ACTO I
1. Campo
de batalla. Ext. Día
HUOR (con dificultad):
Hurin...
GELION:
¡Mi señor!
GELION:
¿Hurin... eres tú?
GELION:
No, mi señor. Soy Gelion ¿Me recordáis?
HUOR:
Sí... ¿Dónde está Hurin, mi hermano?
GELION:
Fue capturado, mi señor. Lo siento... Llegué tarde...
HUOR (apenado):
Ayúdame... a levantarme... Gelion...
GELION:
Claro, mi señor...
HUOR (con rabia):
Morgoth... ¡Todo esto es culpa suya! ¡Yo le maldigo a
él y a sus ejércitos de alimañas!
GELION:
No os alteréis...
HUOR:
Ya da igual... La oscuridad me llama... Esta es mi
hora... Hoy... Aquí...
GELION:
No, mi señor, viviréis por muchos años...
HUOR:
No digas sandeces, Gelion... Este es el fin...
GELION (apenado):
¿Qué puedo hacer por vos?
HUOR:
Nada... Vete y no vuelvas a coger una espada...
GELION:
¿Qué hay de vuestro hijo?
HUOR:
Sí, mi hijo... Annael y los elfos cuidarán de él... Y
vivirá alejado de la guerra y la muerte... ¡Ag!
GELION:
¡Mi señor!
HUOR:
Los Trasgos... Esas bestias... Vendrán a rapiñar
nuestros cuerpos...
GELION:
Yo os sacaré de aquí.
2. Cima
de una montaña. Ext. Día
Gelion observa entristecido la tumba de Huor, un
sencillo palo clavado en la nieve con unas cuantas piedras.
GELION:
Adiós, Huor, hijo de Galdor. Valiente capitán y amigo.
Seguiré tu consejo.
El guerrero lanza su espada sobre la tumba y da media
vuelta.
3. Gran
Salón. Int. Día
Todo un pueblo está reunido en el interior de una
inmensa cabaña. Niños y ancianas, hombres y mujeres lloran. En el centro, un
fuego y delante de ese fuego un trono donde hay sentado un hombre maduro, que
no anciano, muy bien ataviado. Es Amarth, el narrador. Su mirada es seria y
sombría.
AMARTH:
Y esta es la historia de la Quinta Batalla. Gelion
volvió a su hogar y murió con su mujer e hijos sin volver jamás a luchar. Aquel
fue un gran día para Morgoth. Pero la hierba volvió a crecer alta y verde donde
los muertos, única en aquel helado desierto y ninguna criatura malvada holló
jamás ese suelo, donde las espadas enterradas aun hoy se desmenuzan en
herrumbre. Aquella fue la voluntad de los Valar.
HARETH:
¿Qué fue de Tuor, el hijo de Huor?
AMARTH (tras meditar un
instante):
No. Esa historia mañana.
Tras esto el narrador se levanta y con él, todo el
pueblo se marcha. La niña pequeña se acerca al narrador y le tira del traje.
HARETH:
Pero entonces ¿Qué pasó con Tuor?
AMARTH (agresivo):
¡Mañana!
Hareth se queda un momento inmóvil y después regresa
junto a las faldas de su madre, sin dejar de mirar hacia el narrador cuyos ojos
severos todavía la vigilan.
4. Habitación
de cabaña. Int. Noche
Hareth esta en una pequeña cama de paja al lado de un
niño pequeño algo mayor, su hermano. La habitación es muy pequeña y además de
las dos camas sólo tiene una ventana sin cristales y la puerta. La chiquilla no
puede dormir, así que sale de la cama y empieza a empujar a su hermano hasta
que le despierta.
HERMANO (molesto):
¿Que quieres?
HARETH:
¿Tú que crees que le pasará a Tuor?
HERMANO:
¿Era eso? ¡Vete a dormir y déjame en paz!
HARETH:
¿A ti no te interesan las historias del maestro
Amarth?
HERMANO:
¡Sólo son historias, Hareth! ¡Mentiras que nos
cuentan para entretenernos!
HARETH:
¡No es verdad! ¡El maestro Amarth dice que son
reales!
HERMANO:
El maestro Amarth puede decir lo que quiera ¡Y ahora
déjame dormir!
Despechada, Hareth vuelve a la cama.
HARETH:
Yo sé que son de verdad... Idiota...
5.
Poblado. Ext. Día
La gente se mueve de un lado para otro. El lugar es
pequeño y carece de riqueza pero se ve a sus gentes felices. Hay un pozo,
varias casas, un herrero y una pequeña tasca además del gran salón central. Es
un lugar sencillo. Todos parecen muy atareados. Una mujer lleva dos jarras de
leche a su casa, unos hombres construyen una empalizada y los niños juegan por
el barro.
6. Poblado.
Ext. Noche
El cielo nocturno. Todo está en calma. Y en el
poblado, la gente entra en tropel en el gran salón central.
7. Gran
Salón. Int. Noche
Todo el mundo se arremolina alrededor del fuego.
Amarth espera sentado, con su rostro inexpresivo y no pronuncia una palabra
hasta que todo el mundo esta sentado. Hareth espera con los ojos bien abiertos.
Esta impaciente. De repente, Amarth habla.
AMARTH:
Acordaos que Tuor provenía de una estirpe de hombres
fuertes, que recorrían bosques y páramos. Pero nunca moró con esta gente pues
fue criado por Annael, de los elfos.
8. Bosque.
Ext. Día
Tuor, que es un muchacho de gran fortaleza, avanza
por la espesura junto con una partida de elfos, llevando consigo carros con
bártulos y caballos. Los elfos visten ropas cómodas pero elegantes y avanzan
sin preocupaciones. Unos pocos portan armas.
Amarth (voz en off):
Recordad también que los elfos, o eldar como se
llamaban a sí mismos, eran parecidos a los hombres pero más altos
y nobles, de extraordinaria belleza y sabiduría e inmortales excepto por pena o
violencia. Tuor recibió sus enseñanzas y aprendió su idioma. Aquellos días
fueron felices pero por desgracia, se acabarían pronto...
De repente, uno de los que están a la cabeza, Annael,
padre adoptivo de Tuor, obliga a parar la marcha con un gesto de su mano. Todos
obedecen. Poco a poco desenfunda. Hay un silencio absoluto ¡De repente, una
flecha sale de la espesura! El valeroso eldar se hace a un lado con presteza,
clavándose el proyectil en la corteza de un árbol. Con la velocidad de
un rayo un arquero elfo, lanza un disparo en respuesta y de la rama de un árbol
cae fulminado un bárbaro con barba y el pecho descubierto. Annael se acerca corriendo
al cuerpo y le da la vuelta con la bota, pudiendo ver su rostro.
ANNAEL (gritando):
¡Orientales!
De entre los árboles aparecen cientos de aterradores combatientes
orientales, armados con hachas, mazas y arcos. Todos los elfos varones
desenfundan y forman un círculo alrededor de las mujeres y los niños.
ANNAEL (a Tuor):
¡Quédate detrás de mi, Tuor!
TUOR:
¡Dadme una espada, padre!
ANNAEL:
¡No!
Tuor calla. Están rodeados y el cerco se estrecha a
gran velocidad. Algunos llegan al combate y dos elfos mueren bajo el peso de un
hacha oriental. Sin embargo la escaramuza aun no ha terminado y varios bárbaros
caen bajo la furia de los eldar.
Tuor observa la situación desolado y cuando no puede
más, coge una espada de uno de los carros y se lanza contra el enemigo. Esquiva
varios ataques y entierra su espada en el pecho de dos bárbaros. Sin embargo,
alguien le propina de repente un golpe de maza en la nuca y cae el suelo
redondo. Tuor cierra los ojos lentamente y puede observar, mientras todo se
emborrona, como los orientales están acabando con los últimos elfos. Lo último
que ve es a Annael luchando solo contra tres orientales.
9. Campamento
oriental. Ext. Día
Tuor se despierta de golpe, con un jarro de agua fría
en la cara. Esta tumbado en un lecho de paja. A su alrededor, un buen número de
orientales que se ríen a carcajada limpia. Tuor se levanta rápido para atacar a
uno de ellos, pero le agarran entre dos.
CAPTOR ORIENTAL:
Tranquilízate muchacho...
TUOR:
¡No soy ningún muchacho! ¿Donde están los demás?
CAPTOR ORIENTAL:
Muertos...
Tuor se calla un momento. Está atónito.
De repente, recupera las energías y se zafa de sus captores. Le roba a uno su
hacha y empieza a luchar, ante los burlones guerreros orientales. En ese
momento se oye una voz profunda. Es la de Lorgan, líder de los bandidos.
LORGAN:
¡Basta!
Lorgan es un hombre mayor pero alto y fuerte.
A pesar de su advertencia, la pelea no cesa así que el líder desenfunda su
espada.
LORGAN:
¡He dicho basta!
Los orientales no se detienen. Tuor logra
tirar al suelo a uno de ellos y no duda en atacar a Lorgan, el cual detiene el
hacha del muchacho con la espada y le desarma con tal fuerza que acaba en el
suelo.
LORGAN:
Así que es este...
CAPTOR ORIENTAL:
Si, Lorgan ¡Es un auténtico tigre!
LORGAN:
Bien... ¡Ponedle unos grilletes y llevadlo con los
demás esclavos!
Los orientales levantan a Tuor.
10.
Corral. Ext. Día
Los orientales pasan por delante de un corral con
Tuor atado de pies y manos con grilletes. El corral es muy pequeño y sólo hay
gallinas. Se puede apreciar un huevo que reposa sobre la tierra.
ORIENTAL:
¡Venga, muévete!
Tuor no puede sino obedecer y pronto
pasa de largo el corral.
El huevo se abre y sale un polluelo que
se convierte en un gran gallo. Se oye otra voz de los desagradables bárbaros.
LÍDER ORIENTAL:
¡Medio elfo! ¡Ven aquí!
Por delante del corral pasa Tuor, que ha
crecido y ya no está atado con grilletes. Su rostro refleja tristeza.
TUOR:
¡Ya voy, amo!
11. Barracón.
Ext. Día
Un batallón entero de orientales espera a Tuor el
cual se arrodilla ante ellos. Los orientales llevan consigo decenas de
esclavos.
LÍDER ORIENTAL:
¡Levántate! Lleva esto a Lorgan.
El líder le tira a Tuor un estandarte
bañado en sangre. Se levanta y se inclina.
TUOR:
Si, mi amo.
De inmediato Tuor da media vuelta y se
va.
12. Tienda
de Lorgan. Int. Día
Lorgan espera en su tienda, decorada con trofeos de
distintos saqueos. Tiene de mascota un simio en una jaula al cual esta alimentando
con carne cruda. De repente entra un guardia oriental.
GUARDIA ORIENTAL:
El medio elfo esta aquí.
LORGAN:
Bien, hazlo pasar.
El guardia se va y entra Tuor.
LORGAN:
¿Qué noticias traes?
TUOR:
Uno de vuestros capitanes quería que os diera esto,
mi amo.
Tuor le entrega el estandarte
ensangrentado.
LORGAN:
¡Oh excelente! Puedes marcharte...
TUOR:
Amo, si me permitís la osadía... ¿A que casa
pertenece ese estandarte?
LORGAN (tras dudar un
momento):
Es del linaje de Dor-lómin.
TUOR:
¿De Galdor, de Dor-lómin?
Lorgan duda al principio pero después
empieza a reírse.
LORGAN:
¿Eres de esa raza, muchacho?
TUOR:
Sí, mi amo.
Lorgan se acerca amenazante a Tuor.
LORGAN:
No son más que nombres. Palabras extrañas ¿Qué
importancia pueden tener? El caso es que tú y yo somos hombres. Y en esta vida
sólo tenemos una cosa segura: que moriremos.
TUOR:
Lo siento, pero no os entiendo.
LORGAN:
Ya lo entenderás. Entonces ¿Dices que tu auténtica
familia pertenecía a ese linaje?
TUOR:
Sí, amo.
LORGAN:
Ya veo... Y dime ¿Cómo se llamaba tu padre?
Tuor permanece callado.
LORGAN:
¡Contesta!
TUOR:
Huor, hijo de Galdor.
LORGAN:
¿El héroe? ¿El gran Huor?
TUOR:
Eso me dijeron. Yo nunca lo conocí.
LORGAN:
¿Sabes como murió?
TUOR:
En la quinta batalla. Luchando contra cientos de
enemigos...
LORGAN:
La respuesta es mucho más sencilla: perdió ¿Entiendes
eso, Tuor? ¿Entiendes que, simplemente, perdió?
TUOR:
Sí, amo.
LORGAN:
Yo sólo lucho cuando sé que voy a ganar. Nunca me
enfrentaré a un gran ejército ni a una bestia de Morgoth. Algunos lo llaman
valentía. Yo lo llamo estupidez.
TUOR:
Creo que ya se lo que queréis decir...
LORGAN:
Bien. Así me gusta. Tú y yo moriremos, Tuor, y habrá
dado exactamente igual si hemos vivido de forma virtuosa o cruel. Por eso es
importante que no te preocupen las tonterías.
TUOR:
¿Puedo retirarme?
LORGAN:
¿Eh? Si, claro.
Tuor se da media vuelta
LORGAN:
¡Tuor!
Tuor se detiene y observa a Lorgan de
nuevo.
LORGAN:
Si sigues siéndome fiel como estos años... Puede que
algún día ocupes mi puesto.
TUOR:
Gracias, mi amo.
Tuor se da media vuelta de nuevo y
abandona la tienda.
13. Tienda
de Lorgan. Int. Noche
Lorgan esta dormido cuando le despierta un guardia
oriental
GUARDIA ORIENTAL:
Señor, señor...
Lorgan se despierta y rápidamente pone
su cuchillo en el cuello del guardia pero después lo aparta.
LORGAN:
¿Qué quieres, imbécil?
GUARDIA ORIENTAL:
El medio elfo ha escapado.
Lorgan mira al guardia con rostro de
asombro y salta del lecho.
LORGAN (gritando):
¡Encontradlo!
14. Montañas.
Ext. Noche
Tuor corre a toda prisa portando una
tosca espada robada. De repente se tropieza. Mientras permanece en el suelo oye
la voz de un perseguidor oriental detrás de él.
PERSEGUIDOR ORIENTAL 1:
¡Esta allí! ¡Cogedle!
Tuor se levanta y sigue corriendo pero
le disparan en una pierna y cae de nuevo. Tres perseguidores orientales
sonrientes se acercan a él. Los dos primeros llevan hachas y el tercero lleva
el arco. Tuor se arranca la flecha y lanza un grito de dolor.
PERSEGUIDOR ORIENTAL 1:
El jefe ha puesto precio a tu cabeza, medio elfo...
TUOR:
¡Dejadme ir!
PERSEGUIDOR ORIENTAL 2:
¡Ja! ¿Qué vas ha hacer? ¿Mordisquearnos los tobillos?
Tuor se levanta del suelo y agarra su
espada con ambas manos. La pierna aun le sangra. Los perseguidores orientales
se ríen pero Tuor los ignora. El arquero tensa el arma y espera para disparar
de nuevo. Finalmente, uno de los perseguidores se lanza contra Tuor mientras el
arco es disparado. Tuor agarra de las muñecas al atacante y gira el cuerpo de
su adversario, el cual recibe una flecha amiga en la espalda. El héroe se
deshace del cuerpo inerte de su enemigo. El oriental con arco tira el arma de
proyectil a un lado y desenfunda una espada mientras el último bárbaro carga
también. Tras un peligrosísimo combate, Tuor logra derrotar a los dos
orientales y partir nuevamente.
15.
Risco. Ext. Día
Amanece. Tuor esta sentado en una gran
roca, mirando el horizonte. Pensando. Hay alguien detrás de él. Lorgan. Su
espada esta desenfundada.
LORGAN:
Has sido un estúpido, Tuor hijo de Huor. Te ofrecí
ser un líder. Pero tú has elegido ser un proscrito.
TUOR (levantándose):
Jamás seré líder de esclavos y maleantes.
LORGAN:
Es una pena que pienses así. No me queda más elección
que decapitarte.
Tuor también desenfunda y baja de la
roca.
Los contendientes se observan. Sus
figuras se recortan con el ocaso. Los cuervos prestar mucha atención.
Tiene lugar entonces un salvaje duelo en
el que ambos contendientes muestran gran habilidad. Lorgan logra herir a Tuor
bajo la barbilla, dejándole una gran cicatriz. Pero el vencedor es Tuor, que
logra golpear con la espada el hombro de adversario dejándole desarmado y de
rodillas frente a él.
LORGAN:
No me mates... Por favor, no me mates...
TUOR:
Jura que liberarás a los esclavos y abandonarás la
vida de bandido.
LORGAN:
Lo juro, lo juro...
TUOR:
No sé si creerte.
LORGAN:
Creeme, lo juro...
TUOR:
Hum...
Tuor guarda la espada y se marcha.
Lorgan se levanta penosamente.
TUOR (sin girarse):
En algo tenías razón. Sólo estamos seguros de que
moriremos. Pero se nos recuerda por nuestros actos, Lorgan. Y si no eres capaz
de entender eso, francamente, te compadezco.
Tuor desaparece y Lorgan queda herido,
cabizbajo y pensativo.
16. Cima.
Ext. Día
Tuor observa el mundo. Es hermoso. Observa entonces
la espada que robó.
TUOR:
No te necesitaré nunca más.
Agarra con fuerza el arma y lo lanza lejos de él.
Respira hondo. Finalmente anochece.
17. Orilla
de un río. Ext. Día
Tuor saborea el agua cristalina de un río. Un oso se
acerca y comienza a beber también. Tuor observa al animal.
TUOR:
Hola, amigo.
El oso emite un sonido ronco en respuesta. Tuor se
sonríe. Tras un momento, la bestia da media vuelta y se va. Tuor observa a los
peces.
TUOR:
¿A dónde irán?
Tuor busca el final del río, que se ve lejano. Se
levanta y lo sigue. Avanza un rato hasta llegar a la entrada de una cueva. Al
principio no está muy seguro, pero después decide entrar.
18. Cueva.
Int. Día
Tuor avanza a través de la caverna,
saltando de piedra en piedra. Finalmente, ve la salida.
19. Acantilado.
Ext. Día
Hay una gran cascada. Tuor observa
atento el exterior y se queda asombrado. La espuma borbotea y las aguas,
tranquilas en el horizonte, chocan con furia contra el acantilado.
Inmediatamente, se agarra a la roca y empieza a escalar por ella, hasta llegar
a la cima y poder ver el mar en todo su maravilloso esplendor.
TUOR:
Así que esto es el mar.
Fundido a negro.
20.
Acantilado. Ext. Noche
En la cima del acantilado hay una
rudimentaria cabaña que Tuor ha construido con sus propias manos. El propio Tuor
esta dormido en el interior cuando le despiertan el graznido de aves. Se fija
en el cielo y observa siete cisnes que viajan.
TUOR:
Hace ya mucho que mi corazón anhela
emprender un viaje lejos de aquí ¡Pues bien, ahora seguiré a esos cisnes!
Tuor se levanta con presteza y decide
seguir a los cisnes, corriendo por el borde del acantilado.
21.
Playa. Ext. Noche
El acantilado disminuye en tamaño hasta
llegar a la playa, que es inmensa y posee un arco natural de roca. Los cisnes
de repente, para el asombro de Tuor, desaparecen.
Tuor da media vuelta, pero se arrepiente
y regresa. Atraviesa el arco de piedra. Después mira al frente y mete los pies
en el agua.
