Raza o especie: Elfo Noldo.
Nacimiento: ¿?
Muerte: 495 Primera Edaddel Sol, Batalla de Tumhalad.
Padres: Guilin.
Casado con: Amante de Finduilas.
Hermanos: Gelmir.
Grupos: Casa de Finrod, Casa de Finarfin.
Elfo Noldo de Nargothrond. Hijo de Guilin y hermano de Gelmir. Muerto en el año 495 de la Primera Edad en la Batalla de Tumhalad.
Cuenta la leyenda que en el año 468 de la Primera Edad se produjo lo que se conoció como la Unión de Maedhros, cuyo objetivo era unir a todos los Eldar en una nueva alianza para poder enfrentar el poder de Morgoth, que en esa época constituía un gran peligro. Sin embargo el Juramento de Fëanor y las malas acciones de los Noldor estorbaron los deseos de Maedhros y no obtuvo la ayuda que él esperaba. Orodreth, Rey de Nargothrond, no acudió a su llamada a causa de las malas acciones de Celegorm y Curufin, y se dice que tan sólo una pequeña compañía que seguía a Gwindor se preparó para acudir a la guerra del Norte. Orodreth se oponía a los deseos del príncipe Gwindor pero éste partió de Nargothrond y se preparó para combatir puesto que estaba apenado por la pérdida de su hermano Gelmir en la Dagor Bragollach, en el año 455 de la Primera Edad. La compañía que acudió desde Nargothrond adoptó la insignia de la Casa de Fingolfin y marcharon tras los estandartes de Fingon, y de todos ellos tan sólo uno habría de regresar con vida tal y como más tarde se vio.
El día programado para el ataque, una mañana de verano del año 472 de la Primera Edad, los ejércitos de Fingon y de los hijos de Fëanor se preparaban para la batalla. En el oeste la hueste de Fingon se dispuso en orden de batalla sobre los muros de Eithel Sirion, y en este ejército se encontraba la compañía de Gwindor y los ejércitos de los Edain. Thangorodrim escupía un intenso humo negro y Fingon supo que Morgoth había aceptado el reto, mas una duda le creció en su corazón ya que no alcanzaba a ver rastro alguno del ejército de Maedhros (pues había sido retrasado por las artimañas de Uldor el Maldecido) Fue entonces cuando hizo acto de presencia el ejército de Turgon, que venido en secreto desde Gondolin se sumó a las huestes de su hermano Fingon. Morgoth en respuesta envió a un ejército grande en apariencia (pues en realidad no era más que una parte de sus huestes) para provocar un ataque prematuro pues el Enemigo Oscuro sabía del retraso del ejército de Maedhros y quería evitar que ambos ejércitos se uniesen. Húrin impidió que los Capitanes de los Eldar atacaran al ejército de Angband en plena llanura pues intuía que tal era el propósito de Morgoth, pero el Capitán del Ejército Oeste de Morgoth le había sido ordenado que hiciera salir prontamente al ejército de Fingon y para tal menester acercó más y más sus fuerzas a las de sus adversarios, tanto las acercó que se dice que los Eldar podían ver los ojos de sus enemigos. Pese a todo el ejército de Fingon no actuó y el Capitán de Angband envió jinetes en señal de parlamento hasta las Barad Eithel, y con ellos llevaban a Gelmir, el hermano de Gwindor, al cual habían cegado. Los heraldos de Angband lo mostraron a grandes voces y le rebanaron las manos y los pies, para después cortarle la cabeza a la vista de todos, dejando su cuerpo tendido en el suelo. Y la mala suerte quiso que en el baluarte estuviese Gwindor junto con los Elfos de Nargothrond, que encendidos por la ira montaron en sus caballos y se lanzaron al ataque. Los heraldos de Angband fueron muertos y Gwindor y los suyos penetraron en el cuerpo central del ejército atacando con una fuerza imparable y provocando que el resto de los Noldor se enardecieran y se lanzaran también en un ataque frontal. Gwindor y su compañía iban siempre al frente de todo el ejército de Fingon y nadie les podía ofrecer resistencia, y se canta que irrumpieron en los Portales de Angband y que mataron a los guardianes en las escaleras. Ese día Morgoth tembló de miedo al escuchar los golpes en las puertas pero al final Gwindor y los suyos quedaron atrapados y Fingon no pudo ayudarlos pues Angband tenía numerosas entradas y salidas y como si de un hormiguero se tratase no cesaban de salir Orcos y más Orcos que se lanzaban contra los Noldor. Todos en la compañía de Nargothrond fueron muertos y Gwindor fue capturado con vida. De lo acontecido en la Nirnaeth Arnoediad (“Lágrimas Innumerables”) se habla en el lugar correspondiente, y aquí sólo cabe decir que muy grande fue el triunfo de Morgoth en esa batalla, y que muchos de entre los grandes perdieron allí la vida, extendiéndose el poder del Enemigo por todo el Norte, y ya nadie le podía contener.
Se dice en los relatos antiguos que pocos eran los Noldor capturados por Morgoth a los que éste daba muerte, porque el Enemigo sabía muy bien de sus excepcionales habilidades para la herrería y la extracción de gemas y metales, y por ello Gwindor no fue muerto, sino que lo enviaron a las minas del norte. Hasta el año 489 de la Primera Edad no logró escapar de las minas a través de uno de los numerosos túneles secretos que la horadaban. Era ahora una sombra macilenta de lo que antes fue, prematuramente envejecido, de pelo cano y con la espalda encorvada como si en realidad se tratase de un anciano y no de ese orgulloso Señor Elfo que años atrás se había plantado ante las Puertas de Angband. Solitario y perdido erraba por los bosques de Taur-un-Fuin hasta que extenuado por el esfuerzo, y con la llegada de la noche, se quedó dormido al pie de un gran árbol muerto. Y quiso el destino que fuese encontrado por Beleg Cúthalion, que seguía la pista de los Orcos que habían capturado a Túrin. Beleg se dio cuenta de que era un Elfo y lo despertó ofreciéndole lembas para que repusiese. Gwindor le contó su triste historia e informó al Arquero de que había visto a una compañía de Orcos que llevaban a un hombre de elevada estatura hacia el norte. Beleg le contó cuál era su misión y Gwindor trató de disuadirlo, mas finalmente Cúthalion convenció al hijo de Guilin para que le acompañara, y así lo hizo. Beleg y Gwindor se acercaron en silencio al campamento de los Orcos y el Arquero disparó en la oscuridad matando uno a uno a sus enemigos sin hacer ningún ruido. Tras esto se acercaron a Túrin y rompieron sus ligaduras y se lo llevaron hasta la maleza de espinos algo más arriba del campamento pues el cuerpo inconsciente de Túrin pesaba mucho y no podían arrastrarlo. Cuando Beleg se dispuso a cortar los grilletes de los pies de Túrin sobrevino la tragedia, porque sin querer le hirió en su pie y el hijo de Húrin, al recibir la herida, despertó de pronto y confundiéndole con un enemigo tomó a Anglachel, la espada de Beleg, y le dio muerte. Un relámpago iluminó la noche y Túrin vio la cara de Beleg, dándose cuenta de lo que había hecho. Tan terrible expresión tomaron las facciones del hombre que Gwindor se echó por tierra y no se atrevió a levantar la vista. Mientras, en el campamento de los Orcos, estalló un gran tumulto y Gwindor rogó a Túrin que huyera del lugar pues se encontraban en un grave peligro, mas Túrin se quedó inmóvil junto al cuerpo de Beleg. Al llegar la mañana Gwindor observó cómo los Orcos, que pensaron que su rehén había huido, se alejaban por las planicies de Anfauglith y llamó a Túrin para que le ayudara a dar sepultura al cuerpo de Beleg. Y así lo hicieron, construyendo una tumba en la que depositaron a Belthronding, el gran arco de tejo del Arquero, pero Gwindor tomó a Anglachel pensando que habría de ser usada contra los sirvientes de Morgoth; y recogió también las lembas para fortalecerse durante su viaje por las tierras salvajes.
