El metraje de Cannes. Tercer reportaje: Las minas de Moria.

03 de Octubre de 2001, a las 00:00 - Leandro
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    ¿Alguien puede imaginarse de otra forma esta escena? Yo no, desde luego. Bueno, tal vez... hay gente que se queja de que la inscripción debería aparecer plateada a la luz de la luna, tal y como dijo Tolkien. Sinceramente, recuerdo que este detalle no me chocó al ver el metraje, así que no podría asegurar si el destello era plateado o dorado. En el trailer (que es de donde he sacado esta primera imagen) parece dorado... pero no totalmente dorado. No podría asegurarlo. De todos modos, así es como comienza esta escena, la más extensa de todo el metraje. Voy a intentar describirla de la forma más fiel posible a como la vimos, pero recordad que ni siquiera es toda la escena completa (sabemos que faltan tramos del metraje, como el "hay algo ahí abajo" de Frodo, o el "mi tesssoro de Gollum"). Eso sí, aquí fue donde nuestros corazones más se aceleraron, y lo que nos dejó totalmente convencidos de que ésta va a ser una gran película. ¿O debería decir "trilogía"? Sea como sea, vamos allá... ¡adentrémonos en Moria!



    La puerta se abre, y la Compañía entra en Moria. Los primeros planos nos muestran a nuestros nueve amigos (Bill ya no está... y no hemos visto cuándo ha desaparecido) entrando en un lugar lóbrego y oscuro, derruido por todas partes. Todo está tremendamente oscuro, así que Gandalf dice: "Necesitamos algo de luz", y su bastón se ilumina. El efecto luminoso está aún por terminar, no está tan acabado como en los trailers que hemos visto. En derredor se nota claramente que otrora hubo una gran batalla, hace mucho tiempo. Las paredes están derruidas; por el suelo se ven restos de todo tipo, incluso algunos cadáveres... La música de Howard Shore empieza suave, casi inaudible, acompañando el movimiento de los Nueve en unas pocas escenas introductorias por pasillos y salas. Es curioso que la imagen de la izquierda, tan significativa en uno de los trailers, no apareciera en este metraje...

    Entonces pasan a una sala y sus rostros se iluminan con admiración. En especial, el rostro de Gimli es el rostro de alguien que vuelve a casa después de un larguísimo viaje. "¡Qué maravilla!", exclama nuestro enano favorito. La cámara se aleja poco a poco de nuestros héroes, hacia arriba. Cada vez se hacen más pequeños, y la sala cada vez se hace más grande. Hay columnas gigantescas por todas partes. Y la cámara se aleja y se aleja... parece no terminar nunca. De nuevo, esa sensación de déjà vu. Ésto yo lo he visto antes. De nuevo, la luz se hace en mi bombardeado cerebro...

    Alan Lee es el autor original de esta imagen. Pero Peter Jackson y su equipo la han hecho real... e incluso me atrevería a decir que mucho más grandiosa aún. El origen del rayo de luz que entra desde las alturas no alcanza a verse, pese a la pantalla panorámica. Los pilares son más altos aún que en el dibujo original de Alan Lee. Tanto, que cuando nuestros amigos sólo son ya un punto luminoso en el suelo, la cámara aún no ha alcanzado a otear el techo. Entonces se nos muestra un plano de algunos miembros de la Comunidad del Anillo desviando su mirada hacia arriba, hacia el techo, y rápidamente cambia a un plano subjetivo, desde el punto de vista de cualquiera de nuestros amigos, escudriñando hacia las increíbles alturas que alcanza este titánico salón (os estoy hablando de una altura que podría alcanzar los cien metros, incluso puede que más).

    La belleza de este salón de Moria es tal que, por mi parte, podría haberme quedado aquí largo tiempo. Y así parece que hubiera querido la cámara. Mientras, la banda sonora de Howard Shore ha subido de volumen, y únicamente haciendo uso de violines y poco más, nos ofrece una deliciosa melodía, que a su vez suena épica, como de película de aventuras... Pero entonces Gimli parece reconocer otra sala, más pequeña, a un lado. Echa a correr hacia un lateral de la grandiosa sala, mientras los demás (con algo de miedo en sus voces) le piden que vuelva. Gandalf le grita: "¡Gimli! ¡Gimli!". Parece la típica escena en la que va a ocurrir una desgracia, y se siente la tensión creada en el ambiente.