Tuor observa un momento y de repente,
todo empieza a temblar. Cae al suelo. La marea crece y el agua choca con furia
contra la costa. Se genera una tormenta y empiezan a caer rayos. Uno de los
rayos estalla en el agua y genera un remolino que gira sin cesar. Del remolino
se alza majestuoso Ulmo, señor de los aguas, un dios de apariencia humana,
descomunal, de color azulado, largas barbas blancas y profundos ojos negros.
Se encuentra ante Tuor y él,
profundamente asustado, se arrastra hasta el arco de piedra sin saber que
hacer. Finalmente Ulmo habla.
ULMO:
Tuor...
TUOR (aterrado):
¿Quién sois?
ULMO:
Yo soy Ulmo, señor de las aguas.
TUOR:
¿Ulmo, el Vala?
ULMO:
Así es ¡Escúchame ahora pues tengo un cometido para
ti!
TUOR:
¿Qué cometido?
ULMO:
Has de recorrer las tierras en
busca de la ciudad oculta de Góndolin. Allí dirás al rey Turgon que una
terrible profecía cayó sobre el lugar y que la ahora protegida de las maldades de
Morgoth, pronto será atacada. La única esperanza es huir de ella al mar. Emprende
el viaje que te está destinado y no demores, porque tu sino se encuentra lejos
de aquí ¡Parte, Tuor hijo de Huor! ¡Ulmo, señor de las aguas, te lo encomienda!
TUOR:
¡Pero! ¿Cómo encontraré la ciudad?
Ulmo desaparece tan repentinamente como
llegó. Tuor queda pensativo.
22.
Bosque. Ext. Noche
Tuor se encuentra sentado ante una
fogata, meditando, sin decir ni palabra. Tras un rato, se levanta impetuoso y
apaga el fuego.
23.
Montaña. Ext. Día
Tuor atraviesa la montaña.
24.
Ruinas. Ext. Día
Tuor observa las ruinas humeantes. Hay
armas tiradas, rocas y edificios caídos pero nada más. Continúa con su
trayecto.
25.
Prado. Ext. Día
Tuor avanza a través del prado.
26. Río.
Ext. Día
Tuor vadea el río.
27. Claro
del bosque. Ext. Noche
Tuor duerme placidamente cubierto de
pieles. Una sombra se mueve entre los árboles. Sale de la maleza y se acerca
lentamente a Tuor... De repente el héroe abre los ojos, se pone de pie y agarra
una rama cercana. La sombra resulta ser un elfo nómada, Voronwë, que al ver la
actitud agresiva de Tuor alza las manos.
VORONWË:
¡Por los Valar, una rama! ¡Por favor, no la uséis
contra mí!
Tuor al principio observa extrañado pero
después se ríe. Voronwë se ríe con él. El héroe tira a un lado el “peligroso”
palo y le da la mano al desconocido.
TUOR:
Tuor hijo de Huor.
VORONWË:
Voronwë hijo de Aranwë.
TUOR:
Voronwë... Un bonito nombre aunque algo difícil de
pronunciar.
VORONWË:
Decídmelo a mí, que lo oigo todos los días.
TUOR:
¡Tenéis sentido del humor por lo que veo!
VORONWË:
Y vos valentía para amenazar a un asesino en la noche
con un palo.
TUOR:
No llevo armas.
VORONWË:
Yo tampoco. Soy artesano.
TUOR:
¿Por qué vagáis por los bosques, Voronwë hijo de
Aranwë?
VORONWË:
Por lo mismo que vos. Busco Góndolin.
TUOR (asombrado):
¿Cómo podéis saberlo?
VORONWË:
Ulmo me salvó la vida.
28. Navío.
Ext. Noche
Flashback.
Hay tormenta y la embarcación está a
punto de hundirse. En la cubierta hay mucho movimiento. Voronwë sujeta con
fuerza un cabo pero acaba resbalando y cae redondo contra el mástil. De repente
puede ver con horror como una ola gigantesca esta a punto de sepultar el navío.
Cierra los ojos con fuerza.
29. Playa.
Ext. Día
Voronwë está tirado en una playa rodeado
de restos del barco. No hay nadie. Se gira y, tras él, esta Ulmo, imponente.
Fin flashback.
30.
Claro del bosque. Ext. Noche
Voronwë se encuentra ante Tuor,
hablándole.
VORONWË:
Y me dijo que te hallara.
TUOR:
¿Qué sabéis de Góndolin?
VORONWË:
Una ciudad donde los Eldar pueden
vivir en libertad si encuentran el camino secreto que conduce a ella. Una
ciudad oculta a la perversidad de Morgoth. Un lugar donde prima la paz y la
sabiduría.
TUOR:
Que bello lugar.
VORONWË:
Así es.
TUOR:
¿Me ayudarás a encontrarla?
VORONWË:
La encontraremos juntos.
31. Pradera.
Ext. Noche
Voronwë y Tuor caminan.
TUOR:
¿Cuántas primaveras contáis?
VORONWË:
Doscientas doce.
TUOR:
Debe ser duro llevar la cuenta.
VORONWË:
¿Y vos Tuor?
TUOR:
Veinte y seis.
VORONWË:
Parecéis mayor.
TUOR:
Lo se. Y decidme, amigo ¿Estáis acostumbrado a las
aventuras?
VORONWË:
¡Nada más lejos de mi interés!
TUOR:
¿Lleváis toda vuestra vida encerrado en un taller?
VORONWË:
No, desde luego. También decidí un día viajar hasta
La Tierra Media.
TUOR:
El mar es hermoso. Lo añoro.
VORONWË:
Os entiendo. Aquel era mi sentimiento entonces.
TUOR:
Ser marino sería un sueño para mí. Ojalá viaje alguna
vez como hicisteis vos.
VORONWË:
La vida en el mar es dura y además...
Voronwë y Tuor encuentran un lago
colosal mientras avanzan. No se ve el final. Tuor se detiene en seco.
VORONWË:
¿Qué ocurre?
TUOR:
Espera... Por favor.
VORONWË:
¿Estás bien?
TUOR:
Aquí me crié, con los de tu gente. En estas orillas.
Aquí pasé mi infancia.
VORONWË:
Entiendo. En aquel momento no existía el dolor ni la
guerra ¿Verdad?
Tuor se arrodilla y coge un pedazo de
tierra.
TUOR (compungido):
No queda nada. Absolutamente nada.
VORONWË:
Ha pasado mucho tiempo.
TUOR:
Lo sé... Pero yo les amaba. Eran todo lo que tenía. Y
me lo arrebataron.
VORONWË:
Eso es terrible.
TUOR:
No le maté... ¿Por qué no le maté?
VORONWË:
¿De quien hablas?
TUOR:
Le tuve a mi merced y dejé que se fuera. ¡Aquel perro
despreciable! ¡Por su culpa los perdí! Tenía que haberle matado...
VORONWË (poniéndole la mano
en el hombro):
Escucha Tuor. Sé a que te refieres. Creeme, lo sé ¿No
te habrías convertido acaso tu mismo en un asesino? Ellos no volverán. Pero
ahora te ven con orgullo.
TUOR:
Pero pude hacerlo ¡Lo merecía!
VORONWË:
Que se lo mereciera no te da derecho ha hacerlo. La
razón por la que este mundo es un lugar tan terrible es por culpa de la
venganza. No te avergüences de tu decisión.
TUOR (agarrando la mano de
Voronwë):
Gracias Voronwë. Gracias.
Tuor comienza a llorar. Ante él, aparece
toda su familia, observándole. En un instante se disipan como la niebla.
Finalmente Tuor se recompone. Se levanta de la tierra y mira al lago.
TUOR:
Te echaré de menos, Annael.
Fundido a negro.
32.
Páramo desolado. Ext. Día
Voronwë y Tuor avanzan a través de la
nada. Ven montañas a lo lejos.
VORONWË:
Según cuentan las leyendas hemos de cruzar esta
cordillera y después atravesar las ruinas de Tol Sirion donde habitan espectros
y sombras.
TUOR:
No parece nada fácil.
VORONWË:
¿Estáis asustado compañero?
TUOR:
Todavía no.
33.
Desfiladero. Ext. Día
Voronwë y Tuor cruzan un peligroso
desfiladero. Bajo ellos, un abismo. Tienen que caminar con lentitud por que andan
por una delgada cornisa de roca y podrían caer en cualquier momento. Se
despeñan pequeños cantos rodados de la montaña.
VORONWË:
Cuidado aquí, en cualquier momento...
¡Tuor se tropieza y esta a punto de caer
al vacío, pero Voronwë le agarra a tiempo!
TUOR (jadeante):
Gracias...
VORONWË:
No me des las gracias. Guarda esto para cuando nos
veamos en un peligro de verdad.
34. Cara
opuesta de la cordillera. Ext. Noche
Voronwë y Tuor están de pie observando
la lejanía. Hasta donde la vista humana alcanza, sólo hay bosque y llanura.
VORONWË:
La veo...
TUOR:
¿Es tan terrible como cuentan?
VORONWË:
Lo es. La construyeron los de mi raza pero los
sicarios de Morgoth la hicieron suya. Después fue destruida. Ahora no es más
que un montón de escombros.
TUOR:
¿A que tememos pues?
VORONWË:
Ni siquiera el más poderoso encantamiento de los
elfos puede desterrar por siempre un mal tan grande.
TUOR:
Entiendo.
Ambos compañeros se quedan en silencio.
35. Orillas
del Sirion. Ext. Día
La fortaleza derribada, se encuentra en un
islote en medio de un portentoso río. No hay puentes y su anchura es
formidable.
VORONWË:
Esa es, Tol Sirion.
TUOR:
De día no parece tan aterrador... ¿Hay forma de
vadear este río?
VORONWË:
Me temo que no. Tendremos que construir una balsa.
TUOR:
¿No nos llevaría eso mucho tiempo?
VORONWË:
¿Propones algo mejor?
TUOR:
Podríamos pasar a través de las ruinas.
VORONWË:
Como broma no es muy afortunada...
TUOR:
Míralo por el lado bueno ¿Te acuerdas del peligro de
verdad del cual aun tengo que salvarte? ¡A lo mejor es este!
VORONWË:
No sabes como me alivia eso.
El hombre y el elfo se acercan a las
ruinas.
36.
Puerta de Tol Sirion. Ext. Día
El lugar es realmente macabro. Hay dos gárgolas
a los lados. Una inmensa puerta de hierro se alza ante Tuor y Voronwë. Los
héroes se miran y se acercan. La puerta esta ligeramente abierta. Haciendo uso
de todas sus fuerzas Tuor tira hacia fuera, con gran dificultad.
VORONWË:
Deja que te ayude.
Voronwë ayuda a Tuor y juntos abren el
portón. El interior esta polvoriento y destrozado. Entran con decisión.
37. Tol
Sirion. Int. Día
El interior esta prácticamente
destrozado. Hay poco más que polvo y bloques de piedra. Sólo los pequeños
agujeros del techo les proporcionan algo de luz.
TUOR:
Atento ahora.
VORONWË:
Sí.
Voronwë y Tuor siguen avanzando con
cautela a través de las sombras. Observan a los lados. Hay estatuas horrendas e
imágenes de bestias. Continúan despacio. Al fondo hay una puerta de madera. La
abren con cuidado ¡Y un millar de murciélagos se abalanzan sobre ellos! Voronwë
y Tuor están en el suelo.
VORONWË:
¿Estás bien?
TUOR:
Define “bien”.
VORONWË:
Vivo.
TUOR
No.
VORONWË:
¿Nos vamos ya?
TUOR:
Creo que será lo mejor.
Hombre y elfo se levantan aturdidos.
38.
Orillas del Sirion. Ext. Noche
El lugar ha quedado cubierto por una
espesa niebla. Cerca de ellos está su balsa, aun no terminada y más lejos, el
río Sirion. Tuor duerme placidamente tirado en la hierba. Voronwë está cubierto
con una capa, sentado con las piernas cruzadas y tiene la cara tapada con una
capucha. De golpe, alza la cabeza. Se acerca corriendo a Tuor y lo despierta.
VORONWË:
¡Despierta!
TUOR:
Al contrarío que tú, yo necesito dormir de vez en
cuando...
VORONWË:
¡Tss!
TUOR (serio):
¿Que pasa?
VORONWË:
Nos han rodeado.
TUOR:
¿Quienes?
VORONWË:
Las Sombras.
Terribles figuras negras aparentemente
humanas, esperan rígidas.
TUOR:
¡La balsa!
Ambos compañeros corren y agarran la
barcaza a medio construir. Los seres avanzan hacia ellos, lenta pero
inexorablemente. Tuor y Voronwë meten en el agua la embarcación y suben.
Mientras están subidos en la balsa, pueden observar como los muertos se acercan
hasta la orilla del río. Por suerte ya están lejos de ellos. Se encuentran en
medio del río y por culpa de la niebla no se ve nada. La tranquilidad se rompe
y el agua empieza a burbujear. Tuor se acerca y una mano esquelética esta a
punto de arañarle. Se hace a un lado con rapidez. Voronwë lo ve asombrado. Otra
mano sale del río y se aferra al borde de la balsa. La oscuridad, la niebla y
el agua impiden verlo con claridad pero claramente es un cadáver que sube a la
barca. Tuor lo empuja, lanzándolo de nuevo contra la niebla. Voronwë se gira
¡Tras él hay otro igual que se aferra a la madera! El elfo le pega una patada y
se libra de él. Sin embargo, la barca empieza a balancearse ¡Están por todos
lados! Finalmente vuelca y los héroes caen al agua, indefensos.
Tuor y Voronwë aun tienen la cabeza
fuera del agua ¡Pero Tuor se hunde! Voronwë baja y puede ver como un centenar
de espectros submarinos arrastran a su amigo a las profundidades. Por suerte, él
esta ahí para impedirlo y tras aferrar fuertemente la mano del héroe logra salvarlo.
Comienzan a nadar hasta la orilla opuesta con todas sus fuerzas lo cual no es
nada sencillo pues miles de manos húmedas de muertos se aferran a ellos con
fuerza. Finalmente ven la orilla y salen de ella como pueden.
39.
Orilla opuesta del Sirion. Ext. Noche
Tuor y Voronwë se arrastran por la
tierra y vomitan agua. Salen corriendo a toda velocidad hasta que se detienen,
agotados. Están helados y asustados.
TUOR:
Dos veces ha peligrado mi vida y dos veces me has
salvado. Gracias, Voronwë.
VORONWË:
No, Tuor. Yo sólo trato de ayudar a aquel cuyo
destino supera con creces el mío.
Los camaradas se dan la mano con fuerza.
TUOR:
Partamos hacia Góndolin.
VORONWË:
Sea.
40. Campo
nevado. Ext. Día
Una fuerte ventisca inunda el paisaje.
Tuor y Voronwë avanzan con dificultad.
TUOR:
¡Necesitamos refugio!
VORONWË:
¡Hay una caverna cerca de aquí!
Tuor y Voronwë atraviesan penosamente el
valle. Entre la nieve, pueden ver finalmente una gran caverna en la que
guarnecerse.
41.
Caverna. Int. Día
Tuor y Voronwë entran al fin.
VORONWË:
Hemos tenido suerte.
TUOR:
¿Eso piensas realmente?
VORONWË:
¿Tú no?
TUOR:
¿Cuánto tiempo crees que nos pasaremos aquí
encerrados?
VORONWË:
Hasta que termine el frío.
TUOR:
¿Y cuanto más puede durar? ¡Llevamos así dos semanas!
VORONWË:
Hemos caminando mucho. Tiene que estar cerca.
TUOR:
Ojalá tengas razón...
VORONWË (tras un momento
callado):
¿Por qué hacemos esto Tuor?
TUOR (extrañado):
Por que se nos ha encomendado.
VORONWË:
¿No sientes que eso nos acerca a nuestros enemigos?
TUOR:
No te comprendo.
VORONWË:
Los trasgos sirven a poderes para los cuales son poco
más que piezas fáciles de sustituir. Sus armas valen más que su vida y lo
saben. No luchan por nada. Sólo luchan.
TUOR:
Acabo de darme cuenta que a pesar de tanto como hemos
andado, sabemos muy poco el uno del otro.
VORONWË:
Ambos perdimos a nuestras familias.
TUOR:
Lo siento...
VORONWË:
No lo sientas, no fue culpa tuya.
TUOR:
Eso no puede quitarte la esperanza.
VORONWË:
Yo tenía esperanzas. Por que tenía un hermoso hijo y
una extraordinaria esposa. Puede que algún día descubras a que me refiero... Me
vi en la misma situación que tú, Tuor. La diferencia es que yo sí le maté.
TUOR:
¡No puedes decirme la verdad!
VORONWË:
Déjame terminar. Los Valar son crueles. No se por que
me escogió Ulmo ni tampoco me importa. Toda esta gesta... es absurda. No
sabemos a donde vamos ni qué nos espera allí. Y ni siquiera tenemos un motivo
para llevarla a cabo.
Tuor y Voronwë callan cabizbajos. De
repente Tuor comprende.
TUOR:
No, no lo tenemos
VORONWË:
¿Cómo?
TUOR:
No es necesario tener motivo alguno para hacer
ciertas cosas. Esa gente nos necesita.
Voronwë observa fijamente a Tuor.
VORONWË:
Puede que tengas razón.
TUOR (sonriendo):
¿Acaso lo dudabas?
De repente Tuor se queda observando
fijamente una grieta en la pared.
TUOR:
¿Qué es eso?
VORONWË (girando al
cabeza):
No lo se ¿Una grieta?
TUOR:
No lo creo...
Tuor se acerca a la grieta y pasa los
dedos por los bordes.
TUOR:
Este es un corte limpio. No es natural.
Tuor coloca las manos en las paredes de
la grieta y con todas sus fuerzas la abre. Detrás hay un túnel.
TUOR:
Creo que al fin lo hemos encontrado.
42.
Túnel. Int. Día
Tuor y Voronwë andan cuidadosamente a
través del túnel. El camino es sinuoso y accidentado. Al final se ve una
pequeña luz.
TUOR:
¡Mira! ¡Una salida!
VORONWË:
¡Espera Tuor!
Tuor corre hacia la luz. Efectivamente,
da al exterior. Sale y se encuentra en un elevado risco.
43.
Risco. Ext. Día
Tuor observa atónito como, dentro de un círculo de
montañas, se encuentra la ciudad amurallada de Góndolin. Blanca e impecable
está asentada sobre una alta colina de cima plana, en medio de la campiña
verde. Alrededor de sus enormes torres, águilas inmensas revolotean.
Voronwë sale del túnel también y ve al fin la
maravillosa ciudad, igual de asombrado que su compañero.
De repente se oye una voz encima de ellos,
proveniente de guardianes elfos.
CAPITÁN DE LOS GUARDIANES:
¡Alto! ¡Quien va!
Entre la escarpada ladera de la montaña, les apuntan
siete arqueros. A los lados aparecen cuatro lanceros.
TUOR:
¡Tuor hijo de Huor, de los hombres y Voronwë hijo de
Aranwë, de los eldar! ¡Traemos un mensaje para vuestro rey!
Los guardianes se confunden ante esta afirmación
hasta que, finalmente, bajan las armas.
ACTO II
44.
Aposentos de Idril. Int. Día
En el interior del palacio de Góndolin una doncella y
un caballero de los eldar conversan. La doncella es Idril Celebrindal, una dama
de asombrosa belleza, con una larga melena negra y profundos ojos verdes. Va
descalza. El caballero es Maeglin, que es más alto y delgado que los demás
elfos, de ojos y cabellos negros y con una enfermiza palidez, aunque de
elegante porte.
