La Caida de Gondolin

V- De cómo Maeglin consumó su Traición

>>Cuando hubieron de pasar siete años desde la traición de Maeglin, Eärendil era, a pesar de sus cortos años, un niño muy valiente e inteligente, pero fue en aquella época cuando Idril empezó a mostrarse sombría y muchos la preguntaron que la sucedía; pero sólo se lo dijo a Tuor: -Esposo mío, has de saber que mi corazón desconfía de Maeglin y temo que haga caer una desgracia sobre este hermoso reino, aunque no logro saber cómo o cuándo.- y Tuor respondió –Tienes razón para temer, pues mi corazón también recela de Maeglin; pero es sobrino del rey y primo tuyo y no se le reprocha nada. Esto es lo que haré: reuniré a los mejores mineros de la ciudad y que menos aprecio sientan por Maeglin y excavaremos un túnel secreto en las montañas remotas para poder escapar dado el momento y que no dará al Paso de Huida que todos en la ciudad conocen sino al sur- Pero esto no tranquilizó en absoluto a Idril.

>>Un día, cuando llegó el invierno , Tuor se irguió sobre las almenas para contemplar las Colinas Circundantes y hete aquí que Idril estaba a su lado y el viento la agitaba los cabellos, y Tuor pensó que era extraordinariamente bella y se inclinó a besarla; pero la tristeza se reflejaba en su rostro y le dijo:-Ahora vendrán los días en que tendrás que tomar una decisión- Y Tuor no comprendió sus palabras. Entonces ella lo condujo al interior de su hogar, y le dijo que su corazón temía por su hijo Eärendil y porque presentía que se aproximaban grandes males y que Morgoth era su causa. Entonces Tuor trató en vano de consolarla, y ella le preguntó por el túnel de huida y Tuor se aterrorizó al oír esa pregunta pero le dijo que no sabía de ningún espía que lo hubiera visto y eso aligeró un tanto su corazón.

>> Tuor siguió cavando en el túnel hasta que lo hubo terminado y fue a avisar al rey de su emplazamiento y le dijo que dado el momento debía avisarse a toda la ciudad pero Turgon, malaconsejado por las arteras palabras de Maeglin, hizo oídos sordos, confiado en que Gondolin era del todo inexpugnable.

>>El invierno siguió avanzando y hacía un frío poco común en esas regiones, de modo que la helada se internó en el valle de Tumladin y las pozas estaban cubiertas de hielo; así transcurrió ese crudo invierno y gruesas capas de nieve cubrieron las Colinas Circundantes como nunca antes; sin embargó nadie se percató que había de especial en ello y se prepararon para las fiestas de Tarnin Austa, las Puertas del Verano. Porque habéis de saber que tenían por costumbre que comenzasen al amanecer del primer día de verano y terminasen al amanecer del día siguiente y todos en la ciudad estaban alegres y ansiosos por empezar las festividades. Y los Gondolindrim se quedaron expectantes hacía oriente, observando como había de salir el sol. Mas no lo hizo. Pero he aquí que cuando toda la ciudad estaba a oscuras y la luz no aparecía, otra luz comenzó a brillar y se vio un resplandor que venía de allende las cimas del norte y los eldar se maravillaron y se apiñaron en las murallas y las almenas. Entonces el asombro dio paso al temor cuando los hombres vieron que la nieve de las montañas se cubrían de manchas que parecían ser sangre. jinetes jadeantes atravesaron en ese momento el valle y entraron aterrados en la ciudad diciendo: -Morgoth ha llegado.

>>Entonces el rey Turgon convocó un consejo y a él llegaron representadas todas las grandes casas de los Gondolindrim, de las que mas tarde se hablará. Entonces Tuor comenzó a hablar y les expuso su plan: debían lanzar de inmediato una violenta embestida, antes de que la luz y el calor cobraran gran fuerza en el valle; y muchos lo apoyaban y se decía que las doncellas y los niños deberían acompañar al ejército para después desbandarse en diferentes direcciones y huir mas fácilmente.

>>Pero entonces se levantó Maeglin y se mostró partidario de quedarse y de tratar de proteger los tesoros que había en el interior. También dijo que prefería luchar desde el interior de una fortaleza inexpugnable que arriesgarse a batallar en campo abierto y, aprovechando la única debilidad del rey Turgon, dijo: -¡Oh, Rey!, la ciudad de Gondolin encierra un caudal de joyas y metales y bienes y objetos de incomparable belleza forjados por los Noldor, y todos vuestros señores, que a mi juicio son más valientes que sensatos, están dispuestos a dejarlas en manos del Enemigo. Aunque salgas victorioso en el valle, aunque ni un eldar caiga y pudiésemos buscar refugio mas allá de estas tierras, la ciudad sería saqueada y Morgoth conseguiría un botín inconmensurable.-Y Turgon dejó escapar un gemido, porque Maeglin sabía que adoraba las riquezas y la hermosura de aquel reino, y, aprovechando el momento, Maeglin volvió ha hablar con gran ardor: -¡Escuchad! ¿Habéis trabajado en vano por incontables años levantando murallas de un grosor inexpugnable y construyendo puertas tan fuerte que es imposible derribarlas? ¿Acaso la grandeza de la colina Amon Gwareth se ha vuelto tan insignificante como el profundo valle, o el cúmulo de armas que hay en ella y sus inconmensurables flechas tienen tan poco valor que en la hora del peligro dejáis todo de lado y os marcháis desnudos a campo abierto contra enemigos de fuego y llamas cuyo avance hace temblar la tierra mientras las Colinas Circundantes retumban con el estruendo de sus pasos?

>>Y muchos se estremecieron solo de pensar en ello y dijeron estridentemente: -¡Maeglin tiene razón, oh Rey, escuchadlo!- Entonces el rey aceptó su consejo aunque los mas sabios estaban en desacuerdo y decían fervientemente que no habían de hacerlo mas les ordenó marchar a defender las murallas. Y Tuor lloró entonces, pero obedeció al rey Turgon.