Acción. Perdon por el retraso

La mujer y otros dos hombres, los tres de estatura considerable nos explicaron que les siguieramos mientras duraba la confusión entre las filas orcas. Uno de ellos fue a cortar, mis ataduras, pero solo tuvo que cortar una pequeña fibra, pues mi acción de rozar la cuerda contra la roca. Pero este se limitó a guardar de nuevo su daga y la mujer nos explicó que la debíamos seguir si queriamos escapar con vida. Finalmente se quitó la capucha dejando ver un hermoso rostro, aunque no por ello propio de mujer frágil y poco decidida. Nos explicó resumidamente los motivos por los que nos buscaba y mimente fue un revoltijo de información. ¿Icenos? No había oído nada nunca acerca de aquel pueblo en mi vida. La mujer de nuevo comenzó a andar y era tal su belleza que varias veces tropecé con varias piedras por no mirar por donde pisaba.
-Seguidme sin distraeros... -dijo la mujer burlona pero a la vez firmemente.
La obedecí lo mejor que pude y continuamos la marcha.