MAEGLIN:
Pero mi señora...
IDRIL:
¡Sabéis que no es posible! ¡Dejad de torturaros!
MAEGLIN:
Jamás cejaré en mi empeño.
IDRIL:
Quizás deberíais...
Maeglin baja la cabeza, abatido.
MAEGLIN:
Yo os amo.
IDRIL:
Ya hemos tenido esta conversación. Sois mi primo.
MAEGLIN:
¡Las costumbres pueden cambiar! Soy líder de la Casa
del Topo y consejero de tu padre, el Rey ¡Jamás encontraréis a nadie mas digno!
IDRIL:
Es probable.
Se hace el silencio un momento.
MAEGLIN:
¿Es esa vuestra última palabra?
IDRIL:
De nuevo, sí.
MAEGLIN:
De acuerdo. Disculpadme.
Maeglin hace una reverencia y se va.
45.
Pasillos de palacio. Int. Día
Una vez ha cerrado la puerta, Maeglin lanza una
maldición y golpea la pared. Hay un espejo en el pasillo y se detiene a
observarse.
MAEGLIN:
No es por el parentesco... es por ti ¡Maldito seas, padre!
¿De que me sirve mi apariencia y talento si tengo que lidiar con tu recuerdo?
En ese momento se le acerca un soldado.
MAEGLIN (alterado):
¿Qué quieres?
SOLDADO:
Capitán Maeglin, debéis reuniros con el rey de
inmediato.
MAEGLIN:
¿Qué ocurre?
IDRIL:
Se trata de un extranjero, dice ser Tuor hijo de
Huor.
Maeglin se asombra ante esta afirmación.
45. Exterior
de Góndolin. Ext. Día
Tuor y Voronwë cabalgan junto a los
guardias. Llegan hasta las puertas de la ciudad, absolutamente colosales. Se
abren de par en par. Al fin Tuor y Voronwë contemplan la ciudad desde dentro.
VORONWË:
Así que esto es Góndolin.
46. Calles
de Góndolin. Ext. Día
Tuor y Voronwë siguen avanzando hasta el
palacio real, atravesando las hermosas calles de la ciudad y observando a sus
gentes.
47. Palacio.
Ext. Día
Llegan al portón del Palacio Real de
Góndolin, de nácar y coronado con una gran torre que se ve desde todos los
puntos de la ciudad. Tras este portón, se encuentra la Plaza del Rey en cuyo
centro hay una gran fuente y tras ella, la entrada al Palacio, una gran puerta
roja sobre cien escalones. A través de una de las ventanas Tuor observa a
Idril. Sus miradas se cruzan y después la doncella se oculta. Los guardias
bajan de los caballos, así como Tuor y Voronwë. Después, sacan a los animales
de allí. Los guardianes se arrodillan y bajan la cabeza y Tuor y Voronwë
deciden hacer lo mismo.
La puerta roja se abre y sale la guardia
personal del Rey Turgon. Tras ellos el propio Turgon, acompañado de Maeglin.
Turgon es un elfo noble pero claramente abatido y cansado por los años.
TURGON:
¿Son estos entonces?
CAPITÁN DE LOS GUARDIANES:
Sí, mi rey Turgon.
TURGON:
De acuerdo. Que hablen.
Tras bacilar un momento,
Voronwë mira a Tuor y este habla.
TUOR:
Mi nombre es Tuor, hijo de Huor, hijo de Galdor...
Maeglin se adelanta con
furia.
MAEGLIN:
¡Tuor hijo de Huor murió atacado
por Orientales! ¡No sois más que un embaucador!
TURGON:
Esperad, Maeglin. Decidme, extranjero... ¿Conocisteis
a vuestro padre?
TUOR:
No, no lo conocí. Me crié junto con Annael en las
orillas del lago Mithrim.
TURGON:
Annael... de rubios cabellos y ojo certero...
TUOR:
Os confundís. La melena de Annael era roja como el
fuego y nunca le vi demostrar su puntería pues utilizaba una poderosa espada.
TURGON (sorprendido):
¡Dios mío! ¡Sois él de verdad!
TUOR:
¿Y vos, majestad? ¿Conocisteis a mi padre?
TURGON:
Sí, marché junto a él aquel día... el día de la
derrota.
MAEGLIN:
Si el rey os da su beneplácito, no soy quien para
dudar de vos. Aceptad mis disculpas.
TUOR:
Las acepto. Pero os ruego os olvidéis de las
formalidades ya que traigo un mensaje del mismísimo Ulmo.
TURGON:
¿Te han enviado los Valar? ¡Habla!
TUOR:
¡La ciudad será descubierta y después, destruida!
¡Debéis iros de aquí!
TURGON:
¿Cómo es eso posible?
TUOR:
Fue profetizado.
TURGON:
Yo no creo en las profecías.
TUOR:
¡Pero el propio Ulmo lo dijo! ¡No existe esperanza
para Góndolin! ¡Debéis salvar a esta gente! ¡Morgoth vendrá!
TURGON (gritando):
¡Nadie jamás ha pronunciado ese nombre dentro de estos
muros!
Durante un momento todos
guardan silencio.
TURGON:
Tenía en gran estima a vuestro padre. Y veo que os
habéis convertido en un hombre bueno y leal. Alzaos, por favor.
Tuor y Voronwë obedecen.
Turgon se dirige ahora hacia Voronwë.
TURGON:
Decidme ¿Cómo os llamáis vos?
VORONWË:
Voronwë, hijo de Aranwë.
TURGON:
Bien. Escuchadme, Tuor y Voronwë por que las palabras
del rey no se repiten dos veces. No abandonaré esta ciudad aunque Ulmo y todos
los Valar bajaran en persona a decírmelo. Muchas cosas bellas se han hecho aquí
y no existe otro refugio para nosotros en toda la Tierra Media. Las montañas
nos protegen. Esta ciudad no caerá.
TUOR:
Entiendo. La decisión del rey siempre rebosa
sabiduría.
TURGON:
Me alegro que lo comprendáis. Decidme, Tuor ¿Cómo
escapasteis de los orientales?
TUOR:
Robé un arma.
TURGON:
¿Sois buen combatiente?
TUOR:
Me temo que sí, mi rey.
TURGON:
Escuchad, Tuor. El palacio tiene habitaciones de
sobra y vos parecéis cansado y afligido. Quiero que os quedéis aquí el tiempo
que haga falta.
MAEGLIN (al oído del rey):
Pero mi rey ¿Estáis seguro? ¡Es un mortal!
TURGON:
La amistad que sentía por su padre me ata a este extranjero.
TUOR:
Mi rey, apelo a vuestra hospitalidad y os pido que
deis los mismos derechos que a mí al buen Voronwë.
VORONWË (en susurros):
¡No tientes a la suerte Tuor!
TUOR (a Voronwë):
Lo siento, es mi debilidad.
TURGON (tras pensar un
momento):
Sea.
TUOR:
Mil gracias, mi rey.
Los guardianes se marchan. Tuor y
Voronwë suben las escaleras y acompañados de la guardia personal del rey,
entran en palacio. Turgon coge al último de los guardias.
TURGON (al oído del
guardia):
Aseguraos de que reciban un buen baño.
MAEGLIN:
Mi rey, estoy preocupado por la profecía ¿Y si se
cumpliera?
TURGON:
No se cumplirá. Me ocuparé de ello.
48. Plaza
central. Ext. Día
Los habitantes de Góndolin se
arremolinan alrededor de un pregonero.
PREGONERO:
¡Por orden del rey Turgon, queda prohibido de hoy en
adelante abandonar la ciudad por cualquier motivo!
49.
Murallas. Ext. Día
Las inmensas puertas de la ciudad
amurallada se cierran.
50. Plaza
central. Ext. Día
El pregonero sigue hablando
PREGONERO:
¡Tampoco nadie podrá recibir un huésped del exterior
y todo viajero será rechazado!
51.
Risco. Ext. Día
Soldados elfos tapan la entrada secreta
de la montaña con grandes rocas.
52. Plaza
central. Ext. Día
El pregonero sigue hablando
PREGONERO:
Es la voluntad del Rey.
53. Aposentos
de Tuor. Ext. Día
Tuor ahora esta limpio, descansado y
vestido elegantemente. Observa con asombro los exquisitos tapices que adornan
las paredes. Mira por la ventana. Abajo, en los jardines de palacio, Idril
pasea entre las flores.
54. Jardines
de palacio. Ext. Día
Idril arranca una amapola y la observa.
Tuor abre la puerta que da al jardín de sopetón. Asusta a Idril.
TUOR:
Siento haberos asustado.
IDRIL:
La próxima vez tened más cuidado, por favor.
Finalmente Tuor se acerca a ella pero aun
así se queda a una distancia considerable. La doncella parece fría como un
témpano.
TUOR:
Mi nombre es...
Idril se gira
IDRIL:
Lo sé. Sois Tuor. Os vi desde mi ventana.
TUOR:
Yo también os vi a vos.
IDRIL:
Supongo que sabréis quien soy.
TUOR:
No podéis ser otra que Idril Celebrindal, la princesa
de los pies de plata.
IDRIL:
Mi padre os habrá hablado de mí.
TUOR:
Muy vagamente. En mi juventud Annael me contó relatos
sobre vuestra extraordinaria belleza. Pero he de admitir que no os hacían
ninguna justicia.
IDRIL (cambiando de tema):
¿La estancia en palacio este siendo de vuestro
agrado?
TUOR:
¡Sin duda, mi señora! No tengo palabras para
describir la generosidad de vuestro padre.
IDRIL:
Lo celebro. Ahora, he de irme. Un placer conversar
con vos.
TUOR:
El placer ha sido sólo mío.
Idril da media vuelta y se marcha. Tuor
se queda inmóvil. Entra Turgon.
TURGON:
Veo que ya has conocido a mi hija.
TUOR:
Creo que la he importunado...
TURGON:
¡No te disculpes Tuor! Siéntate, tengo que hablar
contigo.
TUOR:
Claro.
Turgon y Tuor se sientan en un banco
cercano.
TURGON:
Supongo que te habrán contado miles de veces la
historia de tu padre.
TUOR:
Es una historia muy emotiva, mi señor. Mi padre fue
un verdadero héroe.
TURGON:
Tú no tienes por qué hablarme así, Tuor.
TUOR (sonriendo):
Gracias.
TURGON:
Sé que no entiendes bien por que todos admiraron tanto
a Huor.
TUOR:
Supongo que era buen guerrero.
TURGON:
Más que eso. Huor fue el ser mas honesto y leal que
he conocido en mi vida. Los eldar creemos que nuestra raza está por encima de
las demás. Pero lo cierto es que no he visto ningún eldar como tu padre.
TUOR:
Eso significa mucho para mí, viniendo de vos.
TURGON:
Una gran congoja copó mi corazón cuando oí que Annael
y los suyos habían caído en una emboscada. Todos pensaron que habías muerto. Incluso
yo. Me alegro de que hallaras Góndolin.
TUOR:
Estoy abrumado...
TURGON:
Te entiendo ¡Ni siquiera sabes quien soy!
TUOR:
Sé que sois rey de esta ciudad y fuisteis amigo de mi
padre. Con eso me basta.
TURGON:
Eso significa mucho para mí, viniendo de vos.
Turgon y Tuor se sonríen.
TUOR:
Rey Turgon... ¿Puedo haceros una pregunta?
TURGON:
Por supuesto.
TUOR:
¿Por qué perdisteis?
Turgon se queda en blanco hasta que al
fin reacciona con rudeza.
TURGON:
Nos superaban en número.
TUOR:
Pero vuestros hombres eran mejores y...
TURGON:
Deberías descansar, Tuor. Ya hablaremos en otro
momento.
El rey se levanta y se marcha.
55. Campo
de batalla. Ext. Día
Flashback.
Turgon se encuentra vestido con una
armadura completa con la espada desenvainada, rodeado de Trasgos. A su lado,
Huor, que combate con fiereza. Turgon despacha a cinco de sus enemigos y Huor a
otros cinco. A su alrededor, una descomunal batalla.
TURGON (a uno de sus
oficiales):
¡Manda la caballería por el flanco izquierdo!
OFICIAL ELFO:
¿Y vos?
TURGON:
¡Yo me quedo aquí!
El oficial obedece y parte de inmediato
¡De repente, un Trasgo se abalanza sobre Turgon por la espalda con una enorme
lanza!
HUOR:
¡Detrás vuestro!
Turgon esquiva la lanza y decapita al Trasgo.
TURGON:
Gracias, Huor.
TURGON:
¡Dejemos la charla para después de la victoria!
Un soldado humano, Gelion, se acerca
rápidamente a Huor
GELION:
¡Mi señor Huor!
HUOR:
¡Gelion! ¿Qué ocurre?
GELION:
¡Llegan refuerzos del enemigo por el oeste!
HUOR:
¡Parte a buscar a mi hermano e infórmale!
GELION:
¡Si, señor!
Gelion se marcha.
HUOR:
El día es nuestro...
56. Retaguardia.
Ext. Día
Los ejércitos combaten con furia. Hay
elfos y hombres. Sin embargo, en retaguardia hay varios regimientos inactivos.
De repente el capitán de uno de estos regimientos de hombres observa a sus
soldados y asiente con la cabeza. Todos parecen comprender.
Desenvainan.
SOLDADO ELFO 1:
¿Nos han ordenado atacar?
SOLDADO ELFO 2:
Tenemos órdenes de mantener la posición.
SOLDADO ELFO 1:
¿Qué se supone que están haciendo?
Los hombres arrojan un grito al cielo ¡Y
se lanzan sobre los elfos! Sorprendidos, los buenos eldar intentan defenderse
pero es demasiado tarde y empiezan a caer.
Otro regimiento de hombres también carga
contra los elfos, sólo que estos elfos estaban luchando contra Trasgos ¡Y
reciben los ataques por la espalda, muriendo sin remedio!
57. Campo
de batalla. Ext. Día
Turgon y Huor siguen en el centro de la
batalla. De repente se acerca a toda prisa un jinete elfo.
JINETE:
¡Mi rey, debéis salir de aquí!
TURGON:
¿Huir? ¡Estamos ganando!
JINETE:
Los hombres nos han traicionado. Nos atacan por todos
los flancos ¡No hay nada que hacer!
Turgon y Huor están afligidos y aterrados.
Los soldados elfos que hay a su alrededor parecen confusos.
JINETE:
¡Rey Turgon, debemos marcharnos de aquí!
Turgon observa a Huor y después al
Jinete.
TURGON:
¡Lucharé hasta la última consecuencia! ¡Ahora vete!
HUOR:
¡No! ¡El Rey se va!
TURGON:
¿Huor?
HUOR:
Los míos os han traicionado. No hay razón para que
sigáis aquí.
TURGON:
No puedo dejaros morir.
HUOR:
Idos ahora, mientras todavía es posible, por que en
vos vive la última esperanza de los Eldar. Si Góndolin se mantiene erguida, en
el corazón de Morgoth siempre habrá sitio para el miedo.
TURGON:
No por mucho tiempo puede Góndolin permanecer oculta
y cuando sea descubierta por fuerza habrá de caer.
HUOR:
Pero si resiste un corto tiempo, de allí vendrá la
esperanza de Elfos y Hombres. Esto os digo con la mirada de la muerte: aunque
nos separemos aquí por siempre y yo no vuelva a ver los blancos muros, de vos y
de mí se levantará una nueva estrella ¡Adiós!
Turgon asiente con la cabeza.
TURGON:
¡Convoca lo que quede de las huestes! Nos vamos...
58. Inmediaciones
de la batalla. Ext. Día
Turgon, montado en su corcel, observa desde una
elevación como Huor se pone en guardia, resistiendo desde una
colina.
Por abajo se acercan un puñado de
hombres que, en lugar de socorrerle, se ríen de el. En ese momento los Trasgos
lanzan al fin su ofensiva. Huor combate con destreza y dando fuertes golpes
acaba con uno, con otro, con otro y con otro más. Le hieren en el pecho, pero
en lugar de caer sigue luchando y mata a otros tres. Finalmente Huor es
enterrado por una marea de enemigos.
Turgon está desolado. Da media vuelta y
cabalga lejos.
Fin flashback.
59. Aposentos
del rey. Int. Día
Turgon observa través de la ventana,
apenado, recordando.
60. Aposentos
de Idril. Int. Día
Idril se revuelve en la cama. Se
despierta de golpe con un alarido. Mira a los lados. No hay nadie. Se hecha a
llorar.
61. Sala
del Consejo. Int. Día
El rey esta sentado en la cabecera de
una larga mesa con Maeglin a su derecha y Ecthelion, que es un valeroso
guerrero, a su izquierda. En el resto de la mesa están sentados otros cinco
grandes señores elfos: Duilin, Elgamoth, Rog, Penlod, y Glorfindel.
MAEGLIN:
¡Las órdenes del rey no se cuestionan! ¡Se obedecen!
GLORFINDEL:
¡Hasta los reyes pueden equivocarse en ocasiones!
¡Hemos de escuchar a Ulmo!
ELGAMOTH:
Glorfindel tiene toda la razón.
TURGON:
Se que estáis asustados, pero no hay por qué tener
miedo.
ECTHELION (levantándose):
Por favor, rey Turgon, escuchad a vuestros humildes
vasallos. Toda profecía debe ser tenida en muy en cuenta.
MAEGLIN:
¡Sandeces! ¿Tan loco estáis que proponéis abandonar
la ciudad?
ECTHELION:
No tan loco como estaba vuestro padre cuando decidió
matar a su esposa...
Maeglin desenvaina y Ecthelion hace lo
propio. Todo el consejo se sorprende ante esto.
MAEGLIN:
Disculpaos...
TURGON:
¿Cómo osáis desnudar las espadas en presencia del
rey?
Maeglin y Ecthelion se observan
fijamente hasta que este último, envaina de nuevo.
ECTHELION:
Os ruego aceptéis mis excusas, Maeglin.
TURGON:
¡Pero que vergüenza! Os recuerdo que los que os
sentáis en esta mesa tenéis la responsabilidad de representar a las casas
nobles de Góndolin ¿Esa agresión a mi consejero ha sido idea vuestra o de toda
la Casa de la fuente, Ecthelion?
ECTHELION:
Pido mil disculpas mi rey. Pero mi actitud no debe
alejarnos del tema por el cual hemos convocado esta asamblea. Seis de las siete
casas de Góndolin creemos que los Valar nos han mandado una advertencia y
deberíamos actuar en consecuencia. No conseguiremos nada sellando nuestros
oídos y mirando hacia otro lado.
TURGON:
¿Pero no os dais cuenta que no existe otra
alternativa? Góndolin es nuestro último refugio.
GLORFINDEL:
Pero vuestra propia hija lo dijo en un sueño: “No
ames demasiado la obra de tus manos y las invenciones de tu corazón, y recuerda
que la verdadera esperanza de los Noldor esta en el Occidente y viene del Mar”.
MAEGLIN:
¡Profecías! ¡Sueños! ¿Estamos aquí para discutir el
destino de una ciudad o hablar sobre los cuentos de hadas?
ECTHELION:
Ancho alto y profundo es el reino de los cuentos de
hadas, Maeglin, no os recomiendo adentraros en él...
TURGON:
¡Basta! ¡No comencéis de nuevo! Escuchadme...
Góndolin es segura. Es probablemente el lugar más seguro de toda la Tierra
Media. En este nauseabundo mundo viciado por la guerra y el asesinato sólo
nuestra ciudad reluce como una joya en el valle. Y no la expondré al fuego de los
dragones sólo por suposiciones y malos augurios. Se levanta esta asamblea.