    Sin embargo, no parece ocurrir nada. Gimli entra en una habitación algo más pequeña, iluminada por una extraña luz que parece provenir de arriba, y desaparece de la vista. Los ocho restantes miembros de la Compañía le siguen, corriendo también. Entran en la sala (la Cámara de Mazarbul, como todos sabemos), y ven a Gimli arrodillado ante una tumba de piedra, llorando y lamentándose. Más tranquilo, y a la vez más intranquilo (si me podéis entender) Gandalf se acerca a leer la lápida. Todos sabemos lo que pone, pero aún así, oírlo en voz alta es sobrecogedor. La lápida muestra las runas enanas que todos conocemos (perfectamente talladas, puedo jurarlo), y la voz de Gandalf se oye, grave y triste:

Balin, hijo de Fundin. Señor de Moria

    Gimli rompe en sollozos, y agacha la cabeza (no lleva capucha que echarse sobre la cabeza), apoyándola con dolor sobre el lateral de la tumba, y ¡comienza a hablar en su Lengua! Me refiero a la lengua de los Enanos... son unas palabras incomprensibles, pero a la vez inconfundibles. Parece una letanía, un lamento.

    Mientras, los demás exploran la estancia. Legolas murmura algo, que no alcancé a entender, a Aragorn. Hay varios esqueletos de enanos todo alrededor, y no queda claro si aquí hubo otra batalla, o los enanos murieron aquí acorralados, sin poder salir. La vista de Gandalf se fija en un esqueleto que tiene un libro en su regazo. Le da el gorro y el bastón a Pippin, quien se hace a un lado, y recoge el libro polvoriento. Un códice, un gran libro antiguo escrito en runas, tengwar y no sé si alguna otra lengua... es perfecto, extraído directamente de las palabras de Tolkien.

    Tras dar un rápido vistazo, la atención de Gandalf se centra en la última página escrita. Por sobre su hombro podemos ver que las últimas letras rúnicas no están escritas muy ortodoxamente, y al final del todo hay un borrón, como si el escritor se hubiera derrumbado mientras escribía sus últimas palabras. Gandalf lee en voz alta. No recuerdo lo que dijo (recordad que mi nivel de inglés no es muy bueno) pero he recogido de otro reportaje (el de Xoanon, de theonering.net) que el texto que lee Gandalf es casi idéntico al del libro original de Tolkien: "Han tomado el puente y el segundo salón. No podemos detenerlos". Legolas, incómodo, increpa a Gandalf: "no podemos quedarnos aquí... debemos huir". Gandalf continúa. Aquí sí que reconocí estas palabras: "Tambores, tambores desde las profundidades. No podemos salir. No podemos salir". Y termina con una frase que sí hemos visto en un trailer: "Están acercándose". Gandalf levanta la vista y contempla los rostros horrorizados de sus compañeros de viaje.

    Mientras, ¿recordáis que Pippin se había hecho a un lado, con el gorro y el bastón de Gandalf? Pues bien, nuestro pequeño amigo está a punto de cometer una de sus peores "travesuras". Curioso como siempre, se ha acercado a otro esqueleto de un enano que está junto a un pozo. El esqueleto parece tener una flecha clavada en su pecho, cubierto todo de telarañas. Pippin (fantástico Billy Boyd) se acerca y parece querer coger este saliente. Suena un "clic" y la música calla de golpe, dejando el silencio absoluto que precede al desastre. El cráneo del esqueleto se desprende del cuerpo como consecuencia del largo tiempo que llevaba ahí en reposo, y cae por el pozo que hay a sus espaldas. El cráneo empieza a golpear en las paredes del pozo, "croc, croc" y los ecos y reverberación de éste empiezan a resonar con gran estrépito. El cráneo cae y cae, sin parecer encontrar el fondo del Abismo de Moria... y tal vez no lo haya, en efecto.

    Gandalf se queda paralizado, y se vuelve hacia el origen del ruido, como todos los demás. Pippin, asustado, suelta la flecha que tenía entre manos, y entonces el resto del esqueleto, en perfecto equilibrio hasta ese momento, pierde su apoyo y cae también por el pozo. El ruido de cientos de ecos comienza a hacerse ensordecedor. Y para colmo de males, una cadena atada al esqueleto comienza a arrastrarse, resonando, y a caer también, ¡arrastrando un viejo cofre que allí había! (A quien ésto le parezca exagerado, permitidme remitiros al capítulo "Un Viaje en la Oscuridad", justo antes del momento en que Pippin tira la piedra al pozo; Tolkien describe una escena parecida, sólo que aquí es más un accidente que una travesura) Algunos asistentes al metraje ríen, y yo también siento la necesidad de hacerlo... pero sólo como descarga después de una grave tensión (como en una película de miedo, si me entendéis). A quien le parezca que este detalle "cómico" puede romper la tensión de la escena, le respondo gustoso que más bien, ayuda a acrecentarla, como en otros detalles que veremos después. Un excelente tratamiento del suspense en este guión, a fe mía.

    Mientras el desastre ocurre, y el estruendo resuena por las mil y una cavernas de Moria, se nos muestran varios planos de dichas cuevas, acompañando el sonido. Incluso se distinguen algunas "grúas" de construcción de los enanos, abandonadas ahora. De verdad, que podría soportar una hora de un documental sobre las minas de Moria sin pestañear... Mientras miles de ecos retumban por todo Moria, se nos muestra un primer plano de Pippin. Su rostro es todo un poema. Cuando el estrépito empieza a remitir, cierra los ojos, como un niño al que han pillado haciendo una travesura. Pero Gandalf, quien percibe el verdadero peligro en que se pueden ver envueltos, abronca al pequeño hobbit, airado: "¡Tuk estúpido!", le grita, mientras le arrebata el gorro y el bastón. "¡La próxima vez tírate tú mismo y líbranos de tu estupidez!"

    El silencio vuelve. Todos miran a su alrededor, como esperando algo... pero nada se oye. Legolas y Boromir suspiran aliviados, y Gandalf se vuelve de espaldas. Entonces...

    ¡Bum!

    Un tambor parece contestar al estrépito de hace un momento. Gandalf se queda paralizado.

    ¡Bum!

    Gandalf se vuelve. Su mirada refleja miedo.

    ¡Bum! ¡Bum!

    Varios tambores empiezan a contestar al primero. Los ecos de éstos retumban por todas partes. Ninguno parece saber reaccionar. Varios gritos (gañidos más bien) se unen a los ecos. "¡Orcos!", dice Legolas. Frodo desenvaina raudo a Dardo, y ¡brilla! Dardo brilla con un fulgor azul (ahora que lo veo, creo adivinar de dónde sacó la inspiración George Lucas para ciertas armas Jedi, jejeje). Entonces Boromir parece despertar del trance, y corre a la puerta de la sala. Se asoma, y entonces aparece una escena que ya hemos visto en algún trailer: desde la perspectiva de la propia flecha, vemos el rostro de Boromir acercándose a velocidad de vértigo. Dos flechas se clavan junto a la nariz del hijo del Senescal de Gondor, quien se echa para atrás. Dice algo así como "¡ahí vienen!", mientras Aragorn se precipita para ayudarle a atrancar la puerta. los 4 hobbits Legolas les alcanza un par de hachas y una lanza (creo). El estrépito y los mil y un rugidos de los orcos ya son claros y patentes. La música de Shore vuelve, pero esta vez acompañada de coros que no alcanzo a distinguir en qué lengua cantan, pero juraría que no era en inglés... sonaba como la Lengua Negra, si se me permite la licencia.

    Los hobbits se agrupan junto a Gandalf, al fondo de la Cámara. Legolas y Aragorn preparan sus arcos y apuntan hacia la puerta. Me resultó pasmosa la elegancia de Legolas: los demás parecen estar tensos, encogidos ante la inminente batalla, pero él se mantiene erguido mientras tensa su arco. Boromir prepara su escudo y su espada. Mientras los guturales rugidos de los orcos llegan a las puertas. Excelente el clima de tensión que se ha conseguido: estamos todos clavando las uñas en los asientos. Gimli se pone en pie encima de la tumba de Balin y grita: "¡Dejadles entrar! ¡Aún queda un enano con vida en Moria!". Justo en ese momento, los orcos (a los que aún no hemos visto) arremeten contra la puerta, y comienzan a despedazarla con sus hachas.

    La tensión crece. La música va in crescendo alimentando esta tensión, envolvente, pero sin sobreponerse a la acción (de hecho, a más de uno le costará fijar su atención en la banda sonora). El filo de un hacha abre un hueco en la puerta, pero al retirarse, ¡Legolas dispara una flecha, que entra por el hueco! Podemos oír el gemido de un orco. Pero se escuchan a docenas detrás de la puerta, arremetiendo, golpeando...

    Legolas, con velocidad imposible, recoge una flecha de su carcaj, la sitúa en su arco y vuelve a disparar con mortal precisión. Hemos sabido que algunas de las flechas de los elfos estarán "dibujadas" por ordenador... y no me extraña. Os aseguro que la elegancia de Legolas sólo está superada por su velocidad al cargar y disparar el arco. Digno de mención. Aragorn también dispara, y acierta a un orco que aún no hemos visto.

    Y de pronto sucede lo inevitable: parte de la puerta se viene abajo con gran estrépito, y una horda de horribles orcos irrumpe en la estancia. De verdad que son espantosos. Posiblemente, hasta este momento el público no habrá visto tan de cerca estos orcos... y ahora apenas acertamos a vislumbrarlos. Dos orcos caen antes de llegar a Boromir, que se ha situado delante. El que sí alcanza a llegar, se topa con el escudo de Boromir, quien contraataca con un poderoso mandoble de su espada. La cámara se sitúa dentro de la acción, lo que nos hace participar en la batalla, pese a ofrecernos una vista un tanto confusa.

    Gandalf (que estaba al fondo, con los hobbits) contempla el comienzo de la batalla, y al ver que sus amigos se ven desbordados por el torrente de orcos, se abalanza contra el primero de ellos, entrando de lleno en la batalla. Aragorn ha abandonado su arco, y ahora lucha con especial maestría con Narsil, la espada reforjada. Gimli, pese a su menor tamaño, se ha hecho fuerte sobre la tumba de Balin, y desde esa posición privilegiada no permite a ningún orco que se acerque. Legolas ha retrocedido, pero sigue disparando flechas con impecable resultado (en todo el metraje no le vi fallar ni una sola... tiembla, Robin Hood).

    Y los hobbits, que estaban al fondo, casi al unísono toman la misma decisión: se abalanzan contra los orcos. Recuerdo que me impresionó (muy gratamente) ver cómo Frodo y Sam alcanzaban al orco más cercano con sus pequeñas espadas, dando buena cuenta de él. La batalla se recrudece, pero nada parece afectar a los Nueve Caminantes. Y de pronto...

    ¡Bram! Lo que restaba de puerta (y parte del marco rocoso que la soportaba) vuela por los aires. Aquí se notó que los efectos especiales no estaban terminados: el Troll que irrumpe en la estancia va "por delante" del polvo y rocas que se supone ha empujado. De hecho, toda la escena del Troll se percibe como una animación incompleta. En los nuevos trailers se nota mucho más acabado este trabajo. Además de ésto, debo comentar que los Trolls en esta película no son exactamente como me los esperaba. Me hubiera gustado algo más... rígido, rocoso.

    Y aún así, el efecto visual es demoledor. Legolas mira sorprendido, y le dispara la primera de una muy larga colección de flechas. Pero el Troll parece concentrado en los hobbits, y en especial en Frodo. Arremete contra Sam con su gigantesca maza, y está a punto de destrozarlo, pero éste se cuela por entre sus piernas (o patas) en una escena que hemos podido ver muy bien en el último trailer. Por cierto, fantástico el efecto de hacer temblar el suelo cuando la maza lo golpea. Técnicamente, la dificultad de este tipo de escenas radica en hacer coincidir el temblor del modelo 3D creado por ordenador, con el "temblor" que se le imbuye a la cámara real que está rodando a Sean Astin en ese momento. Pero os aseguro que en mi butaca del cine no pensaba precisamente en los detalles técnicos. Yo ya había visto esta escena en el trailer, mismamente el día anterior, pero no pude evitar un estremecimiento cuando la maza golpea el suelo. Simplemente bestial.

    Hasta aquí, yo había visto prácticamente todo en uno u otro trailer, al igual que la mayoría de vosotros (o eso supongo). Pero a partir de ahí, en apenas el tiempo suficiente como para que Aragorn decapitase a un orco (juro que ese orco se movía un instante antes de "perder la cabeza"), me percaté de que todo lo que estaba viendo era totalmente nuevo. Espero hacer justicia a las imágenes y el sonido de lo que vi. Pero permitidme que os advierta de nuevo: NO os recomiendo que leáis el resto del reportaje. Os voy a desvelar todo lo que estas escenas contienen, pero os quitaré toda la emoción, los sustos, la sorpresa y la impresión original que se supone que este film debe conseguir. Si no queréis que os rompa toda la sorpresa, pasad directamente a la Cuarta Parte del reportaje, que no es (ni mucho menos) tan reveladora, y sí igual de emocionante.


    Si has elegido seguir leyendo, es tu elección. Bien, sigamos. Especial mención, repito y espero no resultar muy pesado con ésto, merece el hecho de que la música (siempre sin superponerse a la acción) está perfectamente en consonancia con lo que estamos viendo. Se ha confirmado en el reportaje de E! Online de este mes que la música era más o menos definitiva... y me parece perfecto. Creo que la banda sonora sale a la venta a finales de noviembre... ¡ay!, ¡ay! Mi pobre bolsillo...

    Uno de los posibles fallos, a mi entender, de lo que vino a continuación, es que la batalla con los orcos cede casi todo el protagonismo a la batalla con el troll. Sobre todo lo considero un fallo porque le resta parte del dramatismo conseguido hasta ese momento, centrándose sobre un único monstruo al que sólo pueden hacer frente dos o como mucho tres enemigos, mientras que el resto de los nueve siguen dando buena cuenta de las docenas de orcos que siguen entrando por la puerta, ahora ya en menor cantidad. Eso sí, en su momento no le dí mayor importancia, pero después sí se echa de menos algo más de acción general, sobre todo por la sensación de agobio que se había generado hasta el momento.

    Sea como sea, ahora la acción se centra en el troll, quien ahora está acechando a Legolas. El troll cimbrea una cadena (que me pareció observar que lleva alrededor del cuello, pero no estoy seguro) gigantesca, intentando partir con ella en dos a Legolas. Legolas se ha subido a un alféizar que hay en una pared, entre dos pequeñas columnas. Sin perder la compostura esquiva uno tras otro embate de la cadena del troll (os lo juro, me parecía increíble que sorteara tan elegantemente y de forma tan simple esa demoledora cadena). Se acerca a una columna, y cuando el troll lanza su mortal arma, Legolas ya no está ahí, y la cadena se enrosca en la columna. Legolas se asegura de que ésta no se mueva clavando una espada entre uno de los eslabones.

    Legolas aprovecha esta coyuntura, y camina por la cadena hasta el lomo del troll, a quien a pesar de todo no ha dejado de disparar flechas tanto al troll como a los orcos. En esta imagen de la derecha, incluso dispara dos flechas a la vez (y acierta las dos, por supuesto). Bien, pues aquí vino otra de esas escenas demasiado poco acabadas en cuanto al trabajo por ordenador. Tanto el troll como Legolas están "hechos" por ordenador, pero el resultado "canta" demasiado (espero que el resultado final esté mejor acabado). En esta escena Legolas, siempre de pie sobre el troll, intenta dispararle alguna flecha mientras esquiva sus enormes puños. Al fin, la fuerza descomunal del troll logra desasir la cadena de su presa, y se deshace del elfo, que a pesar de todo ha podido clavar una flecha al troll.

    Unos pocos retazos de acción con los orcos, y volvemos al troll. Ahora es Frodo el que está siendo acorralado por el troll. Se oculta tras una columna cerca de la pared. Y el troll asoma la cabeza por uno de los lados, como olfateando. Frodo se percata y, sigilosamente, se escabulle hacia el otro lado de la columna. El troll prueba suerte con el otro lado (por el que casi no cabe, pues la columna está demasiado cerca de la pared para su enorme cuerpo) y Frodo vuelve hacia el otro lado lentamente. El troll desaparece de la vista, como si fuera de nuevo a buscar por el otro lado, y Frodo prueba de nuevo a volver a su antigua posición.

    Y entonces... ¡¡el troll aparece de nuevo, por el mismo sitio, atrapando a Frodo!! De verdad, que si has leído ésto has perdido gran parte de la emoción de esta escena, pues el susto es tremendo. Los que no conocían la escena (yo me había leído otros reportajes) dieron un salto en la sala, pero yo ya me lo esperaba... y me perdí esta grata sorpresa. En fin. De todos modos, la escena me recuerda mucho (tal vez demasiado) a Parque Jurásico, la escena de los velocirraptores en la cocina...

    El troll destroza la columna, acorralando a Frodo, quien de espaldas intenta escapar. Aragorn, que está destrozando orcos, es el único en percatarse del apuro en que se ha metido el portador del Anillo. Consigue dar un par de buenos tajos al troll con una lanza, pero éste termina arrebatándosela (creo recordar que es así, pero no estoy muy seguro) y golpeando un terrible mazazo a Aragorn (o tal vez es moviendo la propia lanza que aún sujetaba Aragorn, ya digo que no lo recuerdo bien), que lo hace cruzar literalmente por los aires toda la estancia, y golpeándose violentamente contra la pared (sinceramente, cualquiera puede pensar que lo ha matado). Sam comienza a tirar piedras, seguido por los otros dos hobbits, al troll, que ni se inmuta. El troll utiliza la lanza para empalar a Frodo. Así, como os lo cuento. Frodo es empalado contra la pared.

