera creído. Pero la descripción, las runas enanas… todo parece estar a favor. De todos modos, debemos apresurarnos a encontrar la salida.
- ¿Y dónde…?- No terminé la pregunta, pues el enano se apresuraba hacia una puerta. Al ver que esta no cedía a los empujones, optó por derribarla de un puntapié y, acto seguido, apartó lo que parecía una pesada tapa del suelo, dejando al descubierto un esqueleto humano. Su teoría pareció confirmarse del todo: el lugar había sido tomado por orcos.
- ¡Rápido, buscad por el resto de las celdas! ¡No tenemos mucho tiempo! [/quote]
Dejé la antorcha en medio de la caverna, para que los demás también tuviesen lumbre, y me dirigí a un túnel no muy distante. Al fondo se oían susurros, al menos de tres voces, en lengua común y con tono de preocupación.
[quote]- No temáis, no somos vuestros captores- les dije yo- también estamos encerrados.
- ¿Inglor?- Dijo una de las voces que se me hizo familiar.
- ¿Le conoces?- Repitieron los otros dos.
- ¡Haldamir!- Tras unos segundo de duda, reconocí aquella voz que me llamaba mientras se aproximaban las tres figuras hacia mí. [/quote]
Haldamir era un montaraz del norte, yo conocía a la mayoría de ellos, pero él era con quien yo había compartido más viajes. Solíamos coincidir en Bree y allí, acompañados de alguna pinta, intercambiábamos anécdotas y datos sobre otros pueblos. Sentí como el agobio y la congoja de mi corazón se disolvían en un mar de regocijo al haber encontrado una vieja cara conocida entre tanta negrura. Le di un abrazo a mi camarada y les conduje hacia el resto de la compañía.
Alrededor de la antorcha se hallaban Abârmil, Serke, Dimas, Gandalf, un elfo y una mujer de aspecto salvaje que parecía estar realmente aterrada.
[quote]- ¡Farahir!- Abârmil y Dimas parecían conocer a uno de los montaraces.
- Amigos, este otro es Haldamir, un viejo amigo- dije presentando al montaraz. [/quote]
El elfo se llamaba Entaguas, aunque herido, se encontraba dispuesto para buscar una salida. Por lo que hablaron, debieron ser ellos los que arremetieron contra el dragón e intentaron rescatarnos, con resultado poco exitoso, evidentemente.
Gandalf tomó la antorcha de mis manos y la lanzó contra una pared aparentemente sólida, pero, para asombro de todos, esta se deshizo como una gran telaraña ardiendo. Entaguas y Farahir se aproximaron en primer lugar y tras hacernos señas de que no había peligro, el resto comenzaron a cruzar el hueco. Haldamir forcejeaba con la mujer:
[quote]- ¿Qué hacemos con esta, Inglor?- Me preguntaba mientras inmovilizaba a la muchacha.
- La llevaremos con nosotros, está asustada, no la trates con demasiada fiereza, Haldamir.- Le rogué al montaraz.
- Si no la amordazamos me arrancará un brazo de un mordisco.- Dijo el otro montaraz mientras Haldamir se disponía a sacar la mordaza.
- Te lo arrancará si te considera un enemigo, y amordazándola no lograrás caerle mejor.- Dije alzando ligeramente la voz. [/quote]
Observé con detenimiento a la chica, harapienta, desnutrida, salvaje…no obstante, sus ojos poseían un brillo guerrero. Sentí pena por la mujer, no cabía duda de que en algún tiempo fue una guerrera valiente y de gran fortaleza, a lo mejor fueron las macabras escenas que pudo haber visto en el calabozo las que le hicieron sucumbir a aquel estado. Me incliné hacia ella mirándola fijamente a los ojos.
[quote]- ¿Tienes nombre, brava mujer?- Tan solo me respondió con un pequeño gruñido, parecía intimidada- No te haremos daño alguno.
Haldamir puso su mano en el hombro de la chica y esta le respondió con un mordisco. La paciencia de mi camarada se vio agotada y amordazó a la guerrera.
- ¿Va todo bien ahí atrás?- preguntaron desde el otro lado del agujero.
- Sí, ya vamos. [/quote]
A continuación comencé un animada charla con Haldamir (ahora llevaba sujeta por el brazo a la mujer) sobre la misión de Thranduil.
[quote]-Amigo Inglor Númenessë, si te soy sincero, no me ha extrañado encontrarte cuando supe que Thranduil prometió una recompensa a unos…- Pero la conversación se vio interrumpida pues centenares de voces resonaron en el abismo al que descendíamos. [/quote]
-Si, es cierto- dijo la primera Voz. -Creo que deberíamos dar un nombre a esa comarca. ¿Cual sugiere?
- El Maletero se encargó de ello hace ya algún tiempo- dijo la segunda voz. - El tren de Niggle-Parish está a punto de salir: eso es lo que ha venido gritando durante años. Niggle-Parish. Le...
- El Maletero se encargó de ello hace ya algún tiempo- dijo la segunda voz. - El tren de Niggle-Parish está a punto de salir: eso es lo que ha venido gritando durante años. Niggle-Parish. Le...