Los miembros del consejo se levantan y
se marchan.
62. Pasillos
de palacio. Int. Día
Maeglin sale de la Sala del Consejo y
Ecthelion le agarra del brazo y lo apoya contra la pared.
ECTHELION:
Estoy harto de ti, Maeglin, y de que sólo le digas al
rey lo que quiere oír.
MAEGLIN:
¿Qué tal vuestra esposa, Ecthelion?
Ecthelion le suelta.
ECTHELION:
Tú no tienes derecho a hablar de mi esposa.
MAEGLIN:
¿Tenéis envidia por que el Rey me escucha a mí y no a
vos?
ECTHELION:
Nadie ha olvidado aun de donde sales.
MAEGLIN:
¡Ja! Todo lo que tengo lo he conseguido por méritos
propios mientras que vos, gran Ecthelion, Señor de la Casa de la Fuente, habéis
nacido con ello.
ECTHELION:
Ni siquiera sois del linaje de los Noldor.
MAEGLIN:
¿Te crees que me importa lo mas mínimo vuestro
linaje? ¡Hasta ahora sólo os ha traído desgracia y desesperación! Estoy
orgulloso de ser quien soy... no necesito padre.
ECTHELION:
Puede que por una vez hables con acierto, pero eso no
te bastará para librarte de mí. Estaré observándote...
MAEGLIN:
¡No te atrevas a amenazarme!
Entra Isilme, la esposa de Ecthelion. Al
verla, Maeglin se inclina.
MAEGLIN:
Si me disculpáis...
Maeglin se marcha. Isilme observa con
rudeza a Ecthelion.
ISILIME:
¿Ha vuelto a ocurrir, verdad?
ECTHELION:
Regresa a casa, Isilme.
ISILME:
¡Estos enfrentamientos con el consejero del rey te
llevarán a la ruina! ¿Acaso no lo ves?
ECTHELION:
Sé que sus palabras ocultan veneno.
ISILME:
¿Cómo puedes decir eso? ¡Maeglin siempre ha sido fiel
al rey! Si existen una voz ponzoñosa en esta corte son las tuyas.
ECTHELION:
Tienes razón. Siempre la tienes.
63. Calles
de Góndolin. Ext. Día
Tuor esta apoyado en una pared,
observando la ventana de los aposentos de Idril. La dama se peina. De repente,
descubre a Tuor y sonríe. Tuor sonríe también. Pero súbitamente Idril cambia de
actitud. Parece preocupada. Se levanta y cierra el ventanal. Tuor suspira y
comienza a caminar por las ajetreadas calles de Góndolin. Tras unos momentos se
detiene ante una puerta.
64. Taller
de Voronwë. Int. Día
Voronwë esta trabajando en un colgante.
Llaman a la puerta.
VORONWË:
¡Esta abierto!
Entra Tuor.
VORONWË:
Hola, Tuor.
TUOR:
Hola, Voronwë.
VORONWË:
¿Qué tal la estancia en la ciudad?
TUOR:
Resulta extraño vivir en un sitio donde todos saben
quien eres y no conocer a nadie...
VORONWË:
Olvida eso ¿Sabes la cantidad de hombres que darían
cualquier cosa por poner un pie en estas calles?
TUOR:
Lo siento. Pero lo cierto es que me gustaba la
libertad.
VORONWË:
¿Y también el frío y las chinches?
TUOR (sonriendo):
Eso no, desde luego... Veo que tienes tu propio
taller.
VORONWË:
Así es. La gente no te trata aquí como un extranjero.
TUOR:
Es lógico. Pocos han nacido dentro de estos muros ¿En
que trabajas?
VORONWË:
Es un colgante, con la insignia de un topo.
TUOR:
¿Sabes? Me han ofrecido entrar a formar parte de la
Guardia del rey.
VORONWË:
¿Cómo es posible?
TUOR:
Esta mañana, tras una especie de asamblea uno de los nobles
de la ciudad ha solicitado mi presencia.
65. Patio
de armas. Ext. Día
Flashback.
Tuor observa junto a los soldados de
Góndolin entrenarse cuando entra Ecthelion.
ECTHELION:
¡Saludos, Tuor!
TUOR:
Saludos ¿Vos sois Ecthelion de la Fuente?
Ecthelion y Tuor se dan la mano.
ECTHELION:
Así es. Perdonadme si os han despertado demasiado
pronto por mi culpa.
TUOR (en off):
Me saludó de un modo muy cordial, como si me
conociera de siempre.
TUOR:
En absoluto. Me gusta levantarme temprano.
ECTHELION:
Comprended que tenía que conocer al hijo de Huor en
persona.
TUOR:
Pues aquí me tenéis. Aunque os advierto que en mi
sangre no hay mas valor que en la de vuestros soldados.
ECTHELION:
Noto en vuestras palabras que habéis averiguado la
verdadera intención de este encuentro.
TUOR:
No hay mucho que contar. Simplemente escapé.
ECTHELION:
Hace falta algo más que fortuna para abandonar un
campamento Oriental sin ninguna ayuda.
Ecthelion recoge dos espadas de madera
del suelo y tira una a Tuor.
ECTHELION:
¿Un pequeño torneo?
TUOR:
No me agradan las espadas.
ECTHELION:
Estas son de madera. Concededme una demostración de
destreza.
TUOR (sonriendo):
Sea. Pero si perdéis una pierna habrá sido sólo culpa
vuestra.
ECTHELION:
¡Vigilaré mis pantorrillas!
Ecthelion y Tuor se ponen en guardia.
Los soldados elfos dejan de entrenar y forman un círculo a su alrededor. Los
contendientes hacen gala de una extraordinaria habilidad. Finalmente, tanto
Tuor como Ecthelion sitúan la punta de sus espadas de madera en el cuello de su
oponente. Bajan las armas y se dan la mano.
ECTHELION:
Nadie jamás me había igualado en combate singular.
Tenéis un don.
TUOR:
En una batalla real, ambos habríamos muerto.
ECTHELION:
En una batalla real tú y yo no seríamos enemigos.
Escucha, tengo una propuesta que hacerte.
Fin Flashback.
66. Taller
de Voronwë. Int. Día
VORONWË:
¡Pero es una oportunidad magnífica!
TUOR:
¿Eso crees? Pues pienso rechazarla.
VORONWË:
¿Por qué?
TUOR:
No deseo quebrantar mi juramento.
VORONWË:
¿Qué juramento?
TUOR:
Tras derrotar a Lorgan decidí que nunca más cogería
un arma.
VORONWË:
Aquello fue hace mucho.
TUOR:
No lo suficiente ¿Qué clase de hombre sería si
rompiera tan fácilmente las promesas que me hago a mí mismo?
VORONWË:
Las cosas han cambiado mucho desde que venciste a
Lorgan. Quizás necesiten tu habilidad. Si te han brindado semejante honor es
por que consideran que lo mereces.
TUOR:
¡No es a mí a quien conceden ese honor sino a mi
padre!
VORONWË:
Te torturas sin motivo, Tuor. Todos tenemos talentos,
y esta claro que el tuyo es ese.
TUOR:
Pero no deseo ser guerrero.
VORONWË:
Considérate un defensor, no un guerrero. En ocasiones
es necesario luchar por lo que amamos.
TUOR:
De niño soñaba con derribar fortalezas y ondear
estandartes. Pero luego descubrí que la guerra no es más que muerte.
VORONWË:
Has tenido una juventud difícil. Pero no has caído en
la frialdad como muchos hacen. Eres una persona sensata. Compórtate como tal.
TUOR:
Tienes razón, Voronwë. Gracias por abrirme los ojos
una vez más.
VORONWË:
De nada.
TUOR:
Bueno, te dejo seguir trabajando, amigo.
VORONWË:
Adiós, Tuor.
Tuor se dispone a marcharse cuando entra
Maeglin.
MAEGLIN:
¡El gran Tuor en persona!
TUOR:
Perdonadme. Estabais con el rey pero creo que no os
conozco.
MAEGLIN:
Perdonadme a mí. Soy Maeglin, señor de la Casa del
Topo. Yo también conocí a vuestro padre ¿Sabéis?
TUOR:
Un hombre excepcional, por lo que he oído.
MAEGLIN:
Excepcional sin duda. Pero un hombre al fin y al cabo.
Sólo hay una cosa segura en esta vida para vosotros: que moriréis
TUOR:
Siempre pensé que respirar eternamente debía ser muy
aburrido.
MAEGLIN:
Es un punto de vista. Ahora, si me disculpáis tengo
que tratar cierto asunto con vuestro amigo el artesano.
Maeglin se acerca a Voronwë.
MAEGLIN:
¿Tenéis el colgante?
VORONWË:
Sí, aquí tenéis.
Maeglin lo inspecciona.
MAEGLIN:
Sin duda un trabajo encomiable...
Pero el medallón tiene una diminuta muesca en el borde.
VORONWË:
Es inevitable alguna pequeña
imperfección.
MAEGLIN:
Como digáis. Me lo quedo. Pero no
pienso pagároslo.
VORONWË:
¿Cómo? Una pequeña muesca no es
razón para...
MAEGLIN:
Lo siento por vos. Tened más
cuidado la próxima vez.
TUOR:
Disculpad, tengo entendido que mi
amigo os ha brindado un servicio excelente. No creo que sea justo dejarlo sin
pago.
MAEGLIN:
¿Le defendéis?
TUOR:
Quizás yo sí respeto su trabajo.
MAEGLIN (irónico):
En ese caso, pagadlo vos.
VORONWË:
Por favor, todo esto es
innecesario...
MAEGLIN:
¡Por supuesto que lo es! ¡Yo soy el
consejero del rey!
TUOR:
Eso no os exime. Pagad.
MAEGLIN (muy
enfurecido):
¿Cómo se atreve el esclavo de un
mortal y un sucio bárbaro a decirme que he de hacer? ¡Apartad!
Maeglin se marcha indignado, por
supuesto, sin pagar el colgante.
TUOR:
Lo siento, Voronwë.
VORONWË:
No pasa nada... siempre que la mitad de la ciudad no
sean consejeros del rey.
Tuor ríe.
67. Murallas.
Ext. Noche
Tuor observa las estrellas desde las
murallas de Góndolin. Por la espalda se acerca Idril.
IDRIL:
¿Os preocupa algo?
TUOR:
En absoluto, no deseo que os preocupéis por mí.
IDRIL:
Mentís en ambas cosas.
TUOR (sonriendo):
Me habéis descubierto.
IDRIL:
Añoráis algo.
TUOR:
Al mismo tiempo añoro y deseo.
IDRIL:
¿Qué añoráis?
TUOR:
El mar y la infancia.
IDRIL:
Estáis equivocado. Añoráis la libertad. Pero habéis
de aprender a ser libres tras estos muros.
TUOR:
Eso que decís es muy sabio.
IDRIL:
Todos tenemos cualidades. Vos sois guerrero.
TUOR:
Preferiría ser visto como un defensor.
IDRIL:
Y ahora que sé lo que añoráis ¿Que es lo que deseáis?
TUOR:
No se si puedo decíroslo.
IDRIL:
Hablad sin miedo, por favor.
Tuor se gira y se acerca a Idril. Agarra
sus manos.
TUOR:
Os deseo a vos. Mas que nada en este mundo.
Idril se sorprende y se aleja
inmediatamente de Tuor.
IDRIL:
¡No, no puede ser!
TUOR:
¡Esperad!
Idril se marcha. Tuor se queda sólo.
68. Jardines.
Ext. Día
Tuor se adentra en los jardines. Idril
esta sentada en la hierba, esperándole.
TUOR:
¿Mi señora?
IDRIL:
Os estaba esperando.
Tuor se sienta junto a ella.
TUOR:
¿Queríais decirme algo?
IDRIL:
No he dejado de pensar en lo que me dijisteis.
TUOR:
Yo también he pasado la noche en vela.
IDRIL:
¿Me amáis de verdad?
TUOR:
Con toda mi alma.
IDRIL:
¿Por qué soy hermosa?
TUOR:
¡No!
IDRIL:
¿Entonces por qué? ¡No me conocéis!
TUOR:
¡Claro que os conozco! Siempre os he conocido. Desde
el día en que nací. Cada vez que os veo me doy cuenta.
IDRIL (llorando):
Nadie me había hablado así jamás... ¡Vete!
TUOR:
No voy a marcharme.
IDRIL:
¡Vete por favor!
TUOR:
No me iría ni aunque cien dragones me amenazaran.
IDRIL:
Tú no puedes quererme ¡No debes!
TUOR:
Sea lo que sea lo que os aflige lo aceptaré.
IDRIL:
Es una condena... A veces me asolan horribles
pesadillas. Pesadillas de desesperación y futuros inciertos. Y oigo voces de
advertencia y amenaza ¡Estoy maldita!
Idril agacha la cabeza pero Tuor levanta
su barbilla.
TUOR:
No estás maldita. Todos tenemos cualidades. Tú puedes
cambiar las cosas.
IDRIL:
¡Veo morir a la gente!
TUOR:
Nosotros lo impediremos...
Tras un rato mirándola, Tuor besa apasionadamente
a Idril.
69. Palacio.
Int. Día
Turgon, Idril y Tuor conversan solos en
el glorioso interior del palacio.
TURGON:
¡No! ¡Es imposible!
IDRIL:
¡Pero padre...!
TURGON:
¡Olvidadlo! ¡Los dos!
TUOR:
Escuchadme, mi rey. Si es vuestra voluntad juro
acatarla. Pero comprended que en verdad amo a vuestra hija.
TURGON:
Eres sensato y amable, Tuor, más que ningún otro
hombre que haya conocido. Lo averigüé el mismo día que llegasteis tú y tu
amigo. Pero no puedo concederte esta gracia.
IDRIL:
En ese caso concedédmela a mí.
TURGON:
¿Es que acaso no lo comprendéis? No se puede unir lo
mortal y lo inmortal. Es una norma que existe desde que existe el mundo.
TUOR:
¿Y que hay de la historia de Beren y Luthien, mi rey?
¿Acaso la habéis olvidado?
Turgon se detiene ante uno de los
tapices que decoran el palacio, uno que narra la historia de Beren y Luthien.
TURGON:
Por supuesto que la recuerdo. Yo ya era rey en
aquellos días. Para mí no es leyenda.
TUOR:
¿Y no es suficiente para que comprendáis?
TURGON:
¡Beren tuvo que luchar por su amor! ¡Viajó hasta el
corazón de Angband, la Fortaleza Negra y arrancó a Morgoth un silmaril de su
corona!
TUOR:
¿Deseáis que haga yo lo mismo?
TURGON:
No puedo pedirte cosa semejante y lo sabes.
IDRIL:
¿Qué nos pides entonces?
Turgon reflexiona un momento.
TURGON:
No se bien en que creer. Vuestro afecto parece
sincero.
IDRIL:
Lo es. Sabes que jamás te he desobedecido, padre.
TURGON (a Tuor):
Todo el pueblo te ha aceptado a pesar de tu condición.
Quizás haya estado equivocado. Pero ella no es sólo una eldar, es además la
hija del rey. Aun te pido uno última prueba.
TUOR:
Ordenad.
TURGON:
Dime que significa Idril para ti.
Tuor se arrodilla ante Turgon.
TUOR:
He aprendido a vivir sin hogar. He aprendido a vivir
sin padre. He aprendido a resistir tormentas y heladas. Podría ayunar durante
meses. Pero no podría pasar un solo día más sin Idril.
70. Mina.
Int. Día
Maeglin se encuentra en el interior de
las Minas de Góndolin, en calidad de capataz. Los trabajadores pican la roca a
conciencia. De repente, uno de los picapedreros encuentra algo ¡Un diamante
descomunal!
PICAPEDRERO:
¡Mi señor Maeglin!
Maeglin se acerca.
PICAPEDRERO:
Mirad lo que he hallado. Sería un digno regalo para
el Señor de la Casa del Topo.
El picapedrero entrega a Maeglin la
joya.
MAEGLIN:
Cierto. Pero sería un regalo aun más digno para la
princesa Idril Celebrindal... Recibiréis una ventaja de doce monedas por él.
PICAPEDRERO:
Gracias mi señor.
Maeglin parte con el diamante en la
mano.
71.
Palacio. Ext. Día
Maeglin camina hacia el Palacio del rey,
portando el diamante. Sin embargo, una multitud le impide el paso. Cuando logra
hacerse sitio puede ver que, en las escaleras de palacio, Tuor e Idril están
arrodillados ante el rey.
TURGON:
Y con infinito gozo declaro: mi hija Idril
Celebrindal y el valeroso Tuor hijo de Huor quedan prometidos en matrimonio. La
boda se celebrará el mes que viene, durante Las Puertas del Verano.
Maeglin deja caer,
asombrado, el diamante, que s erompe en mil pedazos. Todas las gentes de
Góndolin lanzan vítores y aplauden.
Ecthelion y su esposa se
acercan a Tuor e Idril y les regalan una vasija ornamentada.
ECTHELION:
La Casa de la Fuente os otorga sus bendiciones.
ISILME:
Os deseamos la mayor de las suertes.
IDRIL:
Mil gracias.
Maeglin da la vuelta y se
marcha enfurecido.
72. Aposentos
de Maeglin. Int. Día
Maeglin golpea las paredes, vuelca su
mesa y lanza una silla contra su espejo. Finalmente lanza un grito al cielo.
73. Campos
de Góndolin. Ext. Día
El entorno muestra el paso del tiempo:
Ya no es verano sino otoño y las hojas caen de los árboles.
74. Calles
de Góndolin. Ext. Noche
Toda la ciudad esta ornamentada. Las
gentes de Góndolin bailan alegres. Finalmente se arremolinan alegres ante las
blancas murallas, viendo salir el sol.
CIUDADANO:
¡El verano ha llegado!
El júbilo crece.
75. Templo.
Int. Día
Idril y Tuor visten elegantes y se
encuentran arrodillados ante un altar, presidido por el mismísimo Rey que esta
de espaldas. Cuando el sol sale, se da la vuelta. Así, Turgon une las manos de
Tuor e Idril con un cordel de seda.
TURGON:
Así queda sellada vuestra unión. Que los Valar os
permitan permanecer juntos por muchos años y que en todo este tiempo el amor
que sentís el uno por el otro nunca mengue.
76. Templo.
Ext. Día
Tuor e Idril salen del templo y reciben
una gran ovación de las multitudes.
77. Calles
de Góndolin. Ext. Día
Hay una gran fiesta. Tuor e Idril pasean
a caballo mientras las gentes de Góndolin lanzan pétalos de rosa y cantan a su
paso.
78. Aposentos
de Idril. Int. Día
Idril y Tuor entran. Se observan. Idril
ríe y Tuor ríe con ella. La abraza con todas sus fuerzas y la besa.
Fundido a negro.
79. Palacio.
Ext. Noche
Una muchedumbre espera afuera con
ansiedad. Parece preocupada. Entre ellos se encuentra Voronwë. Observan un
balcón.
Finalmente el balcón se abre de par en
par ¡Entonces sale Tuor alzando a su hijo!
TUOR:
¡Este es Ëarendil, Enamorado del
Mar! ¡Y será el hacedor de las mayores hazañas de su tiempo!
La población estalla en vítores y
aplausos. Voronwë contempla emocionado.
80. Cabaña.
Ext. Día
Flashback
Voronwë levanta en brazos a su hijo. A
su lado, su hermosa esposa que le observa con una sonrisa.
