Las armas de los Tumularios son aquellas que Tom Bombadil ofrece a los Hobbits después del desagradable episodio dentro del túmulo.
Se trataba de dagas, largas y afiladas, talladas con figuras de serpientes doradas y rojas. Las hojas estaban alojadas en vainas negras, hechas de algún raro metal fuerte y liviano, y con incrustaciones de piedras refulgentes. Estas armas habÃan sido forjadas mucho tiempo atrás, tal y como contó Tom Bombadil a los Hobbits, por los hombres de Oesternesse; eran enemigos del Señor Oscuro, pero habÃan sido vencidos por el malvado rey de Garn Düm en la Tierra de Angmar. A pesar de los años pasados desde su fabricación, ya fuese por alguna virtud de estas vainas o por el hechizo que pesaba en el túmulo, parecÃa que las hojas no hubiesen sido tocadas por el tiempo sin manchas de herrumbre, afiladas, brillantes al sol.
Fue una de estas espadas la que Merry le clavó al Rey Brujo en el tendón detrás de la poderosa rodilla, lo que hizo que el Nazgûl se tambaleara y cayera de bruces. En ese momento, Éowyn hundió su espada entre la corona y el manto que cubrÃa al Rey Brujo y éste fue su fin.
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