Epílogo - Después de la Guerra

May, la tercera hermana* de Sam y dos años mayor que él, ayudaba a Rosie a preparar la comida mientras él estaba en el jardín con su hermano mayor, Hamson.
Elanor y Frodo jugaban a perseguir saltamontes, mientras Merry el hijo de Sam,  observaba a Bill comiendo hierba de la mano de su hermanita  Rose.
-Los gusanos van a devorarte la cosecha, Samwe –le dijo su hermano rascándose la cabeza –Ven mañana al mercado a comprar  algo de pestes para ellos.
-¿Pestes? –preguntó Sam mirándole -¡Oh, mañana no puedo¡ - echo una ojeada a los crios mientras añadía – Esperamos que llegue Pippin.
-¿El hijo de Paladin? ¿No murió?
-¡Oh, Hamson! –dijo alzando a Elanor mientras ella reía - ¡Espero que no se te ocurriera decir esas cosas con sus padres delante! ¡Aaaah! ¡Frodo, no te metas el bicho en la boca! –soltó a Rose y fue corriendo hacia su hijo - ¡Los saltamontes no se comen, nunca! ¡Escupe!
-¡Sam! –llamó Rosie desde la puerta. El la miró.
La Hobbit más hermosa, de sonrisa más risueña, le llamaba desde su casa. No podía haber algo mejor.
-Frodo, debes dar ejemplo a tus hermanos ¿de acuerdo? –dijo acariciándole la cara. Su hijo asintió - …Dime ¿fue Merry quién te dijo que te lo comieras?
-¡Sam! –volvió a llamar Rosie.
-Los saltamontes, las cucarachas, las moscas…Nada ¿de acuerdo, Frodo? –seguía diciendo Sam con paciencia – O te quedaras calvo e iras vagando por el mundo con un trozo asqueroso de tela.
-¡Gollum¡
Sam dio un saltito y cayó sentado; sus hijos empezaron reír, incluso su hermano se apuntó a las carcajadas.
-Pero ¿qué..? –se preguntó Sam, cuando vio a su lado a Pippin, agachándose a su lado.
-¡Hola, Sam! –le saludó el Hobbit.
-¿Tú no venias mañana?
-¡Hola Frodo¡ -dijo acariciando la mejilla del Hobbit que sonrió con timidez -  No, Sam; llegaba hoy.
-¿Traes regalos? –le preguntó Elanor.
-¡Yo quiero subir a su caballo¡ -se apresuró a decir Merry
-¡Ni hablar, no, nada de caballos! –replicó inmediatamente Sam. Pippin le ayudó a levantarse.
-Hola Pippin –saludó Rosie acercándose a ellos – Bienvenido a Bolson cerrado – Pippin le dio un beso en la mejilla.
-¡Oh, vaya! –dijo Sam, mientras su hermano se acercaba a ellos.
-¡Peregrin Tuck¡ -exclamó May desde la puerta de Bolson Cerrado.
-¡Hola, May! Hola Hamson... –les saludó Pippin
-Me alegro de verte –le dijo Sam. Pippin le miró y ambos se abrazaron –Íbamos a comer ¿te quedas?
-¡No, no¡ Gracias. Pasaré por la tarde ¿de acuerdo?
-Bien.
-¡Hasta después familia¡
Sam también se despidió de su hermano y entró en casa junto a su hermana y sus cuatro hijos.
Elanor, Frodo, Rose y Merry se sentaron en la mesa después de haber pasado por agua. Sam no se cansaba de mirarles ni de vigilarles. Aunque agradecía que ahora estuvieran aquí Merry y Pippin para echarle una mano.
Merry siéntate bien –le dijo su madre sentándose a su lado - ¡Oh, Frodo…¡
Sam sonrió; oír aquellos nombres era reconfortante.
¡Siempre habrá un Frodo, un Merry….en  Hobbiton!
Uno de los momentos que más adoraba era el momento de arroparles, a veces les contaba historias y otras intentaba cantarles algo, pero ahora que había llegado Pippin le tomaría el relevo. Además de que podría hacerlo en elfico.
Y Merry podría llevárselos de expedición o al menos  aun par….
¡Que agradable era saber que el mundo que él había conocido, había desaparecido como su miedo a afrontar un nuevo día!
Miró  a Rosi, su esposa y le sonrió: era la mejor Hobbit de Hobbiton, al mejor madre y la mejor amiga.
Si señor; era un hobbit dichosamente afortunado.