Recuerdo

12 de Agosto de 2004, a las 00:00 - Vanimist
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   Los veía moverse constantemente, unos saliendo de tiendas, otros entrando a otras... demasiado ocupados para ser una situación normal. Pensando en esto, oí de repente un grito gélido, pero no era horrible, no era procedente de ninguna de las malvadas criaturas que habitaban la Tierra en aquellos días aciagos, parecía más bien el grito de dolor de un elfo. -"¡¡¡Los prisioneros!!!"- pensé de pronto y una vez más hube de acelerar mis planes, por que cada segundo ahí era una tortura más para ellos.

   Rápidamente, me dispuse a hacer un círculo de ramas secas alrededor de todo su campamento, me costó mucho no ser vista, e incluso mientras lo hacía oí más gritos de dolor de los míos. Pero cuando estaba ya cerrando el círculo que después incendiaría, vi una gigantesca sombra saliendo del círculo. Me quedé estupefacta, y antes de que pudiera reaccionar, salió una segunda, aceleré mis planes para evitar que salieran una tercera y una cuarta, pero, de nuevo, antes de darme tiempo a reaccionar, una tercera huyó del cerco que para ellos había preparado. Cerré el círculo rápidamente, y todo indicaba a que no habría cuarta sombra.

   Encendí un pequeño fuego, y mientras trasladaba el fuego de mi hoguera al cerco, la cuarta sombra que ya no esperaba, saltó. Ésta fue la más grande de todas, y cuando había ya encendido el cerco y el fuego se extendía en ambas direcciones, oí un grito de los prisioneros, más tarde otro, de una voz distinta, y al segundo otra, la de Herendor, pero había algo que entorpecía mis planes, no provenían del campamento, si no que venían de muy lejos a mi derecha. ¡¡¡Se habían llevado a los prisioneros!!!. Éso me dio esperanza por un momento, pues me no podía significar otra cosa que en vez de querer matarlos, querían mantenerlos vivos e interrogarlos, pero... ¿para qué?, ¿qué podrían querer saber ahora que no había guerras?...

   No pensé más, y los dejé intentando apagar el fuego sin terminar mi calculado plan para huir en busca de mis amigos. Y mientras corría bosque a través reflexioné: -"¿Por qué habrán gritado mis amigos después de su huída?, apuesto a que no querían ser descubiertos, así que lo mejor sería mantenerse en silencio, pero... ¿no eran las sombras demasiado grandes para pertenecer a un elfo?, serían orcos con mis amigos los que saltaron, en efecto fueron tres sombras, una por cada elfo y su guardián, o quizá sus guardianes... Y, ¿por qué habrán huído? No creo que sabiendo mi plan hayan dado todo por perdido, se hubieran limitado a buscarme o remover las ramas." Algo se estaba moviendo bajo todo esto, y yo me había metido en el asunto sin saber ni quiénes jugaban. Pero aún así tenía bien claro lo único que quería y debía hacer: liberar a mis amigos.

   Seguí corriendo en la dirección de donde provinieron los gritos, esperé otros más, mas nunca llegaron... Era de noche y apenas se veía, los orcos estaban inquietos y pronto empezarían expediciones por los alrededores, mis amigos no aparecían ni tenía pistas de su paradero, no me quedaba esperanza alguna... Y de pronto se oyó un claro y alto cuerno. Más tarde oí el murmullo del agua... ¡¡¡estaba cerca del Anduin y al otro lado venían a la guerra los elfos de Thranduil!!!. Cruzaron prestos el río en canoas, de cinco en cinco, sigilosamente y con mucha organización. Me aparté del camino, de momento no era bueno ser vista por ellos, quizá en la oscuridad me tomaran como un orco y no dudarían en tratarme como tal disparándome una flecha.

   Detrás de un árbol los veía llegar, pasaron segundos, minutos, tal vez horas, cuando unos 3000 elfos estaban ya a esta orilla armados y con un objetivo muy claro: acabar con todos los orcos que pudiera haber en la orilla oeste. Yo ya sabía de las regulares marchas de guerreros del Bosque de las Hojas Verdes (Eryn Lasgalen) que venían de misión a las proximidades de Hithaeglir, yo tenía muchos amigos entre ellos, pues pasaban por Lothlórien, donde se les dedicaba una fiesta a su llegada y a su marcha.

