Un Viaje a Valinor

07 de Diciembre de 2003, a las 00:00 - LapekeñaVarda
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IV

Selvay abrió los ojos, y sonrió, aunque la pérdida de sus padres era muy reciente, se sentía feliz en su nuevo hogar. Se levantó y se desperezó,  miró hacia el lecho de al lado, donde solía dormir su tío cuando no estaba de en las fronteras, y soltó una maldición por lo bajo, había vuelto a levantarse sin que ella se diera cuenta, y ahora estaría el pie del mallorn riéndose de ella, pues estaba adiestrándola en el uso del arco y para poder hacer rondas en las fronteras ahora que se aproximaban tiempos oscuros, y el hecho de que Talor se levantara sin que ella se diera cuenta no era algo que le asegurara precisamente la supervivencia.

Se vistió deprisa y bajó corriendo del flat buscando a su tío pero no fue a él a quien vio, si no a una joven noldo que se presentó como Neviâthiel y que decía ser camarera de la Dama, como Selvay apenas llevaba en Lórien una semana, no conocía todos los elfos, y la verdad es que Nevi le pareció simpática así que la siguió. Al parecer la Dama quería hablar con ella.

Galadriel le ofreció un puesto como camarera personal, puesto que alternaría con el de Guarda, pues sabía que a Talor le haría mucha ilusión que su sobrina, a la que acababa de conocer pero a la que ya quería como a su propia vida, siguiera practicando con el arco, por otra parte según Trhanduil, la joven destacaba como tejedora y eso era considerado como  un don entre los elfos.

Selvay aceptó ambos puestos, aunque no estaba segura, pues ella no se consideraba buena tejedora y sabía que debía mejorar mucho con el arco, pues solo llevaba unos días practicando con él, solamente el tiempo que llevaba en Lórien, desde que su madre partió a Valinor, y eso no era mucho.

El tiempo pasó,  y Selvay mostró que era hábil con las manos, tanto manejando hilos como usando el arco o la espada, aunque preferís, y con mucho, el arco.  Una tarde llegó un mensaje de Elrond, Sauron había regresado a Dol Guldur, sitio del que había sido expulsado por Mitrhandir antes de que naciera Selvay, ella quería volver con sus amigos, quería saber como esta el rey, pero tanto sus amigos, Neviâthiel, con la que cosía durante tardes y que era casi una hermana para ella, y  Cibael, el elfo que había conocido nada más llegar a Lórien, y que le había acompañado al lugar donde esperaba su tío, y que ahora era compañero de guardia, su tío y también la Dama, le aconsejaron que no fuera, que era peligroso viajar en esas condiciones y que era mejor que esperara, Selvay aceptó a regañadientes y la joven se quedó en Lórien, aunque su preocupación por Tahrei y los demás iba cada día en aumento, así que empezó a cerrarse en si misma y se mantenía callada la mayor parte del tiempo, ahora que comenzaba a recuperarse por la marcha de sus padres, volvía a caer en la tristeza, en un mundo gris y apagado. Estuvo así durante un tiempo, corto para los elfos, largo para los humanos, pues fueron 3 años de melancolía, en los que la joven pasaba tardes enteras disparando a dianas o tejiendo los mejores tapices,  algunos incluso decían que rivalizaban con los tejidos por Galadriel o por la bella Luthien. Una tarde, cuando iba paseando por Lórien, se encontró con Galadriel, y parecía preocupada.
- Aiya, señora. Parece preocupada, ¿qué sucede?
- Hemos tomado una decisión que a mi no me parece adecuada, temo que nos hemos equivocado,   que algo va a salir mal. Ahora me dirijo al Espejo, a ver si estoy o no equivocada.
- Yo creía que el Espejo no era buen consejero.
- Y así es, pero una mirada puede enseñarte más de lo que crees, siempre que mires de la forma correcta y no te dejes dominar por la visión, pues no está todo escrito. ¿Quieres acompañarme?
- No se si debería, tal vez esa visión me preocupe más de lo que debería. Por cierto, si no es una indiscreción, ¿cuál es esa decisión?
- Ven, no te hará daño. Te he hablado de los istari, ¿verdad?
- Si, mi señora, durante las largas tardes de costura, incluso uno de ellos liberó por un tiempo El Bosque Verde de la sombra de Sauron.
- Exacto. Pues bien, de esos istari vinieron varios a la Tierra Media, los más importantes son Mitrhandir, Curunír y un tercero conocido como Radagast el pardo. Habíamos de nombrar a uno como cabeza del Concilio Blanco, del cual también forman parte Elrond Medioelfo y el viejo Círdan, yo quería que Mitrhandir fuera elegido, pero en cambio ha sido Curunír el nombrado, y por algún motivo presiento que nos hemos equivocado.

Llegaron al Espejo, y lo que vieron no les gustó. La guerra volvía a asolar  a los pueblos libres, y el fuego de un ojo quemaba las tierras de los hombres, mientras los elfos debían exiliarse a Valinor.

