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Portadas de Leandro para Elfenomeno
09 de Enero de 2005, a las 14:31 - Leandro Pascual
Relatos Tolkien - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]
8 de Abril del
año 3019 de la Tercera Edad
Para Sam, aquél fue el día más feliz de su vida. Jamás volvería a sentirse como aquella
tarde en los Campos del Cormallen. Después de todo lo que había vivido junto a su señor
Frodo, después de haber perdido toda la esperanza, se encontró con una recompensa mucho
más allá de todo lo que se hubiera atrevido a soñar. Recordaba entonces sus palabras al
pie del Monte del Destino. Palabras de júbilo, pues su amo había vuelto. Pero palabras
de consuelo, pues pocas esperanzas le quedaban de salir con vida de allí. Recordaba
haber hablado así para alejar el miedo hasta el final, el final que parecía estar muy
cerca: "Qué cuento hemos vivido, señor Frodo, ¿no le parece?"
Años más tarde, su mujer, Rosa Coto, le preguntaría cuál fue el día más feliz de su vida,
y Sam, sabiendo la respuesta, le mintió: "Por supuesto, el día de nuestra boda, Rosita. Y
el día que nació la pequeña Elanor. Y todos los días, cuando abro los ojos y te encuentro
a mi lado". Casi en la cima de la colina, rodeados de árboles, Rosa se abrazó a Sam y le
besó tierna pero apasionadamente. Sam sabía que ella sentía cierto temor a causa de las
grandes aventuras de Sam con Frodo, el Anillo y todo aquello que él había vivido. Ella
temía que Sam jamás podría alcanzar la felicidad después de todo aquello. Y Sam sabía todo
ésto, pero no sabía cómo explicarle que la felicidad de volver a casa y encontrarle a ella
era mucho más reconfortante que todas aquellas aventuras.
Hasta aquel instante, claro. En aquel momento, Sam vio claramente cómo decírselo, y no
dudó ni un instante. Desde aquel momento, Rosa Coto también fue totalmente feliz.
Y Sam nunca sintió ningún remordimiento por aquella mentirijilla. Recordaría que no era
del todo falso, pues efectivamente, todos los días junto a Rosa estuvieron llenos de
felicidad. Pero el día más feliz... el momento más feliz de la vida de Sam...
Un juglar de Gondor se adelantó, y arrodillándose, pidió permiso pra cantar.
- ¡Escuchad, señores y caballeros y hombres de valor sin tacha, reyes y príncipes, y
leal pueblo de Gondor; y Jinetes de Rohan, y vosotros, hijos de Elrond, y los Dúnedain del
Norte, y Elfo y Enano, y nobles corazones de la Comarca, y de todos los pueblos libres del
Oeste! Escuchad ahora mi canción. Porque he venido para cantar para vosotros la balada de
Frodo Nuevededos y el Anillo del Destino.
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