El viaje del Libro Rojo

Capítulo IV: La dama de Rohan

Estuvimos dos días y tres noches caminando. Al tercer día, cuando paramos a desayunar, dos huargos de las Montañas Blancas aparecieron por sorpresa. Uno se abalanzó sobre mí, mordiéndome la pierna. El otro sobre Tom Bombadil, que sacó un hacha que nos había regalado Gimli (ya que no podía utilizar su poder porque estaba fuera del Bosque Viejo) y se lo clavó en la cabeza. Tom Bombadil se abalanzó sobre el huargo que me estaba mordiendo la pierna. El huargo esquivó a Tom, que cayó al suelo y se golpeó la cabeza con una roca. El huargo se lanzó directamente a mi cuello, pero una lanza lo atravesó. De repente, se acercó a mí un grupo de jinetes de Rohan.

- Subidles a los caballos –dijo un rohirrim.

Al oír la voz de su capitán, dos rohirrim bajaron de sus caballos y nos cogieron a Tom y a mi, y nos subieron en dos caballos.

-Tranquilo, estáis a salvo –me dijo el capitán de los rohirrim.

Inmediatamente me quede dormido, no había dormido en tres días. Al día siguiente, me desperté en una gran cama (para mi), en una habitación de madera. No podía mover la pierna. Giré la cabeza y ha mi lado se encontraba Tom Bombadil, con una venda en la cabeza. Estaba dormido como un tronco. De repente, la puerta de la habitación se abrió. Por ella entró una joven mujer de cabellos rubios y traje dorado. Se acercó a la cama de Tom Bombadil para cambiarle la venda. Un rato después, un hombre entro por la puerta. Era alto, con barba y cabellos rubios.

-¿Cómo os llamáis mediano? –me preguntó el hombre.

-Bill de Encinaverde para servirle –le contesté.

-¿Y tu viejo amigo?

-Tom Bombadil, Seño del Bosque Viejo. ¿Y vuestro nombre? –le pregunté al hombre.

-Mi nombre es Elfwine, hijo de Éomer, Señor de la Marca. Y esta es Mívewyn, mi joven prima. Ella os cuidará mientras estéis aquí.

Y al finalizar estas palabras, Elfwine salió de la habitación. Mívewyn se acercó a mi cama, cogió mi pierna, la quitó la venda y me puso otra limpia.

-Cuanto tiempo tardará en curarse –pregunté a Mívewyn.

-Tres semanas como mucho. Por cierto, ¿a donde os dirigís? –me preguntó ella.

-A Minas Tirith –la contesté-, tengo que entregar una cosa al Rey Elessar.

En ese momento, empecé a contar a Mívewyn el motivo de mi viaje.

A la semana siguiente, Tom Bombadil despertó de su profundo sueño. La cabeza ya la tenía bien, pero le quedó de recuerdo una gran cicatriz. En cuanto a mi pierna, ya se curó del todo, pero me impedía andar. Estuvimos tres semanas en Edoras. Durante este tiempo, Mívewyn nos enseño toda Edoras, el Castillo Dorado de Medusel y un día, fuimos a El Sagrario (donde estuvimos tres días). También, ayudábamos en los establos y en la cocina, donde nombraron a Tom Bombadil “Cocinero para Ocasiones Especiales”. En nuestros ratos libres, Elfwine nos enseñaba a manejar la espada, y Mívewyn nos enseñó a hablar Rohírrico. A Gordo Terronillo, se estableció en el establo de Medusel, donde lo llamaron Goldwine (le llamaron a si, porque Goldwine fue un prestigioso rey de Rohan un poco enano, como Gordo Terronillo). Durante las tres semanas de estancia en Medusel, entablamos una gran amistad con Mívewyn. Esta nos confesó que su gran ilusión sería visitar Minas Tirith y conocer a la Reina Arwen. Cuando llegó la tercera semana, mi pierna estaba en perfectas condiciones para poder andar y decidimos partir. El día antes de nuestra partida, el Rey Elfwine nos reunió en la armería de Medusel.

-La semana pasada, me reuní con mi buen amigo Elessar, y este me comunicó que los Haradrim intentarían atacar Minas Tirith atravesando el Anduin.

En ese momento, Elfwine se dirigió a una parte de la armería y trajo dos armaduras con dos espadas.

Tomad, para vosotros –nos dijo Elfwine mientras nos entregaba las armaduras-. La tuya Bill, perteneció a Meriadoc  Brandigamo. Y la tuya Tom, perteneció a Théodred, el primo de mi difunto padre.

Tom Bombadil y yo nos probamos las armaduras, eran perfectas.

-Se me olvidaba Bill, tu espada es Hornamén, la Hoja Dorada. Y la tuya Tom, es Vemiarën, es una hoja élfica de la Última Alianza, forjada en Rivendel –nos recordó Elfwine.

Tom observó su espada, Elfwine tenía razón, era una hoja élfica, con letras élficas en la empuñadura.

-Muchas gracias, mi señor –le dije a Elfwine.

-No hay de que –me contestó Elfwine.

Al día siguiente, amaneció un día caluroso y soleado. Tom Bombadil, Gordo Terronillo y yo nos encontrábamos en las puertas de Edoras, ya era hora de partir hacia Minas Tirith.

-Hoy es el día en que nuestros amigos del oeste parten hacia la tierra de Gondor –dijo Elfwine-, que la gracia de Eorl el Joven os acompañe.

Tras decir esto, nos estrechó la mano y se marchó. Rato después, Mívewyn se nos acercó y nos dijo:

-He intentado convencer a mi primo de si puedo acompañaros a Minas Tirith, pero no hay manera.

-Adiós Mívewyn, hasta nunca –la dije con lágrimas en los ojos.

-¿Por qué dices eso, Bill? Quien ha dicho que no nos vamos a volver a ver –me dijo Mívewyn dándome un beso en la mejilla. Después, se fue hacia el Castillo Dorado.