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Portadas de Leandro para Elfenomeno
09 de Enero de 2005, a las 14:31 - Leandro Pascual
Relatos Tolkien - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]
14 de Enero del
año 3019 de la Tercera Edad
Habían pasado ya cuatro meses desde que Gollum había llegado a aquel lugar intemporal.
En ese tiempo había aprendido muchas cosas. Recordó su primera presa, aquel pequeño, jugoso
y tierno orco. Había otros como él, y Gollum había aprendido a apresarlos y hacerlos
desaparecer, de la misma forma que años atrás lo había hecho con los trasgos de las Montañas
Grises, donde había vivido largo tiempo.
Su primera impresión era que en aquellas montañas podría vivir como antaño, pero en
seguida se dio cuenta de que sin su Tesoro debía ir con mucho más cuidado. Además, en las
cuevas pudo aprender que había un poder superior, que no le era del todo extraño. Percibió
la maldad del mismo que lo había hecho prisionero, a quien Gollum sólo se refería en sus
recuerdos como "Él".
Aquí en las cuevas había otro, el de fuego. Y Gollum se había ocultado hasta
ahora de este ser, que sin embargo tenía alguna relación con su Tesoro, con el Anillo, al
igual que "Él" lo tenía. Podía sentirlo. Hasta ahora, el de fuego había permanecido
tranquilo, pero estos últimos días se había montado gran revuelo. La curiosidad de Gollum le
había guiado hasta el grupo que había conmocionado aquella relativa paz. Reconoció al
malvado mago, al hombre que lo maltrató cuando había escapado de Él; y al horrible Elfo que
mandaba a los que le habían mantenido preso en el bosque de los grandes árboles.
Pero sobre todo se fijó en un hobbit. Le había parecido que el mago malvado le había
llamado por aquel maldito nombre, al que odiaba: "Bolsón". Y aún más. No sabría explicar el
porqué, y aún estaba perplejo y maravillado por ello, pero Gollum sabía con toda certeza
que este Bolsón tenía su Tesoro, allí mismo, con él.
Y aquella misma noche, los dos últimos seres que tendrían el Destino del Anillo y de
toda la Tierra Media en sus manos, se miraron por primera vez a los ojos; si bien Frodo sólo
alcanzó a ver dos pálidos puntos de luz, los ojos luminosos de Gollum. Cuando Frodo se
levantó y se frotó los ojos, Gollum se escabulló, ya con la certeza de que seguiría a su
Tesoro adonde quiera que fuese, hasta recuperarlo.
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