Narración 21 (19 de Diciembre de 2007, a las 00:05)
Los días continuaban, algunos más lentos y tediosos que otros, pues el viaje era largo. Las lluvias no eran tan frecuentes como antes y el frío fue un poco más clemente con el grupo, aunque seguia siendo bastante duro. Al fin, un día, Ulbar miró en derredor como recordando y exclamó:
-No estamos lejos, compañeros. Estas tierras me resultan familiares, creo que ya estamos llegando.
Estas palabras animaron al grupo, que aumentó el ritmo un poco, como queriendo llegar antes. Tras varios días al fin divisaron Minas Anor a lo lejos, con la característica Torre Blanca como una púa de marfil pareciendo sobresalir de la ciudad.
-Al fin… -resopla Ibaldoin.
Aunque todavía les separaban unas millas de la ciudad, las recorrieron sin apresurarse, mientras comentaban que debían pedir audiencia ante el rey lo antes posible por la gravedad y urgencia de la noticia.
-…sí, pero debo mostraros algo esencial de la ciudad, como las tabernas, la calidad de su cerveza… -decía Ulbar pareciendo relamerse cada vez que mencionaba la palabra “cerveza”, con lo que todos reían al ver el énfasis de sus palabras.
-Deja ya de ponernos la miel en los labios, aunque espero que no hagamos otro espectáculo de demolición como en Mithlond –reía Aravir.
Al atardecer llegaron finalmente ante las puertas de la ciudad, por las que entraban y salían comerciantes, bajo la más bien despreocupada mirada de los soldados de Gondor, cuyos rostros se volvieron curioso al ver al grupo, que cruzaba en esos momentos la puerta de la ciudad. A pesar de formar un grupo bastante pintoresco debido a la variedad de razas que lo componían, los soldados no les detuvieron, y Ulbar les condujo a través de la ciudad, y dejaron a los caballos en los establos. Tras esto siguieron subiendo por la ciudad, bajo la mirada curiosa de soldados y transeúntes. Por fin llegaron al último nivel donde anunciaron a los guardianes que traían graves y urgentes noticias desde Fornost, y uno de los soldados con rostro ahora serio se marchó con un asentimiento de cabeza. A los minutos volvió diciendo:
-El rey os espera.
P.D: Si lo veis precipitado lo entiendo, pero al menos yo sí tenía ganas de llegar de una vez . Un saludo.
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