El Señor de los Cuchillos

2. LA SOMBRA DEL PASADO

Los rumores corrían descontrolados por Hobbiton. La gente se pasaba el día inventando absurdas historias que podrían explicar la desaparición de Bilbo. Una de ellas, la más generalizada, era que Bilbo se había vuelto a reunir con la mafia, esta vez para siempre. También había algún rumor sobre un supuesto amante de Bilbo en el extranjero, pero la mayoría desechaban esa posibilidad pensando que Bilbo era demasiado feo como para gustarle a alguien.
También la gente hablaba por aquellos días de Frodo. Pensaban que pronto acabaría siendo tan retrasado y estúpido como Bilbo, porque llevaba el mismo estilo de vida que él: comida sana, ejercicio, paseos por el campo... ¡Eso no es bueno para un hobbit! ¡Los hobbits deben pasarse el día bebiendo y viendo la televisión! Frodo acabaría muy mal, opinaba la mayoría. Además, era por todos sabido que era visitado muy frecuentemente por tres hobbits: Sam Gamyi, que tenía enfrentamientos muy a menudo con el señor Coto, que alegaba que por su culpa su hija estaba deprimida, Pippin Tuk, que desde la fiesta no le dirigía la palabra a Merry, y el mismo Merry Brandigamo, que intentaba a cada momento explicarle lo ocurrido a Pippin. Todo esto generó bastantes rumores más, no sé qué sobre un cuarteto.
Por otra parte, había rumores de cosas extrañas que ocurrían en el mundo exterior, y como Gandalf no había vuelto a aparecer desde aquel día, del que hacía ya bastante tiempo, no se sabía bien lo que pasaba. Decían que los elfos cruzaban los bosques hacia el oeste, de noche; pasaban y no volvían; meneaban tristemente la cabeza y se iban cantando los últimos éxitos de sus cantantes de música pop preferidos. Había muchísimos enanos vagando por los caminos. La primera idea de Frodo fue que iban con la esperanza de que Gandalf los encontrara para poder repetir la historia de Bilbo, pero algunos hablaban en voz baja del Enemigo, del Gobierno estadounidense y de la Tierra de Mordor. Se decía que la Torre Oscura había sido remodelada con nuevos y prácticos accesorios. Desde allí se extendía el poder; los orcos se reproducían sin parar en las montañas; los trolls estaban por todas partes, ya no eran tontos, sino que habían desarrollado unos amplios conocimientos de física, química y matemáticas, y traían poderosas armas.

Una noche, Frodo llegó a su casa después de haber estado emborrachándose con sus amigos en uno de los tugurios que solían frecuentar. Había rechazado la amable invitación de Sam de acompañarlo a su casa, ya que lo veía cada vez más nervioso y temía que intentase hacerle algo, y se dirigió a la puerta. Descubrió con sorpresa que ya estaba abierta.
-¿Hola?-preguntó con voz temblorosa-. ¿Hay alguien? ¡Si hay alguien, está usted allanando mi morada!
Avanzó por la casa a oscuras, hasta que... ¡una mano le cogió por la espalda!
-¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHHH!!!! ¡¡¡SOCORRO!!! ¡¡UN VIOLADOR!!
-¡¡¡FRODO, QUE SOY YO, CÁLMATE!!!
Frodo se giró y vio al mismísimo Gandalf el Gris que lo miraba. Se quedó perplejo unos instantes, y enseguida cogió al mago por el cuello y empezó a estrangularlo.
-¡¡¡Maldito animal, desapareces durante meses, no se nada de ti y reapareces así!!! ¡¡¡¡¡Casi me da un ataqueeeee!!!!!
-¡¡¡C-cálmate Frodo, pod...emos solucionar esto como per...so...naaaaas!!!-farfulló Gandalf, intentando zafarse de las manos de Frodo.
Finalmente Frodo lo soltó, pero aún con una expresión de ira en su rostro.
-Bien... ¿¡Qué demonios quieres!?
-Pues... ¡ah, sí, es verdad! ¿El Cuchillo está a salvo? ¿Está en lugar seguro?
-Eh, sí, pero ¿para qué lo quieres?
-¡Dámelo, corre!
Frodo sacó el Cuchillo del rincón bajo la cama en el que lo había tirado y se lo entregó a Gandalf. Éste lo cogió, lo miró y lo tiró al fuego.
-¡AAAAAHHH! ¡GANDALF, ¿QUÉ HACES?!
Gandalf lo sacó del fuego con las tenazas y se lo entregó a Frodo.
-Extiende la mano, Frodo.
Frodo lo miró con cara de "Vas listo, estás loco".
-Está frío.
Frodo dudó un momento, pero finalmente extendió la mano. Gandalf dejó caer el Cuchillo sobre ella y... Frodo se quemó.
-¡AAAAAAHHHHHH! ¡Mentiroso!
-¡¡Ja ja ja ja, todos pican!! Bueno, ¿ves algo?
-No... Espera, sí... Ah, no, no... ¿O sí?
-¡DECÍDETE!
-Sí... Hay unas finas marcas escritas en su hoja... Parecen letras... Pero no puedo leerlas.
-Pocos pueden-anunció Gandalf con voz sombría.
-¿Tú sí?-preguntó Frodo con admiración.
-No, yo tampoco, pero me dijeron lo que ponía. "Un Cuchillo para cortarlos a todos. Un Cuchillo para descuartizarlos, un Cuchillo para matarlos a todos y atarlos en las tinieblas".
-Wow, qué fúnebre.
-Sí, ¿verdad? Bueno Frodo, pues ese es el Cuchillo Único de Sauron.
-¿Cuchillo Único? ¿Es que te has vuelto loco?
-No, Frodo, no estoy loco-replicó Gandalf, mosqueado-. Este Cuchillo lo creó Sauron para poder gobernar toda la Tierra Media. ¿Quieres oír la historia?
-Pues no, realmente...
-Bien. Verás, hace muchos años a Sauron se le ocurrió que podría gobernar la Tierra Media si se lo proponía. En un arrebato de autoestima creó este Cuchillo, en el que descargó toda su maldad, su ira y su lujuria. Empezó a conquistar todos los pueblos libres de la Tierra Media, hasta que los elfos se mosquearon de mala manera y, junto a unos hombres que pudieron enredar, lucharon contra el ejército de Sauron en Mordor. Cuando parecía que los elfos ganarían, apareció Sauron con su Cuchillo y empezó a meter cuchilladas por doquier. Una alcanzó a Elendil, que como es natural, la palmó. Su hijo Isildur, furioso por no poder ya robarle la pensión a su padre, cortó la mano en que Sauron llevaba el Cuchillo con su espada rota. Así, devolvió la paz a la Tierra Media, pero cuando tuvo que tirar el Cuchillo al Monte del Destino, decidió quedárselo. De vuelta a su casa unos orcos se lo cargaron, y el Cuchillo cayó al río, donde lo encontró Gollum. Gollum lo conservó durante años en las Montañas Nubladas, pero un día llegó tu tío y se lo quedó. De esta forma, Frodo... ¿Frodo? ¡Frodo!-sacudió a Frodo, quien se había quedado dormido.
-¿Eh? ¿Qué? ¡Ah, Gandalf! ¿Ya has acabado con ese cuento? Es aburridísimo, ¿has conseguido que alguien lo escuche hasta el final?
-Escucha Frodo, es importante que lleves el Cuchillo al Monte del Destino, en Mordor, y lo destruyas...
-¿Y por qué yo?
-Pues porque... Porque... ¡Porque lo digo yo! ¡Y se acabaron las tonterías, ahora mismo vas a partir!
-Vale, vale, pero ¿adónde voy?
-Ve a Bree, al prostíbulo del Poney Pisador. Yo te estaré esperando allí, ahora tengo cosas que hacer.
-¿Si? ¿Como cuales?
-Como ir a jugar a las cartas con mi amigo Saruman. ¡Venga, deprisa, haz el equipaje!
Frodo hizo su equipaje, se vistió con la ropa más hortera que encontró, y cuando estaba a punto de salir, Gandalf se le quedó mirando.
-Mi querido Frodo, los hobbits son criaturas exasperantes. Puedes aprender todo sobre su vocabulario en semanas, pero siempre te seguirán sorprendiendo con nuevos insultos.
-Gandalf, creo que no te has aprendido muy bien esta parte del guión...
Entonces oyeron el sonido de unos arbustos que se movían en el jardín. Frodo se agachó como buen cobarde, y Gandalf se dirigió hacia la ventana, sacó una mano fuera y atrapó algo que tiró sobre la mesa.
-¡Oh, mira, he cazado un conejo!
-No, Gandalf, es Sam...
En efecto, Gandalf miró a lo que casi había desnucado contra la mesa, y se trataba de Sam Gamyi.
-¡¡¡QUÉ DEMONIOS HACÍAS TÚ AHÍ, IMBÉCIL!!!
-¡¡¡Por favor, no me mate, le diré todo lo que sé, pero no me mate!!!
-¿¡¡Qué hacías tú ahí!!?
-Pues... Yo estaba espiando al señor Frodo, como todas las noch... ¡NO! Yo estaba... Estaba... ¡Cortando el césped, sí, eso es, cortando el césped!
-Ya veo... ¿Y qué has oído?
-¡Que el señor Frodo se va! ¡Y yo no dejaré que el señor Frodo se vaya a ninguna parte sin mí!
-Mmmmm... Interesante... Muy bien, Gamyi, irás con el señor Frodo.
-¿Yo? ¿Yo viajaré con el señor Frodo? ¡¡¡SÍ!!! E-es decir... Oh, bueno, si no queda otro remedio...
-Ya, ya... Bueno, pues ve a tu casa, coge tus cosas y ¡¡¡LARGAOS DE UNA VEZ!!!
-¡Enseguida, señor!
Sam saltó por la ventana otra vez (no le gustaban mucho las puertas) y se dirigió a su casa. Por el camino fue atacado por unos perros salvajes, perseguido por un granjero loco y acosado por una señorita borracha. Cuando finalmente llegó a su casa arrastrándose (y eso que vivía al lado de Bolsón Cerrado), tuvo que deshacerse de su viejo padre enfermo a patadas, ya que le molestaba en la difícil tarea de meter cuatro cacharros dentro de una bolsa. Cuando salió de su casa dejando a su padre tirado por el suelo, decidió ir a buscar también a Pippin (Merry había ido a comprarse una casita en Cricava para estar un tiempo alejado de Pippin y que a este se le pasara el enfado). Así que fue a su casa, y se lo propuso.
Pippin estuvo a punto de cerrarle la puerta en las narices, pero ante la idea de alejarse de su angustiosa familia y de Merry por un tiempo (podemos observar que las relaciones fraternales entre los hobbits eran muy... especiales), se lo pensó mejor y decidió ir.
La expresión de Frodo cuando se encontró con que Sam había decidido llevarse al pesado gay de su primo fue como para hacerle una foto. Así, el alegre grupo salió rumbo a Bree.