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Ver tema#50 Respondiendo a: Abârmil
Acción
Tras un agotador viaje desde el Mar de Nurnen en busca de notivias al fin había llegado a los lindes de Eryn Lasgalen. Allí, recostado sobre el banco de la entrada de la taverna, estaba Burzumgad esperando mi venida. Casi se le atragantó el humo de su larga pipa al verme.
- Ya lo sé, siempr...
Acción
- ¡Vamos Inglor, allí hay un enano en el suelo, debemos ayudarle! - Le indiqué a mi compañero.
Al tiempo un elfo de melena negra y rasgos propio de las gentes de Thranduil se unió a nosotros en nuestra arrolladora embestida. Debido al alcohol vertido sobre la superficie de la mesa, las flamigeras flechas hicieron que comenzara a arder. Aprovechando tal situación, hicimos que el miedo corriera por las filas enemigas a nuestro paso. Los trasgos se daban la vuelta y huían, pero nosotros fuimos más rápidos y los matamos sin compasión incrustándoles nuestras espadas por encima de la mesa-escudo.
Cuando llegamos adonde yacía el enano, éste combatía erguido sin armas propias, cogía las de los enemigos y se las clavaba casi sin pestañear. ¡Maestro enano, ya llegan los refuerzos!, dije. Al fin la ventana se encontraba al alcance, debíamos atravesarla como fuera.
- Lancemos la mesa con todas nuestras fuerzas, Inglor, que no quede nada de esa cristalera - dije -, salgamos de este infierno, para conocer el siguiente que nos aguarda.
- ¡Vamos Inglor, allí hay un enano en el suelo, debemos ayudarle! - Le indiqué a mi compañero.
Al tiempo un elfo de melena negra y rasgos propio de las gentes de Thranduil se unió a nosotros en nuestra arrolladora embestida. Debido al alcohol vertido sobre la superficie de la mesa, las flamigeras flechas hicieron que comenzara a arder. Aprovechando tal situación, hicimos que el miedo corriera por las filas enemigas a nuestro paso. Los trasgos se daban la vuelta y huían, pero nosotros fuimos más rápidos y los matamos sin compasión incrustándoles nuestras espadas por encima de la mesa-escudo.
Cuando llegamos adonde yacía el enano, éste combatía erguido sin armas propias, cogía las de los enemigos y se las clavaba casi sin pestañear. ¡Maestro enano, ya llegan los refuerzos!, dije. Al fin la ventana se encontraba al alcance, debíamos atravesarla como fuera.
- Lancemos la mesa con todas nuestras fuerzas, Inglor, que no quede nada de esa cristalera - dije -, salgamos de este infierno, para conocer el siguiente que nos aguarda.
All that is gold does not glitter,
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall...
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall...