El Oso Polar insistió en llevar una pila enorme sobre la cabeza y muchos paquetes en los brazos. ¡Bum! ¡Pam! ¡Pim! ¡Paf! Gruñidos y quejidos espantosos. Salà corriendo al descansillo y vi que el Oso se habÃa precipitado de nariz escaleras abajo dejando todo a lo largo del camino una estela de pelotas, paquetes, bultos y muchas otras cosas, y al fin habÃa caÃdo encima de unos paquetes y los habÃa aplastado. Espero que no hayáis recibido por error alguno de ellos.