El príncipe del Bosque Negro

05 de Febrero de 2004, a las 00:00 - Lena del Bosque
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Capitulo VI. Un mensajero a Rivendel

Legolas y el mensajero Talpir demoraron dos días en regresar al palacio, allí en el salón real lo esperaba su padre junto con los demás capitanes del reino entre ellos Fharthein, en la sala solo resuenan murmullos cuando Legolas se dirige hacia su padre, en ese momento con una orden de su mano los capitanes se retiran y dejan solo a sus señores.

- Decidme señor ¿por qué me llamaste? - pregunta Legolas

- "Señor" ¿y ahora qué te sucede? - pregunta el Rey - siempre me has llamado padre, o simplemente Thranduil

- No te enojes pero fue "El Rey" quien me llamó, no mi padre - responde Legolas - y aun ahora no me dirás porque me llamaste Thranduil - sonríe mientras dice esto.

- Ustedes tres son iguales, pero no te llame para que me hicieras enojar. Tengo que decirte un asunto muy importante.

Entonces el Rey le relató todo cuanto Aragorn y Gandalf le habían confiado sobre Smeagol y la necesidad de enviar a un mensajero a Rivendel a comunicar su huida. Legolas no espero a que su padre dijera una palabra de mas y el mismo se ofreció de mensajero.

- Será mejor que viaje solo, una compañía de elfos será mas notoria que un cansado mensajero, pero cuando he de partir - pregunta Legolas

- Mañana al amanecer, ordenaré que se te prepare lo necesario para el viaje -

- Que así sea- Legolas se encaminó a la habitación de Calendor para despedirse de el, y le alegro verlo de pie, rápidamente le contó sobre su partida, los dos hermanos se miraron y se abrazaron sin decir palabras.
Rumbo a su habitación para tomar algunas pertenencias Legolas recordó a los enanos del camino en el bosque y se reprocho no habérselo contado a su hermano sin duda alguna habrían podido reír bastante.

Legolas había decidió no atravesar el bosque por el camino, ya que como lo había comprobado los enanos aun seguían transitando por el y seria mejor no tener que encontrarse con ellos, así que siguió su propio camino atravesando el bosque con rapidez y en silencio. Hasta que llego al Vado de Carroca, allí intento cubrirse el rostro, por que no quería revelar su identidad a los Beórnidas y así evitar preguntas innecesarias que seguramente retrasarían el mensaje de su padre, pero los guardias le ordenaron que descubriera su rostro por que desean saber quien transitaba por tu territorio, entonces se asombraron de ver a un elfo es especial a este que era muy hermoso, Legolas vio que estos hombres eran muy jóvenes y pensó que seguramente nunca habían visto a uno de la hermosa raza. No le impidieron el paso pero le contaron que mas allá del paso Alto en las montañas el peligro era terrible y que ningún viajero se aventuraba a traspasarlas solo. Estos jóvenes Beórnidas, aunque no habían visto nunca a ningún elfo sabían que vivían dentro del Bosque Negro y por sus padres conocían que eran enemigos de sus enemigos y como nunca habían tenido malos tratos con ellos, no le hicieron ninguna pregunta de mas y no le cobraron el peaje por cruzar el Vado.
Legolas les agradeció y prosiguió su camino, se envolvió en su capa y ascendió las Montañas Nubladas donde se encontró con otro grupo de hombres Beórnidas quienes lo dejaron pasar pensando que era un viajero que había obtenido el permiso en el Vado. Siguió su camino en silencio durante otros tres días mas siempre alerta a cualquier peligro.

En una noche bastante avanzada Legolas decidió descansar debajo de una pequeña saliente de roca en la montaña, pero no prendió ninguna fogata ya que no quería llamar la atención de miradas enemigas, y se dispuso a comer y unió su mirada al cielo para poder dormir viendo las estrellas de Elbereth. Al día siguiente retomo el camino y avanzo algunas millas y al atardecer diviso en el oeste aun muy lejano el valle de Rivendel, su corazón se alegro y apresuro el paso pero en ese momento escucho una risa terrible, sujetó fuertemente su arco y tendió una flecha en dirección de las voces y gruñidos que ahora eran numerosos, pensó rápidamente en la huida, estaba solo y cansado como estaba no le quedaba otro camino, salto ágilmente hacia mas abajo de donde estaba cuando sintió que los orcos empezaban a perseguirlo, la luna creciente alumbraba ahora su camino y Legolas podía distinguir ahora algunos árboles que anunciaban la entrada al Valle de Rivendel, pero aun estaban lejos y los orcos le pisaban los talones, cuando creyó que era su fin se detuvo para librar batalla y caer como un guerrero, cuando ya había matado a diez orcos, veinte de ellos se le venían encima entonces encomendándose a Eru saco su cuchillo pensando en su padre, sus hermanos, el bosque y el mensaje que nunca podría llegar a dar a Elrond. En ese momento escucho una voz que hablaba en élfico y varias flechas salieron disparadas en dirección de los orcos quienes huyeron dando alaridos.