Fin Flashback
81. Palacio.
Ext. Noche
La gente grita el nombre del niño mientras
Tuor lo mantiene en el aire.
82. Mina.
Ext. Día
Maeglin, sentado en una roca de la mina
observa fijamente unos cabellos. En la mina hay ocho picapedreros y dos
capataces. Se acerca un capataz.
CAPATAZ:
Si me permitís la osadía... ¿Qué
tienen de especial esos cabellos, capitán Maeglin?
MAEGLIN:
Fueron un regalo de la doncella
Idril.
CAPATAZ:
Nuestra princesa...
MAEGLIN:
Nuestra princesa.
CAPATAZ:
¿Le regalasteis algo a cambio?
MAEGLIN:
En realidad esto fue lo que recibí.
A cambio de jurarla amor eterno. Dijo que no podía darme más. Nunca terminé de
creerla, pero esta claro que decía la verdad.
CAPATAZ:
Lo siento mucho, mi capitán.
MAEGLIN:
Me imagino que todos en la Casa del
Topo lo sabríais.
CAPITAZ:
Sí, así es. Entendemos vuestro
dolor.
MAEGLIN:
Es peor que eso. Mucho peor. Me ha
rechazado por un mortal ¡Un mortal! ¡Un extranjero! ¡Un bárbaro!
CAPATAZ:
Y ese hijo mestizo suyo...
MAEGLIN:
Un bastardo.
PICAPEDRERO:
¡Mi señor Maeglin! ¡Venid a ver
esto, rápido!
Maeglin se levanta rápidamente y se
dirige al picapedrero.
MAEGLIN:
¿Qué ocurre?
PICAPEDRERO:
¡Mirad, señor, un pasadizo!
Efectivamente el picapedrero ha
descubierto un túnel tras la pared.
PICAPEDRERO 2:
Deberíamos ir a informar...
MAEGLIN:
¿Informar a quien? ¡Puede que Tuor
sea ahora jefe de la guardia, consejero y yerno del rey pero Maeglin sigue
siendo Señor de la Casa del Topo!
PICAPEDRERO 2:
¿Ni siquiera vamos a esperar al
resto?
MAEGLIN:
Tardarían una eternidad.
PICAPEDRERO:
¿Qué proponéis pues?
MAEGLIN:
Vamos a entrar a explorar nosotros.
PICAPEDRERO 2:
¡Pero capitán Maeglin! ¡No sabemos
que hay al otro lado!
MAEGLIN:
¡Muy bien, Parece que empiezas a
entender el significado de la palabra “explorar”...! Bueno, manos a la obra.
Desenvainad y seguidme.
Maeglin se adentra en el túnel. Los ocho
picapedreros y los dos capataces tiran los picos, desenvainan y le siguen.
83. Pasadizo.
Int. Día
Maeglin avanza con cautela, acompañado
de los picapedreros y los capataces, espada en mano. El lugar está realmente
oscuro y es muy estrecho. El pasillo es realmente largo. Tras avanzar un rato,
llegan a una gran cavidad.
84. Cavidad.
Int. Día
Maeglin y sus hombres se detienen y
observan la cavidad de la cueva. Unos ojos rojos les observan en las tinieblas
pero se ocultan con rapidez.
CAPATAZ:
¡Este sitio es enorme!
Algo se mueve a gran velocidad tras
ellos.
PICAPEDRERO:
¿¡Quien va!?
MAEGLIN (entre
susurros):
En círculo...
Los miembros de la Casa del Topo se
ponen en círculo alrededor de Maeglin. Se oyen jadeos y gruñidos. Los elfos
están bastante asustados. De repente, una de las criaturas misteriosas se deja
ver. Es un repugnante trasgo de Morgoth, armado con una jabalina. Muy despacio,
sale de las sombras y se queda observando al segundo capataz.
CAPATAZ 2 (gritando):
¡Trasgos!
El trasgo emite un chillido agudo y
lanza la jabalina sobre su delator, atravesándolo. De inmediato, desenvaina su
cimitarra negra y se lanza al combate ¡Acompañado de otros veinte trasgos que
aparecen de entre las sombras!
MAEGLIN (gritando con
todas sus fuerzas):
¡Luchad!
La Casa del Topo combate con fiereza,
incluyendo el propio Maeglin. El capitán logra decapitar a un Trasgo y
atravesar a otro. Uno de los picapedreros y el capataz sobrante abaten a un
contrincante cada uno. Sin embargo, un ataque por la espalda acaba con otro de
los picapedreros.
Uno de los picapedreros tira su espada y
corre hacía el pasadizo pero de la oscuridad saltan dos trasgos mas sobre él
que lo acuchillan. El capataz mata a dos más pero un tercero le atraviesa con
su filo. Tras gritar de agonía, cae muerto. Un picapedrero es desarmado por uno
de los trasgos. Inmediatamente se arrodilla.
PICAPEDRERO:
¡Me rindo!
Sin embargo el trasgo carece de
misericordia y le decapita.
Otro picapedrero es acorralado por
cuatro trasgos contra la pared y apuñalado sin piedad. Maeglin pelea con furia,
defendiéndose de tres enemigos al mismo tiempo. Logra acabar con uno pero en
ese momento llegan tres más y le rodean. En ese instante el Señor de la Casa
del Topo se gira y puede observar como todos sus hombres han sido aniquilados.
Maeglin baja la espada y observa a sus enemigos.
TRASGO:
¡Levanta esa espada! ¡Queremos
verte luchar hasta la muerte!
Maeglin levanta la espada y se pone en
guardia. Pero súbitamente, sus ojos se ponen en blanco: Esta pensando en algo. Envaina.
MAEGLIN:
No.
TRASGO:
Como quieras ¡Te acuchillaremos te
defiendas o no!
MAEGLIN:
Habéis de saber que yo soy Maeglin,
sobrino del rey Turgon, Señor de la Casa del Topo de Góndolin.
TRASGO:
¡Ja! ¿Y por que nos iba a importar
eso?
MAEGLIN:
Debe importarte mucho, escoria, por
que si me das muerte ya sea rápida o lentamente, jamás sabréis donde esta
Góndolin, la oculta, aquella que vuestro amo tanto ansía encontrar.
TRASGO 2:
¿Pretendes que te creamos? ¡Un elfo
jamás vendería a su estirpe!
MAEGLIN:
Ellos no son de mi estirpe...
Los trasgos vacilan. Se miran los unos a
los otros y bajan las cimitarras.
TRASGO:
¿Y se puede saber que insta al
Señor de la Casa del Topo de Góndolin a semejante acto de traición?
MAEGLIN:
Eso no os incumbe a vosotros ¿Me
llevaréis ante Morgoth?
Los trasgos estallan en carcajadas.
85. Fortaleza
de Angband. Ext. Noche
Alzándose en medio de un páramo helado,
se erige magnífica y terrible la fortaleza negra de Morgoth, Angband. Alrededor
de sus torres revolotean los cuervos y cuerpos vivos y muertos cuelgan de
cadenas de sus murallas. En el centro, una descomunal puerta de hierro. Hacia
ella se acerca una comitiva de trasgos entre los que se encuentra Maeglin.
Uno de los trasgos se adelanta y dice
algo en su repugnante idioma. Las puertas se abren entonces de par en par.
Entran.
86. Fortaleza
de Angband. Int. Noche
Los orcos avanzan a través de un largo
pasillo, decorado con miles de púas de roca y gárgolas horrendas. Tirados por
el suelo, decenas de lobos y trasgos se alimentan de carne humana. Maeglin
observa con asco mientras avanza.
Uno de los trasgos que estaba comiendo
una pierna humana, se levanta y, mostrando sus encías ensangrentadas, observa
amenazadoramente a Maeglin.
Maeglin (con
tranquilidad):
Que aproveche...
El trasgo, desconfiado, vuelve a su
rincón y sigue mordisqueando la carne. Finalmente, la comitiva llega hasta una
escalera que baja a las profundidades.
87. Profundidades
de Angband. Int. Noche
Tras bajar las escaleras, se encuentran
ante un puente de piedra y al final de este, una puerta negra y roja
ornamentada con imágenes de espíritus torturados. Los trasgos se detienen.
MAEGLIN:
¿Aquí es?
TRASGO:
Si...
MAEGLIN:
¿Y nos quedaremos en el umbral?
TRASGO:
Nosotros no cruzaremos el umbral.
MAEGLIN:
Insectos cobardes.
Maeglin se adelanta. Atraviesa el puente
con decisión y se sitúa frente a la puerta.
MAEGLIN:
¡Vengo a ver a Morgoth, el azote de
la Tierra Media!
Nadie contesta. Después de un rato, Maeglin
se da la vuelta y la puerta se abre. Los trasgos escapan corriendo. Maeglin
entra.
88. Sala
del trono de Morgoth. Int. Noche
Maeglin se encuentra en una gran
estancia dominada por la oscuridad, débilmente iluminada por el fuego que surge
de unos pozos en el suelo. Al fondo, esta el trono de Morgoth, donde esta
sentado él en persona. La oscuridad impide verle el rostro. Sobre él, una alta
corona en la que relucen dos piedras preciosas y un hueco para una tercera. Recorriendo
su cuerpo, multitud de diminutos dragones. A su lado, de pié, un guerrero que
porta un yelmo que le tapa totalmente el rostro, Sauron. En toda la habitación
hay un centenar de guerreros con armaduras negras y aspecto deforme.
MAEGLIN:
Soy Maeglin, de Góndolin...
SAURON (gritando):
¡Arrodíllate!
Maeglin obedece.
SAURON:
¿Cómo osas entrar en las estancias
del Maestro de los Destinos? ¿Qué clase de locura se ha apoderado de ti, elfo?
MAEGLIN:
Yo creí que...
SAURON:
¡Hablarás cuando se te dé permiso!
Maeglin calla, aterrado. Uno de los
dragoncitos, de color negro, baja del cuerpo de Morgoth y se acerca a Maeglin,
que sigue con la cabeza gacha. Gira alrededor suyo y ruge.
MORGOTH:
¡Ancalagon!
Al oír su nombre, la criatura regresa de
inmediato con su amo.
MORGOTH:
Disculpa la rudeza de mi heraldo...
Levántate, Maeglin.
Maeglin se levanta.
MAEGLIN:
Gracias, Maestro de los Destinos.
MORGOTH:
Maeglin hijo de Ëol, el asesino...
MAEGLIN:
Así es...
MORGOTH:
Consejero del rey Turgon...
MAEGLIN:
No desde que llegó Tuor.
MORGOTH:
¡Tuor!
La corte entera se altera al oír ese
nombre.
MAEGLIN:
Sí, sigue vivo... Y sano la última
vez que le vi. Pero no he venido por eso: Tengo una oferta que haceros.
MORGOTH:
¿Qué puedes dar tú al Maestro de
los Destinos que no tenga ya?
MAEGLIN:
Lo que no ha conseguido mediante
todos sus espías durante años de búsqueda... El emplazamiento exacto de
Góndolin.
Morgoth se levanta. Es enorme. Todos
retroceden, asustados. Cojea del pié derecho. Finalmente se acerca a Maeglin.
El rostro del maligno es anguloso y extraño. Tiene una herida en la mejilla
izquierda. Sus ojos aun permanecen en penumbra.
MORGOTH:
Si se trata de una artimaña, te
desollaré vivo aquí mismo.
MAEGLIN (aterrado):
Os aseguro que soy sincero... Pero
no será gratis, por supuesto.
MORGOTH:
¿Y cual es el precio de semejante
información?
MAEGLIN:
Seré el rey de la Nueva Góndolin
que se edificará sobre las cenizas de la antigua e Idril será mi reina.
MORGOTH (riendo):
¿Cómo te atreves a escupirme tus
pretensiones? ¡Podría torturarte hasta que deseases la muerte y conseguir lo
mismo a cambio de nada!
MAEGLIN:
Si rechazáis mi ofrecimiento os
juro, aunque sólo sea por orgullo, que callaré hasta mi último aliento.
MORGOTH:
Tenéis valentía... Para ser una
rata traidora.
MAEGLIN:
Ellos me traicionaron primero.
MORGOTH:
Eso a mi no me importa.
Morgoth hace un gesto con la mano y
aparece un mapa flotando ante Maeglin.
MORGOTH:
Y dime ¿Dónde está, amigo mío?
MAEGLIN:
Jurad que me daréis lo que pido.
MORGOTH (lanzando un
poderoso grito con su voz distorsionada):
¡Morgoth no jura!
Maeglin cae al suelo pero se recompone y
se levanta.
MAEGLIN (señalando en
el mapa):
Aquí, en el valle de Tumladin,
oculta entre tres cordilleras. Un ejército podría atravesar las montañas de
Crissaegrim con facilidad. Hacia el este hay un pasadizo de huida.
Morgoth levanta la mirada y clava sus
ojos rojos en Maeglin. El elfo la mantiene el tiempo que puede pero finalmente la
presión se hace insoportable y Maeglin aparta la mirada.
MORGOTH:
Dices la verdad...
El mapa desaparece. Morgoth da media
vuelta y regresa a su trono. Maeglin se extraña.
MORGOTH:
Puedes partir.
MAEGLIN:
¿Ya está?
MORGOTH:
Sí. Regresarás a la ciudad. Cuando
llegue el momento, serás advertido.
MAEGLIN:
Como ordenéis...
Maeglin, sin dar la espalda, sale por la
puerta, la cual se cierra de golpe.
MORGOTH:
Al fin ¡La ruina completa de los
Noldor!
SAURON:
¿Creéis en sus palabras?
MORGOTH:
Ciegamente. Mortal o inmortal sólo
hay una cosa que realmente importa a los seres de este mundo y él la ha
perdido.
SAURON:
Aunque estéis en lo cierto, los
muros de Góndolin son altos y regios, no caerán bajo armas comunes.
MORGOTH:
No usaremos armas comunes...
¡Sauron, reúne a la horda!
89. Fortaleza
de Angband. Ext. Noche
Miles de orcos marchan a través de la
nieve. Tras ellos queda la fortaleza, con los portones abiertos de par en par.
MORGOTH (voz en off):
Ya veo a mis enemigos ahogándose en
mareas de cimitarras negras.
90. Abismo
en llamas. Int. Noche
Aparece el interior de un foso ardiente.
En lo más profundo, Gothmog y sus balrogs, todos demonios de fuego de gran
poder y tamaño que ocultan sus cuerpos deformes tras armaduras negras. Las
criaturas escalan hacia arriba en el abismo.
MORGOTH (voz en off):
Gothmog comandará el ejército y con
él vendrán los balrogs. Ellos plantaran la semilla del miedo y la desdicha.
91. Caverna
de los dragones. Int. Noche
Una inmensa cavidad con curiosas
formaciones.
MORGOTH (voz en off):
Pero nada podrá preparar al rey
Turgon para el horror que le he reservado...
Algunas de las formaciones parecen alzar
el cuello y levantarse ¡Son dragones descomunales, que dormían unos encima de
otros!
MORGOTH (voz en off):
Pues serán los dragones de fuego
los que reduzcan las blancas murallas a escombros.
Una de las bestias lanza una llamarada.
92. Sala
del trono de Morgoth. Int. Noche
MORGOTH:
Esta será mi victoria final.
Fundido a negro.
93. Murallas.
Ext. Día
Un guardia elfo, lanza en ristre, vigila
el horizonte. Se sobreponen letras blancas sobre la imagen.
TEXTO SOBREIMPRESO:
7 años después.
De repente el guardia ve algo y se gira
alterado.
GUARDIA (gritando):
¡Maeglin ha regresado!
94. Exterior
de Góndolin. Ext. Día
Las puertas se abren mientras Maeglin
cabalga penosamente hacia ellas. Su ropa esta hecha jirones y se le ve
demacrado. Entra.
95. Parte
interior de las puertas. Ext. Día
Maeglin entra ante el asombro de sus
conciudadanos y cuando no puede más, cae al suelo. De inmediato se acerca un
soldado y le da un sorbo agua.
MAEGLIN (con
dificultad):
Muchas gracias...
Tuor llega corriendo. Se acerca a
Maeglin y le levanta.
TUOR:
¡Lleváis siete años perdido! ¿Qué
fue de vos? ¿Os encontráis bien?
MAEGLIN:
Ya nada importa... al fin he
regresado a mi hogar...
Llega Idril. Maeglin se levanta
lentamente y se acerca a ella.
MAEGLIN (cogiendo de la
mano a Idril):
Idril...
Al sentir el roce de su piel Idril ve
Góndolin en llamas por un instante. Tras esto le retira la mano de inmediato.
MAEGLIN:
¿Ocurre algo?
IDRIL:
Lo siento, fue la sorpresa. Me
alegro de que hayas vuelto.
Tuor mira desconfiado: sospecha algo.
SOLDADO:
¡Tres hurras por el Capitán
Maeglin!
¡Hip hip!
GENTES DE GÓNDOLIN (al
unísono):
¡Hurra!
Maeglin sonríe.
96. Aposentos
de Idril. Int. Noche
Idril mira por el balcón con tristeza.
Tuor se acerca a ella por la espalda y la besa en el cuello pero se preocupa al
ver que no hay reacción.
TUOR:
¿Qué te ocurre, amor mío? Estás
sombría esta noche.
IDRIL:
Mi corazón desconfía de Maeglin.
Temo que por su culpa caiga una horrible desgracia en este hermoso reino.
TUOR:
Eso es injusto. Ahora es más amable
y generoso. Las gentes dicen que la penuria le ha vuelto compasivo.
IDRIL:
Han pasado siete años... ¿Dónde ha
estado todo este tiempo?
TUOR:
No voy a mentirte. Yo también
desconfío de él ¿Pero que podemos hacer? Es sobrino del rey, tu primo y nada se
le reprocha.
IDRIL:
Necesito que hagas algo por mí.
TUOR:
Por supuesto.
IDRIL:
Construye un túnel secreto, que nos
permita huir si ocurre una catástrofe.
TUOR:
Encontraré a los mineros más
capaces, pero no serán de la Casa del Topo... y Maeglin no sabrá nada.
IDRIL:
Gracias...
Llega Ëarendil, que es un lindo
chiquillo de siete años. Idril de inmediato se da la vuelta y se agacha ha
hablar con él.
ËARENDIL:
Hola mama.
IDRIL:
Hola hijo ¿Qué has hecho hoy?
ËARENDIL:
Voronwë me ha llevado a su taller y
me ha hecho una peonza ¡Mira!
Ëarendil muestra una pequeña peonza de
madera a su madre.
IDRIL:
Es muy bonita...
TUOR:
Te encantan los juguetes que te
hace el tío Voronwë ¿Verdad?
ËARENDIL:
Sí, se porta muy bien conmigo...
¿Puedo ver las estrellas con vosotros?
TUOR:
¡Pues claro!
Tuor levanta a Ëarendil. Los tres
observan el cielo.
IDRIL:
¿No son maravillosas las estrellas?
ËARENDIL:
Me gustaría ser una estrella...
TUOR:
¡Quien sabe, hijo! Quien sabe.
97. Barracones.
Int. Día
Tuor y Ecthelion están sentados uno
frente al otro. Parecen conversar sobre algo importante.
ECTHELION:
Hablad, estoy a vuestro servicio,
amigo.
TUOR:
Idril ha vuelto a tener
pesadillas... y yo he recordado las advertencias de Ulmo.
ECTHELION:
Entiendo...
TUOR:
No tiene por que significar nada,
pero me ha rogado que construya un paso de huida.
ECTHELION:
Ya existe uno.
TUOR:
Uno que no conozca Maeglin.
