El príncipe del Bosque Negro

05 de Febrero de 2004, a las 00:00 - Lena del Bosque
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Capitulo IV. La huida de Smeagol

El Rey Thranduil había escuchado todo acerca de lo peligroso que era Smeagol y de las recomendaciones que dejo Mithrandir sobre su cuidado, pues se creía que aun se podría recuperar del mal que se cernía sobre el, y por ello permitió que Smeagol pudiera disfrutar del aire libre en el bosque, siempre contando con la vigilancia de los guardias del rey.

Aunque todos estos acontecimientos llenaron de temor a los habitantes del reino, y los guardianes de las fronteras estuvieron mas alerta que nunca, Legolas y sus hermanos pudieron disfrutar de una tranquila y calurosa tarde de verano, aunque su servicio de vigilar cualquier acontecimiento seguía vigente, el tiempo y nuevas noticias hacían olvidar sus preocupaciones.

- Jamás lo haré, no si siguen presionando tanto, nunca debí confesarles mis planes- dice Himlot

- Pero a alguien tenias que decírselo, lo mas natural es que nos lo dijeras a nosotros primero- Legolas toma del brazo a su hermano mayor y lo conduce junto a Calendor al claro del bosque donde una vez sus hermanos le tendieron una trampa fallida.

- Además ya era hora que pensaras en confesar tus sentimientos a Irwen, cuantos años mas pensabas ocultarlos- sonríe Legolas

- Creo que ese no es vuestro problema, además pienso que ella lo sabe- Himlot no tiene fuerzas para resistirse ante sus hermanos, el tema es por demás agobiante.

- Tal vez, pero es la costumbre que tu se lo digas, es decir que se lo propongas- añade Calendor jugando con su arco - ella no esta obligada a decírtelo a ti, tu debes hacerlo- Calendor sujeta ahora firmemente el otro brazo de su hermano.

- Pero ¿cómo lo hago? - un interrogado Himlot se deja sostener por sus hermanos

- Tantos siglos viviendo y un elfo no puede concebir la idea de cómo decirle a su amada que no puede vivir la eternidad sin su compañía- se burla Calendor

- En verdad ningún siglo es demasiado largo para que un elfo como yo pueda siquiera armarse de valor y poder ver esos hermosos ojos sin sentir que el bosque entero me enreda en sus raíces- Himlot no siente fuerzas para discutir con sus hermanos y se deja arrastrar hasta el claro de sus juegos, donde se sientan bajo una gran haya que les brinda sombra en ese día tan caluroso de verano.

- Ese es mi motivo por el cual no deseo amar a nadie todavía, porque se que esas raíces me atarían aquí y a su lado, y jamas podría salir de ellas para poder cumplir con mis deseos- Legolas deja a su hermano sentado

- Pero cuando llega ya no puedes renunciar a ello, y todo lo que anhelas se tiene que ver comprometido con tus sentimientos, porque el amor también tiene un precio y si el precio es tu libertad, se que permanecerás esclavo el resto de tu vida- Calendor mantiene su mirada en el vacío pero un brillo alumbra en su mirada, sin duda sus hermanos saben que ese brillo tiene un nombre es el de la dama Dolwen.

- ¿Qué es ese ruido?- en un segundo los hermanos se levantan el sonido de muchos pasos ligeros se acercan al claro- ¿Qué sucede Telperien?, ¿a dónde te diriges con tanto apuro?- Himlot trata de comprender todo el movimiento, y además intenta recordar si no es algo que olvido respecto a sus deberes de príncipe.

- Mi Señor Himlot, debemos partir rápidamente hacia la colina de Amantir, un gran grupo de orcos ha logrado traspasar la guardia del oeste, al parecer han descendido de alguna parte de las montañas, su rumbo parece dirigirlos allí donde se encuentran los guardias del rey que custodian al prisionero al que llaman Smeagol.-

- Vamos con ustedes rápido- los jóvenes elfos caminan con la compañía, han olvidado sus alegrías y se concentran para una posible batalla, la noche es oscura y un creciente temor cubre a todos como una sombra de desgracias, Legolas presiente un grave peligro, algo dentro del bosque esta maquinando contra ellos, los orcos no se aventuran por cualquier motivo a introducirse al bosque de los elfos, donde saben que la muerte es segura, y muchos menos lo harían para liberar a un camarada, a menos que estén sujetos por ordenes tan nefastas que la muerte en el bosque sea un precio bajo en comparación al castigo que podrían recibir por su negativa. - Habrán venido por el prisionero, pero por que? - Legolas se hace esta pregunta insistentemente.

Aun con estos pensamientos todos ya se encuentran en marcha, sabiendo que les espera una lucha por librar

- ¡Fuego, fuego, hay fuego, están incendiando Amantir!- todos empiezan a correr apretando firmemente sus arcos.

- Legolas guía a Golban y su compañía- ordena Himlot - nos veremos en el centro- El humo empieza a nublar la visión y todo empiezan a toser. Himlot toma el mando y empieza repartir ordenes a toda la compañía de elfos.

Legolas toma su arco y tensa una flecha y la dispara, un orco cae desde una rama de un árbol - Están escondidos, es una emboscada¡- no puede gritar mas fuerte el humo es asfixiante, no puede ver a sus amigos, solo siluetas oscuras que bien podrían ser orcos. La compañía que debía guiar ha sido descompuesta, no puede ver nada.

Un aullido atronador se escucha en la colina, muchos otros espantosos gritos retumban bajo los árboles, el peligro se puede sentir en el aire.
- ¡Cuidado desde lo alto!- el fuego se siente cerca, algunas ramas están cayendo incendiadas sobre algunas víctimas, Legolas esta cegado por el humo y no puede distinguir entre amigos y enemigos.

- No, ¡no permitiré que hagan lo que quieran!- se reprocha el príncipe elfo. En ese momento la visión se le hace mas clara, cada ruido es reconocido, sus flechas tienen su objetivo y es matar a todos los enemigos, muchos caen y otros huyen.

Los gritos y el ruido zumbante de las flechas se mezclan, muchos gruñidos se levantan, el líder aparente del grupo orco grita en su espantosa lengua - Hemos cumplido el mandato, maten a todos los que se interpongan en el camino, mejor es morir llevándonos a uno de estos en nuestras manos, la sombra se pondrá feliz - Gritos de guerra y risas retumban. Muchos han logrado huir pero saben que están atrapados pero no cederán fácilmente.

- ¡A ellos! ¡matadlos a todos!- con horribles aullidos se lanzan contra los rezagos de la compañía de elfos que aun siguen en pie.

El humo se ha disipado Legolas se enfrenta a ellos, muchos caen atravesados por sus flechas, el remanente de la compañía aparece por el lado opuesto y pueden terminar con los últimos orcos que aun oponen resistencia.

Unas pocas estrellas se distinguen el oscuro cielo y el humo es arrastrado por una inusual brisa en el bosque, las llamas han sido controladas, y es hora de apreciar el precio de la victoria.

- ¡Calendor! no es posible hermano, ¡levántate!, ¡sabes que no es divertido!- Himlot grita desesperado, sosteniendo a su hermano entre sus brazos, quien tiene una terrible herida a su costado izquierdo.

- Desearía que solo fuese una broma, pero me siento mal herido- la voz de Calendor es cansada y dolorida, tan diferente de su habitual sonido, alegre y despreocupado. - ¿Y Legolas y los demás, están bien?

- Legolas está bien, está verificando todo, no te preocupes. Malditos orcos, tienes que luchar, regresamos al palacio allí te pondrás bien, no se te ocurra irte lejos hermano, aun tienes tanto que hacer aquí, Dolwen se pondrá triste si no regresas con nosotros, y ya sabes como se pone cuando no haces lo que debes - Himlot no puede reprimir las lagrimas.

Legolas se siente enfermo de ver a su hermano tan grave, pero el no puede acompañar a los heridos al palacio, debe quedarse con algunos guardias a verificar los alrededores y deshacerse de los orcos muertos y de llevar a sus compañeros muertos por los enemigos.

- Pero ¿qué sucedió aquí?, ¿cómo fue que los atacaron? ¿Dónde está el prisionero? - pregunta Legolas a un soldado que fue designado para cuidar a Gollum

- El tiempo era caluroso y la criatura Gollum gemía por estar bajo los rayos del sol, por tal motivo descendimos de la colina hacia el árbol mas grande que le gustaba trepar y donde encontraba sombra suficiente. Al anochecer le dijimos que bajara pero no quiso se aferró fuertemente al tronco del árbol y ágilmente subió hasta muy arriba, nosotros estábamos cansados por la guardia que habíamos mantenido toda la noche y el día junto a el, por lo que lo dejamos allí arriba, pero mantuvimos vigilado el pie del árbol. No había transcurrido mas de una hora cuando los orcos nos atacaron por todos los flancos del bosque, y aunque estábamos alertas éramos inferiores en numero y muy prono nos vimos reducidos, fue entonces cuando llegaron los refuerzos pero fue demasiado tarde, los árboles de alrededor estaban incendiados y nosotros dispersados -

- Es cierto- dijo Legolas - Pero algo mas que el numero de los orcos fue lo que causo esto, creo que todos ellos eran incentivados por alguna voluntad que los controlaba o que al menos que les impulsaba a reaccionar tan ferozmente y sin ningún signo de temor por nosotros.

- Es verdad -  dijo el soldado - parecían dueños de una maldad aun muy superior a la suya.

- Este no ha sido un ataque cualquiera - dice Legolas mientras examina la tierra al pie del árbol donde estuvo Gollum - creo que llegaron a este sitio con el propósito de liberar al prisionero. Miren las huellas descienden del árbol y siguen hacia el sur, debemos seguirlas no debe estar muy lejos¡

Legolas, y cinco guardias elfos siguen las huellas de Gollum confundidas con la de los orcos que lograron escapar, estas se internan en el espesura del bosque, hacia el Sur y mas allá, habían recurrido muchas millas cuando empezaron a sentir la proximidad del sitio maléfico de Dol Guldur y la huellas terminaron por desaparecer en el camino, entonces suspendieron su búsqueda, estaban cansados y seguir el rastro significaría enfrentarse a mas enemigos de los cuales no podrían hacerse cargo, eran muy pocos y agotados como están, deciden regresar al palacio.



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