   Venían y se quedaban cerca de 10 años, ahora querrían ir a Lórien a ser recibidos, pero seguro que el ver a estos orcos no les haría nada de gracia y optarían por eliminarlos, pero... ¿a mis amigos también?. Ya no podía esperar más, ellos se empezaban a mover, y yo sin duda necesitaba su ayuda. Me acerqué a un joven con rostro asustado:

-"Hola, ¿me puedes decir quién es tu superior?, necesito hablar con él"- dije.
-"Erm... sí, claro, es... espera que lo vea... sí, mira ahí está, es el caballero de cabellos negros, el alto"- respondió él amablemente señalando a una oscura cabeza.
-"Gracias, ¿me puedes decir su nombre?"-pregunté gentilmente.
-"Su nombre es Danaron, ¿ahora te puedo preguntar algo yo a ti"-dijo extrañado.
-"Sí"- respondí divertida.
-"¿Quién eres, de dónde eres y qué haces aquí?"- preguntó con curiosidad.
-"Quizás lo sepas más adelante. Hasta la vista."- respondí enigmática.

   Así que me dispuse a presentarme ante su superior, Danaron, intenté recordar algo de él, quizás lo hubiera conocido ya en el Eryn Lasgalen (Bosque de las Hojas Verdes), y en tal caso, él no se habría olvidado de mí, nadie se olvida de la realeza, pero militares... había tantos de tanta graduación en todos los sitios que era imposible recordarlos a todos. Ensayé la mejor de mis sonrisas a pesar de la tristeza de desconocer el paradero y el estado de Herendor y me presenté a él.

-"Buenas noches caballero"- grité para que él me oyera.
-"Buenas noches señorita... perdón, ¿no tendríais que estar aguardando las órdenes?"- dijo insolentemente.
-"Pues... no, por que no tenéis el honor de contar conmigo en vuestras filas. Soy una elfa que está buscando a tres amigos míos capturados una semana atrás por una avanzadilla de orcos que huyen en dirección este."-respondí con la misma arrogancia.
-"Oh, disculpadme Dama... oh, pero si sois la Dama Heleriel, disculpadme."dijo arrepentido.
-"No hay problema, ahora basta con que eliminéis a esos orcos y rescatéis a mis amigos, son unos 500"
-"¡¡¡¿¿¿Vuestros amigos???!!!"-.
-"No, los orcos, además han quedado desperdigados por un fuego que ocasioné, están a oscuras y desorganizados, y tres de ellos que quedaron separados del grupo con mis amigos, eran Guardianes de la Frontera hechos presos mientras ejercían su trabajo. Las fronteras se están debilitando, todo en el Mundo de los Elfos está cayendo, pero también en el Mundo de los Hombres, y en el de los Enanos, e incluso los Periannath (Hobbits) vuelven a sentirse amenazados, al menos así era cuando fui a verlos 250 años atrás."-
-"¿Conocéis a los Periannath?"-.
-"Sí, los conocí tiempo atrás, pero ahora esos temas no tienen lugar, hemos de encargarnos de esos orcos y mis amigos, al menos yo así lo haré."
-"Está bien, esperad a que organice a mi ejército y marcharemos a por ellos."
-"Bien, ¿tardaréis mucho?"-.

   Y se marchó sin responderme, el ejército se empezó a mover y me vi inmersa en una tremenda masa en movimiento sin saber cómo salir de ella. No sabía ya dónde estaba, y pronto llegó Danaron y me rescató de entre la multitud tomándome por el brazo.

-"Bien, vámonos. Ya está todo listo"-me dijo con una sonrisa.
-"De acuerdo, pero antes de nada... aún no me habéis dicho cómo os llamáis" dije haciéndome la desinteresada.
-"¿No me recordáis?"-respondió decepcionado.
-"Mmm, ¡sí!, vos sois Danaron, ¡ya os recuerdo!"- mentí.
-"Me alegra saber que las Grandes Damas no son lo arrogantes que yo las creía"

   En ese momento deseé morir. ¿Tan estúpida había sido todos estos años?, yo procuraba molestarme siempre por los demás, había sido humilde en la medida de lo posible (no me estaba permitido vestir sucia o dormir en el bosque sobre las ramas sin motivo aparente), había ayudado a las familias con más penurias, me acercaba al pueblo siempre, e incluso la mayoría de mis mejores amigos eran hijos de gente que trabajaba la tierra. Pero no me estaba permitido llevarlos a banquetes importantes, y yo lo había asumido y aceptado. ¡¡¡Si se volvía a presentar la ocasión no lo volvería a hacer!!!, no, nunca más me conformaría con "las normas".