Ecthelion queda inmóvil.
ECTHELION:
Yo siempre le desprecié mientras
los demás alababan sus logros... pero ahora creo que su bondad es real. Ha
sufrido mucho, Tuor ¿Quiénes somos nosotros para juzgarlo?
TUOR:
Tomadlo como un presentimiento.
ECTHELION:
De acuerdo. Le pediré al rey un
grupo de mineros y...
TUOR:
No creo que fuese conveniente.
ECTHELION:
¿Pretendéis que ni aun el rey lo
sepa?
TUOR:
Sólo los que lo construyan. Llegado
el momento todos podrían conocerlo.
ECTHELION:
Me pides una locura Tuor.
TUOR:
Por favor, Ecthelion,... Por favor.
ECTHELION:
De acuerdo. Lo intentaré.
TUOR:
Muchas gracias Ecthelion.
ECTHELION:
De nada. Sólo deseo que estés
equivocado.
TUOR:
Yo también.
98. Comedor
de Palacio. Int. Día
Los nobles de la ciudad están sentados
alrededor de una gran mesa presidida por el rey. Entre ellos esta Ecthelion,
Tuor y Maeglin. Este último se levanta y todos callan.
MAEGLIN:
Quiero hacer un llamamiento a la
bondad de este, mi pueblo, que me ha permitido olvidar los horrores sufridos
gracias a su maravillosa compasión. Como todos sabéis dentro de seis meses
serán las fiestas de Las Puertas del Verano y nada me hace más feliz que
celebrar este gran acontecimiento con todos vosotros.
TURGON:
Nuestra dicha es infinita, Maeglin.
Damos gracias a los Valar de que estéis aquí, sano y salvo.
MAEGLIN:
La dicha es mía que al fin he
regresado a las calles de Góndolin.
Toda la sala aplaude.
99. Aposentos
de Maeglin. Int. Día
Maeglin entra en sus aposentos y cierra
la puerta. Se quita la capa y las botas. Entonces, un murciélago se posa en el
alfeizar de su ventana. Maeglin se gira y el murciélago avanza hacía él. Trata
de espantarlo
MAEGLIN:
¡Largo de aquí, rata voladora!
¡De repente, el murciélago lanza un
potente chillido y Maeglin se aleja asustado! Es entonces cuando el murciélago
se transforma en el mismísimo Sauron. La habitación se vuelve oscura y
distorsionada, como si se tratase de un mal sueño.
MAEGLIN (tartamudeando):
¡Sauron!
SAURON:
Sólo quedan seis lunas para que
llegue la horda y El Maestro de los Destinos tiene órdenes para ti.
MAEGLIN:
¡Yo ya cumplí mi parte del trato!
SAURON (gritando):
¡El trato se hará como al amo le
plazca!
Maeglin baja la cabeza en silencio.
SAURON:
Ocúpate de que Turgon defienda la
ciudad desde dentro ¿Entendido? El Maestro de los Destinos desea aniquilar
hasta al último de los elfos de este valle...
MAEGLIN:
¿Pero que hay de mí?
SAURON:
Morgoth emplazará espías en el paso
de huida. A todo el que lleve la insignia de La Casa del Topo se le permitirá
el paso.
MAEGLIN:
¿Y que será de los demás?
SAURON:
El momento de arrepentirse pasó
hace mucho.
MAEGLIN:
Sea.
SAURON:
Recuerda, seis lunas. La ciudad
debe ser defendida desde dentro.
Sauron regresa a su forma de murciélago
y se va. La habitación recupera su aspecto original. Maeglin queda aturdido.
Finalmente se levanta.
MAEGLIN:
Si... ya rechacé aquel momento
cuando tuve oportunidad.
100. Calles
de Góndolin. Ext. Noche
Las gentes de Góndolin celebran de nuevo
Las Puertas del Verano. Los ciudadanos bailan al son de la música. Tuor, Idril,
Turgon y Maeglin están sentados en un palco. De repente Tuor se levanta.
TURGON:
¿A dónde os dirigís, Tuor?
TUOR:
A unirme al festival, por supuesto
¿Me haríais el honor de acompañarme, Idril?
Tuor e Idril bajan hasta donde esta el
gentío y bailan junto a los ciudadanos. Voronwë lo ve e inmediatamente, se
arrima a los músicos y saca una pequeña flauta. Empieza a tocar con singular
maestría mientras Tuor e Idril danzan con fuerza.
Ecthelion agarra a su esposa y sin
preguntarla, se incluye en el festejo. La música cesa finalmente y todos se
detienen. La gente aplaude. Un ciudadano emplazado en las murallas grita.
CIUDADANO:
¡El sol va a salir! ¡El verano ya
ha llegado!
Todo el mundo lo recibe con una gran
ovación y observa con alegría. Ecthelion parece preocupado.
ECTHELION:
Eso es el oeste...
De repente la ciudad entera calla.
101. Murallas.
Ext. Noche
Ecthelion y Tuor miran al horizonte
junto con un centenar de soldados. Efectivamente, viene luz del oeste pero no
es producto del sol. Tuor y Ecthelion observan horrorizados.
102. Ladera
de la montaña. Ext. Noche
Miles de trasgos se dirigen hacia el
valle atravesando un paso en la montaña, portando armaduras y lanzas negras.
Entre ellos, los balrogs, y al frente, Gothmog.
103. Murallas.
Ext. Noche
Tuor y Ecthelion siguen conmocionados,
rodeados de una multitud igual de estremecida. Idril, asustada, se acerca. Tuor
se da la vuelta, sin poder ocultar el espanto y la mira.
IDRIL (gritando de
horror):
¡No!
Idril da media vuelta y sale corriendo.
Tuor intenta alcanzarla.
TUOR:
¡Idril!
Pero algo detiene a Tuor. Un rugido. Un
rugido que hace que la ciudad entera calle nuevamente. Tuor gira lentamente y
observa otra vez al horizonte.
104. Ladera
de la montaña. Ext. Amanecer
Los dragones acompañan al ejército de
Morgoth. Uno de ellos lanza un alarido y el sol sale.
105. Murallas.
Ext. Amanecer
Ecthelion:
¿Qué clase de amanecer es este?
106. Ladera
de la montaña. Ext. Día
Gothmog se yergue y señala Góndolin
pronunciando una palabra indescifrable mientras su ejército continúa. Uno de
los dragones se acomoda en un peñasco cercano y se queda junto a él.
ACTO III
107. Sala
del Consejo. Int. DIA
El rey esta sentado en la cabecera de
una larga mesa con Tuor a su derecha y Ecthelion a su izquierda. En el resto de
la mesa están sentados otros señores elfos: Duilin, Elgamoth, Rog, Penlod,
Glorfindel, Maeglin y otros seis nobles más.
TURGON:
Nobles, Altos Señores, Eruditos... Os
convoca el Rey por que la desgracia al fin ha caído sobre el valle. Morgoth ha
encontrado Góndolin y ha invocado sus fuerzas frente a nosotros. Hemos de
decidir que hacer, y rápido.
ECTHELION:
No temáis mi rey, no podrán
movernos un palmo.
TURGON:
Gracias, Ecthelion. Confío en que
sea así.
TUOR (gritando):
¡Eso es exactamente lo que Morgoth
desea!
El rey observa a Tuor extrañado.
TUOR:
Escuchadme. Aun existe una
posibilidad para nuestro pueblo. Debemos lanzar inmediatamente una poderosa
embestida. Nuestra caballería es fuerte y sería posible. Que las mujeres y los
niños nos acompañen y antes de que el enemigo se recomponga nos dispersaremos
en todas direcciones.
PENLOD:
Pero eso dejaría Góndolin expuesta.
TUOR:
Ningún refugio, por hermoso que
sea, merece la muerte de un solo individuo.
Un profundo silencio invade la estancia.
Maeglin mira asustado los rostros de los nobles.
GLORFINDEL:
Yo apoyo la idea de Tuor.
ECTHELION:
Debo admitir que es un sabio
consejo, mi rey.
ELGAMOTH:
Yo también lo apoyo.
ROG:
Yo también.
DULIN:
¡Y yo!
MAEGLIN (levantándose):
¡No!
Todos miran a Maeglin, extrañados.
MAEGLIN:
¡El miedo os ciega! Escúchame ¡Oh,
Rey! La ciudad de Góndolin encierra un caudal de joyas, metales y objetos de
incomparable belleza forjados por los Noldor, y todos vuestros señores, que a
mi juicio son más valientes que sensatos, están dispuestos a dejarlos en manos
del Enemigo ¿Qué será de vuestro trabajo, y el de vuestros padres? ¿Tan poca
confianza mantenemos en nuestras orgullosas murallas?
Turgon se queda pensativo.
NOBLE 1:
¡Maeglin tiene razón, oh rey!
¡Escuchadlo!
TUOR:
¡No podremos resistir el ataque!
¡Quedaremos atrapados!
MAEGLIN:
¿Acaso se ha vuelto insignificante
la grandeza de la colina de Amon Gwareth? ¿Sus infinitas flechas? ¿Pensáis
marchar desnudos contra un peligro de fuego y llamas que hace temblar el valle
con su marcha?
PENLOD:
¡Maeglin está en lo cierto!
NOBLE 2:
¡Debemos quedarnos!
ECTHELION:
¿Acaso no habéis oído a Tuor?
NOBLE 3:
¡No regalaré mis riquezas a los
trasgos!
TURGON:
¡Silencio! He de admitir que las
palabras de Maeglin me han conmovido...
TURGON:
¡Pero Turgon...!
TURGON (levantándose):
¡Ahora no, Tuor! ¡Tu propuesta es
totalmente descabellada! Es muy cierto que la horda de Morgoth es numerosa y
temible. Pero no podemos huir ante el primer peligro que se presenta. Los
Noldor ya lucharon en el pasado contra enemigos muy superiores en fortaleza y
número ¡Y ganaron!
108. Valle.
Ext. Anochecer
El sol se oculta tras la ciudad mientras el
inmenso ejército de bestias inmundas avanza sin cesar.
109. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Las tropas de la casa del rey, que visten de
colores dorados y llevan largas picas, forman rápidamente un fuerte batallón.
110. Murallas.
Ext. Noche
Se reúnen los arqueros de la casa de la
Golondrina. Su jefe es Duilin. También están los del Arco Celestial. Su jefe es
Elgamoth, que lleva una espada curva.
También se reúnen los de la casa del Árbol,
arqueros sin armadura.
111. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Llegan desde el sur los de la casa de la
Fuente, comandados por Ecthelion y marchando a la batalla acompañados por la
música de flautas. Detrás de ellos la estirpe del Arpa, y los de la casa del
Martillo Iracundo, que portan martillos pesados, y están comandados por Rog. Los
siguientes son los del linaje del Pilar y de la Torre de Nieve, que llevan
grandes escudos y lanzas. Su jefe es Penlod. Por último llegan Maeglin y los de
la Casa del Topo, que se posicionan en retaguardia. Ecthelion mira atrás con
melancolía, hacia el interior de la ciudad.
112. Aposentos
de Ecthelion. Ext. Noche
Flashback.
Ecthelion viste su armadura. Tras él, su
esposa, Isilme, con los ojos llorosos. Ecthelion se da la vuelta y la observa.
Isilme no puede más y se lanza a abrazarle. Ecthelion la coge con fuerza.
ISILME:
No podría vivir sin ti.
ECTHELION:
Claro que podrías. Y lo harás.
Isilme levanta la mirada asustada.
Ecthelion la besa con pasión y se marcha mientras la dama llora
desconsoladamente.
Fin Flashback.
113. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Ecthelion baja la mirada y después vuelve a
observar la puerta.
114. Palacio.
Ext. Noche
Glorfindel y los de la casa de la Flor Dorada
esperan pacientes y formados ante las puertas del palacio.
115. Palacio.
Int. Noche
Varios elfos atavían a Tuor para la guerra.
Cuando han terminado Tuor estira el brazo derecho.
TUOR:
Mi espada.
Una mano amiga le entrega un arma
excelente y bellamente ornamentada, Glamdring.
TURGON:
Esta es Glamdring. Su nombre
significa “Martillo de Trasgos”.
Tuor se gira sorprendido. Sus sirvientes
no están y en su lugar el rey Turgon le entrega su espada.
TUOR:
Pero esta es vuestra espada.
TURGON:
A mi ya no se me permite ir a la
guerra. He decidido regalárselo a aquel que podrá darle mejor uso.
TUOR:
Prometo no defraudaros.
Tuor envaina la espada y se dispone marcharse
cuando Turgon le retiene.
TURGON:
Sé que estás afligido por que no te
apoyé en el consejo.
TUOR:
Me nombrasteis vuestro consejero
pero no se por qué lo hicisteis. Me da la sensación de que nunca tomasteis
seriamente mi parecer.
TURGON:
¿Acaso no te he entregado a mi hija?
¿Alguna vez te he reprochado algo? Te amo como si fueras de mi misma sangre,
Tuor.
TUOR:
Entonces ¿Por qué no me escucháis?
Aun estáis a tiempo de corregir.
TURGON:
Tú no estuviste aquí cuando se levantaron
las blancas murallas. Ni cuando nuestros herreros forjaron las espadas ni tejieron
las cotas de malla. Si existe algún lugar por el que merezca la pena luchar es
este.
TUOR:
Os entiendo. Pero quizás por que
soy mortal, no soy inmune al miedo.
Tuor se marcha.
116. Calles
de Góndolin. Ext. Noche
Tuor atraviesa las calles, ahora desiertas.
117. Taller
de Voronwë. Ext. Noche
Tuor se acerca y llama a la puerta.
Voronwë le abre.
118. Taller
de Voronwë. Int. Noche
Voronwë espera a Tuor junto con Idril y
Ëarendil y unos cuanto soldados.
TUOR:
¿Sabéis lo que hay que hacer?
VORONWË:
Sí, Tuor.
TUOR:
Si el ejército de Morgoth entra, no
me esperéis ¿De acuerdo?
IDRIL:
¡No digas eso!
TUOR:
Es importante que me escuchéis.
Tuor se acerca a su esposa y la abraza.
Se agacha y observa a su hijo.
TUOR:
Obedece a tu madre y al tío Voronwë
¿Entendido?
ËARENDIL:
¿A dónde vas?
TUOR:
¿Me has entendido?
ËARENDIL:
Sí, papá.
TUOR:
Bien.
Tuor abraza a Ëarendil. Tras esto se
levanta, se acerca a la puerta y la abre.
TUOR:
Dos conmigo. El resto se quedarán
aquí y obedecerán a la princesa.
Los soldados obedecen y Tuor se marcha.
119. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Tuor se acerca a las tropas.
SOLDADO (entre vítores):
¡Nuestro capitán ha llegado!
Los soldados golpean sus armaduras y
saludan a Tuor mientras este pasa entre ellos. Finalmente se coloca al frente,
junto con Ecthelion.
ECTHELION:
Hola, amigo.
TUOR:
Hola.
ECTHELION:
Siguen ahí fuera...
arrastrándose...
TUOR:
Les devolveremos con su amo.
120. Valle.
Ext. Noche
Entre los trasgos se encuentran dragoncitos
de tamaño similar a un oso mientras que los grandes dragones están situados en
la retaguardia. Ante el ejército está Gothmog y los balrogs. Los demonios
gritan de forma ensordecedora los trasgos se colocan en formación,
protegiéndose con los escudos, y avanzan lentamente hacia las murallas. Junto a
sus señores.
121. Murallas.
Ext. Noche
Elgamoth alza su espada
ELGAMOTH:
¡Disparad!
Los elfos en las murallas cargan los arcos y
disparan con inusitada destreza.
122. Valle.
Ext. Noche
Tiene lugar una lluvia de miles de flechas. Muchos
trasgos caen, pero los escudos desvían la mayoría de los proyectiles. Los
Balrogs también reciben numerosas flechas pero las que no rebotan en sus
armaduras, se quedan clavadas sin producirles el menor daño. Los trasgos abren
la formación y los dragones pequeños salen a la carrera.
123. Murallas.
Ext. Noche
Elgamoth observa alterado
ELGAMOTH:
¡Apuntad a los gusanos!
124. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Tuor y Ecthelion miran hacia arriba. Tuor se
gira inmediatamente.
TUOR:
¡Ya llegan! ¡Manteneos firmes!
125. Murallas.
Ext. Noche
Los monstruos escalan las murallas y llegan
hasta los arqueros que, completamente sorprendidos, tratan de defenderse.
Armados sólo con arcos, no tienen mucho que hacer ante la fuerza descomunal de
las bestias.
126. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Tuor y Ecthelion siguen mirando hacia arriba.
Hay una auténtica carnicería. Caen varios cuerpos mutilados. Algunos de los
elfos muestran rostros de verdadero pánico ante la situación ¡Repentinamente, y
sin que nadie se hubiese percatado de su presencia, uno de los dragones jóvenes,
agazapado en las puertas, salta sobre Ecthelion!
TUOR:
¡Ecthelion!
No termina Tuor de decir esto cuando otra de
las criaturas se lanza sobre él. Al mismo tiempo, otra de las bestias se tira
encima de la Guardia del Rey.
127. Murallas.
Ext. Noche
Elgamoth combate con su espada curva contra
uno de los dragones jóvenes y tras esquivar un mordisco, clava su acero en el
ojo del engendro y mientras gime de dolor, le atraviesa la cabeza. Pero tras
él, otro de los monstruos le tira al suelo y le arranca el hombro de un
mordisco. Elgamoth grita y muere. El dragón joven se marcha.
128. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Ecthelion está bajo uno de las bestias pero
se protege bajo su escudo de los mordiscos. Trata de alcanzar su espada
mientras los impactos son cada vez más fuertes.
Mientras tanto, una de las criaturas se
dedica a despedazar a los miembros de la guardia del rey.
Tuor se levanta rápidamente. Ante él, otro de
los dragones jóvenes. El dragón joven gira alrededor de Tuor esperando el mejor
momento mientras este permanece en guardia espada en mano.
129. Valle.
Ext. Noche
Los trasgos siguen marchando. Gothmog hace
una señal y los grandes dragones de fuego avanzan hacia las murallas.
130. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
La Casa del Pilar y la Torre de Nieve se
enfrentan contra dos de los pequeños dragones jóvenes pero tras una corta
pelea, los derrotan. Maeglin observa suspicaz mientras ni él ni sus hombres se
mueven un centímetro.
MAEGLIN:
Es el momento.
La Casa del Topo se retira discretamente del
lugar.
Ecthelion finalmente consigue su arma y
atraviesa el costado del dragón joven. Mientras, el dragón joven con el que se
enfrentaba Tuor se abalanza sobre él pero el héroe le corta la cara y la
bestia, asustada, huye.
En el regimiento de la guardia del rey, se ha
formado un corro alrededor del dragón joven que les atacó, rodeado de cuerpos
ensangrentados. Los soldados utilizan sus escudos de barrera y usan sus lanzas
para asestar certeros aguijonazos. Van estrechando el círculo y acaban con la
criatura.
Hay ocho más de estos dragones bajando por
los muros. Tuor se pone frente a ellos.
TUOR:
¡Guerreros de Góndolin! ¡Conmigo!
¡Todos!
Las tropas forman con disciplina. Los
dragones bajan.
TUOR:
¡Cargad!
El ejército contra los dragones. Los elfos
luchan con habilidad y gracia y ninguno más muere, acabando con todos sus
enemigos.
