El último fulgor de Narya

02 de Febrero de 2005, a las 21:51 - Arwen__Undómiel
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2º Capítulo: Adiós Senescal

Los primero rayos del Sol, bañaban con premura y delicadeza la tierra de los Señores de los caballos acariciándola con cariño y amor, de la misma manera que una madre mima y calma el llanto de un niño tras hacerse una herida… pues de esta manera es en la que se encontraba Rohan: “herida”; tras devastaciones en sus campos, en su gente, en sus casas…
 La guerra fieros daños les había hecho; más hoy acabado todo mal, vuelve a levantarse y a entonarse y su gente, poco a poco retornan a sus casas y comienzan a levantar sus aldeas nuevamente y con pesar y aún oyéndose el plañir de muchas mujeres; comienzan a rehacer sus vidas, justo donde las dejaron.
Y así , los rayos del sol prosiguieron su cálido caminar hasta llegar a Fangorn, donde Bárbol canta, aún soñando despierto, que algún día encuentre a sus amadas Ents-mujeres a quienes apenas recuerda, pero no olvida. Sus citas son dulces y embriagadoras y os puedo decir amigos míos, que fué buen trabajo el que hicieron los Elfos al enseñarles hablar, pues no creo que en toda Arda se puedan escuchar más bello canto.
Y de esta manera, finalmente llegó cubriendo de oro el brillo del Sol, el palacio de Edoras, firme y majestuoso, ondeando su bandera a media hasta por la dolencia del rey caído y como cada amanecer, la hermosa Eowyn daba la bienvenida al amanecer con sus largas trenzas bailando a la par de la brisa.
Observaba callada. Se despedía de todo aquel paisaje, que sabía que muy pronto debería abandonar; sin embargo, sonrió pues, sabía que siempre que lo deseara podría venir a visitar a la tierra que la había visto nacer y seguramente la vería más hermosa de la que lo había conocido, pues, desde que nació, sus ojos se habían acostumbrado a ver la muerte y el horror.
Poca vida había podido experimentar, pues siempre fue sangre, fuego y humo lo que sus sentidos palparon, pero ahora que ella , había aprendido a amar todo aquello que crece, el tiempo que le quedara de vivir allí antes de unirse a su Señor Faramir, lo dedicaría a sanar a su pueblo, en todo lo necesario.
Absorta en sus pensamientos y emociones, no se percató de la presencia de unas manos que la tomaba en sus hombros y la estrechaba.
Lentamente Eowyn se volvió y observó que era su hermano Éomer cuya belleza y porte eran tanto ó igual al de su hermana.
Vestía con una armadura roja oscura toda ella adornada encima de una flamante cota de mithril y en sus pies lucía unas maravillosas botas de oscuro color de piel, dignas de un rey y para engalanar aún más su figura, vestía una larga capa de terciopelo verde que caía un poco más debajo de las corvas. Sus dorados cabellos, se hallaban casi plenamente sueltos, tan sólo recogido en una elegante trenza trigal, que permitían no dificultar su visibilidad:
_ ¿Qué haces aquí tan de mañana?, ¿qué observas hermana mía?-
_ El amanecer … como cada día solía hacer … y bueno , me despedía de mi pueblo y pensaba que, muy pronto volveremos a conocer a Rohan tal y como nuestros antepasados la conocieron, ya que terminada toda esta guerra y todo este mal, sólo la vida há de florecer.-
_ Sí, eso parece… ¿sabes? , cuando me hallé frente a las Puertas de Mordor, yo también me despedí de esta tierra y me acordé de todo nuestro pueblo, de nuestra historia y hubo momentos en que mis ojos se enturbiaron y cuando aquel indigno ser mostraba la cota de mithril del mediano, ví el final de todo y aunque ante nadie  mostré signos de flaqueza, he de confesarte que mi corazón se oscureció, pero Aragorn habló y las tinieblas se deshicieron y el miedo marchó y nació en mí una gran esperanza y pensé en nuestra tierra otra vez, pero no me despedía de ella, sólo pensaba que iba a volver victorioso, para llenarla de Paz y bienestar y aquí estoy para cumplir mi deseo o mejor dicho nuestro deseo.- y su mente se perdió en el horizonte.-