   Estaba tan absorta en mis pensamientos que no había notado la multitud que venía tras mis pasos, delante de mí, sólo Danaron y otro elfo caminaban. Llegamos unos 500 a un risco desde donde se dominaba todo el bosque, y vimos entre las ramas a muchos orcos huir furtivamente. Era un bosquecillo pequeño, y supusimos que, oyendo el tumulto de los elfos que llegaban, no se atreverían a salir del bosque, por lo que decidimos rodearlos e ir adentrándonos en el bosque arrasando con ellos. Pero, eso sí, atendiendo a mis peticiones, mirando bien antes de asestar el golpe mortal.

   Me colocaron en batalla junto a Danaron, a pesar de la costumbre machista de los elfos de Eryn Lasgalen. Comenzamos a introducirnos en el bosque, y empezamos a encontrar orcos, no hubo problemas con ellos, eran los mismos en número, pero muchos de ellos pobremente armados, o sin arma alguna. Avanzamos rápido y sólo un grupo de 10 que habían preparado estrategia nos dieron problemas. Con ellos tardamos algo más que con el resto, y rasgaron el costado de Danaron, mas valientemente él siguió luchando. Tras varias horas peleando, me sentía exhausta, pero al fin terminamos la limpieza, y nadie encontró ni rastro de mis amigos. Amontonamos los cadáveres, eran cerca de 500, mis cálculos desde el principio. Pero faltaban al menos 3, ó 4, ó 5, o ¿quién sabe cuántos podían haber huido más rápido con los prisioneros?. Afortunadamente en nuestro bando no hubo pérdidas, eran todos guerreros muy entrenados, no en vano, los guerreros de Eryn Lasgalen eran muy afamados en toda la Tierra Media. Tan sólo quince heridos además de Danaron nos recordaron que habíamos luchado. Danaron pronto se curó, apenas era un rasguño, y me invitó a hablar con él la noche siguiente en su tienda...

   Yo no sabía cómo debía tomarlo, me limité a acudir a la cita y hablarle de mis planes: perseguir a mis amigos y sus captores por donde quiera que ellos fueran.

-"¿Y no querrás ninguna ayuda?, ¿estás tú sola en esta empresa?"- preguntó.
-"Así es"- fue toda mi respuesta.
-"Y si yo te ofreciera alguna ayuda, ¿la aceptarías?"-,
-"Siempre dependiendo de las condiciones que ello implicara."-.
-"Imagina que me ofrezco a darte 10 soldados que te acompañen"-.
-"Lo pensaría, ¿quiénes serían ellos y hasta qué punto me serían leales?"-.
-"Antes de nada, ¿no se te ha dado compañía en tu hogar?"-.
-"No, por que no la pedí, huí a escondidas"-.
-"Y tú me lo confiesas así, abiertamente"-.
-"Sí, por dos motivos, primero por que no me importa ya que se sepa, estoy lejos, y segundo por que confío en ti para permitirme marchar libre y proseguir con mi empresa"-.
-"¿Puedo saber qué relación te une a ellos?"-.
-"A dos de ellos el amor que siento por todos los quendi, y al tercero una amistad eterna, empezó en nuestra infancia, y no terminará nunca"-.
-"Está bien, y dime... ¿no hay nadie por quién sientas algo más que amistad?, ¿no tienes ningún amado que te ate a tu tierra?, ¿o acaso amas al caballero que persigues?"
-"No, no es a él a quien amo, y sí, tengo un amado en Caras Galadon, mas eso no te incumbe, bastará con que al pasar por mi tierra informéis a Celeborn de que me habéis visto sana, y él ya se lo dirá a mi amado"- respondí tajantemente.