- Decidme eres acaso un hombre o un elfo, debes ser un hermano por la forma en que manejas el arco - pregunto una voz dulce de entre las rocas

- Soy un elfo del Bosque Negro y llevo un mensaje urgente al Señor de Imladris - diciendo esto Legolas se quito la capucha. - me llamo Legolas.

- Ya veo - dijo la voz ahora un tanto nerviosa - hace mucho que no venían mensajeros del rey Thranduil, pero disculpadme no os he dicho mi nombre, me llamo Finlüen - al decir esto la elfo salió de las rocas que la ocultaban y se mostró a Legolas, en ese momento las nubes de deslizaron en el cielo y la luna se asomo y su luz brillo en los cabellos de Finlüen que se tornaron de un color negro azul  centelleante. Legolas se sorprendió de su belleza y una sensación de vértigo que en su larga vida nunca había sentido se apodero de el, se tambaleo un rato y cuando ya estaba punto de caer al suelo Finlüen lo sostuvo - Veo que estáis muy cansado, ven conmigo te llevaré a mi escondite, allí estaremos seguros. - Descendieron hasta donde los árboles empezaban a crecer, ella había colocado el brazo de Legolas sobre sus hombros, pero Legolas no se sentía realmente muy cansado y se pregunto porque se había sentido tan mareado allí arriba cuando vio a Finlüen.

El escondite de Finlüen estaba muy bien equipado, como para una vigilancia prolongada, había comida y agua suficiente para varios días.

- Vigiláis las montañas tu sola - pregunto Legolas sin dejar de mirarla, mientras se dedicaba a encender una pequeña fogata.

- No. Mas abajo se encuentra otro guardia, de esa forma si necesito ayuda solo debo tocar mi cuerno y vendrá en mi ayuda - Finlüen hablaba mientras ponía agua para calentar en ningún momento levanto la vista para mirar a Legolas.

- No te conozco, he venido antes a Imladris pero seguramente me recordaría de ti, debes tener no mas de doscientos años, porque desde ese tiempo no he visitado esta región. - Legolas no deseaba poner nerviosa a su nueva amiga pero estaba curioso de saber mas sobre ella.

- Es verdad, pero una dama nunca revela su edad a nadie, pero cuéntame por favor algo sobre tu gente, yo nunca he visitado el Reino del Bosque Negro, y nunca había conocido a ningún elfo de allí - al decir esto Finlüen miro a Legolas y se sonrojo.

Legolas le sonrío y Finlüen se sonrojo aun mas. Entonces le empezó a contar los hechos que se habían sucedido en el Bosque y le pareció mejor evitar mencionar que el era el hijo de Thranduil no quería que Finlüen lo dejara de tratar como a cualquier otro elfo, le narro historias del bosque y de las arañas negras, le contó sobre los enanos de la montaña solitaria y ella le menciono que hace unos pocos días un grupo de ellos había llegado a Rivendel, y Legolas recordó a Gloin y su hijo Gimli en el bosque. También le comento sobre la llegada de los medianos a la casa de Elrond y que uno de ellos se había encontrado muy mal herido pero que ahora se recuperaba y que darían una fiesta por su restablecimiento.

Hablaron hasta muy entrada la noche y al fin decidieron dormir, la mañana se presento deslumbrante y Finlüen decidió acompañar a Legolas hasta Rivendel, encomendó su guardia a su compañero quien se extraño de este pedido por que Finlüen nunca había dejado su guardia a nadie, pero no se negó al ver el motivo de este cambio.
Ambos se pusieron en camino tan pronto como estuvo todo preparado. Legolas estaba maravillado por la forma en que el cabello de Finlüen cambiaba del negro resplandeciente a un azul oscuro brilloso, y aunque ella estaba vestida como un guardia pudo ver que tenia una esbelta figura.

- Dime ¿cómo es posible que hermosa jovencita como tu, sea una guardiana de los bosques de Rivendel? El Señor Elrond sin duda esta perdiendo la razón - dice Legolas.