- Espero que nunca lleguen a cumplirse, que esto solo haya sido un reflejo de lo pasado.
- Me temo que no, que esto no ha sido pasado, si no futuro.  Que ocurra o no, eso está por ver, pero no pierdas la esperanza de poder evitarlo ni tampoco olvides que puede suceder.
- Lo tendré en cuenta mi señora, ahora si me disculpáis he de volver con mi tío, que me estará esperando.
- De acuerdo, ve con él, es un gran elfo y lo estás preocupando,  estando tan callada, desde hacía años no te oía hablar tanto como ahora.
- Lo lamento, no era esa mi intención, pero es que estoy preocupada, hace tanto tiempo que no veo a  mis amigos, que no vuelvo a mi hogar- al decir esto Galadriel alzó una ceja, por la cual cosa Selvay se apresuró a corregirse- No quiero decir que este no sea mi hogar, si no que allí viví durante mi infancia y el principio de mi juventud, fue mi primer hogar, aunque aquí me siento feliz y es lo considero mi hogar desde el primer momento, desde que mis pies tocaron e suelo cubierto de hojas de mallorn.- ante el intento de arregla el asunto de Selvay Galadriel no pudo reprimir una carcajada.
- Tranquila niña. Ahora vuelve con tu tío e intenta volver a ser como antes, vuelve a dar paseos con tus amigos, vuelve a cantar mientras tejes, y una cosa te diré volverás al Bosque Negro, pues la sombra vuelve a habitar allí, más veces de las que piensas, antes de que todo esto acabe.

Selvay se despidió de Galadriel y se marchó corriendo al flat donde dormían ella y su tío.


V

Después de esa conversación con Galadriel, Selvay volvió a ser la misma de antes, y por un tiempo todo fue bien en Lórien, Nevi y Cibael empezaban a ser algo más que amigos y eso alegraba sobremanera a Selvay, pues se les veía muy felices y su felicidad era contagiosa, por otra parte Selvay se preguntaba si ella se enamoraría alguna vez, pues en sus casi 200 años de vida nunca había conocido a nadie por el cual se sintiera atraída, pero de todas formas ese asunto no le preocupaba en demasía a la joven, pues sabía que era joven  y que ya tendría tiempo para eso. Por ahora se dedicaba a sus funciones de guarda y de costurera, viviendo la vida día a día, sin preocuparse por lo visto en el espejo, pero tampoco olvidándolo, había aprendido a vivir con el temor de que se cumpliera, pero a le vez con la esperanza de evitarlo, por ello vivía el presente sin pensar en el futuro, pero preocupándose por hacer su trabajo de guarda y que los demás lo hicieran, además siempre que venía un mensajero corría para a hablar con é y poder así averiguar que noticias traía. Lamentablemente los mensajeros venían sobretodo de Imladris y de los Puertos,  unos pocos de los Reinos de los Hombres, y ninguno del norte, por lo cual Selvay seguía sin noticias de sus amigos, aunque seguía preocupada lo intentaba disimular para no preocupar ella a los demás, y al parecer lo conseguía. Era capaz de esconder sus sentimientos a todos, bueno, a todos no, pues Galadriel podía leer su preocupación en sus grandes ojos verdes, así que una tarde le dio permiso para ir hasta el Bosque Negro, pero debía de ir acompañada.
- Pero, ¿por qué? Yo se cuidarme solita, además conozco el camino, nunca lo olvidaré.
- No es por eso. Son tiempos peligrosos la Sombra se extiende, el regreso e los orcos a las Montañas Nubladas es ya un hecho, Osgiliath, capital de Gondor, ha caído, y la oscuridad de Moria es ahora habitada por criaturas de las que es mejor desconocer su nombre.
- Eso ya lo sé, los ataques por la frontera más cercana a Moria son cada vez  más frecuentes, aunque aún muy espaciados en el tiempo, y mi camino no me lleva ni a las Montañas Nubladas no a Gondor, además viajando sola iré más segura.
- ¿Más segura? ¿Serías tan amable de explicarme eso?
- Por supuesto, para un viajero solitario es mucho más fácil pasar desapercibido que para un grupo, aunque ese grupo este compuesto por los mejores guardas de Lórien.
- En eso tienes razón, pero viajando sola, en caso de que te descubran les sería muy fácil eliminarte, y eso no quiero que ocurra.
- Pero yo se cuidarme sola, además mi hogar no queda tan lejos.
- Se te olvida una cosa, debes de aproximarte a Dol Guldur.
- Eso no es problema, cogeré un caballo y haré un rodeo.
- ¿Un caballo? Aquí no tenemos caballos, solo los necesarios para los mensajes urgentes, no para aquellos que van a hacer visitas a la familia.
- Ya lo sé, tenía pensado pasar por Rohan y coger uno.
- ¿Tú eres la que pasa desapercibida? ¡Robando caballos!
- No robaría, solo cogería prestado, además por coger un caballos no se van a lanzar a una persecución, que es evidente que no van a ganar.-al decir esto Selvay no puedo reprimir una sonrisa.
- Vale, tu ganas, viajarás sola, pero por favor vuelve pronto, si tardas más de 6 meses mandaré a buscarte, y te aseguro que te encontrarán.
- Gracias mi señora, y ahora si no es molestia me retiro a hacer mi petate de viaje.
- Como quieras, eres tan cabezota como un noldo, ¿tú estás seguras de que eres más sinda que noldo?
- La verdad es que no.
- Eres un caso, niña. Ahora vete y despídete de todos, y mañana antes de irte vienes a que te de un mensaje, ya que vas aprovecho.
- De acuerdo mi señora. Hasta mañana.- y diciendo esto se dio media vuelta y se marchó del flat.

- Es la primera vez que veo que alguien te gana en una discusión, mi amor.
- Esa joven es muy especial, además quería volver a casa desde el primer momento, y se lo merece, es una buena chica.
- Si tu lo dices será cierto. Espero que no le pase nada.
- Tranquilo, nada le sucederá.
- Si estás tan segura, ¿por qué insistías tanto en que no viajara sola?
- Simplemente para fastidiarle.- y diciendo esto Galadriel comenzó a reírse.



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