   No me gustaba el tinte que esa conversación estaba tomando, Danaron se estaba tomando demasiadas confianzas, y si es que otrora hubiéramos sido amigos yo lo recordaría.

-"Está bien, no quería ofenderos"- se disculpó frío y avergonzado.
-"No importa, ahora hablemos del asunto de mi compañía"-.
-"¿Qué deseáis entonces?"-.
-"Que me dejéis marchar sola y mantengáis el secreto de nuestro encuentro. Me tendré que concentrar mucho en encontrarlos como para estar encima atenta de huir de los elfos que mi familia envíe a buscarme"-.
-"Éso no lo puedo permitir princesa"-.
-"¿Puedo saber por qué?"-.
-"Por que alguna compañía os daré, no deseo que nadie que merezca amigos vaya solo, sólo toleraría ver solo a alguien abominable, y vos no lo sois, así que deseo que todo el que encontréis sepa que vos sois un ser digno de llevar compañía hasta el fin del mundo"-.

   A pesar de sentirme conmovida por sus palabras, no me sonrojé ni permití que se me notara. Tenía don de gentes, pero sonaba falso, él no sabía apenas nada de mí, así que yo ya había descubierto su lado adulador, que no me convencería.

-"¿Y por qué dais por supuesto que no soy abominable?"-.
-"Por vuestra sangre Elda"-.
-"Soy también descendiente de Edain, que no son más abominables que los Eldar"-.
-"Sé que no lo son, pero sólo algunas ramas. Conozco vuestra ascendencia, y sé que sois hija de familias nobles y muy respetables"-.
-"Precisamente a la gente que piensa que por venir de dónde vengo soy mejor o peor la califico yo de abominable"-.
-"¡Oh!, lo siento princesa, no quise decir que vos no tengáis más valía que la que vuestra sangre os otorga, es sólo que se tiende a esperar actos más nobles de un Elda que de un Orco".
-"Lo sé, cuando estoy en situaciones críticas me puedo poner muy susceptible"-.
-"Entonces... ¿aceptáis mi oferta de compañía?"-.
-"¿Quiénes vendríais conmigo?"- pregunté interesada.
-"Lo he arreglado todo y... podría ir yo mismo, he otorgado mis poderes a mi buen amigo Thanlion, así que iría yo y..."-.
-"¿Y quién más?"-.
-"Escoged vos misma cuántos deseáis que os acompañen"-.
-"Pues, otros dos más, con cuatro somos suficientes"-.
-"¿Escogeréis vos?"-.
-"Sólo escogeré uno, si él desea acompañarnos, claro"-.
-"¿Y quién es él?"- preguntó intrigado.
-"Es el joven a quién vi primero de todos vosotros, un elfo de cabellos rojos, tez blanca y me pareció ver que tenía pecas, no lo he vuelto a ver desde que le pregunté por vos, pero me pareció muy amable, tenía encanto. Es tímido, cortés y curioso. ¿Podéis por esos datos saber de quién os hablo?"-.
-"No, aún no, ¿es un subordinado mío directo?"-.
-"Eso dijo él, que era un subordinado vuestro".
-"Jajaja, es cierto, ya no tengo poderes sobre él, al menos por una temporada. Investigaré, hay pocos elfos de cabellos rojizos, así que buscaré entre los pelirrojos de mi compañía a aquél que habló con la Dama Heleriel, y pronto sabré quién es"-.
-"Gracias por las molestias, siento alteraros tanto"-.
-"No alteráis, ¿y el cuarto miembro de nuestra compañía?"-.
-" A vuestra elección lo dejo"-.

   Y así fue, él eligió cómo mejor creyó, y el cuarto miembro de nuestra compañía resultó ser una elfa llamada Phalail. Ya éramos cuatro, me vinieron a buscar a mediodía y fui llevaba a la presencia de mis compañeros. Almorzamos juntos y debatimos los detalles de la expedición, y entre otras cosas acordamos partir esa misma noche, mis amigos no tenían tiempo que perder y necesitábamos prepararnos.

   Tras toda una tarde con Danaron decidiendo qué sería útil para llevar, qué sobraba, qué encontraríamos y qué echaríamos en falta, cenamos los cuatro juntos como si nada especial fuera a ocurrir, y tras ella partimos bajo el oscuro manto que la noche tendía sobre nosotros.



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