- ¡Por supuesto que no! - se enoja dulcemente - mi padre era un soldado de Imladris, y en muchas ocasiones su mensajero, fue el quien me enseño el manejo del arco y de la espada desde que era una cría, aunque mi madre siempre quiso que fuese igual de hábil con mi costura nunca me reprocho que prefiriese la lucha en vez de las fiestas. El Señor Elrond me permitió cuidar esta frontera por que reconoce mi habilidad.

- Pareces ser todo un soldado - Legolas se ríe, pero muy pronto se da cuenta de su error - Disculpa no quise ofenderte.

- Olvídalo. Al parecer en el Bosque Negro no hay mujeres elfos soldados -

- Bueno. No es muy común. La mayoría de ellas prefieren el bordado o la música -

- Has de conocer muchas -

- A casi todas - afirma - Pero solo de vista - se apresura a decir ante el asombro de Finlüen.

- Me gustaría saber si tenéis apuro en regresar a tu hogar, tal vez alguien especial te espera en el - pregunta aturdida Finlüen

- Nadie en especial diría yo, solo mi padre y mis hermanos... y tu tienes a alguien en especial a quien visitar en Imladris - pregunta Legolas un tanto nervioso por su respuesta.

- No, solo deseo ver a mis padres -  diciendo esto continuaron en silencio el resto del viaje. Legolas sabia que debía contarle a Finlüen su verdadera identidad pero al atardecer olvido esto, y decidieron acampar debajo de unas hayas que crecían frondosas, desde allí se podía ver la magnifica casa de Elrond, que ahora se iluminaba, sin duda la fiesta había empezado. Pero Legolas no quería descender tan rápidamente e importunar a Elrond con su mensaje en plena fiesta además deseaba permanecer en compañía de Finlüen, y al parecer ella tampoco tenia tanto apuro por ver a sus padres. Así que se quedaron sentados disfrutando de su propio banquete hasta que la noche se cerro sobre ellos, entonces decidieron descender. Al cabo de unas horas estaban frente a la casa Elrond, la fiesta parecía que estaba por terminar por que muchos elfos se encontraban saliendo todos se veían muy felices y Legolas no se arrepintió de no haber llegado antes. Traspasaron el umbral y se dirigieron a una plazoleta amplia llena de flores, en ese momento aparecieron Elrond junto con Glorfindel. Finlüen estaba apunto de anunciar la llegada del mensajero del Rey del Bosque Negro cuando Elrond se le adelanto y dijo

- Bienvenido seas Legolas Greenleaf. Hace mucho tiempo que no venia a Rivendel ningún hijo de Thranduil, el camino es mas largo ahora que tantos peligros existen en las Montañas Nubladas. Pero veo que ya conoces a Finlüen nuestra gran guardiana - Elrond y Glorfindel intercambiaron miradas y pudieron notar que la joven elfo agacho la mirada cuando supo la condición de Legolas y quedo callada.

- Así es, mi Señor, ella me rescato de un grupo de orcos que me atacaron muy arriba en las Montañas, sin su ayuda no estaría aquí con vosotros - Legolas se sentía muy apenado en la forma en que Finlüen se había enterado de quien realmente era.

- Señor Elrond - interrumpió Finlüen - disculpe usted pero me gustaría poder visitar a mis padres antes de regresar a mi puesto de vigilancia.

- Ve Finlüen, saluda de mi parte a tus padres - diciendo esto Finlüen se apresuro a salir de la casa de Elrond, no se despidió de Legolas lo cual le entristeció muchísimo.

El príncipe le comunicó a Elrond todo sobre Smeagol, su huida y los ataques de los orcos al reino, Elrond se apenó de esto, pero le comunicó a Legolas que a la mañana siguiente se llevaría a cabo un concilio secreto, y le pidió que estuviera presente en el porque el asunto concernía a todos los elfos. Allí estos hechos también debían ser comunicados a los demás asistentes.

Se ordenó a un elfo que guiara a Legolas a su habitación y mientras se dirigían hacia allí se cruzaron con un enano que enseguida lo reconoció - Vaya pero que ven mis ojos, es el príncipe Legolas del Bosque Negro, al parecer nuestros caminos se cruzan nuevamente - dijo con tono muy alegre - Así parece mi buen enano- respondió Legolas mientras continuaba caminando. Gimli se quedo observándolo sin duda no era el mismo de antes, -Se ve un poco triste, no lo culpo yo también extraño mi hogar - y siguió su camino.



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