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LIBROS
Articulo (18 de Agosto de 2002, a las 07:32)
TOLKIEN, EL TROVADOR DE OXFORD
Tres anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo.
Siete para los Señores Enanos en casas de piedra.
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir.
Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro,
en la Tierra de Mordor donde se extienden las sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas,
en la Tierra de Mordor donde se extienden las sombras.
Con este poema da inicio EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, la opus mágnum de J.R.R TOLKIEN. Tolkien compuso este poema mientras se estaba bañando.”...recuerdo —dice— que cuando llegué a la última línea, di un puntapié a la esponja y la eché fuera de la bañera y lo comprendí todo y salí de un salto...”
En cuanto al relato en sí refiriéndose al Señor de los Anillos, Tolkien dijo: “...quiero que la gente se meta sencillamente dentro de la historia y la tome como historia auténtica...” Quería que sus lectores dejaran voluntariamente su incredulidad en suspenso y aceptaran la fantasia como parte del mundo real.
Para componer su larguísima saga, Tolkien no tuvo inconveniente en recurrir a su experiencia y a sus enormes conocimientos “...la mayor parte de la gente —decía— ha cometido el error de creer que Tierra Media es otra clase de mundo o planeta o algo de ciencia–ficción o cosa por el estilo, pero es simplemente una palabra anticuada para este mismo mundo en que vivimos, tal como lo imaginamos y rodeado por un océano... en una fase de la imaginación distinta...”
Según Lin Carter, en su libro Una mirada por detrás de El Señor de los Anillos, Tolkien buscó inspiración tanto en EL ELDER EDDA como en el ciclo artúrico y el mito del santo grial, asi como en LA MORTE D´ARTUR de Sir Thomas Malory y todos los mitos que se remontan a la epoca celta. EL ELDER EDDA es la fuente original, el manantial de la mitología noruega. Todo mito nórdico de la mitología moderna, en cada uno de sus versos y formas desde L. Sprague de Camps... hasta Ricardo Wagner y su ciclo de óperas del anillo de los nibelungos, tienen su origen en esta obra.
Carter que era director de literatura fantástica de Ballantine, cuando esa editorial publicó por primera vez los libros de Tolkien, señala cierto número de paralelismos entre Wagner y Tolkien: Un dragón que guarda un tesoro (tesssoro), un anillo que da poder y encierra una maldición, una espada que vuelve a quedar entera; la lucha de dos seres por un anillo que pervierte y acarrea corrupción a todo el que lo posee. También Carter señala que muchos de los nombres de los personajes se pueden encontrar en EL EDDA MAYOR, Mirkwood, tomado del rey Heindrek el sabio, Orco tanto del PARAÍSO PERDIDO, como del BEOWULF, y Frodo (frode) de la saga de Halfdar y la gesta Danorum.
Otro gran numero de experiencias personales y de bromas íntimas fueron también a engrosar la trilogía: por ejemplo cuando explica la invención de los ENTS, fue debido a que su hijo Michael le pidió a su padre que se pusieran en la historia. A este respecto dice Michael Tolkien “...yo heredé de mi padre un amor casi obsesivo, (diría elfico) por los árboles. Cuando era pequeño presencié la tala de árboles para alimentar un motor de combustión interna. A mi eso me parecía un crimen vergonzoso contra unos seres vivos y con unos fines muy despreciables. Mi padre escuchó con toda seriedad mis airadas protestas y cuando le pedí que hiciera un cuento en el que los árboles se vengaran con rabia de los amantes de las máquinas, me dijo: ‘ya te escribire uno’”. A propósito de los arboles y de el personaje de BARBOL y Los ENTS. Tolkien dijo en una entrevista: “yo sabía que en un momento u otro iba a haber algo de jaleo con unas criaturas que son como arboles”. Tolkien era desde luego un ecologista y amaba la campiña rural, los viejos molinos, los puentes de piedra y detestaba la guerra mucho antes de que estas actitudes se pusieran de “moda”.
Otro personaje, TOM BOMBADIL vió su origen en un muñeco de madera articulable que era el favorito de su hija Priscilla. Los Hobbits con sus pies peludos y sin zapatos tienen su origen en su amigo norteamericano Allen Barnett, un campesino de Kentucky compañero del Exeter College y a quien Tolkien le gustaba oirle hablar de los niños campesinos, de los nombres que usaban allí; de su desprecio por el calzado y de su insaciable afan de robar tabaco de los barriles en que se curaba.
Tolkien también empleó puntos de referencia técnicos de nuestro mundo para aplicarlos a la Tierra Media. Por ejemplo los ciclos de la luna en El Señor de los Anillos están sacados del calendario de 1942. Para los viajes o los grandes recorridos de sus personajes empleó un manual de ordenanzas del ejercito Británico, para saber con seguridad lo que podrían andar los soldados en una marcha forzada.
Se dice tambien que las arañas de Mirkwood y Shelob salieron de sus experiencias traumaticas que de niño tuvo con una tarántula, y es muy probable que la figura de Eowyn, la virgen guerrera, fuera una deferencia al interés que su hija de diez años, Priscilla, sentía por la novela rosa y el bello sexo.
Así, para Tolkien, el recién empezado manuscrito fue casi la misma aventura misteriosa que habría de ser mas tarde para sus lectores. No tenia idea de lo que iba a ocurrir, salvo que al final el anillo tenía que ser destruido. Al principio intentó bosquejar un plan, pero “...todas las cosas que escribí por adelantado para que me sirvieran de guía, resultaban inútiles cuando llegaba allí...”
Tolkien empezó a leer a sus amigos los INKLINGS su nueva obra hacia 1937 y continuó haciendolo por los siguientes once años, hasta que el primer borrador estuvo terminado. De hecho, Tolkien leía trozos, o partes de capítulos en todas las reuniones a las que asistía. Algunos de los INKLINGS dejaban escapar gemidos en cuanto veían a Tolkien sacar del bolsillo un trozo de su obra, porque al ser tan larga resultaba difícil apreciar la continuidad de su genio a travez de los años. Llegó a ser costumbre el que Tolkien anduviera con trozos de su obra en pedazos de papel arrugados dentro de sus bolsillos.
El profesor
Tolkien a sus treinta y tres años más parecía un actor de moda o un joven político en auge que un profesor de Oxford: alto, fuerte, rubio y siempre bien vestido, Tolk, como lo llamaban, resultaba simpático a sus estudiantes. Su actitud era más la de un hombre de buen humor que la de un académico distante. Era capaz de convertir la clase en el salón de un castillo medieval en la que el era el bardo y los estudiantes sus invitados. Según David Adercrombie, “...entre lo bien parecido que era, su elegancia, su ingenio, y el encanto que tenía, resultaba un personaje muy singular para sus alumnos.”
Edith, su mujer, era una auténtica belleza; al verla nadie habría podido creer que tenía ya tres hijos. Se decía que era un poco aristocratica y distante. Correcta podría ser un calificativo más exacto, puesto que supo adaptarse a las reglas de conducta que se suponía debía seguir la mujer de un joven “Don”: agradable, discreta, callada, encantadora, inteligente y culta. Los dos eran una pareja simpática, pero fueron haciéndose cada vez más inaccesibles, salvo para sus amigos mas íntimos y estudiantes privilegiados. Tolkien era muy aficionado al deporte, y la hora de comer era para el un rito muy divertido. Solía comer en grandes cantidades, acompañado de cerveza, contando chistes y dando chupadas a su pipa. Con frecuencia, Tolkien invitaba a los estudiantes a su casa, donde tenían la ocasión de verle trabajar sentado en un sillón junto a la chimenea, frente a su vieja maquina “Remington”; y en medio de papeles y libros bien ordenados sobre una bandeja que tenía apoyada en las rodillas. “...yo soy un hobbit en casi todo menos en el tamaño...” —decía a menudo.
Sin embargo, para 1925 el Oxford de Tolkien era muy distinto de el de 1911 al 1921, la rápida industrialización, los transtornos sociales y la inseguridad económica eran galopantes. Desaparecían los bosques, los campos se transformaban en pueblos y los pueblos en suburbios; y estos terminaban siendo absorbidos por las ciudades. Lo mismo que en otro tiempo habían sido talados los grandes bosques de roble para construir los veleros británicos, el campo inglés se veía ahora limitado, dividido y cruzado por carreteras. Llegaba la industria y aumentaba la población. Día a día el campo y las tierras de labor se encogian más. A Tolkien estos cambios lo aterraban y le preocupaban mas que los problemas políticos del momento. Su respuesta a estos cambios fue apartarse cada vez mas del mundo exterior y recluirse en si mismo.
El mundo que Tolkien había amado tanto de niño y de joven se desvanecía rapidamente, y su desaparición le afectaba mucho. El país y la gente estaban cambiando dejando atras a personas como Tolkien, que se volvían hacia el pasado en busca de luz e inspiración.
Tolkien volvió a Oxford en medio de toda esa confusion y cambios afectado profundamente. Según el profesor Roger Sale, “...Tolkien se apartó del mundo moderno más que cualquier otro creador del mito de la unidad perdida. En sus declaraciones más dogmáticas Tolkien hablaba siempre como si solo los locos y los tontos pudieran contemplar sin horror el siglo XX...” A partir de entonces el escritor solo se entrega a su trabajo, familia, y amigos intimos, evitando el reconocimiento internacional, y negándose rotundamente a la idea de aceptar, como los demas académicos, los premios y el ansia de publicar.
Transfondo y vigencia de El Señor de los Anillos
Mucho se ha especulado sobre un posible mensaje o significado oculto en El Señor de los Anillos. El mismo Tolkien era enfático en que su trabajo no era ni “topico ni alegórico”. Muchos críticos están de acuerdo en que las repetidas negaciones de Tolkien no pueden considerarse absolutas. También el supuesto maniqueísmo en la obra de Tolkien ha sido una de las constantes aludidas por la crítica, y podría ser una acusación grave sobre todo si olvidamos que Tolkien era católico. La bipolaridad de fuerzas, reinos, y principios no significa necesariamente maniqueísmo, sino el sistema bipolar de fuerzas morales en pugna que la novela pone en escena. El Señor de los Anillos es monoteísta, no hay lugar para el maniqueísmo. La supremacía de la divinidad única —representada por la luz— sobre las fuerzas de las tinieblas, jamás se pone en discusión. Es precisamente en Lothlorien en donde queda sanjada la cuestión, cuando el elfo Haldir, desde lo alto de un árbol le muestra a Frodo el paisaje y le dice: “...desde esta elevación puedes ver los poderes en oposición, luchando siempre con el pensamiento; pero aunque la luz traspasa de lado a lado el corazón de las tinieblas, el secreto de la luz misma aún no ha sido descubierto...”
Es en base a este principio lógico que se construye la tesis de Tolkien. Sin embargo el autor va más lejos y se convierte en (una voz contemporánea del pasado) que consciente o inconscientemente nos alerta, primero: del peligro que implica fundamentar una civilización sobre teclas, circuitos y poleas. Segundo: de la falacia de la dualidad que nos induce a creer, que tanto poder tiene el mal como el bien. Situación que mantiene inmersa la cultura occidental en un mar de ambigüedades. Y finalmente nos hace un llamado a la solidaridad (bien entendida), recordemos que en El Señor de los Anillos, las diferentes razas de Tierra Media se convocan en una alianza común, contra un mal comun. Éstas, sin embargo, nunca pierden su identidad, ni los diferentes roles jerárquicos que juegan en el drama. Al final de la contienda todos retornan a sus diferentes países y costumbres. Y esto es asi ya que precisamente la guerra es contra la Torre Oscura de Mordor, cuyos designios son confundir para luego uniformar el mapa global de Tierra Media, esclavizando a sus habitantes a una voluntad única; bajo la égida de un poder central...
Uno podría ver también en la obra de este autor, una elegía personal a otro modo de ser nacional, a otro código de conducta, a otras leyes, otra lengua, otra poesía. Si bien Tolkien lamentaba el cambio de los tiempos que se avecinan y el eventual colapso de occidente, su mensaje más vital es transmitido por encima de las burlas y el menosprecio por parte de ciertos sectores oscuros de la sociedad; un mensaje de bondad, ilusión y belleza proveniente del mundo de la fantasía.
Autor: Malagant (Defago), con el apoyo del Blanco.
deimion-legolas
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