131. Exterior
de Góndolin. Ext. Noche
Uno de los más grandes dragones se apoya
contra las murallas blancas escupiendo fuego, sumergido en un mar de llamas y
rodeado de centenares de trasgos cubiertos por armaduras negras. Gothmog cierra
su puño con fuerza y ante ese gesto el gran dragón se aleja de los muros y tras
coger aire vomita con todas sus fuerzas una nube de llamas contra la puerta.
132. Murallas.
Ext. Noche
Los arqueros y su jefe, Duilin, se levantan aún
aturdidos por el ataque anterior ¡Pero deben agacharse al ver la terrible
llamarada del dragón!
133. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Todos observan asustados como arden las
puertas de la ciudad.
134. Murallas.
Ext. Noche
El Dragón carga contra la puerta.
135. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
La puerta resiste la primera embestida.
136. Murallas.
Ext. Noche
El Dragón carga de nuevo.
137. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
La puerta de Góndolin estalla. Tuor se gira
rápidamente. Los soldados están sorprendidos y asustados. Entre el humo, se
alza el gigantesco reptil, de escamas negras y ojos brillantes. Unos cuantos
soldados tratan de atacarlo pero el dragón, sin inmutarse, acaba con todos con
sus fauces y zarpas.
TUOR (a Ecthelion):
¡Comanda a la tropa!
ECTHELION:
¡Lejos del gusano! ¡Reagrupaos!
Ecthelion retrocede y se pone junto a los soldados.
Tuor permanece ante el Dragón. En ese instante un millar de orcos entran por la
puerta rota.
138. Murallas.
Ext. Noche
Duilin observa abajo y saca su portentoso
arco.
DUILIN:
¡A los trasgos! ¡Que no quede ni
uno en pie!
Duilin comienza a disparar y acaba con tres
trasgos. Los demás elfos obedecen sus órdenes y merman las tropas enemigas.
139. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Los elfos resisten el envite y combaten con
fiereza contra los cientos de trasgos, que caen como hojas en otoño.
Tuor está ante el dragón. La bestia se yergue
en dos patas y después se lanza sobre Tuor, que esquiva con agilidad el golpe.
Nuevamente la criatura se alza y cae y Tuor nuevamente lo esquiva. El guerrero
golpea el costado del titán pero sus escamas son demasiado fuertes y no le hace
ni un rasguño. Tras esto, se hace a un lado a tiempo para evitar un mordisco,
pero recibe un coletazo que lo lanza contra la pared de un edificio. El
monstruo escupe una gran columna de fuego, ante lo cual el héroe busca
cobertura tras un pedazo de la puerta caída, a modo de escudo. Tuor avanza bien
protegido y el dragón lanza otra llamarada. Tuor continúa y nuevamente el
dragón escupe fuego. De repente, el héroe arroja el improvisado escudo a un
lado y agarrando su espada con ambas manos se lanza contra el dragón que coge
aire para una nueva llamarada. Glamdring, la espada del rey, brilla y entonces
Tuor la clava en el cuello del monstruo hasta la empuñadura. Un grito
ensordecedor del gigante. El inmenso enemigo cae pesadamente y Tuor recupera la
espada.
140. Exterior
de Góndolin. Ext. Noche
Dos dragones más golpean con furia las
murallas, azotados por un balrog y su látigo de fuego.
141. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
La batalla continúa. Todas las casas luchan
valientemente y aunque los trasgos logran matar algunos elfos, van perdiendo la
pugna. Tuor y Ecthelion acaban con seis y siete adversarios respectivamente.
142. Exterior
de Góndolin. Ext. Noche
Los dragones siguen golpeando y acaban por
derribar las murallas.
143. Murallas.
Ext. Noche
Duilin cae entre los escombros y muere junto
con muchos de los arqueros.
144. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
A pesar de que los elfos han expulsado
eficazmente a los trasgos que entraban por la gran puerta, un centenar más se
avecina por el flanco izquierdo. Ecthelion los ve.
ECTHELION (gritando):
¡Martillo iracundo! ¡Flanco
izquierdo!
Los elfos de la casa del Martillo Iracundo
obedecen. Su jefe, Rog, se sitúa al frente.
ROG:
¡Que los Valar se sientan
orgullosos, hermanos!
El reducido grupo de guerreros, fuertemente
armados con grandes mazos, se abalanzan sobre el ejército invasor sin piedad y
muchos caen en la embestida.
Mientas tanto, el combate en la puerta
continua y Tuor logra acabar con muchos trasgos. A pesar de su valor, otros tantos
elfos mueren, superados por la inmensidad de la fuerza enemiga.
Cerca de Ecthelion cae una roca desprendida
de la muralla, lo que le deja en el suelo y a merced de la lanza de un trasgo
sanguinario. Por suerte, su cota de malla le protege y Ecthelion se levanta y lo
mata.
Mientras tanto, los del Martillo iracundo son
rodeados por las fuerzas de Morgoth, a todas luces demasiado numerosas.
Finalmente son aniquiladas cruelmente, siendo Rog el último en caer,
acuchillado por un centenar de contrincantes. Ecthelion corre hacia donde está
Tuor.
ECTHELION (a Tuor):
¡Retira a tus tropas!
Tuor echa un vistazo a su alrededor y
descubre con horror que están perdiendo el combate.
TUOR:
¡Guardia del rey! ¡A mi!
Tuor y la guardia del rey retroceden,
cediendo terreno ante la marea negra.
Los Balrogs entran por la puerta caída. Tras
ellos, siguen entrando más y más criaturas. Cada paso que dan se traduce en
llamas que impregnan el suelo, que suben por las paredes y que saltan a los
tejados.
Tuor se aleja y observa como los elfos
perecen en una batalla imposible. En un área segura, junto con miembros de la
guardia del rey, entra Gothmog y lanza un grito de victoria, acompañado de sus
repulsivos subalternos. El demonio alza los brazos y una inmensa llamarada
cruza el aire en forma de arco, desde sus manos hasta el interior de la ciudad.
El incendio se propaga. Mucha gente oculta en sus casas, es incinerada viva o
se ve obligada a huir mientras las casas caen y las llamas suben. Ni Tuor ni
sus hombres pueden hacer nada al respecto.
TUOR:
Hay que sacar a la gente de aquí.
145. Barracón
(salida norte). Ext. Noche
Los soldados de La casa de la Fuente,
acompañados por los del Pilar y la Torre de Nieve, luchan valientemente pero no
pueden hacer nada contra los infinitos trasgos. Retroceden poco a poco hasta
llegar a las puertas de los barracones. Ecthelion se adelanta y las abre.
ECTHELION:
¡Vamos, vamos!
Los soldados entran, siendo Ecthelion el
último y cerrando las puertas tras de sí.
146. Barracón.
Int. Noche
Los soldados protegen lo mejor que pueden
todas las puertas y ventanas. Ecthelion esta inmóvil en una esquina. Los
trasgos tratan de romper la madera y los soldados los abaten desde dentro,
introduciendo las lanzas por las brechas. Después de un rato, los trasgos parecen
ignorarles.
SOLDADO (a Ecthelion):
El enemigo se ha marchado ¿Órdenes?
Ecthelion observa al soldado y da media
vuelta. Atraviesa todo el barracón hasta unas escaleras. Sube.
147. Barracón
(2º piso). Int. Noche
Ecthelion se acerca a una de las ventanas del
segundo piso y echa un vistazo. Su rostro refleja horror.
148. Barracón.
Int. Noche
Ecthelion baja despacio. Tiene la mirada
perdida y arrastra su espada como agotado.
SOLDADO (a Ecthelion):
¿Señor?
ECTHELION (tras un rato
sin responder):
Vengan conmigo los valientes y los
locos. Los demás huid.
SOLDADO:
¿Qué mal habéis visto?
ECTHELION (ignorándole):
Si el último de los elfos del valle
muere, Morgoth habrá vencido. No quiero más de quince guerreros.
Ecthelion se marcha y quince de sus hombres
lo acompañan. Los soldados quedan sorprendidos. De repente, Penlod se adelanta.
PENLOD:
Ya habéis oído a Ecthelion. Yo le
acompañaré ¿Quién de mi linaje viene?
El regimiento queda asombrado pero
rápidamente seis del linaje del Pilar y ocho del de la Torre de Nieve le
siguen.
149. Barracón
(salida sur). Ext. Noche
Ecthelion se encuentra ante los soldados, en
una elevación. Tras ellos, el barracón. Tras Ecthelion, el ejército de Morgoth
y sus terribles capitanes.
ECTHELION (con furia):
¿Quién temerá ahora a los Balrogs
por todos sus horrores? ¡Ante vosotros están los malditos que por años de años
han atormentado a los hijos de los Noldor y que ahora han hecho estallar un
incendio a nuestras espaldas con el fuego que han arrojado! ¡Venid vosotros,
los de las grandes casas de Góndolin! ¡Venid ahora y los aniquilaremos por su
crueldad!
La tropa alza sus armas y grita. Ecthelion
carga y los treinta hombres que le siguen, también. Los trasgos, asombrados, no
pueden evitar la embestida. Ecthelion logra llegar hasta uno de los balrogs y
Penlod también. El balrog con el que se había encarado Ecthelion saca un látigo
de fuego de tres colas y castiga al valeroso elfo. Pero este aun tiene fuerzas
para utilizar su espada y hacer un corte en el estómago del demonio, saltando
parte de su armadura negra. De la herida manan llamas. Ecthelion aprovecha para
cortar el brazo del arma a su oponente. El monstruoso capitán utiliza el otro
brazo para arañar la cara de Ecthelion, pero este le hiere en la pierna y el
inmenso oponente cae. El elfo se sube al cuerpo y le remata. Mientras tanto,
Penlod choca su espada contra el sable flamígero de otro de los demonios. Una
vez y otra y otra más. Pero el quinto golpe es letal para Penlod, que recibe un
corte de arriba abajo. Sin embargo aun le quedan fuerzas para lanzar su espada
y clavarla en el rostro de su enemigo, que también resulta irremediablemente
muerto.
Las tropas continúan peleando lo mejor que
pueden pero los balrogs son demasiado poderosos y acaban con los soldados
fácilmente. Ecthelion esta rodeado de trasgos, pero no presentan ningún desafío
para él. De repente se fija en una ventana, a lo lejos. Allí está Isilme, su
esposa. A pesar de la distancia, las llamas y la confusión, logra verla. Llegan
más trasgos y Ecthelion debe huir. Queda acorralado en una callejuela pero
logra colarse por una rendija.
150. Ventana.
Ext. Noche
Isilme abandona la ventana.
151.
Plaza central. Ext. Noche
La plaza esta completamente vacía. El sonido
de la guerra y el saqueo queda lejos. No hay enemigos a la vista. La plaza es
reducida. Esta decorada con bellas estatuas y en el centro hay un atril. Cerca,
un gran pozo. Ecthelion arrastra una pierna, agobiado por las heridas y el
calor. Se sienta en el suelo, cansado y molido por los golpes. Muy lentamente
alguien se acerca. Es Gothmog, el señor de los balrogs. Se sitúa frente a
Ecthelion. Ecthelion se levanta lentamente y tira a un lado su yelmo.
ECTHELION:
Yo soy Ecthelion, señor de la
fuente. Tu silencio y tu máscara ya no me asustan.
Gothmog también se quita casco, desnudando su
horrendo rostro, que luce dos grandes cuernos y una dentada animal. Está
envuelto en llamas y en lugar de ojos muestra dos cuencas que expulsan fuego.
GOTHMOG (de
voz profunda e inquietante):
Yo soy Gothmog, señor de los
balrogs. Capitán de los ejércitos de Morgoth. Líder de trasgos y lobos. Asesino
de Ecthelion.
Gothmog hace aparecer en sus manos dos
inmensas espadas ígneas y ataca a Ecthelion, que se agacha a tiempo. La estatua
que había tras él cae como partida por un rayo. Los oponentes se observan
meticulosamente hasta colocarse cerca del gran pozo.
El demonio vuelve a atacar y Ecthelion se
protege con su escudo, que queda partido en dos mitades. El elfo golpea el
cuerpo de Gothmog pero el espadazo rebota en su armadura. El monstruoso general
arremete de nuevo y Ecthelion retrocede de un salto, quedando a unos
centímetros de caer al pozo. Ambos duelistas lanzan un ataque, quedando sus
armas trabadas. Se separan y Ecthelion, rápidamente, atraviesa la mano
izquierda de Gothmog, logrando que uno de sus sabes de fuego se disperse en el
aire como ceniza. Enfurecido, el demonio cruza la cara de Ecthelion con su otro
sable. El rostro del elfo queda marcado por una gran quemadura. Ecthelion se
tira al suelo, retorciéndose de dolor.
Gothmog trata de ejecutar a Ecthelion pero
este se hace a un lado y le clava su espada en el muslo dejándola ahí. El elfo
trata de arrastrarse lejos de la contienda. El demonio transforma su sable de
fuego en una cadena de fuego con la cual agarra por el cuello a Ecthelion y lo
lleva hasta él. El señor de la casa de la Fuente recupera entonces su arma del
muslo de Gothmog y la usa cortar la cadena que le oprime. Inmediatamente
Ecthelion salta sobre el monstruo y le clava su espada en el vientre. En ese
instante llega Isilme corriendo, ya demasiado tarde. Envueltos en llamas, ambos
rivales caen al pozo y se pierden en él.
Isilme Se arrodilla ante el pozo y llora
desconsoladamente. Multitud de ciudadanos de Góndolin, escondidos en sus casas,
empiezan a salir con las cabezas gachas, y se reúnen alrededor de Isilme. De
repente, esta recupera la serenidad. Se alza y se sitúa frente al pozo. Cierra
los ojos y estira los brazos.
ISILME:
Que me perdonen los Valar por lo
que voy ha hacer.
Los ciudadanos se miran unos a otros y
empiezan a colocarse alrededor del pozo exactamente en la misma posición.
En ese momento llega Tuor con sus hombres.
TUOR:
¡No!
ISILME (tranquilamente):
Vete, Tuor.
TUOR:
¿Qué os ha ocurrido para que
abandonéis toda cordura?
CIUDADANO 1:
Ecthelion ha caído bajo el señor de
los balrogs.
TUOR:
Mis peores temores se ven cumplidos.
Isilme abre los ojos y estira su mano hacía
Tuor.
ISILME:
Ven con nosotros, Tuor. Termina con
todo.
Tuor se acerca a ella despacio y estrecha su
mano, pero en ese momento la agarra con fuerza y la aleja del pozo.
Sorprendidos, los demás ciudadanos abren los ojos y bajan los brazos.
TUOR:
Dime, que fue lo último que él te
dijo.
ISILME:
¡Eso no importa ahora!
TUOR:
Sí que importa ¡Dilo!
ISILME (reticente):
Que viviera sin él.
TUOR:
Vivir.
CIUDADANO 1:
Vuestra intención es buena, maese
Tuor pero para nosotros ya no existe nada por lo que luchar.
CIUDADANO 2:
Góndolin ha sido destruida.
TUOR:
¿Es que no lo entendéis? ¡Vosotros
sois Góndolin!
Tras Tuor llegan sus soldados y multitud de
otros ciudadanos.
TUOR:
¿Los veis? Ellos me acompañarán a
orillas del mar. Huiremos de estas ruinas y recuerdos crueles y fundaremos un
lugar que sea eterno.
ISILME:
Pero ¿Por qué seguir viviendo?
TUOR:
¿No es obvio? Siempre merece la pena vivir.
152. Taller
de Voronwë. Int. Noche
Desde el interior del taller se oyen
gritos del exterior. Todos parecen ignorarlos excepto el pequeño Ëarendil y
Voronwë, que finalmente abre la puerta y hecha un vistazo.
VORONWË:
Princesa, hemos de dirigirnos al
túnel de huida.
IDRIL:
No, esperaremos a Tuor.
VORONWË:
Él nos encontrará.
IDRIL:
He dicho que no.
VORONWË:
Idril, han logrado entrar, estarán
aquí de un momento a otro.
IDRIL:
Nos quedaremos y...
VORONWË (agarrándola de
los hombros):
¡Princesa! Tenemos que irnos.
Idril le mira fijamente un momento y afirma
con la cabeza.
IDRIL (al capitán de
los soldados):
Nos marchamos, capitán.
CAPITÁN:
Si, mi señora.
153. Calles
de Góndolin. Ext. Noche
Idril, Ëarendil, Voronwë y sus
guardaespaldas salen del taller. Hacia ellos se dirige Maeglin y los de la Casa
del Topo.
MAEGLIN (gritando, con
urgencia):
¡Princesa Idril! ¡Venid, rápido!
La princesa, acompañada por los soldados
se acerca. Voronwë se adelanta y se sitúa frente a Maeglin.
VORONWË:
¿Qué es lo que ocurre...?
Sin dejarle terminar sus palabras, el
traidor atraviesa a Voronwë con su espada y lo deja tirado. Asombrada y
asustada, Idril lanza un chillido. La tropa carga contra los hombres de Maeglin
pero no son suficientes y tras una corta escaramuza, acaban todos muertos.
Idril intenta salir corriendo con Ëarendil, pero es agarrada por los villanos.
IDRIL (enfurecida):
Sois un perro traidor, Maeglin.
MAEGLIN:
Ahora no tengo tiempo de conversar
con vos, princesa. Vámonos a las minas.
SOLDADO DEL TOPO:
Señor ¿No tomamos el túnel de
huida?
MAEGLIN:
¿Crees que a los balrogs les
importará que insignia llevemos? Nos ocultaremos hasta que haya terminado la
confusión.
Maeglin y sus hombres se van con Idril y
Ëarendil como prisioneros. Voronwë se levanta con dificultad. Esta vivo.
154. Palacio.
Ext. Noche
Glorfindel y los de la casa de la Flor Dorada
siguen montando la guardia. En ese momento llegan Tuor y los ciudadanos, con
Isilme.
GLORFINDEL:
¡Tuor! ¿Qué ocurre?
TUOR:
Hola, Glorfindel. Estas gentes se
dirigen al paso de huida.
GLORFINDEL:
Eso significa que la ciudad ha sido
tomada...
TUOR:
Sí.
Empiezan a oírse los alaridos de los trasgos.
TUOR:
¡Ahí vienen! ¡Glorfindel, protege al
pueblo, yo he de hablar con el rey!
GLORFINDEL:
Sea.
Tuor entra corriendo a palacio acompañado de
unos pocos soldados mientras que la fuerza principal se reúne frente a las
puertas, esperando a los trasgos. Los ciudadanos de Góndolin se sitúan tras
ellos.
GLORFINDEL:
¡Estad preparados!
El griterío de los trasgos se hace cada vez
mayor, mientras las tropas de Glorfindel aguardan.
GLORFINDEL:
¡Cargad!
155. Palacio.
Int. Noche
El rey Turgon esta de espaldas, observando
por un gran ventanal, con un cáliz repleto de vino en su mano izquierda. El
silencio domina la estancia. Tuor se acerca despacio, acompañado de sus
soldados.
TUOR:
Rey Turgon. Tenéis que salir de
aquí.
TURGON (tras unos
momentos de silencio):
Magna ha sido la caída de Góndolin.
Los soldados se estremecen y miran a Tuor,
tan sorprendido como ellos.
TUOR:
¡Góndolin aun no ha caído y Ulmo no
permitirá que desaparezca!
TURGON (girándose para
ver a Tuor):
He dejado que el mal cayera sobre
la flor del valle a despecho de Ulmo y ahora él deja que el fuego la destruya
¡No! Ya mi corazón no abriga esperanza alguna para mi hermosa ciudad.
TUOR:
No es justo que habléis de esa
forma. Vuestro pueblo os necesita.