    El gesto de dolor de Frodo es horrible. Sam grita: "¡NOOO!". Gandalf susurra: "Oh, no", totalmente consternado. Frodo termina muriendo, y el troll abandona su presa. Merry y Pippin, sin reflexionar, saltan sobre la espalda del troll, apuñalándole una y otra vez con sus cuchillos. También los demás (que ya parecen estar terminando con los orcos) atacan al troll. Éste se zafa de Merry (creo que es Merry) fácilmente. Mientras, Legolas se ha vuelto a acercar y carga una flecha en su arco. El troll, malherido pero aún así peligrosísimo, intenta aplastar al elfo, quien lo esquiva rodando y, desde el suelo, dispara una flecha al troll que entra por su enorme y deforme boca y termina clavada en su cabeza (la punta de la flecha asoma por la parte posterior del cráneo del monstruo).

    El troll se tambalea y termina derrumbándose con enorme estrépito. Ya no quedan orcos vivos en la sala, pero tan sólo siguen en pie Legolas, Gandalf, Gimli y Sam, si no recuerdo mal. Aragorn se levanta y corre a ver a Frodo, que yace boca abajo. Le vuelve y... ¡oh, maravilla! Frodo tose... ¡está vivo! Aragorn exclama, sorprendidísimo: "Deberías estar muerto. ¡Esa lanza hubiera ensartado hasta un jabalí salvaje!". Gandalf sonríe y dice eso de "al igual que en Bilbo, hay mucho más en este hobbit de lo que se percibe a simple vista". Entonces algo se ve brillando bajo la camisa de Frodo. Éste la levanta y entonces una hermosísima cota de malla, con diversos adornos. No es una simple cota de malla hecha de anillos plateados, como yo la imaginaba. Es una auténtica pieza de bisutería, como una camisa tejida con hilo plateado...

    "¡Mithril!", exclama Gimli, admirado y gratamente sorprendido. Aragorn ayuda a levantarse a Frodo. Todos están contentos, pero Gandalf sabe que no hay tiempo que perder. Tambores, rugidos y otros ruidos empiezan a oirse de nuevo en la lejanía. "¡Al puente de Khazad-Dûm!", exclama Gandalf. Todos salen corriendo y en ese momento irrumpen más orcos por los pasillos.

    "¡Corred! ¡Corred!" grita Gandalf, iluminando el camino con su bastón. La carrera es frenética. Los orcos comienzan a seguirles por docenas. Entran en otro salón gigantesco, como el anterior, con columnas que se elevan hasta alturas titánicas. Y entonces los vemos: más orcos surgen de todas partes. Hay grietas en el suelo (o tal vez son escaleras, pero está demasiado oscuro) y de ahí surgen orcos a cientos. De la puerta por la que nuestros héroes han entrado sigue surgiendo un torrente inagotable de orcos. Y aquí la parte más inverosímil: la cámara enfoca al techo, y por una abertura surgen cientos de orcos como arañas, agarrándose al techo, y descendiendo a toda velocidad por las columnas, como una macabra mezcla entre las momias de "The Mummy Returns" y los extraterrestres de "Aliens". No estoy seguro de si ésto me gusta, pero desde luego (y perdón por la expresión), "acojona".

    La alocada carrera se detiene en seco. Los orcos, con sus horrendas armaduras y sus feos rostros (casi prefiero que lleven el casco puesto, de verdad), tienen acorralados a nuestros nueve héroes. Los orcos se detienen antes de atacar, formando un pequeño círculo alrededor de la Compañía. La cámara se aleja de nuevo, para dar sensación de grandeza a la escena, y allá hasta donde alcanza la vista hay orcos, orcos y más orcos. Miles, sin duda. Más de los que nunca hubiera imaginado.

    La escena es emocionante (y como dice Aldo, muy "hollywoodiense"), y de nuevo Peter Jackson juega con el silencio para crear más tensión, de una manera tremendamente efectiva. La suerte de nuestros amigos parece echada, y si bien nosotros conocemos el desenlace, a la gente que no sepa nada del libro ésto les va a encantar. En serio, que hasta los más fanáticos de Tolkien vamos a pararnos aquí un momento a pensar... ¿y cómo salen de ésta?

    Un ruido extraño como un rugido, atronador pero lejano, y tremendamente escalofriante, retumba por todas las minas. Tanto los orcos como los Nueve miran alrededor, asustados. Al fondo de uno de los gigantescos pasillos de la sala, flanqueado por columnas, refulge una luz roja como de fuego. Pero la luz ilumina toda la altura de las columnas, hasta el techo. De pronto, los orcos huyen dando alaridos, escapan a tal velocidad que en unos pocos segundos la titánica sala vuelve a estar vacía, salvo por nuestros héroes. Gimli, que aún no ha visto el reflejo del fuego al fondo del pasillo, ríe burlonamente creyendo que los orcos se han asustado de ellos. ¿Otro detalle cómico? No, creedme. La risa de Gimli se corta en seco cuando éste se percata del verdadero peligro (comparado con ésto, los orcos serían una posibilidad).

    - ¿Qué es eso? - pregunta Boromir, cuando vuelve a oirse el horrible rugido, ahora más cercano y amenazador.

    Gandalf cierra los ojos, como intentando rechazar el miedo que lo parece tener atenazado.

    - Un Balrog - declara con su voz grave, pero esta vez no tan autoritaria ni segura como es habitual -. Un demonio de otra época.

    La cámara se centra ahora en Gandalf y Legolas. Hasta el momento, el elfo había mantenido su arco en alto y preparado para disparar. Pero en estos momentos la desesperanza ensombrece su rostro, y baja su arco.

    - ¡Es un demonio que supera todos vuestros poderes! ¡CORRED! - grita Gandalf, echando a correr de nuevo.

    Boromir parece más asustado que ninguno, pues es el primero en alcanzar los pasillos que salen de la gigantesca sala. De pronto, el camino dobla a la derecha tan bruscamente que Boromir está a punto de caer... ¡¡al Abismo de Moria!! Dios, ¡no se ve el fondo! Hay mil y un niveles por debajo de ellos, pero sigue y sigue hacia las profundidades. Boromir se tambalea al borde, a punto de caer, y afortunadamente Legolas lo alcanza y lo sujeta antes de que suceda nada peor. Todos corren por un estrecho pasillo de escaleras, a cuyos lados no hay nada. Ni barandillas, ni apoyos, ni lugar de refugio. Tan sólo abismo. El escenario es fantástico, escalofriante. La música empieza a oírse de nuevo, y los coros parecen acompañar a los Nueve en su loca huída. En una pequeña parada, Gandalf le dice a Aragorn: "Cuida de ellos. El puente está cerca". Derrotista afirmación que Aragorn intenta rechazar: "Pero Gandalf...". La respuesta del mago es tajante: "¡Haz lo que te digo!". ¿Qué querrá decir el mago?

    Aquí viene una escena totalmente inventada para la película, y sin embargo, su emoción es indudable. Corriendo por estas escalinatas dignas de la imaginación de Escher, de vez en cuando se percibe un temblor a causa de ese Balrog que aún no hemos visto... Algunas paredes se agrietan, otras caen, y entonces... un tramo de la escalinata está roto. Apenas hay un metro o metro y medio de hueco, hacia adelante y hacia abajo, pero hay que saltarlo. Legolas lo hace con una facilidad pasmosa, casi flotando. Gandalf salta a continuación. Pese a su viejo cuerpo, logra saltar con facilidad. Un nuevo temblor, y parte de la escalera se rompe un poco más...

    Ahora el hueco es de unos dos metros. Empiezan a llover flechas con fuego. Legolas mira arriba y ve que empiezan a aparecer orcos. Raudo como el pensamiento, saca una flecha del carcaj y dispara. Vemos la acción desde la perspectiva de la propia flecha, que viaja hacia la cabeza de un orco (hace un par de "eses", me parece). Vemos cómo la flecha atraviesa el cráneo del orco ¡y se clava en la pared de piedra! El orco cae hacia adelante, al abismo, y la flecha ensangrentada se queda clavada en la piedra. Impresionante.

    Boromir coge bajo cada brazo a un hobbit (Merry y Pippin) y salta con ellos. Gandalf y Legolas les ayudan a frenar la posible caída. Aragorn coge a Sam y se lo arroja a los demás, y lo recogen sano y salvo. Aragorn se vuelve ahora hacia Gimli, dispuesto a arrojarlo también. Pero el orgulloso enano rechaza la ayuda y salta por su cuenta. Llega al extremo inferior, pero demasiado apurado. No logra mantener el equilibrio, ¡y va a caer hacia atrás! Entonces, la mano providencial de Legolas logra agarrarle por la barba (es lo primero que se cogería en un enano) y devolverlo a un seguro equilibrio. El enano refunfuña un poco, pero está claramente agradecido.

    Legolas lanza otro par de flechas, y otros dos orcos caen muertos. Un nuevo temblor (provocado por el Balrog) derrumba parte de la escalinata en la que están aún Aragorn y Frodo, y éstos casi caen a las profundidades. El hueco que queda ahora es insalvable, y la desesperación se vuelve a reflejar en los rostros de todos. Una roca cae desde el techo y destroza la parte de la escalinata que aún quedaba por encima de ellos, cortándoles una posible retirada. El soporte que aún aguanta el tramo de escalera en el que están Frodo y Aragorn empieza a resquebrajarse y a caer hacia adelante, hacia donde están los demás, un tramo más hacia abajo.

    Es su única oportunidad. Frodo y Aragorn se sitúan en la parte inferior, mientras la gigantesca estructura se precipita hacia delante y hacia abajo. El cine entero contiene la respiración. El soporte choca contra el tramo en el que los demás están esperando y Aragorn y Frodo caen hacia adelante. Los demás logran sujetarlos a duras penas. ¡Están a salvo! La música parece celebrarlo también. La melodía que oíamos al principio con violines resuena ahora con toda la fuerza de una orquesta, adquiriendo el volumen de una fanfarria muy al estilo "John Williams", curiosamente. De hecho, la melodía me recuerda el tema principal de "Los Goonies", aunque sólo en algunas notas. El resultado es mágico. Mientras, el tramo de escalinata resquebrajado se derrumba y cae como un gigante derrotado, hacia el negro Abismo de Moria. Grandioso.


    Aquí estoy seguro que hay un corte de varias escenas, o al menos varios planos, pues lo siguiente que vemos es a la Comunidad huyendo, habiendo cruzado ya el puente de Khazad-Dûm. Un plano nos ofrece un Gandalf diminuto (no es como en la imagen de la izquierda, que por cierto, creo que no vimos en el metraje, sino bastante más pequeño aún) en comparación con un oscuro pasillo al fondo, en cuyo suelo se elevan unas llamas de carácter algo extraño (demasiado artificiales, tal vez). De pronto, las llamas parecen apagarse. La oscuridad al fondo del pasillo parece cobrar vida. De pronto, al fondo surgen dos resplandores, a una altura de unos siete u ocho metros, cada uno del tamaño de una cabeza humana.

    Los ojos del Balrog se adelantan. Vemos un crepitar como de fuego, y el Balrog avanza semiagachado con dos grandes pasos (su altura es increíble... posiblemente quince metros, tal vez más). Su cabeza tiene dos cuernos en lo alto, como los de un toro, y de su boca surgen llamas. Todo su cuerpo parece estar hecho de fuego y humo. No se distinguen muy bien las formas, precisamente porque su aspecto no es tan "sólido" como otros monstruos o criaturas. Más que un cuerpo, se asemeja a una oscuridad viviente, que cambia como si fuera de fuego y humo (ES de fuego y humo). Todo en él infunde terror. Es un demonio, una criatura venida desde el mismísimo infierno. Decir que es igual que los dibujos de John Howe es mentir un poco, y no hacerle justicia en absoluto. Howe lo dibuja sólido, incluso con armadura. Su aspecto, su contorno, sus formas se puede decir que sí son idénticas a las del dibujo (salvo que éste se mueve y tiene tres dimensiones, claro), pero es más etéreo, más aterrador. No pretendo decir que parezca irreal. De hecho, eso es lo peor de todo: es tan real como la figura de Gandalf, empequeñecida en la parte inferior de la pantalla. El Balrog, amigos míos, no cabía en la pantalla. Una sombra se extiende a su alrededor, como dos vastas alas. Es simplemente PERFECTO.

    Gandalf se vuelve y contempla un instante a la criatura. El Balrog ruge como jamás pensé que pudiera existir un rugido. Todo es fuego a su alrededor. Entonces Gandalf levanta su espada y su bastón, que brilla más que nunca, y mientras la música llega a su clímax, Gandalf grita la frase que ya hemos oído en el último trailer:

    - ¡NO PUEDES PASAR!


    La imagen funde a negro. Hay dos segundos o tres de cuartel, justo antes de ofrecérsenos el resto del metraje, compuesto por escenas sueltas de las tres películas, y del que os hablaré en el próximo reportaje. Algunos detalles técnicos, emotivos y de otra índole también los comentaré en un futuro reportaje.

    He hecho el reportaje lo más fiable y completo posible, pero confieso que creo que es demasiado. La gente que se haya atrevido a leerlo puede que no me lo perdone nunca, pues les he revelado casi por completo una de las escenas más impresionantes y emocionantes de toda la primera película. Aún así, sé que faltan algunas escenas intermedias (creo que desde la escena de la escalinata hasta la aparición del Balrog hay un corte bastante importante... posiblemente cinco o diez minutos más) que sólo veremos en la película final.

    En el próximo reportaje comentamos los cinco últimos minutos del metraje, en los que se nos ofrecieron escenas sueltas de las tres películas. Lo tenéis disponible AQUÍ. Saludos.


  

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