La Caida de Gondolin

III- De la Ciudad de Piedra

>>Miraron hacía arriba y volvieron a ver, y he aquí que estaban a los pies de escarpadas colinas y esas colinas formaban un amplio círculo en cuyo centro había un extenso valle y allí, no exactamente en el centro sino mas bien cerca del lugar donde se encontraban, había una alta colina de cima plana y en esa cima se alzaba una inmensa ciudad a la luz de un nuevo día.

>>Por suerte para Tuor y Voronwë los guardias de Gondolin hablaban el Quenya, la lengua de los elfos en aquellos días, pues eran elfos al igual que Voronwë y Tuor había sido criado por eldar también. Les preguntaron donde se encontraban y quienes eran ellos que les habían rodeado, asombrados por la calidad de sus yelmos, espadas y cotas, casi tan buenas como las que Ulmo le dio a Tuor. Entonces uno de ellos dijo:-Somos los guardias de la entrada al Paso de Huida. Alegraos de haberla encontrado, porque ante vosotros se alza la Ciudad de los Siete Nombres, donde todos los que luchan contra Morgoth pueden encontrar consuelo.- y Tuor dijo -¿Cuáles son esos nombres? –Y el jefe de los guardias le respondió:-Se dice y se canta:”Me llaman Gondobar y Gondothlimbar, La ciudad de Piedra y la Ciudad que Habitan entre Piedra, Gondolin, La Piedra que Canta, y Gwearestrin me llaman, la Torre de Vigilancia, Gar Thurion o Lugar Secreto, porque estoy oculta a los ojos de Morgoth; pero los que mas me aman me llaman Loth, porque soy como la flor del valle, Lothengriol, el lirio que florece”. Pero –dijo- comúnmente la llamamos Gondolin. –Entonces dijo Voronwë : -Condúcenos allí, porque estamos ansiosos de entrar en ella. –Y Tuor dijo que su corazón anhelaba recorrer los senderos de esa hermosa ciudad mas también tenía un mensaje importante que darla pues el propio Ulmo le había advertido.

>>Entonces el jefe de los Guardias les dijo que ellos debían quedarse allí pues aún faltaban muchas lunas por las que montar guardia pero que Voronwë y Tuor podían seguir rumbo a Gondolin y además, a partir de ahí no necesitarían que nadie les guiara porque: -¡Mirad!, podéis verla fácilmente y con claridad y sus torres apuntan hacia el cielo sobre la Colina de la Defensa que hay en el centro del valle. –Entonces Tuor y su compañero atravesaron el valle, que era una planicie maravillosa, interrumpida aquí y allá por enormes piedras redondas y lisas en medio de la hierba o junto a pozas de fondo peligroso. Muchos senderos bellos cruzan esa planicie y al cabo de un día de fácil marcha llegaron a los pies de la Colina de la Defensa. Entonces comenzaron a subir las sinuosas escaleras de mármol que conducían a la entrada de la ciudad; y nadie podía llegar a la ciudad sino a pie y observado desde las murallas. Cuando los últimos rayos de sol cubrían de reflejos dorados el portal del oeste, llegaron a lo alto de la larga escalera y muchos ojos los observaban desde las almenas y las torres mas ya no tenían miedo pues eran ojos amigos y pronto vieron las majestuosas murallas, mas grandes y bellas que ningunas que se hubieran visto en esa edad o las que siguieron y Tuor  creyó caminar en un sueño enviado por los Ainur, pues no pensaba que los hombres mortales como él pudiesen contemplar cosas como ésas en la realidad, tal era su asombro ante la gloria de Gondolin.

>>Así llegaron ante las puertas, Tuor maravillado y Voronwë lleno de júbilo porque al actuar con tanta osadía había llevado a Tuor hasta allí, obedeciendo el mandato de Ulmo, y había logrado librarse del yugo de Morgoth por siempre. Aunque de ninguna manera lo odiaba menos, ya no temía tanto al Malvado.

>>De súbito, un grupo atravesó las puertas de Gondolin y una multitud maravillada de bellos elfos los rodeó, feliz de que otro Noldor hubiese llegado hasta allí escapando de Morgoth, y todos se asombraron ante la estatura y la hermosura y la fuerza de Tuor así como ante sus armas, otorgadas por el mismo Ulmo, hasta el punto de que algunos le confundieron también con un eldar.

>>He aquí que los guardias armados de la entrada obligaron a apartarse a la multitud que se había reunido en torno a los viajeros y uno de ellos dijo: -Esta es la ciudad que siempre está alerta y vigilante, Gondolin, la que se eleva en Amon Gwareth, donde todos los que tienen un corazón leal pueden vivir en libertad, pero aquí no puede entrar nadie sin que se sepa quien es. Decidme vuestros nombres. Y Voronwë dijo: -Soy Voronwë hijo de Aranwë y he sido enviado por Ulmo para guiar a este mortal hasta la ciudad y soy del linaje de los Noldor, el mas grande entre los Eldar.- y Tuor dijo: -Yo soy Tuor, hijo de Huor, aquel que fue criado por los elfos grises, en las orillas del lago Mithrim, asesino de Lorgan, jefe de los Orientales de Hithlum, y que fue guiado por túneles y pasadizos y siguió a siete cisnes hasta dar con Ulmo, el Señor de las Aguas por cuyo mandato estoy aquí pues terribles noticias traigo para vuestro noble pueblo.- Y entonces los guardias armados sólo dijeron: -Llevémoslo ante el rey.