Y de esta manera, sonrió abrazando aún más a su hermana Eowyn, mientras el sol se enredaba en sus dorados cabellos que danzaban a la par del viento.
Horas después del amanecer, eran ensillados el corcel de Éomer junto a unos de sus éoreds para viajar hasta Gondor para recoger el cuerpo de Theoden y retornarlo a la Marca y aunque había sido predispuesto de que la Dama Blanca de Edoras viajara también, a petición de esta misma, decidió quedar en Edoras para ayudar a la rehabilitación del país y mandó recado a su hermano para que transmitiera a Faramir y al recién nombrado rey de los Hombres.
Éomer montó en su caballo e inclinándose hacía su hermana que se despedía de él le habló:

_En breves días estaré de vuelta, preparad aquí los preparativos del funeral de nuestro amado tío y también de tu  boda, porque cuando yo vuelva, vendrá conmigo Faramir y os desposareis, hasta entonces, te dejo en tus manos el mando de Rohan.-

_Partid tranquilos, yo me haré cargo… y hacerle llegar mi mensaje, no os olvidéis de entregarle mi carta a mi Señor Capitán.- sonrió como nunca lo hubiese hecho antes.-

_Descuida, no lo olvidaré. Maravilloso amor el tuyo, que te llena de vida e irradias felicidad, estás pletórica hermana. El amor os há sentado bien y yo no podría sentirme más feliz del saber que tú lo eres también.- Sonrió al acabar.-

_ He conocido varios amores y este sin duda es el verdadero y más hermoso de todos, algún día tú también lo conocerás.-

_ ¡Jajajajajajajajaja!, no creo que exista en toda Arda, mujer que pueda a mí Señor de guerras y caballos, atarme ni hacerme perder la cabeza. El amor no se ha hecho para mí o yo no estoy hecho para recibirlo. Bueno, no quiero demorarme más, parto ya.-

Besó la frente de su hermana y la observó con ternura y espoleando su caballo, dió la orden de partida, portando en su mano, la bandera de Rohan, que orgullosa, ondeaba bajo el cielo azul de verano de camino a las Tierras de Gondor, en búsqueda de aquel noble y bondadoso anciano que dió su vida por su pueblo.
Mientras, en Gondor, varios días pasaron desde la unión y coronación del Rey y todo el reino se hallaba en pleno movimiento; tanto y de tal manera que pocas veces fueron los momentos de soledad e intimidad que Lalaith pudiera compartir con Faramir.
Así pues, aprovechaba las largas horas en pasear bajo el sol junto a Legolas y ambos platicaban de como podrían mejorar la ciudad de Minas Tirith y a ellos se les unía Gimli y también los medianos ; y Sam se quedaba maravillado al observar la elegancia de Lalaith y su corazón se henchía de gozo al verla reír.
Y muchas tardes, solía andar con Gandalf; pues aunque este aún nada le había dicho, ella predecía que poco tiempo era lo que les quedaban por compartir juntos, pues bien sabía que la tarea de Gandalf ya había sido cumplida.
Llena de ilusión y felicidad, cantaba y hablaba y en sus privadas conversaciones así se lo hacía saber a Gandalf; quien conocido como “Cuervo de la Tempestad”, se veía incapaz de hacerle bajar de sus sueños, unos sueños que jamás llegarían a cumplirse.
Y la mirada de Mithrandir era lánguida y triste; y a veces tomaba la mano de su ahijada y le repetía: “Hay veces que la vida nos prepara sorpresas y un destino muy diferente al que deseamos y al que creemos que vamos a tener”. Es por ello que hay que estar preparado y aceptarlo y superarlo con valentía. Esto es algo que nunca debes olvidar.”
Lalaith, no comprendía los motivos y razones por los cuales Gandalf cada atardecer que se veían a solas le recordaba esto último, pero como amaba; no le decía nada y sólo asentía y besaba sus manos con cariño.
Y se aproximaba el día en que Éomer llegaría a Minas Tirith y Faramir creyendo que Eowyn volvería con su hermano, no cabía dentro de sí y entonces recordó, que aún no había compartido la alegría con su querida elfa y el día anterior a la llegada del Rey de la Marca, quedó con ella en el manantial donde muchas veces Arwen a veces en compañía de Aragorn y otras de Galadriel cantaban mientras el árbol florecía.
Y Lalaith, creyó que había llegado el momento de dar la respuesta ansiada y que por fin, ambos se unirían para siempre, y es por ello que para tal ocasión, dejó sus prendas de batalla a un lado y embelleció su cuerpo con un vestido de gasas vaporosas, de un tono amarillo claro con sus hombros descubiertos, adornado por pequeñas flores de colores púrpuras y anaranjados, las mismas, que adornaban sus cabellos finamente recogidos.
Y fue a esperarle poco antes de caer el sol, al manantial y no había transcurrido mucho tiempo cuando lo vió aparecer.
Le resultaba un poco extraño, verlo vestido con las prendas típicas de senescal, tan de oscuro y elegante; quizás porque siempre había estado acostumbrada a verlo de soldado y capitán, sin embargo aquellas prendas le daban una imagen noble, podría decirse que incluso de rey.
La sonrisa que Faramir mostraba, no la recordaba desde que este era un tierno infante y en la memoria le vino el recuerdo de aquella mañana en que por primera vez junto a Gandalf  entró por Minas Tirith y conociera a Faramir.
No era más que un niño de unos 6 años y medio, con una mirada triste; pero despierta y viva a su vez.
Recordó, como este al ver al mago llegar , se encontraba cogido de la mano de su nodriza, quien en la otra mano llevaba a Boromir , cuya mirada era más fría y desconfiada y sin mucho vacilar, se soltó de las manos que lo sujetaban y corrió a las faldas de Mithrandir, abrazándolo con fuerza sin dejarlo andar:

_ ¡¡Gandalf, Gandalf!! , ¡habéis venido! , ¡Os he echado mucho de menos! ¿Por qué os vais y me dejáis sólo? ¡Yo no quiero que te vayas de mi lado!, ¡yo quiero que estés conmigo!- y con sus manitas apretaba las ropas de éste.-

_Pequeño Faramir.- dijo Gandalf con una dulce sonrisa.- Si seguís así poco tiempo podré estar contigo, porque me haréis caer, romper algunos de mis huesos y tener que ingresar en las Salas de Curación y entonces no podré mostraros todo cuanto os gusta ¡jejeje!- y acarició el cabello revuelto de Faramir.-

Entonces, levantó la vista y vió a Boromir, que le observaba gravemente. Detenidamente le miró a los ojos y vió como éste como desafiante, le aguantaba la mirada, aún así, Gandalf sonrió y le llamó:

_ Veo que eres la viva imagen de tu padre Boromir. Orgulloso y desconfiado. Venid y acercaros y saludar a este pobre anciano.- y lo llamó con su mano.-

Boromir se acercó y cortésmente lo saludó y separó a Faramir de este, el cual protestó por ello:

_ Faramir, sabes que a papá no le gusta que hagas esas cosas. Sabes que te riñe y castiga, suerte has tenido que no te haya visto y….- cuando Boromir fue interrumpido por un grito estrepitoso de su hermano.-

_ ¡¡¡Una elfa!!!¡Es una elfa Gandalf! ¿Es Luthien?, ¿ó la Dama Blanca de Lorien? ¿Quién es?-

Lalaith que escondía tras Gandalf, dio varios pasos adelante y tras pedir permiso al mago, hincó su rodilla al suelo junto al pequeño:

_ No, no soy Luthien ni la Dama de Lorien; aunque a esta última la conozco bien, pues le sirvo en sus Bosques donde es mi hogar a su vez. Mi nombre es Lalaith hija de Amras Tenenmar, ¿cuál es tu nombre?-

_ Yo soy Faramir hijo de Denethor II y este es mi hermano mayor Boromir… ¿tu también eres amiga de Gandalf?-

_Si, desde hace mucho tiempo. Gandalf cuida de mi desde que mis padres fallecieron hace largos años.- contestó Lalaith.-

_ Nosotros tampoco tenemos madre y mi padre  apenas está con nosotros. Es por ello que siempre estamos con los criados, maestros, soldados o solos… pero ahora que Gandalf y tú estáis aquí, será mucho más divertido.- y abrazó a Lalaith en una reacción inesperada para ella.-

Y esta comprendió que la criatura, estaba falta de amor y de cariño y le acogió con dulzura.
Y pasearon muchas veces por Minas Tirith e Ithilien cuando aún era transitable y casi seguro, y el pequeño Faramir, le pedía los brazos a Lalaith o la mano a Gandalf y los miraba felices y reía, reía desde lo más profundo de su corazón y la risa de Lalaith también se unía a la suya, transformándose en una hermosa melodía.
Pero los años había pasado y Faramir, aquel pequeño infante al que cogía en brazos y a veces le acunaba en sus pecho cantándole en la antigua lengua, con quien jugaba y le hebía enseñado el arte del arco y flecha, era ahora todo un hombre. Y mientras veía que se acercaba a ella, mas majestuoso lo veía.
El Príncipe de Ithilien se acercó finalmente a ella y la miró sorprendido y tomando su mano la besó con ternura:

_Lucís hermosa sin duda esta tarde Lalaith. Pareces una Reina… tan bella como a la que he de servir y espero que en esta comparación no ofendan a mi Señor Rey, aunque a mi juicio, sólo hago justicia.

_Me halagáis con tales atributos, pero las aceptaré de buen grado y tales comparaciones quedaran entre tu y yo.- y le guiñó el ojo con complicidad.-
_ Te veo risueña y alegre y eso me llena de felicidad. La verdad es que temí por tu vida desde el día en que nos separamos, la oscuridad era tan espesa y se cernió de tal terrible manera que pensé que la suerte de Númenor volvería a acontecer. Pero ahora, estáis a mí lado de nuevo. Otra vez.- y apretó las manos de Lalaith y la miró a los ojos con amor.-

_Nunca me rendí, porque tenía la esperanza de volver a verte, de sentir tu calor y oír tu voz; de mirarte, contemplarte. Disfrutar de tu compañía y tú de la mía como siempre hemos hecho… así hasta la eternidad.- por primera vez Lalaith comenzó a sentir como las palabras le salían con fluidez.-

Faramir rodeando su cintura, caminaron juntos hasta la muralla, desde donde contemplaron el paisaje:

_Hace un año que, de esta manera, viendo caer el sol; tú y yo en Ithilien, conversábamos de esta manera, aunque en aquel momento, entonces ya, nos pesaba el corazón por la penumbra que se crecía por el Este.

_Sí, lo recuerdo muy bien, esa tarde la tengo muy metida en mi memoria.- ruborizó Lalaith y sonrió apartando la mirada.-

_ ¿En serio?; bueno pues… creo que las situaciones se repiten y los hecho también y al igual que entonces te hice saber de algo muy importante en mi corazón; ahora nuevamente vuelves a hacer conocedora de esa misma cosa.- y él sonrió y separó su brazo de la cintura de Lalaith y tomando ahora las dos manos de ésta, se las apretó con fuerza.-

¡Oh!, ¡cuanta felicidad corría por las venas de la Elfa Noldor! La sangre se le había subido a las mejillas que le ardían, una risa floja le afloró sin cesar, su corazón le latía con suma fuerza, sus piernas le temblaban y sus ojos lagrimeaban de alegría.
Nuevamente él le iba a mostrar sus sentimientos hacía ella y aunque ella había pensado hacerlo primero, dada tal situación, pensó que mejor dejarle hablar, así sería más bonito:

_ ¡Decir, decir!; seguro que recibirás grata y dulce respuesta por mi parte tras recibir la noticia, pues hace mucho tiempo que deseaba dárosla.- animó nerviosa.-

_ ¡Vaya! … no pensé que se me notara tanto… tal vez te hayan dicho algo… no me extraña, aunque sabiendo quienes sois y a la noble raza que perteneces no debería asombrarme de tu perspicacia. Bueno, pues… empiezo… aunque no sé muy bien como hacerlo.- dijo Faramir atribulado.-

_ ¡Pues por el principio!, ¡ayssss no demores más!, ¡o si lo prefieres hablo yo primero y punto!- alzó la voz Lalaith.-

_No dejarme a mí que es cuestión mía el hacerlo.Bien. Sabes de mis sentimientos que profesaba hacía, inocentes, grande, puro y apasionado… y aquel beso que te robé que no era más que una décima aparte de mis deseos reprimidos; más tras lo ocurrido decidí en reprimírmelos y olvidarlo, aunque me era imposible. Y los tiempos empeoraron y cuando pude volver a Ithilien, tu te habías marchado y no supe más de ti y mi alma quedó triste y desolada … y después vino la muerte de mi hermano Boromir y la inmolación de mi padre y caí en la Oscuridad … pero Aragorn me llamó y abrió un camino de luz ante mí … pero en realidad de todas las luces de esperanza, una fue la más hermosa de todas y aunque, dudé … finalmente quiso el destino que esa luz, fuera mía y sí que me amase.- y su boca se llenó amor.-

Lalaith, comenzó a sentirse confundida ante tales palabras, pero convencida de todo, pensó que tal vez Gandalf o la propia Arwen, hubieran revelado de sus sentimientos y siguió escuchando:

-Y mañana mi querida amiga, será el día más feliz de mi vida desde que te conociera porque mañana…

_ ¿Qué, qué mañana?-Lalaith no podía más con los nervios, deseaba que le dijera de una vez: “Pues que mañana será el día en que tu te conviertas en mi esposa. Os amo, he seguido haciéndolo hasta el día de hoy”.

_Porque mañana, será el día en que Éomer vendrá y a su lado traerá la flor más bella que exista en toda la Tierra Media; mi futura esposa: Eowyn de Rohan; próxima Princesa de Ithilien. Es lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida Lalaith, te lo puedo asegurar … su figura triste , ese Invierno que nunca acababa … al principio sentía compasión pero al final descubrí que era amor, el más verdadero y profundo y que alegría saber que ese mismo amor, ella también lo profesaba por mí .Pronto celebraremos la boda, a poder ser pasado mañana u el siguiente día y quisiera que estuvieras presente , porque eres tras Eowyn y junto a Gandalf, los seres que más quiero en todo este mundo, pero ¿qué te pasa?,estás pálida … ¿estás bien?.-
El iluminado rostro de Lalaith se consumió en las más de las profundas agonías. Su corazón se había destrozado como un débil cristal y sentía como este se clavaba por todo su cuerpo y le rasgaba el alma y deseó morir en ese momento o caer dormida en un profundo sueño y no despertar más.
Sus manos y mandíbulas le temblaban; pero ya no era la emoción sino el dolor, un dolor tan terrible que no podía expresar y se quedó sumida en el silencio y aguantando las lagrimas como podía sintiendo como estas le corrían por la garganta, quemándola como el más puro ácido.
Y sin esperarlo, sus piernas flaquearon y cayó al suelo.
Faramir la sujetó y comenzó a pedir ayuda:

_¡¡Lalaith!!¡¡Lalaith!!, ¿qué te pasa?,¡¡socorro!!¡¡ayúdadme!!-

Pero los ojos de Lalaith se nublaron y su cuerpo dejó de responderle y el mundo se fue de sus pies.
Horas después despertó en su alcoba.
En un lado se hallaba Faramir, en el otro Gandalf y a los pies Aragorn y Arwen.
Faramir, pretendió abrazarla, pero Gandalf le contuvo:
_Dejarme a solas con ella, tantos aquí la abrumamos. Debo observarla yo mismo.-
Cuando todos salieron de la alcoba, Gandalf cerró la puerta con su cerrojo y sentó a los pies de Lalaith:
_ ¿Cómo os encontráis mi pequeña elfa?-

Pero Lalaith no respondió, aún así él quiso insistir:

_ Podría diagnosticaros que todo esto sea cuestión de todo lo vivido durante todos estos días, pero sé que has estado en situaciones más terribles que al más fuerte podría incluso debilitar y hacerlo esconder en una madriguera y en cambio tú has seguido como si tan sólo fuera el componer de un lay. No hay en ti existencia de enfermedad alguna ni de herida… así que sólo tú puedes darme la respuesta del motivo de este desvanecimiento.-
Pero Lalaith adivinó al fin, que aquel que quería como a un padre sabía mucho más de lo que quería aparentar.
Le miró a los ojos severamente pero con dolor durante un gran espacio de tiempo y finalmente rompió a decir:

_ ¿Por qué si sabías qué mi amor por Faramir estaba condenado a no existir?, ¿por qué has permitido que viviera de vanas ilusiones durante todo este tiempo? Preferiblemente me era haber muerto clavada o ensartada por espada o flecha en la batalla, que no por esta pena que me ahoga… ¿por qué Gandalf?, ¿por qué?- y en un terrible sollozo, brotaron como cascadas salvajes las lagrimas de la rota Lalaith.-

Gandalf, se acercó aún más a la cabecera de Lalaith y con dulzura, comenzó acariciarle el cabello:

_Si….- dijo con pasividad.- Lo sabía y creo que no el único… pero era algo… que… debías enfrentarte tú sola… para mí me era imposible destrozar tu corazón y seguramente en tus ilusiones y sueños, no me habrías querido creer y te habrías negado de mis palabras… Te quiero mucho, como si fueras mi verdadera hija… y lo sabes, lo único que podía hacer era alertarte de que a veces las cosas no son como nos gustaría que fueran.-

Lalaith, quedó en silencio en su llanto y levantó su rostro y de pronto en sus venas nació el característico orgullo de los Noldor y retirando bruscamente la mano del mago, habló de manera hiriente y reprochante:

_Pues por ese amor que dices que me profesas, deberías haberlo hecho… ¿cómo puede decirme qué no eras capaz, si he visto de tus labios los peores desafortunios y augurios?, ¿acaso no eres tu El Cuervo de la Tempestad? Vuestro gesto, no ha sido el de un padre, acabáis de romper la promesa que hicisteis al mío… desde Mandos há de estar deshonrado…
Y en un instante, la habitación se volvió oscura y se llenó de tinieblas y sólo el resplandor blanco que rodeaba el cuerpo de Gandalf era tenebrosicamente visible.
Sus ojos centelleaban ira y la vara creció y de ella brotaron llamas y una serie de sonidos indescriptibles de definir:

_ ¡Lalaith hijas de Amras Tenenmar e Ireth Fëfalas , fieles servidores de la casa de Feänor en Valinor y de casa de Lorien ¡¿quién te piensas qué soy y eres?¡No hice fiel promesa a tu padre de cuidar y educar de tu , para tener como ahijada a una elfa estúpida, débil e inmadura como tú!.¡Muérdete la lengua antes de hablar si lo que vas a decir no tiene lógica! ¡Me cuidaría de faltar a la promesa de tu padre! ; ¡Pero algún día, yo no estaré aquí para protegerte y deberás enfrentarte a muchas penurias y superar muchas pruebas y aceptar cosas que no desearías que pasasen pero ocurrirá! … Sabes que de haberlo sabido en un principio te lo habría dicho, así que tu reacción es inaceptable joven Elfa.- y bajó la vara y la penumbra desapareció y todo volvió a la normalidad.-

Lalaith, quedó llena de pánico, pues jamás vió a Gandalf actuar de esa manera y comprendió que su actitud había sido injusta y levantándose de la cama, se dirigió hasta este hasta ponerse frente a él y cayó de rodillas al suelo y su melena que momentos antes aún se encontraba recogida, acabó por soltarse cubriendo todo el piso, dando la impresión de ser una hermosa alfombra de un brillante color oscuro.
El mago, la miró con ternura y lástima y vió que su querida “hija” había entrado en razón y se compadeció de ella.
Así pues la levantó del suelo y la abrazó, mientras le volvía a acariciar el cabello y le hablaba al oído:

_Le amabas muchísimo y le amas, pero nunca supiste decírselo, ni responderle cuando él te lo pidió; ¿verdad? Esperabas que el no cambiaria sus sentimientos nunca y que ahora acabado todo mal, volveríais a hablar y él te desposaría … sin embargo , para sorpresas para todos especialmente para mí y sobre todo para ti, ha elegido a Eowyn de Rohan de quien cuidó los variados días que estuvo debatiéndose entre la vida y la muerte podríamos decir y quien ella a él , le logró transmitir a pesar de su mal, esa paz, estabilidad, ese amor especial que nunca, no sé la razón aunque casi la intuyo no supistes entregarle. Faramir es un gran Señor y extrañamente en sus venas corre casi la misma sangre que la de Aragorn, pero no quita que es mortal y él no puede esperar una Edad hasta que vos os decidíais, tarde o temprano, iría en busca de la cura de su desamor.-

La hermosa elfa, se estremeció de nuevo y comenzó a sollozar y con voz entrecortada habló en su lengua:
_ ¿Qué puedo hacer ahora “padre”?... ayudadme… ayudadme.-

Mithrandir la separó un tanto de él y le sujetó la cara y le miró a los ojos:

_ Pues afrontarlo, desearle lo mejor y proseguir con tu vida. Faramir ha sufrido mucho a lo largo de toda su vida, por fin ha encontrado la felicidad al lado de la sobrina de Theoden; el conocer de esto sólo hará que vuelva la inestabilidad en él y la profunda tristeza y perjudicaría en su relación con Eowyn quien tampoco se merece tal situación; es otra joven que ha sido desafortunada en la vida, se merece ser feliz. La felicidad de ambos depende de ti, para tu desgracia mi pequeña Lalaith. Es por ello que tu comportamiento no debe denotar el más mínimo descontento… no mirarme así Lalaith, ¿creéis que no sé lo duro qué os vá a hacer? Pero creerme es lo mejor y deberás hacer el esfuerzo. Escúchame, esto será lo que harás: Llamarás a Faramir y le felicitarás de la noticia que te ha dado y le dirás que el motivo de tu malestar ha sido debido al agotamiento y las emociones de estos últimos días, yo reafirmaré esto último. Trata de mostrarte lo más normal posible, no intentes de evitarlo de manera descarada, aunque esto te será innecesario puesto anda demasiado ocupado. Dentro de pocos días partiremos a Rohan a despedir a Théoden donde supongo será también coronado Éomer, bien, probablemente Legolas, te proponga que marches con él y con Gimli para luego marchar a Gondor e Ithilien a embellecer el lugar y como no, Faramir querrá de tu presencia, niégala y excúsate con que te apremia importantes misiones, después de todo eso, tú partirás conmigo a acompañar a los medianos hasta los Bosques donde vive Tom Bombaldil, allí te vendrás conmigo, y bueno si lo deseas podrás seguir conmigo, hasta el día de mi último viaje, donde si lo deseas, quisiera que partieras conmigo, si tal vez no hallarás la calma en tu espíritu en esta Tierra.-

Lalaith, asintió tras secar sus lágrimas:

_ Así lo haré Mithrandir, tenéis razón. Cierto es que me siento como si me hubieran arrancado las entrañas, pero no siento odio ni celos hacía la Dama de Rohan, siempre sentí lástima de ella y sé que es buena mujer y sobre Faramir … quiero que sea feliz … quiero que ambos lo sean. Hacer llamar a Faramir para que venga, me siento con fuerzas, aunque después que haga la gran interpretación de mi vida… no sé que es lo que quedará de esta pobre elfa.-

Y tal como Gandalf lo decidió fue hecho.
Lalaith hizo llamar a su presencia a Faramir y ocultando todo lo que verdaderamente sentía, se disculpó ante su disposición, le deseó lo mejor para los dos e incluso bromeó y aceptó estar presente en la Boda y ser participe de ella.
Faramir la besó, cerca de la comisura de los labios y muy lentamente, como si tratara de saborearla, la acarició y despidiéndose de ella, marchó de la habitación.
En ese mismo instante, Lalaith se echó a llorar amargamente durante toda la noche.



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