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Portadas de Leandro para Elfenomeno
09 de Enero de 2005, a las 14:31 - Leandro Pascual
Relatos Tolkien - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]
4 de julio del
año 3018 de la Tercera Edad
Busca la espada quebrada
que está en Imladris
habrá concilios más fuertes
que los hechizos de Morgul.
Mostrarán una señal
de que el Destino está cerca,
el Daño de Isildur despertará,
y se presentará el Mediano.
- ¿Y los dos habéis tenido el mismo sueño? - preguntó Denethor.
- Sí, padre - contestó Boromir -. Mi hermano y tu hijo, Faramir, lo
ha soñado varias veces, e incluso yo lo soñé también hace unos días. Mas
no comprendemos bien sus palabras, y por eso recurrimos a tí. ¿Qué nombres
son esos que desconocemos y de los que nos habla esa extraña luz?
- Imladris... - murmuró Denethor - Sólo ésto os diré: Imladris es el nombre
que los elfos dan desde antaño a un lejano valle, muy al norte. Allí mora
Elrond Medio Elf, el mayor de todos los maestros del saber. Sólo ésto puedo
deciros, no preguntéis más.
Tras un corto silencio, Faramir exclamó:
- ¿No lo ves, hermano? Nuestra situación es desesperada, y este sueño
pretende advertirnos de algo. Debemos ir a Imladris, y escuchar los consejos
que allí se den. Debemos ver esa señal, el Daño de Isildur, pues el Destino
está cerca, efectivamente.
- ¿Y pensáis ir a Imladris vosotros dos, hijos míos? No lo consentiré. No
puedo permitir que mis dos herederos arriesguen su vida en una loca
empresa, de la que no sabemos nada, ni siquiera si es cierta.
- Entonces partiré yo solo, padre - dijo Boromir, sorprendiendo a ambos, y
había gran solemnidad en sus palabras -. Cierto es que no debemos dejar
ambos nuestra tierra, pero también sería necio ignorar esta señal. Aquí hay
poderes mucho más fuertes que los de nuestras espadas, padre.
Esas palabras parecieron inquietar a Denethor, quien miró nerviosamente hacia
la puerta de sus aposentos, donde guardaba su mayor secreto. Se volvió a su
hijo mayor.
- Está bien, está bien. Pero no me gusta, hijo. Es un largo viaje, lleno de
peligros y más aún en estos oscuros días. ¿No consentirás en que sea Faramir
y no tú, quien emprenda el viaje?
Faramir abrió la boca para replicar, pero Boromir ya había tomado su decisión.
- No, padre. Debo ser yo quien parta. Si hay un señor Elfo o Medio Elfo, querrá
tratar con el Senescal en persona, o en su defecto, con su heredero. Por otra
parte nuestros hombres siguen a Faramir con más agrado que a mí, pues lo
estiman más, y le obedecerán mejor. Su lugar está aquí, manteniendo a raya las
fuerzas de Mordor. Y mi lugar está al norte, dondequiera que esté ese valle de
Imladris.
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