La Mirada del Amor

10 de Mayo de 2003, a las 00:00 - Juan de la Comarca
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Demsredel era una bella elfa que vivía en Lórien. A primera vista no había nada en ella que pudiese denotar algo diferente al resto de las bellas elfas que habitan en la Tierra Media. Alta y esbelta como todos los de su raza, tenia una bonita melena negra que caía por debajo de sus hombros y acababa en unos llamativos rizos, sus ojos, grandes y verdes, parecían estar poseídos por algún antiguo encantamiento, pues en verdad, cuando ella te miraba dejaba de existir todo lo demás.

Eran muchos los elfos de Lórien que pretendían a Demsredel, mas ninguno había conseguido aun su corazón, y aunque los elfos son amor en si, en todos los ámbitos de su existencia pues todo lo que hacen es con amor, ella no sentía nada por ninguno de los bellos elfos que la deseaban con todas sus fuerzas.

Demsredel tenia por costumbre ir todas las mañanas al Anduin a tomar un baño. Con el sol todavía alumbrando desde el este, bajaba por los preciosos senderos adornados con flores de colores y olores indescriptibles para todo ser vivo. Parecía como si en vez de andar flotase en el aire, una extraña y a la vez preciosa luz la exaltaba de todo lo demás. Cuando llegaba al río se quitaba su calzado e introducía un pie en el agua, su cuerpo se estremecía, pues las aguas del Anduin además de claras, son frías. Luego se desprendía de una hermosa túnica elfa bordada en oro de color verde que siempre solía llevar puesta, luego, como si de un rito se tratase, desabrochaba los dos botones de su vestido y lo dejaba deslizar por todo su cuerpo. Hasta los pájaros cantaban cuando la bella elfa dejaba al descubierto su cuerpo desnudo, su piel era clara y lisa, cada curva de su cuerpo era perfecta, ahora se apreciaba con mas claridad la luz que desprendía. Después de unos segundos oteando el horizonte, se escurría dentro del agua. Parecía que todo se detenía cuando el agua entraba en contacto con su cuerpo, durante el tiempo que permanecía en el agua aprovechaba para lavar su cuerpo y su cuidada melena. En ocasiones nadaba y buceaba en las limpias aguas, algunos la confundirían con un pez si no fuera por sus extremidades, pues en verdad parecía un pez cuando se zambullía por completo y nadaba entre peces y bonitas plantas acuáticas.

Aquel día, el 3 de Mayo del año 2996 de la Tercera Edad, hubiese sido otro día mas en la vida de Demsredel si no hubiese sido por los hechos que acontecieron. Cuando la hermosa elfa nadaba tranquilamente en las aguas del río el sonido de los cascos de un caballo que trotaba por el margen derecho la sobresaltó. Era Erangliel, un apuesto elfo de Lórien, paseando con su caballo. Era la primera vez que lo veía por aquellos parajes. La elfa en medio de la duda, el pudor de que la pudiese ver desnuda, y la fuerte curiosidad por saber quien era aquel bello elfo de melena rubia y ojos azules ataviado con hermosas vestimentas, que había conseguido que su corazón latiese mas fuerte de lo normal, introdujo su cuerpo hasta el nivel de su cuello y con su voz clara y suave como el viento de primavera, preguntó:

-¿Qué motivos traen a uno de los de mi raza por estos parajes solitarios y cual es su nombre?

-Mi nombre es Erangliel y acostumbro a pasear, a menudo, por los alrededores de Lorien con mi fiel caballo Easthort, aunque nunca había venido por aquí, cosa que lamento profundamente. -Dijo el elfo.

Los ojos de Erangliel miraban ahora profundamente a los de la elfa, había quedado encantado bajo el poder de aquellos ojos verdes, eran, en verdad, los ojos más preciosos que había visto desde que vio por primera vez la luz. A su vez Demsredel no podía apartar la mirada del bello rostro del elfo, parecía como si los dos estuviesen hipnotizados por alguna antigua magia.

-¿Y cual es el nombre de la bonita elfa que nada en las aguas del río?. -Preguntó Erangliel.

-Mi nombre es Demsredel, hija de Ëstheret y Danuviel de Lórien. -Respondió la elfa.

El caballero seguía hipnotizado, y sin saber como se encontró diciendo:

-Perdone mi osadía, pero ¿le gustaría venir a dar un paseo conmigo y con Easthort?.
-Preguntó el elfo.

-Me encantaría caballero, -dijo Demsredel, pero ahora mismo mi cuerpo está desnudo, y tendría que vestirme para poder ir con usted.

-Si usted confía en mí, le prometo que miraré hacia el oeste mientras vos salís del agua y os vestís. -Dijo el elfo.

Sin mas palabras, el elfo dio media vuelta y miró hacia el oeste, a su vez, Demsredel salió del agua sin dudar en la promesa de aquel, que ahora solo a unos pocos metros, escudriñaba el horizonte montado en su vigoroso corcel gris. Después de que la bella elfa estuviese completamente vestida, le hizo una señal a Erangliel para indicarle que ya podía mirarla. Así fue como el elfo vio en su totalidad a la elfa más bonita que había conocido en todos sus viajes y andanzas por la Tierra Media. No le fue difícil descubrir que su corazón se hallaba ahora atrapado por el amor a una preciosa elfa de la cual solo conocía su nombre y la inconmensurable belleza que poseía.

Sin mediar una sola palabra y sin dejar de mirarla, Erangliel bajó de su caballo y se dirigió hacia Demsredel. Sin miedo a ser excesivamente atrevido, la tomó de la mano y la condujo hasta su corcel para ayudarla a subir. Las manos del elfo entraron en contacto con la cintura de la elfa, todo era un sueño para él. Así fue como la ayudó a subir en Easthort, después, de un saltó, que hubiese sido digno de muchos aplausos, el elfo subió al caballo, situándose detrás de la elfa, y entrando sus cuerpos en contacto. Erangliel tomó las riendas rodeando con sus fuertes brazos el torso de la dama que la acompañaría en travesía por los bonitos parajes del sur de Lórien.

-Todavía no puedo creer que esté paseando bajo los Mellyrn¹ con tan bella dama, es como un precioso sueño del que no quiero despertar. -Dijo Erangliel.
-Al decir verdad, esto es también un sueño para mí, pues en mi vida conocí hombre que me diera tanta seguridad, aun siendo todavía un desconocido. -Respondió la elfa.

-Sus palabras son como un canto para mi corazón, pero no es seguridad, si no, amor lo que creo sentir por usted, -dijo el elfo. Y me gustaría saber si hay algún caballero que ya posea vuestro corazón, pues de no ser así lucharé por él, hasta que acabe mi inmortal vida, o caiga presa de la muerte por la pena de no poderlo conseguir.

-Ningún caballero poseía mi corazón hasta esta mañana de Mayo, -respondió la elfa, pues creo que además de seguridad, usted le da alegría a mi corazón, una alegría que nunca había conocido hasta ahora y que por alguna extraña razón, no quiero separarme de ella. Usted, en verdad, hace que mi cuerpo se estremezca cuando se junta con el suyo, no conocía sensaciones tan placenteras para mi tacto, y lamento no haberlas conocido antes.

Ahora los dos sonreían a corazón abierto, y después de internarse en el bosque bajaron de Easthort y continuaron un rato a píe. Era ya mediodía y la hora de comer se acercaba. Estaban a unas dos millas de Caras Galadon. Pero antes de comer decidieron volver al margen del río y tomar un baño los dos juntos. Como todos los días, pero ahora sin pudor, Demsredel dejó su hermoso y formado cuerpo desnudo al aire libre, Erangliel tembló mientras hacía lo propio y dejaba sus hermosas vestimentas en el suelo. Agarrados de la mano introdujeron sus cuerpos en el agua del Anduin. No hubo perturbaciones que agitasen el agua, parecía que estaban introduciéndose en otro mundo de cosas maravillosas.
Erangliel abrazó a su dama, sus torsos desnudos se encontraron. El cuerpo del elfo tembló cuando los hermosos senos de la elfa estuvieron en contacto con su propio pecho. Sintió que algo cambiaba en él, algo que no podía controlar. Entonces mirando a su amada, envuelto otra vez por el encantamiento de sus hermosos ojos verdes, la besó apasionadamente durante largo tiempo. Demsredel también sentía que algo cambiaba en su interior, algo que tampoco podía controlar. La suerte estaba echada.

Aquel bonito día de primavera cuando las flores estaban en todo su esplendor y belleza, las aves cantaban mas alegremente que nunca, el sol brillaba inconmensurable sobre las aguas del río, y cuando dos elfos, perdidamente enamorados, compartían la experiencia del amor en el Anduin, fue el día en el que fue concebida Ösdenuviel, hija de Erangliel y Demsredel de Lórien, hija de un amor eterno, hija de la casualidad de dos preciosos elfos, que desde entonces y después de su boda el 29 de Mayo del año 2996 de la Tercera Edad, vivieron felices en Caras Galadon por el resto de sus inmortales vidas.


~ FIN ~


¹Mellyrn: Nombre elfico de los enormes y bellos árboles que pueblan Lórien.

  
 

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