TURGON:
Mi pueblo ha sido aniquilado, Tuor.
Los Noldor debimos caer envenenados al beber del vino del destino.
Turgon arroja el cáliz contra la pared y el
vino se derrama.
TUOR:
Daos una oportunidad. A vos. A
todos. Seguís siendo el rey.
TURGON:
¡No por más tiempo! ¡Se tú el rey
si lo deseas!
Turgon arroja su corona a los pies de Tuor y
se gira de nuevo. Uno de los soldados se agacha y recoge la corona. Se la
entrega al rey pero este la mira de reojo y la ignora. Ante este gesto, el
soldado pasa la corona a Tuor que la deja en su mano. Tuor observa fijamente al
rey con amarga decepción y se marcha, acompañado de los soldados. Una vez se
han ido, Turgon llora.
156. Palacio.
Ext. Noche
Glorfindel y los de la casa de la Flor Dorada
ya han acabado con todos los trasgos y limpian sus armas, cuando llega Tuor.
GLORFINDEL:
Vendrán más.
TUOR:
Lo sé.
GLORFINDEL:
¿Dónde está el rey?
TUOR:
Ha decidido morir aquí.
GLORFINDEL:
¡No podemos permitirlo!
TUOR:
Ya no hay nada que hacer por él,
Glorfindel. Vámonos.
157. Palacio.
Int. Noche
Turgon observa los cuidados tapices de su
palacio. Se detiene en uno en el que aparece él mismo conmemorando una gran
victoria.
158. Escaleras.
Int. Noche
Turgon sube las escaleras de caracol.
159. Calles
de Góndolin. Ext. Noche
Tuor, Glorfindel y cientos de guerreros y
ciudadanos, avanzan penosamente lejos ya del palacio.
160. Torre.
Ext. Noche
Turgon esta subido en lo alto de la más alta
torre, con sus pies rozando el vacío.
TURGON:
¡Grande es la victoria de los
Noldor!
161. Calles
de Góndolin. Ext. Noche
Tuor se gira y observa con los ojos llorosos
como Turgon clama palabras necias.
162. Palacio.
Ext. Noche
Decenas de trasgos se ríen a carcajadas del
rey. De repente llega un gigantesco dragón y se enrolla en la torre.
163. Calles
de Góndolin. Ext. Noche
Tuor ve como el dragón destroza la torre y
Turgon cae enterrado bajo los escombros. Todos los guerreros y los ciudadanos
se arrodillan inmediatamente.
GLORFINDEL:
Salve rey Turgon.
164. Palacio.
Int. Noche
El palacio esta en ruinas. Los trasgos entran
en tropel y empiezan a destrozar los cuidados tapices y tirar las estatuas.
Muchos desvalijan las joyas. Algunos roban elegantes ropajes y los visten. Uno
de ellos esta sentado en el trono de Turgon riéndose.
165. Casa.
Int. Noche
Una familia esta escondida en su hogar,
aterrada. Los trasgos echan la puerta abajo y matan al padre que intenta levantarse
para luchar, llevándose al resto de la familia como botín.
166. Tesorería.
Int. Noche
Los trasgos entran en la tesorería y empiezan
a cargar con todo el oro que pueden.
167. Parte
interior de las puertas. Ext. Noche
Los trasgos llevan encadenados una multitud
de mujeres y niños que arrastran al exterior.
168. Calles
de Góndolin. Ext. Noche
Las gentes que observaban el fin del rey se
levantan afligidas mientras Tuor no aparta la vista de las ruinas de la torre.
En ese momento llega Voronwë. Esta sangrando y casi no puede andar. Tuor se
gira y corre hacia él.
169. Puerta
este. Ext. Noche
La ciudad arde. Maeglin y sus hombres
atraviesan la puerta este, que cruza la ciudad de lado a lado con grandes
murallas. Idril no para de resistirse hasta que logra zafarse de sus captores.
Pero hay más soldados de la Casa del Topo y en un instante vuelve a estar
cautiva.
SOLDADO DEL TOPO:
Si sigue forcejeando de este modo
no llegaremos muy lejos.
IDRIL:
¡Diles que me suelten, Maeglin!
MAEGLIN:
Debemos continuar.
IDRIL:
¡Sois un asesino! ¡Como vuestro
padre!
Maeglin se detiene, conmocionado.
MAEGLIN:
¡Soltadla!
Los soldados del Topo tiran al suelo a Idril.
Maeglin
se acerca y se arrodilla ante ella.
MAEGLIN:
¿Un asesino? ¿Y que hay de mí,
Idril Celebrindal, la doncella de los pies de plata? He visto como toda la
gloria que atesoré me era arrebatada. He estado toda mi vida luchando por
agradaros a vos y a vuestro padre, trabajando con mis manos desnudas para
llegar a ser digno de este repugnante reino. Todo para nada. He sido
traicionado, de la forma más vil.
IDRIL:
Deja de compadecerte. Me das asco.
MAEGLIN:
Eso dices ahora pero sé que me
perdonarás. Quizás los Valar nunca me perdonen pero tú si. Cuando entiendas al
fin por que he hecho esto me amarás como yo te amo.
Maeglin agarra con fuerza a Idril y la besa.
Sin embargo, empieza a sangrar y se aleja de ella. Le ha mordido. El traidor,
enfurecido, alza la mano para abofetear a Idril.
IDRIL (sin temor):
Eso es sabandija, golpéame. Márcame
el rostro.
Maeglin se detiene observándola, sin saber
que hacer. De repente, oye los llantos de Ëarendil que sigue tras ellos,
agarrado por un soldado. Maeglin sonríe e Idril se muestra asustada.
IDRIL:
¡No!
MAEGLIN:
¿Temes por tu pequeño bastardo?
Maeglin se levanta de inmediato. Idril
intenta detenerle pero los soldados vuelven a agarrarla. Maeglin se acerca a Ëarendil
y lo agarra del brazo.
IDRIL:
¡Iré contigo, pero déjale!
MAEGLIN:
¡Ya es tarde para este mestizo!
170. Murallas
de la Puerta este. Ext. Noche
Maeglin arrastra al pequeño hasta las almenas
de la muralla interior. Desde ahí se ve la ciudad totalmente destruida. Maeglin
saca su puñal y lo pone en el cuello del niño.
MAEGLIN (a Ëarendil):
¿Observas, pequeño bastardo? ¿Ves
las llamas?
ËARENDIL:
¡Déjame! ¡Déjame, por favor!
MAEGLIN:
¿Ves las llamas?
ËARENDIL:
¡No!
MAEGLIN (gritando):
¿Ves las llamas?
ËARENDIL:
¡Sí!
MAEGLIN:
¡Dime lo que ves!
¡En ese instante una mano fuerte agarra el
brazo de Maeglin y se lo retuerce hasta que suelta el puñal!
TUOR:
Veo una sabandija miserable.
Abajo los soldados del Topo, asustados, no
saben que hacer. Súbitamente un edificio cercano empieza a resquebrajarse. Tuor
suelta a Maeglin y agarra a Ëarendil. El edificio cae y mientras que el elfo
traidor acaba en un lado de la muralla, Tuor y su hijo acaban en el lado
opuesto.
TUOR (a Ëarendil):
¿Estás bien?
ËARENDIL:
¡Papá!
Padre e hijo se abrazan. Maeglin se levanta
aturdido.
171. Puerta
este. Ext. Noche
Idril roba el puñal de uno de los asombrados
hombres de Maeglin y le araña la cara con él. El soldado pierde el arma e Idril
aprovecha para cogerla y atravesarlo. Otro de los sicarios ataca a Idril pero
esta lo mata. Los demás se quedan observándola un momento y después huyen.
172. Murallas
de la Puerta este. Ext. Noche
Maeglin se levanta y desenvaina. Aparece así tras
Tuor, sobre los escombros del edificio caído.
TUOR (a Ëarendil):
Ve con tu madre ¡Corre!
El pequeño obedece.
MAEGLIN:
¡Decidamos nuestra guerra ahora!
¡Tu acero contra el mío!
TUOR:
¡Yo soy Tuor, hijo de Huor y esta
es Glamdring, la espada del rey! ¡Huye si aun aprecias tu vida!
MAEGLIN:
¿Crees que puedo temerte? ¡Yo ya
mataba hombres cuando tú aun descansabas en el vientre de una meretriz!
Maeglin salta y se sitúa ante Tuor. El
primero ataca y el segundo se defiende. Maeglin lanza otro golpe y otro, y otro
más mientras ambos contendientes suben las cada vez más empinadas murallas.
173. Puerta
este. Ext. Noche
Idril recibe a su hijo en brazos y observa
con horror el duelo.
174. Murallas
de la Puerta este. Ext. Noche
Tuor continúa con su combate en las almenas.
Ambos enemigos muestran increíbles dotes de esgrima y la pelea sigue sin que
haya un claro vencedor, cada vez más y más arriba. Llegan hasta una torre y
tras detenerse un instante, vuelven a cargar el uno contra el otro. Maeglin
esta en la cima de las escaleras ahora, pero es Tuor quien avanza mientras que
el adversario retrocede. Maeglin sigue retrocediendo más y más arriba hasta
llegar a un punto donde la escalera esta en ruinas. El elfo pone su espada
frente a él para protegerse de un espadazo de Tuor pero la espada Glamdring
brilla y el arma de Maeglin queda partida en dos. Con el impacto, el traidor
trastabilla y cae al fuego que arde abajo.
175. Puerta
este. Ext. Noche
Tuor baja corriendo y abraza a su esposa y su
retoño.
TUOR:
Realmente sois lo más valioso que
nunca tendré.
Idril observa que del cinturón de Tuor cuelga
la corona del Rey.
IDRIL:
¿Mi padre...?
TUOR:
Sí.
IDRIL:
Que triste es la ceguera de los
sabios.
TUOR:
Triste es también la obstinación de
los que amamos, pero fue un error valeroso.
ËARENDIL:
¿Y Voronwë?
TUOR:
Hijo mío. Voronwë esta ahora con
sus seres más amados.
176. Puerta
este. Ext. Noche
Flashback.
Tuor agarra el cuerpo ensangrentado de
Voronwë. Los ojos de Voronwë no reflejan temor sino alegría. Y junto a su amigo
están su mujer y su hijo.
Tuor entierra a Voronwë bajo seis piedras.
Inmediatamente parte.
Fin Flashback.
177. Puerta
este. Ext. Noche
Los gritos de los trasgos no cesan y el
incendio cada vez se extiende más.
TUOR:
Debemos unirnos al resto ¡Rápido!
178. Exterior
de Góndolin. Ext. Noche
Glorfindel avanza al frente de una
inmensa columna de refugiados, de toda edad y condición, que andan penosamente.
Isilme está entre ellos. A lo lejos, Góndolin en llamas. Glorfindel se gira un
momento y después continúa dirigiendo a los ciudadanos.
179. Paso
de huida. Ext. Noche
Tallado en la montaña y oculto entre la
maleza, se esconde la abertura que da al paso de huida. Glorfindel entra el
primero. Le siguen algunos soldados y otros tantos ciudadanos.
180. Paso
de huida. Int. Noche
Glorfindel avanza con cautela por la
gigantesca caverna, que se hace mayor a cada instante. Poco a poco sus soldados
y los refugiados le siguen.
Muy arriba, tras las rocas, espía la
situación un gran balrog. Inmediatamente después, se esconde.
Otros dos ojos vigilantes se divisan por
un instante en la oscuridad, en una de las fisuras de la caverna
Glorfindel sigue caminando hasta que un
diminuto pedazo de roca cae delante de él. Alterado, desenvaina y se detiene de
golpe. Todos los soldados desenvainan y se ponen en guardia. Los ciudadanos se
asustan.
GLORFINDEL (más
calmado):
Bajad las armas. No hay peligro.
De repente Glorfindel ve algo. Ve un charco
de agua subterránea... y está en ebullición. Inmediatamente vuelve a
inquietarse.
GLORFINDEL (gritando):
¡Todos fuera!
Del techo del túnel cae un balrog armado y
gritando, de la más profunda sima salta otro y otro más. Glorfindel está
rodeado.
Los refugiados salen inmediatamente, pero los
soldados de la flor dorada se quedan firmes para ayudar a su señor.
Uno de los balrogs ataca, pero Glorfindel,
ágilmente, esquiva el golpe. Los soldados atacan a los monstruos.
Glorfindel es perseguido por uno de los
balrogs, y ahora mismo esta acorralado contra la pared de la caverna. El
demonio embiste con su sable ígneo y una vez el elfo se hace a un lado, el arma
se clava en la pared con un gran impacto. El balrog la saca y toda la gruta
empieza a temblar.
Mientras tanto, y tras una corta escaramuza,
los soldados de la Flor Dorada han caído bajo el fuego de los Balrogs.
Caen estalactitas que estallan al contactar
con el suelo.
Los demonios cargan contra el elfo, el cual
agarra fuertemente su espada y apoyándose en un risco, salta sobre uno de sus
enemigos. Una vez encima del monstruo, Glorfindel comienza a acuchillarlo
furiosamente una y otra vez. Hasta que lo mata. Después recoge su mandoble y
corre hacia los otros dos. Sin embargo esta vez no tiene tanta suerte y recibe
un terrible ataque que lo lanza a varios metros, moribundo. La caverna sigue
hundiéndose. Una gigantesca roca cae sobre uno de los balrogs y lo aplasta. El
otro balrog, tras echar un vistazo a su compañero caído, se dirige hacia el
elfo, como si nada hubiera ocurrido.
Glorfindel observa la salida del túnel. Al
otro lado, los refugiados, que le miran asustados. Isilme esta delante.
Glorfindel le tira su espada a los pies y se lanza desnudo contra el monstruo,
mientras toda la gruta cae derrumbada.
181. Paso
de huida. Ext. Noche
El paso de huida queda cerrado bajo los
escombros ante el asombro de Isilme y los refugiados.
REFUGIADOS (en
susurros):
Nuestra última posibilidad de salir
con vida... Estamos perdidos...
Isilme se agacha y recoge la espada de
Glorfindel.
ISILME:
Orcrist... la espada de
Glorfindel...
En ese momento llega Tuor con su
familia.
IDRIL:
¡El túnel!
REFUGIADO 1:
¡Si! ¡Y Glorfindel yace dentro!
IDRIL:
No... Él también...
TUOR:
¡Escuchad! ¡Existe otro paso, a tan
solo dos millas de aquí!
REFUGIADO 2:
¿Otro paso? ¿Y por que no sabíamos
nada?
TUOR:
Los seguidores de Ecthelion y los
míos lo construimos hace unos meses, en secreto.
REFUGIADO 1:
¿Cómo se puede escapar de las manos
de Morgoth?
TUOR:
¡Por favor, no desesperéis!
REFUGIADO 3:
¡Basta de engaños!
TUOR:
¡No os engaño!
REFUGIADO 3:
¡Nos engañáis a nosotros y a vos
mismo!
TUOR:
¡El paso existe! ¡Podéis salvaros!
REFUGIADO 1:
He visto quemarse todo cuanto
amaba.
REFUGIADO 2:
La oscuridad nos alcanzará allá
donde vayamos.
TUOR:
No, por favor...
REFUGIADO 4:
Incluso Glorfindel nos entrega su
espada como signo de rendición.
REFUGIADO 3:
Aun podemos conservar dignidad.
Moriremos aquí, juntos, antes de que los trasgos nos alcancen.
REFUGIADO 5:
¡Noble pueblo de los Noldor!
¡Góndolin ha caído! ¡Caigamos ahora con ella!
ISILME:
¿Es que acaso no lo entendéis?
¡Vosotros sois Góndolin!
Se hace un silencio sepulcral.
ISILME:
¡No arden nada más que piedras! ¡Lo
que aun importa esta aquí y está vivo! Si Glorfindel nos ha entregado Orcrist
no ha sido para que la envainemos en nuestro pecho, sino para que sea blandida
contra la corrupción que aun nos acecha ¿En qué necios os habéis convertido
para preferir morir antes que seguir viviendo? ¿Acaso tanto importa que seamos
o no Noldor? ¡El linaje no es más que una palabra! ¡Y toda nuestra desgracia
nace de no habernos dado cuento de ello! ¡Tuor ni siquiera es elfo pero tiene
el don de la prudencia! ¡Ahí queda demostrado, en la corona que cuelga de su
cinto y que cualquiera de vosotros no habría dudado en tomar como suya! ¡Tuor,
tú que nos has guiado! ¡Cíñete esa corona ahora, pero sólo por que tuviste la
dignidad de no haberla ceñido antes! ¡Sigue siendo nuestro guía hoy y por
siempre!
Tuor coge la corona de Turgon con ambas
manos. Se queda dubitativo y mira a Idril.
IDRIL:
Hazlo.
Tuor agarra la corona con mayor fuerza y
la posa sobre su cabeza.
ISILME:
¡Salve, Tuor!
Isilme se arrodilla y con ella, todos
los refugiados.
Tuor desenvaina Glamdring y la alza.
TUOR:
¡Seguidme!
La imagen se congela como un lienzo.
182. Gran
Salón. Int. Día
Todo el pueblo está sobrecogido por el relato
AMARTH:
Los exiliados de Góndolin se
establecieron entonces en la desembocadura del Sirion, junto a las olas del
Gran Mar.
183. Desembocadura
del Sirion. Ext. Día
Los refugiados de Góndolin han creado un hermoso
poblado a orillas del mar. Ëarendil tiene ahora veinte años. Se detiene a
observar unos niños de siete años jugando.
AMARTH (en off):
Ëarendil se convirtió en un hermoso
joven, inteligente y audaz.
184. Fortaleza
de Angband. Ext. Noche
Ëarendil comanda un ejército de hombres y elfos ante
las puertas de la oscura fortaleza de Morgoth.
AMARTH (en off):
Muchos relatos narran las hazañas
de Ëarendil, el más grande de cuantos héroes han existido.
185. Gran
Salón. Int. Día
AMARTH:
En cuanto a Tuor...
186. Desembocadura
del Sirion. Ext. Día
Tuor es anciano. Observa la lejanía.
AMARTH (en off):
Hubo días que la vejez le invadía y
el deseo de unirse al mar crecía con fuerza en su corazón.
187. Mar.
Ext. Día
Un hermoso velero navega hacía el horizonte.
AMARTH (en off):
Él y su amada esposa partieron
juntos y cruzaron el gran mar. Y se cuenta que su destino se separó por siempre
de elfos y hombres y se unió al de los Valar.
188. Gran
Salón. Int. Día
AMARTH:
Y este es el drama de la caída de
Góndolin...
En silencio, todo el pueblo abandona el
gran salón. Sólo queda la pequeña Hareth que se acerca al maestro Amarth.
HARETH:
¿Puedo hacerte una pregunta,
maestro Amarth?
AMARTH:
Claro pequeña ¿Qué quieres?
HARETH:
¿Las historias que cuentas...
ocurrieron en verdad?
AMARTH:
No lo sé. Son mitos.
HARETH (decepcionada):
¡Pero los mitos son mentiras!
AMARTH (sonriendo):
Te revelaré un secreto. Llamas
árbol a un “árbol” sin detenerte a pensar que no era tal hasta que alguien le
dio ese nombre. Cada pueblo y cada persona ve las cosas de un modo distinto
pero todo el mundo entiende la valentía y la bondad. Los mitos cuentan cosas
tan importantes que da igual si son completamente ciertos o no.
Hareth sonríe, satisfecha.
186. Mar.
Ext. Día
El velero continúa navegando, hacia el sol que se
oculta.
FIN