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Portadas de Leandro para Elfenomeno
09 de Enero de 2005, a las 14:31 - Leandro Pascual
Relatos Tolkien - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]
1 de Mayo del
año 3019 de la Tercera Edad
- Et Eärello Endorenna utúlien. Sinome maruvan ar Hildinyar tenn` Ambar-metta!
Faramir se sentía incómodo. Al recoger la corona flanqueado por los guardias, sabía que así
debía haber sido desde hacía miles de años, pero él no se sentía digno de aquel honor.
Hacía unos instantes, había solicitado al rey Elessar la licencia para renunciar a su
mandato, según marcaba una tradición que nunca había existido. Como Senescal de Gondor,
y dado que el padre de Aragorn no podría entregar la corona a su legítimo dueño, Faramir
solicitó el honor de cederle la corona de Eärnur.
Sin embargo, no podía detenerse. Todo el pueblo de Gondor, y los jinetes de Rohan, y otras
gentes de todas las tierras libres estaban observando, expectantes, aquella ceremonia que
no había podido celebrarse en toda la Tercera Edad. Y Faramir, que en un primer instante
se había sentido henchido de orgullo, no podía ahora sino sentirse desdichado. No por ceder
el reino, sino porque él no había sido el verdadero artífice de aquella victoria. Al llevar
la corona a Aragorn, durante una fracción de segundo, sus ojos se desviaron hacia una figura
vestida de blanco. Mithrandir. Gandalf el Blanco.
Una lágrima asomó a los ojos de Faramir. Una lágrima de dicha y gozo, pero también de
pesadumbre. Nadie más que Aragorn vio aquella lágrima. Pero el entendimiento de un Rey
amaneció de nuevo en aquella tierra, tal y como se había predicho. Así como la espada que
había sido rota, había de volver a la batalla, así la sabiduría de un Rey debía volver a
Gondor para inspirar a todo un pueblo. Aragorn tomó la corona de manos de Faramir y, ante
el asombro de casi todos, en lugar de ponerse la corona en la cabeza, se la devolvió a
Faramir, diciendo:
- Gracias a los esfuerzos y al valor de muchos entraré ahora en posesión de mi heredad. En
prueba de gratitud quisiera que fuese el Portador del Anillo quien me trajera la corona, y
Mithrandir quien me la pusiera, si lo desea: porque él ha sido el alma de todo cuanto
hemos realizado, y esta victoria es en verdad su victoria.
Entonces Frodo se adelantó y tomó la corona de manos de Faramir y se la llevó a Gandalf; y
mientras Aragorn se arrodillaba en el suelo y Gandalf le ponía en la cabeza la Corona Blanca,
Faramir dio dos pasos atrás, y volviendo el rostro, su mirada se encontró con la de su
amada, Eowyn. Sintióse entonces el más dichoso de todos los hombres. Más aún que todos los
reyes que había habido. Y al volverse y contemplar a Aragorn portando la corona, no pudiendo
contener su dicha, gritó:
- ¡He aquí el Rey!
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