Gwindor recobró el coraje y la fuerza, y tomando a Túrin abandonó Taur-un-Fuin y se lo llevó lejos. El año estaba menguando y el invierno se acercaba pero allí estaba el Señor Elfo de Nargothrond para guiar y cuidar de Túrin, y de este modo por fin llegaron a Eithel Ivrin, a las fuentes donde el Narog nacía, y allí Gwindor exortó a Túrin para que bebiera de sus aguas pues decía que allí actuaba aún el poder de Ulmo. Túrin bebió de las aguas y las lágrimas corrieron por sus ojos y se le quitó la locura que le atormentaba como si de una maldición se tratase. El hermano de Gelmir puso a Anglachel en manos de Túrin y le dijo que le acompañara a Nargothrond pues allí hayaría reposo y descanso.
En el año 490 de la Primera Edad Gwindor, acompañado por Túrin, llegó por fin a su antiguo hogar en el Reino Elfico y se dice que su pueblo no lo reconoció a causa de su aspecto demacrado. Pero Finduilas, hija del Rey Orodreth, lo reconoció y le dio la bienvenida. Se dice que Finduilas le había amado antes de la Nirnaeth Arnoediad y que muy grande fue el amor que la belleza de Finduilas despertó en su corazón, y la llamó Faelivrin (“la luz sobre los Estanques de Ivrin”), y gracias a la consideración que ostentaba Gwindor Túrin fue admitido en Nargothrond donde ocultó su verdadero nombre se llamó a sí mismo Agarwaen (“Manchado de Sangre”) y donde con el paso del tiempo se ganó la estima de Orodreth y su pueblo.
Pasaba el tiempo y el corazón de Finduilas se apartó de Gwindor y se abrió a Túrin, más el hijo de Húrin no se dio cuenta de lo que había sucedido. La hija de Orodreth se volvió lánguida y silenciosa porque sabía que Túrin no la amaba, y por ello Gwindor habló a Finduilas y le dijo que aún la amaba y la advirtió sobre Agarwaen diciéndole que no era conveniente que cruzaran sus caminos, para finalmente decirle que en realidad se trataba de Túrin, hijo de Húrin, y le habló de la oscura maldición que ensombrecía a su linaje. A causa de esta revelación se supo en Nargothrond quién era en realidad Agarwaen y Orodreth le rindió grandes honores a Túrin y se hizo poderoso y famoso entre todos los habitantes del reino. Mas Túrin habría de recriminarle a Gwindor que le hubiese delatado y desde ese momento su relación se deterioró notablemente.
Túrin impuso un nuevo estilo de combate en Nargothrond y los Elfos dejaron de ocultarse y acudieron a la batalla en campo abierto, y por consejo del hijo de Húrin construyeron un puente sobre el Narog y desde las Puertas de Finrod que permitiera un transporte más rápido de las armas. Gwindor hablaba siempre en contra de Túrin en el consejo del Rey, porque decía que conocía el poder de Angband y argumentaba que las pequeñas victorias no valían para nada ya que lo único que así iban a lograr era revelar dónde se encontraba el reino al Enemigo. Gwindor cayó en deshonra en el reino, y ya nadie hacía caso de sus palabras porque ahora tenía pocas fuerzas y ya no era hábil en el uso de las armas. La vida del Señor Elfo transcurrió apesadumbrada y triste durante todo este tiempo y creía que el culpable de sus males era el propio Túrin, pues pensaba que por él lo había perdido todo.
Con el tiempo las advertencias que Gwindor hizo se mostraron ciertas porque en el año 495 de ña Primera Edad Morgoth lanzó una gran ofensiva, y al frente de sus Orcos iba Glaurung el Urulóki. Los Elfos de Nargothrond, con Orodreth y Túrin a la cabeza, salieron al encuentro del siniestro ejército invasor y fueron rechazados hasta el campo de Tumhalad donde se libró una terrible batalla. En la Batalla de Tumhalad el ejército de Nargothrond fue arrasado y el Rey Orodreth fue muerto. Gwindor, que también había acudido a la batalla, fue herido de muerte y Túrin lo llevó fuera del combate y allí recibió las últimas palabras antes de morir. Gwindor le dijo que si bien seguía amándole se reprochaba haberle salvado de los Orcos, y por último le pidió que salvara de la muerte a su amada Finduilas, y tras decir esto murió.
Así terminaron los días de este noble entre los Eldar, que pasó de la gloria a la muerte amarga, pues tal fue el hado que para él habían decretado los Valar.
Fuentes: